La secta

Aquellos que vimos en 1993 las imágenes de agentes de la ATF siendo habitados por los miembros de la rama Davidiana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, (ahí es nada...) vamos, la típica secta fatalista, liderada por un David Koresh, un supuesto nuevo salvador encargado de descifrar los Siete Sellos del Apocalipsis. Lo que realmente hacían era amasar un arsenal de armas automáticas en su rancho de Mont Carmel, en Waco. Las armas automáticas parece ser un delito grave en Texas. La ATF inicia una investigación y en su ansia por colgarse las medallas del asalto, precipitan una operación abocada al fracaso, advertida ya por el propio agente secreto infiltrado, (Robert Rodríguez)

Iniciado el asalto, la tragedia está ya sellada: un ejercito de fanáticos religiosos se lía a tiros con todos los agentes. Se involucra el FBI, que agravó aun más la situación al alargar la operación la friolera de tres meses, alimentando la locura de un David Koresh dispuesto a todo, incluso por acabar con sus seguidores en pos de demostrar que el apocalipsis era inminente.

Y más allá del Apocalipsis, lo que había era una chapuza de proporciones siderales: todas las autoridades fueron incapaces de lidiar con el fanático psicópata. El balance final de la tragedia se salda con 86 muertes entre hombres, mujeres y niños, aun cuando no existe un balance oficial final preciso.

Pues bien, Red State replica punto por punto lo anteriormente expuesto, pero ahondando en la chapuza burocrática y corrupta de los agentes de la ley. Todos ellos una panda de incompetentes tanto o más peligrosos que la propia secta, carentes de escrúpulos y dispuestos a todo por salvar el culo.

La ambientación es perfecta, se diría que es una de las mejores películas sobre sectas. Destacando por encima de todo John Goodman y Michael Parks. Kevin Smith no se corta un pelo a la hora de mostrar, de forma ácida, escenas ultraviolentas.

El final es un auténtica crítica a todo lo anteriormente citado: desde el fanatismo sectario de la secta homófoba hasta el proselitismo, corporativismo y corrupción del propio sistema. Concluyendo que los polos opuestos al final tienden a tocarse y son las víctimas de en medio las que son freídas por las dos formas de enajenación/alineamiento.

Kevin Smith! Sí, me gustaba tu obra, me gustaron tus otras películas... me gustaba Kevin Smith. Pero hasta aquí. Ya no, tras Red State, pensaré en ti como el director que me robó unos cuantos minutos de mi vida. Vaya lío extraño de metraje, vaya caos. Violencia gratuita (si, sin pies ni cabeza) y mira que me gusta la violencia bien ubicada! Aquí no tienen un sitio claro. Los personajes son medio idiotas o idiotas completos. En fin, solo me quedo con el bueno de Goodman, que es un actor que siempre da peso a las historias. Pero en esta no tiene nada que hacer.

Cuando aparecieron los créditos pensé que una posibilidad interesante se había esfumado. Vaya mojón!!!

Muchos hablan de la resurrección de Kevin Smith tras ganar en el Festival de Sitges 2011 el galardón a mejor película en la sección oficial. Es cierto que es un film muy disfrutable que aporta nuevos bríos a la irregular carrera del director nacido en la ciudad de Tony Soprano, Nueva Jersey. Pero hay que mirar un poco atrás para darnos cuenta de que cualquier cosa que no sea Zack and Miri Make a Porno, Cop Out o Jersey Girl iba a ser objeto de elogios tanto por parte de los detractores como de los admiradores del ingenioso guionista. Es decir, no es tanto la película en si (repito, muy disfrutable) la causa de esta supuesta resurrección como de que no se parezca en nada a lo hecho anteriormente, algo de lo que me alegro profundamente. Porque el creador de Jay y Bob el silencioso parecía haberse encallado en una situación de quiero y no puedo, una frustración que le hacía recuperar viejos personajes, ablandarse o incluso, como sucedía en la anteriormente citada Cop Out, dejar de escribir sus propios guiones apostándolo todo a la (nula)química de la pareja protagonista formada por Bruce Willis y un insoportable Tracy Morgan. Red State resucita mi vieja idea sobre Smith de que ha nacido para ser director y escritor de género. Comedia o terror, principalmente.

Red State se basa en una realidad disfrazada de ficción inspirándose en la familia Phelps y sobre todo en Fred Phelps, conocido por su homofobia predicando que Dios odia a los homosexuales y que les castigará al igual que a cualquier persona que esté insuficientemente en contra de los homosexuales llegando a manifestarse en los funerales de los soldados americanos como protesta, por ejemplo. Como ya hiciera en Dogma, Smith ridiculiza a estos fanáticos con humor negro y violencia extrema. Aunque eso no quita para que, durante casi todo el segundo acto, les de espacio para mostrar su punto de vista, algo que es de agradecer pues el espectador puede elegir libremente cual de las partes merece su empatía. De hecho, uno de los puntos fuertes del guión, aparte de su frescura y ser lo suficientemente impredecible, es el reparto del protagonismo en tres figuras a lo largo de tres actos: los adolescentes salidos, la secta y los cuerpos de seguridad liderados por el genial John Goodman. Y los tres son criticados sin piedad. Los niñatos que buscaban sexo desesperadamente de American Pie reciben aquí su merecido, cosa que no ocurría en la popular comedia de los 90, como una suerte de justicia divina tardía, pero justa. La secta es tratada desde el interior retratando su locura y desmesura. Y la ley tampoco se libra, quedando como buscadores sin descanso de terroristas islámicos sean estos los culpables o no de la situación.

Sigo en spoiler pero no es spoiler

Tenía curiosidad por este film, del que tanto había oído hablar.

Y sí -- es mucho más interesante que lo que este cineasta suele hacer. Tal vez por su tema (no es la primera vez que Kevin ha realizado un film de corte semirreligioso). Le molesta el fanastimo sobremanera. Y se nota.

Vamos, que ha puesto su corazón en el film. Y se aprecia.

Lo cual no quiere decir que la cosa no tenga pegas; el ritmo es irregular, el protagonismo salta de unos personajes a otros de manera inestable y hay algunas muertes tan aparentemente innecesarias o forzadas como inesperadas. Pero ojo: luego tenemos al pequeño gran Parks en acción o al siempre impecable (de veras, parece estar por encima del Bien y del Mal) John Goodman.

Le doy un 2 porque la primera mitad me ha gustado. Hasta ahí tenía todos los elementos de ese subgénero del cine de terror, que ya hemos visto en muchas otras, como Hostel o Green room, pero funciona si sabes crear la tensión adecuada. Incluso el larguísimo sermón del predicador tras haber capturado a los chicos no hace sino acrecentar la sensación de angustia, mientras intentas imaginar lo que esos dementes van a hacer con ellos. Pero...