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The Farewell Party

Drama. Comedia En una residencia de ancianos de Jerusalén, un grupo de amigos construye una máquina para practicar la eutanasia con el fin de ayudar a un amigo enfermo terminal. Pero cuando se extienden los rumores sobre la máquina, otros ancianos les pedirán ayuda, lo que les plantea un dilema emocional y los implica en una aventura disparatada. (FILMAFFINITY)
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Granit y Maymon nos crean una brillante "dramedia" sobre la muerte y la vejez con brillantes y sorprendentes interpretaciones de los muy veteranos protagonistas y con un sensacional toque de humor negro.

La película logra que lloremos tanto de emoción como de risa, un profundo drama sobre la muerte que aunque golpea contundentemente en el espectador por su entrega y cercanía, es de agradecer el delicioso humor de ciertos momentos que muchos veríamos inesperados en este tipo de cintas.

La cinta llega incluso a realizar un retrato de la situación de la tercera edad en nuestra época; aburridos y encerrados en residencias acabarán creando una máquina para proporcionar una muerte digna e indolora a algunos de sus más sufridos compañeros. El siempre polémico dilema de la eutanasia vuelve a aparecer con total claridad y sin juzgar actos, algo inteligente por parte de los directores, evitando a primera vista los rechazos de los sectores más conservadores o pulcros.

Aún así, muchos espectadores no entrarán en su juego o les parecerá tremendamente sarcástica con tratar temas tan comprometidos como la eutanasia y la muerte con toques de humor negro. Si usted, como yo, acepta e incluso agradece esta nueva mirada, va a entregarse a esta sensacional cinta ya desde el comienzo con su imprescindible y magistral secuencia de la llamada de "Dios" por teléfono a una de las señoras mayores que secundan el filme. Absolutamente deliciosa y recomendable.
JasenV19
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18 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia/drama que me ha dejado en estado de shock. No deja indiferente, desde luego.

Al principio es verdad que hay comedia pero la poca comedia que hay va desapareciendo según pasa la película hasta que ya al final te da un ataque de risa como reacción a lo deprimente del final. En serio, a mí me dio un ataque de risa, aunque no había NADA de lo que reírse.
No os dejéis engañar por el cartel. No es lo que parece. en principio parecería una peli tipo El jardín de la alegría, pero para nada. Se toca el tema de la eutanasia de forma muy cruda.

Abstente de verla si te deprimes fácilmente.
Mary Jo
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16 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Será por su polémico argumento, quizás por ser un drama contado en clave de comedia. Será porque la clave de la película iba a ser tan cruda que era necesario contárnosla como una anécdota distante y graciosa. Quizá será que los actores se muestran humanos y que sus preocupaciones no están tan lejos de las nuestras. O puede que el guión sea la clave, quizá sea un compendio de todas estas cosas tejidas finamente unas entre las otras para dar paso a un film que cuenta la eutanasia como a todos nos gustaría que existiese. Aceptando el final de una vida con la compañía y el humor que a muchos nos gustaría.

La dirección, el guión y los actores son la clave. Cuentan un drama, con actores cómicos israelís que le dan ese punto agridulce que no cae en la lágrima fácil aunque la eutanasia se preste a ello fácilmente. Las lágrimas son truncadas por la risa o una sonrisa con el gesto fruncido.

