Los crímenes de la academia

Una película extraña para lo que Netflix generalmente propone.

Basada en una novela de Louis Bayard (que no he leído) y dirigida por Scott Cooper. Bien ambientada con el contraste de blancos y negros bien logrado (como dicen que es la estética de la plataforma). Buena fotografía.

Las actuaciones de Bale como el detective Landor y Melling caracterizando al mítico E.A. Poe son convincentes aunque el trabajo de Melling es el más impresionante. Los diálogos (que casi son otro personaje) están bien logrados aunque para algunos quizás sean excesivos. El ritmo de la película es suficientemente bueno como para mantener la tensión aunque de entrada ya sabemos mucho de Poe y eso disminuya un poco la tensión.

Una buena película que vale la pena ver.

Me sorprende encontrar una valoración tan tibia, a mi me ha parecido excelente.

La trama va al grano, captando el interés rápidamente, sin perder mucho tiempo en una introducción inmersiva como sucede a menudo con las historias de época. Ese trabajo de inmersión sucede de forma inmediata por una cuidada ambientación (por fin una película en la que los interiores de ese periodo se ven NUEVOS y no envejecidos para el público ignorante) y un excelente trabajo de vestuario. La fotografía es bestial. Localizaciones, todo.

Bale nunca decepciona, ofreciendo un protagonista con profundidad, una interpretación honesta y emotiva y Harry Melling (no he sido capaz de reconocerlo aun habiendo visto a saga de HP varias veces!) me ha parecido que ha sabido dar naturalidad a un personaje excéntrico y cautivador. Por otra parte, las breves apariciones de una Gillian Anderson inquietante, con un acento perfecto y Lucy Boynton no podía ser una elección mejor para encarnar el ideal del romanticismo, frágil, terrible, hipnótica.

Me ha gustado lo bien que están integrados los elementos sobrenaturales. Da la sensación de estar dentro de una novela gótica.

El diseño de vestuario es sensacional. Uniformes perfectamente documentados con el corte correcto y en cuanto al vestuario femenino, la silueta de la época perfectamente solucionada, con tejidos plausibles. Es una lástima que los años 30 del siglo XIX no aparezcan más en películas y series en aras de la época regencia/imperio o la victoriana, siendo uno de los periodos más divertidos y extravagantes de la moda. Pocas concesiones a reinterpretaciones modernas, salvo quizás el vestido de noche blanco de Lea, pero no resulta raro porque la silueta es perfecta. Unicamente el vestido de la escena final de Mattie parecía fuera de la época, anterior, pero siendo una chica no excesivamente pudiente podía llevar un vestido anticuado, o podría haber pertenecido a su madre.

Película muy entretenida y recomendable.

Aunque al final se desatan unos cuantos cabos difíciles de atar, el resto de esta película es sumamente disfrutable, tanto en la ambientación como en la trama, y tanto en los personajes que la filman como en sus actuaciones, es una película de las que gusta ver por varios motivos, primero porque se disfruta muchísimo de la labor de investigación que ejercen tanto el protagonista como su improvisado ayudante, y segundo por la excelente recreación de la época que nos sumerge paralelamente a la investigación, de lleno en el siglo XIX.
Me la apunto para volverla a ver.
Saludos.

Con una estética entre el Tim Burton de SLEEPY HOLLOW y las películas de Sherlock Holmes de la HAMMER, Scott Cooper se toma muy en serio dotar de una ambientación adecuada, de personajes oscuros y de una trama siniestra a esta película que interesa desde el primer momento pero a la que también en todo momento parece faltarle un saltito más para lograr un suspense redondo.

El reparto es magnífico, con una Bale convincente, como siempre, una Gillian Anderson impecable, como siempre, y secundarios tan buenos como Duvall, Gainsbourg y, sobre todo, un Harry Melling en el papel de E. Allan Poe magnífico.

Ese es quizás el mayor acierto de la película: la descripción de personajes, todos bien detallados y que se mueven con soltura en el intrigante ambiente que se crea en torno a la academia militar donde sucede la trama. Además, colocar en el centro de la misma a un hipotético Poe como cadete que ayuda a desentrañar el misterio es todo un hallazgo.

Lo peor, quizás también, es que la trama no acaba de romper y el misterio no lo es tanto, el espectador no acaba de entrar totalmente en el mismo y las explicaciones sobre las motivaciones de los personajes son en exceso artificiosas y un tanto impostadas.

Con todo, una buena opción para ver en NETFLIX y pasar un par de horas entretenidas. Está bien hecha, eso ya es bastante.

Pues resulta que, en 'The Pale Blue Eye', muy ajustadamente traducida como 'Los crímenes de la academia', un investigador alcohólico (se toma una cerveza en toda la película e incluso rechaza un jerez, terrible) y atormentado acude a West Point para investigar un caso bastante sangriento. Es invierno y hay nieve, pero la gente va sin abrigo ni nada y ni tiemblan de frío, solo de aburrimiento o de alguna enfermedad psíquica. Y digo gente pero en el fondo solo hay tres reclutas y dos oficiales, y nunca juntos. A partir de ahí, empiezan todos a hablar muy bajito, como en un inglés muy culto y misterioso porque uno de los reclutas es, nada más y nada menos, que Edgar Allan Poe, escritor que acabó loco, yonki y alcohólico pero que aquí es un modosito y tímido estudiante militar que, no obstante, es invitado a todas las reuniones. Todo está, claro, iluminado con velas al estilo Barry Lyndon así que se oye poco y se ve menos. Las escenas de la taberna, por supuesto, están amenizadas con un violín irlandés de fondo y a la tabernera se la trisca el prota, que para eso es el prota y lo hace desde el minuto uno.
Total, la trama, o lo que sea, continúa y al final...