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Solos en la madrugada

Drama José, periodista y locutor de radio, realiza un programa diario bajo el título 'Solos en la madrugada', que ha conseguido una enorme audiencia nacional. Casado y separado de Elena, José tiene dos hijos, a los que casi no ve. Entonces conoce a Maite, más joven que él, extrovertida y de mentalidad más liberal de lo que él quisiera. El choque emocional de su relación con estas dos mujeres hará cambiar a José, cuya visión pesimista de la ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
19 de diciembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra vez Garci, repite el mismo ejercicio que hizo con "Asignatura pendiente". Pero, aquí, nos muestra el marco del comienzo de la Transición Española, la legalización del Partido Comunista de España, las preocupaciones y los problemas de una España que estaba intentando salir adelante como podía y la vieja rivalidad de dos Españas (Republiclana y Dictatorial) que se manifiesta a través de las historias de amor y desamor de José Miguel García Carande (José Sacristán, que aquí borda su papel).

Pero, por otro lado, nos enseña la vida de un fracasado en el amor, en el trabajo y en su vida, la vida del perdedor que no se fija en nada y, a su vez, se pierde muchas cosas a su alrededor como, el poder descubrir quién era su verdadero amor.

Lo bueno, es que sí se llega a transmitir un mensaje de esperanza por la maduración de José Miguel.

Todos estos aspectos, los manifiesta o refleja a través de un programa de radio que se llama "Solos en la Madrugada" y, es por ello, que decidí dedicarme a la radio.

¡Gracias, otra vez, querido Garci! Con esta película tracé mi rumbo profesional.
Victor
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23 de septiembre de 2014
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si José Sacristán en esta película es lo que era José Luis Garci, muy probablemente podemos afirmar que el tiempo lo cambia todo, que nos cambia, y que es bonito ver lo que fuimos desde luego, porque los de ahora ya no somos los mismos. No es una crítica a Garci, no porque este hombre en la llamada "transición española" se situara en una posición (y hoy esté en otra diferente) su película "Solos en la madrugada" ha de ser mejor o peor. A mí personalmente me hace gracia el personaje de Sacristán, un progre de manual, pantalones acampanados, recién separado y abanderado del cambio. Pero a quien más gracia le hará Sacristán (y la película) es al madrileño de toda la vida, que verá sus calles como fueron, los establecimientos con su tabaquismo, la estética perdida, las formas perdidas. Como documento generacional hay que reconocer que es una película imprescindible... Ahora bien, lo que nos cuenta, la vida del periodista de radio, con sus ligues, su actitud y su absoluto protagonismo, pues me parece más bien anecdótico, mínimo, poca cosa.

No existe un centro de gravedad permanente, como cantaba tan mal como podía aquel italiano. Todo y todos estamos sufriendo constantes cambios. Ignoro lo que puede decir hoy Garci de su película, seguramente objetará que él sólo hizo lo que tocaba en el momento, y mal del todo no le salió, si hay algo que está fuera de dudas es que es alguien que lleva el cine dentro suyo. Yo sólo digo lo curioso que es observar con quién se rodeará años después de esos 70.
Luisito
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5 de octubre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría ser una noche cualquiera en Madrid pero es Semana Santa, a las vísperas de una Operación Retorno que no ha impedido que muchos noctámbulos escuchen a José Miguel García Garande (José Sacristán) y su programa nocturno Solos en la Madrugada. Estamos en 1977 y son también las vísperas de la legalización del Partido Comunista de España y las tímidas reformas democráticas empiezan a hacerse notar.

En ese contexto nos encontramos con un locutor mujeriego, tozudo y a la vez desconectado de la realidad que vive. En su condición de hombre separado se enamora de Mayte (Emma Cohen) una joven antropóloga mientras su mujer (Fiorella Faltoyano) le confiesa verse con otro hombre con quién tiene planes de futuro.

El personaje que interpreta José Sacristán representa el paradigma de hombre, paradójicamente como comunicador nadie lo juraría, incapaz de ponerse al frente de tantas novedades que le afectan tanto a nivel personal como a ciudadano. Perteneciente a una generación de posguerra se aferra a esos cambios de los que se aleja cobijándose con su programa de noche, encerrado en el consuelo de la botella de coñac a un lado y el humeante cigarrillo al lado del micrófono (vía de escape inequívoca para un director como José Luis Garci que lo pondría en práctica en los platós en sus tertulias cinematográficas de “Que Grande es el Cine”). Junto con “Las Verdes Praderas” (1979) rodada un año después es de lo mejor que ha aportado Garci en el cine español.
Natxo Borràs
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13 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre, aún siendo de Garci, Pepe el de Chinchón se merienda él solo y de madrugada el 90% de la peli.
Diálogos que se pretenden profundos pero que son tediosos; unos triángulos amorosos "progres" que no se los cree ni el más fantasioso; un programa de radio especialmente indicado para insomnes; y todo un tufillo tabacuno a secuela de "Asignatura Pendiente"...bueno, la música tiene un pase...y Emma Cohen, preciosa...con permiso de la Faltoyano...
En fin, nuestro José Luis, lento pero lento lento Garci-lento...uuuaaaauuu qué sueño...
Garcilento
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19 de febrero de 2022
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Con esa facilidad de palabra, riqueza de vocabulario, improvisación, ironía, mala leche, brutalmente sincero, realmente divertido. Le llaman pesimista, pero es perfecto para darse cuenta de que todos tenemos problemas, incluso esos que siempre ponen buena cara especialmente delante de su familia y que a base de minimizar sus propios problemas consiguen volverse invisibles. Un programa perfecto para mirarnos al ombligo, sí, pero también para reírnos de nosotros mismos y de nuestras desgracias y, por qué no, compartirlas un poco con alguien. Y es que sienta muy bien montar una pataleta de vez en cuando, soltar sin pensar cuatro crueles verdades, quejarse de todo y de todos, y entonces, en el silencio después de la tormenta, mirarnos desde fuera y reír a carcajadas de lo ridículo de la situación. ¿Qué mejor momento para nuestra pataleta que de madrugada con la única compañía de la radio y ese locutor impertinente? Y con música interesante además.

No quiero ese pretendido optimismo del discurso final, que parece que tanto ha gustado y que a mí me estropea un poquito la película. Ya sé que tengo mi parte importante de responsabilidad, eso ya estaba implícito en el discurso "pesimista". Ya sé que si por ejemplo mi marido no me lleva al cine puedo ir sola o con otra gente, pero es que no es lo mirmo, y tengo que ser consciente de lo que me molesta tanto o más de lo que me gusta para valorar pros y contras. No quiero ese discurso en el que todo es genial, que minimiza mis problemas y prácticamente me culpa de tenerlos.

Personalmente me motiva mucho más al cambio el primero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cpuigb
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