Recomendable para una tarde tranquila para reír y estar vivos.
pandora
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11 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vejez y sus achaques, ¡hay quién tuviera una varita mágica o a su hada madrina!
Un tema difícil y peliagudo, más cuando tanta tristeza y desolación se intentan llevar con leves toques de ironía y acidez, cuyo humor negro resultante llega a crear un verdadero clima sádico, complicado de manejar y disfrutar pues, la sonrisa que emerge, está rodeada por excesivo dolor y sufrimiento que nadie, en una sociedad digna, debería llegar a padecer en sus carnes.
La frontera donde situar el límite de la soportable vida y de una merecida muerte que otorge sereno descanso final, esa bienvenida al paraíso decidido de voz propia, un botón y ¡adiós! al padecimiento de un moribundo cuerpo que se consume sin remedio, respiro para un alma que por fin puede partir, donde quiere que vaya -incluso si es a ninguna parte-, y olvidarse de la tortura de una agónica existencia, ya sin sentido.
No creo que abra debate sobre la eutanasia pues la pena, condena y aflicción observadas son suficientes para relegar dicha cuestión al cajón de los asuntos a resolver más tarde, a cambio de una humanidad compasiva que se intenta exponer con esa ocurrencia y gracia, que alivia los momentos más amargos, donde el abatimiento y la desesperanza se adueñan de la situación completa, ese sagaz contraste entre lo dicho y lo visto, entre lo sucedido y la situación ridícula que le precede, o aquella esperpéntica que le sucede, todo para un relax incómodo y tirante donde se expresa, con fascinación y agudeza, “el Señor no puede ponerse porque está en el baño”.
“¡Ayúdame a terminar con esto!”, desfalleciente grito de súplica que encabeza esta peculiar historia israelí, atrevida y valiente, que vende en tono de comedia y sarcasmo, la gran tragedia que tiene lugar cada día cerca de nosotros, provocación inteligente y osadía incisiva para plantear lo que nadie desea, tenues risas que no se atreven a ser descaradas por la solemnidad e inconveniencia del acto, un argumento que valora, hablar y exponer con veracidad, la complicada situación que viven y atraviesan sus personajes sin olvidarse de que, en los espacios más serios y dramáticos es donde la carcajada natural surge con mayor reclamo y vehemencia.
“Por dentro son como niños, sólo el cuerpo a envejecido” y esa es la gran desdicha que se sufre con la longevidad, una mente joven y sana, con ganas de proseguir, aplastada por una materia corporal que se devalúa y extingue a cada día, a cada paso, cada vez más insoportable de llevar, con esa infructuosa resistencia férrea que ya no posee ánimo ni futuro; dos puntos de vista, el del enfermo, sin poder llevar a cabo su no-escuchada voluntad, y el del exasperado familiar que convierte, en posibilidad presente, ese deseo y ansia manifiesta por terminar con el tormento, más esos secundarios que transitan por vidas, tan derrumbadas y al límite, como paseantes ignorantes que prefieren no saber pero, en cambio, juzgan con facilidad pasmosa e inapropiada dureza.
Sensible y emotiva en los sentimientos que genera, resistente y sólida en el contenido que trata, perspicacia para plasmar ambos lados con sabio abrazo, firme resolución y una destreza de planteamiento que envuelve y no te suelta; vas a estar pendiente de estos cabales abuelos, de sus actos y maniobras, de su ansiedad y comprensión, de su astucia y maquinación para conseguir, por cuenta propia, esa urgente ayuda que nadie se quiere molestar en conceder, pues parece que todos tengan más derecho que ellos a decidir sobre su propia muerte; ternura para con los amigos, cobijo para con los desconocidos, amparo mutuo en situación de necesidad extrema que, a pesar del aspecto cómico y divertido con el que se disfraza, duele en el alma por su caminar fúnebre y siniestro.
Según tu sensibilidad y afecto del momento, de ese delicado tiempo de su consumo y digestión, la cogerás con más fervor o menos, reconociendo, siempre y por todas, que es un relato audaz y arriesgado que expone, sin tapujos ni vergüenza, una realidad cercana y consabida, muy presente en la memoria.
Buenas sensaciones y un merecido aplauso para Tal Granit y Sharon Maymom.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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18 de noviembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a romper tabúes, a desmitificar la supuesta trascendencia de esas vidas ya marchitas y derrotadas por el paso de toda una existencia, y lo vamos a mostrar con ingenio, ternura y enorme simpatía.

La fiesta de despedida es una gran película en su sencillez y profundo humanismo, uno de aquellos trabajos independientes que son de obligado visionado. Todo un canto alegórico a las vidas maduras.
ASIER
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