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Casco de acero

Bélico. Drama Guerra de Corea (1950-1953). El soldado Zack, que ha recibido un disparo en la cabeza, es el único superviviente de su pelotón. Tras ser hecho prisionero por el enemigo, consigue escapar gracias a la ayuda de un niño coreano huérfano. Ambos se unirán a un nuevo pelotón cuya misión es conquistar una posición enemiga en un templo budista. Sin embargo, cuando llegan, el sitio parece desierto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
28 de junio de 2017
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguien recuerda los tebeos "Hazañas bélicas"? Casi todas sus historias transcurrían en la Segunda Guerra Mundial, aunque también hubo algo de espacio para la guerra de Corea. Bueno, pues el que tenga ocasión de repasar esa colección de tebeos tan popular durante los años 50 y 60 del pasado siglo es muy posible que coincida conmigo: la mayoría de esos episodios del coleccionable eran bastante más verosímiles y estaban mejor armados que el guión de "Casco de acero".
Realmente, algo tan importante de un film como es el guión, en "Casco de acero" es un proveedor continuo de sonrisas y hasta de risas para cualquier espectador mínimamente crítico. Vamos a empezar por lo más elemental: no se puede llevar a cabo un proyecto con dos duros sin hacer inevitablemente el ridículo. Porque todo son carencias y falsificaciones que atufan.Con ese paupérrimo punto de partida, nada puede salir bien. Como así fue.
Y además es de las películas que envejecen velozmente y lo que sigue, nada más comenzar y abrir la boca el sargento Zhakc, es todo previsible hasta el hartazgo: el sargento gruñón, desagradable y desagradecido inicialmente con el niño que lo ha liberado de sus ataduras; su infalible puntería hasta en ángulos inverosímiles (tiroteo con los dos guerrilleros comunistas disfrazados); su encuentro con otro soldado que anda perdido por el campo, un tipo de elevada moral y que naturalmente no es blanco sino negro, y la toma del liderazgo de facto de la patrulla con la que también se topa. Todo eso estaba más que mascado desde los pocos minutos del principio de la película.
¿Cuántos whiskys se bebió Fuller mientras escribió ese guión para que le saliera tan delirante y flojo? Parece más bien obra de un adolescente que de un tipo que de verdad estuvo en una guerra. Es que se pone uno a recordar detalles y me vuelve a entrar la risa.
Va y le dice al niño coreano, tras haberse cargado a dos comunistas disfrados de lagarteranas: oye vete hasta allí y cógele los fusiles y las municiones. ¿Y para qué demonios le ordena tal cosa al pobre crío si éste no sabe disparar, y luego le hace ir durante toda la película cargado con el par de mosquetones que no le sirven de nada y le tiene vencido el cuerpo?
O cuando, nada más encontrarse con la patrulla empieza a ningunear y a faltarle aún más el respeto al teniente. Esto no pasaba siquiera en el ejército de Pancho Villa y mucho menos es imaginable en el de Estados Unidos. La incoherencia lleva indefectiblemente al ridículo, porque si Fuller quiere retratar a un fulano que está hasta los mismísimos de la guerra tendría que explicar por qué el sargento chusquero anda reenganchado en el Ejército desde que acabó la Segunda Guerra Mundial.
¿Y donde está la supuesta experiencia militar de Fuller? Porque tiene bemoles eso de hacernos creer que con un bazoka o lanzagranadas se puede mandar al carajo a un T-34 norcoreano dándole en la parte frontal, que es donde todo tanque tiene la coraza más gruesa.
¿Y a qué unidad militar se le ocurre ocupar un objetivo -el templo budista- y no registrarlo a fondo para cerciorarse de que está despejado de enemigos?
En fin, que entre tanto panfleto antirracista -Fuller en realidad era judío y se llamaba Rabinovich- y tanto cartón piedra de tercera, es difícil de creer que todos los comentarios que he leido aquí no bajan de la puntuación de 7. Fuller no habría hecho una película mejor ni aunque tuviese el presupuesto de "Salvar al soldado Ryan". Y muy alejado está -alejadísimo- de películas sobre la guerra de Corea como "La colina de los diablos de acero" o, sobre todo, de "La cima de los héroes"; obras mucho más realistas y creíbles que esta chapucera y cansina que ha motivado mi comentario. Como mucho, y siendo asaz generoso, le doy un 3.
Strénliko
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