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Sátántangó

Drama La historia relata gradualmente los problemas de una granja colectiva durante unos pocos días de otoño en los años de la Hungría post-comunista, observada desde la perspectiva de distintos personajes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
14 de julio de 2011
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que Tarkovski, Angelopoulos, Bresson, Kurosawa, Bergman o Kubrick -por citar algunos-, el húngaro Bela Tarr pertenece sin género de dudas a ese selecto grupo de directores de cine que en el ejercicio de su labor artística se elevan a la categoría de filósofos. Al igual que ese elenco de ilustres directores con que comenzaba esta crítica, Tarr combina su peculiar visión de la vida con un increible manejo de los resortes del séptimo arte. "Sátántangó" fue la obra que lo confirmó definitivamente como uno de los grandes, como alguien que habría de ser tenido en cuenta de cara al futuro. Sin embargo su explosión definitiva debe mucho a esa fantástica dupla que desde "La condena" -obra maestra menos conocida por ser anterior al fáustico proyecto de la granja colectiva- viene formando con su compatriota y genial escritor László Krasznahorkai, que ha encontrado en Tarr un tesoro para dar forma visual a su obra literaria. Quizás, el único problema con que se ha podido encontrar el literato es que la ascendente estrella de su colega en la escena internacional del cine ha venido a eclipsar un tanto su nombre para el gran público que de vez en cuando descubre que "Armonías de Werckmeister", "La condena" o la propia "Sátántangó" están basadas en novelas suyas. No obstante, como se suele decir por aquí, "quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija", y la intensa colaboración entre estos húngaros tan notables ya ha cumplido más de veinte años con la puesta en escena de "The Turin Horse" este mismo año, en cuyo guión ha colaborado activamente Krasznahorkai.

Varias cuestiones permiten deducir que la película se encuentra ambientada en los años 80, en algún punto de la Gran Llanura húngara. Lo más esclarecedor es que Tarr ambicionara filmar la obra desde un momento tan temprano como el año 1985, pero se encontró de frente con la hostilidad de las autoridades del régimen comunista, quienes sabían perfectamente de las intenciones del director y del daño que podía hacerse a través del cine, máxime en un momento políticamente tan delicado como aquel. Fuera del bloque soviético quizás no estuviera tan claro, pero dentro de él eran muchos los que sabían que o se hacía algo o aquello se acababa, y hacer algo podía suponer que se acabara también. Tarr quiso retratar ese final llevando al cine la obra de Krasznahorkai. Puedo imaginarme a las autoridades en cuestión tragando saliva ante el proyecto del díscolo director de cine.

Obras como éstas hay que abordarlas desde las entrañas, conocer cómo se gestaron y cuáles fueron las motivaciones que las sacaron adelante. Para cualquier espectador corriente "Sátántangó" representa el goce visual y estético, incluso lírico si se quiere, pero para la mayor parte de los espectadores húngaros que tuvieron la oportunidad de verla en los años 90 no se trataba más que de la cruda realidad: esa película hablaba de un dolor real.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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28 de diciembre de 2017
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extensa (450 minutos) y solemne película de Tarr, uno de los más excelsos formalistas de la historia del cine. En las películas de su corta, pero magnífica filmografía, imperan el minimalismo y los simbolismos, y extrema algunas bases formales –la sucesión de largos planos secuencia– propias de Carl Theodor Dreyer y Andrei Tarkovsky.

En 'Sátántangó', el desarrollo de la historia se da pausadamente a lo largo de los doce fragmentos en que está dividido el filme. La trama avanza, pero a veces retrocede temporalmente para mostrar una perspectiva diferente de los hechos ya expuestos. La voz narrativa es la del doctor, quien vigila los sucesos desde su ventana.

La hipnótica música de acordeón y ruidos y, a su vez, el color gris de su fotografía en blanco y negro, otorga a la trama un carácter ruin. Tarr, un artista en busca de lo absoluto, mueve la cámara dotándole de expresividad. Momentos como una interminable caminata se convierten en poesía de lo cotidiano.

'Sátántangó' es el relato de una descomposición. Una obra pintado al carbón que arrincona al espectador hasta la extrema soledad en un mundo lleno de llanuras desamparadas, barrizales y árboles pelados. Elementos de caída y dolor que observamos en la película y que son los protagonistas del mismo.
José Manuel Barba Márquez
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24 de noviembre de 2007
83 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien. Hay gente que le gusta este cine. Es un hecho. Son muy poquitos, pero haberlos los hay, como los carlistas.

Así que después del salvar al compañero crítico de arriba (que comunista me ha salido ehhh?) de la quema, prosigo.

Esto es una puta mierda. Ya sé que suena muy fuerte, pero nunca fui de aquellos que dicen incursión aérea cuando quieren decir bombardeo, o democratizar un país en vez de mandarlo al carajo. Jodidos eufemismos.

Bela Tarr debería ser fusilado. he visto media docena de pelis de origen húngara y la gran mayoría son geniales, algunas lentas y otras no, pero este tío arrastra una reputación, que la gente que conozco se niegan a ver las pelis que recomiendo procedentes de Hungría...Siempre he evitado ver alguna peli suya, pero contare mis triste historia y como morí.

Hace dos años, en el festival de cine de mi ciudad ( un festival mediocre, con mala organización y pelis de todo tipo) hubo homenaje a este director. Uno de mis mejores amigos fue a ver dos pelis suyas, y termino armándola en el cine (y ojo, es un tipo que le gusta Tartosky. saludos Dekard). Yo prevenido conseguí escapar a sus garras. Este año fui a Sarajevo, y en el festival de cine (muy bueno, por cierto) había homenaje a este director. Dije yo que bueno, que porque no. Sátántangó dura aproximadamente 6 jodidas horas de mierda. repartidas en sesiones de 3. Me gustan las pelis que la mayoría de la gente suele considerar lentas. El ejemplo más claro es Paris, Texas. En fin, el caso fue que morí.

Me sorprende la puntuación, y ver que soy el que más baja nota le ha dado, y eso que he sido generoso por el apartado técnico ( Muy bueno, lo reconozco). Respeto al compañero de arriba, pues parece que el ha disfrutado de verdad. Pero estoy seguro que muchos se dan el palo de entendidos diciendo que les gusta esto.

Ahora que lo pienso, a los dos únicos festivales que he ido (no iba a eso, pero siempre coincidían cuando estaba en esas ciudades) Bela Tarr ha estado allí. ¿Es este el principio de una hermosa amistad?
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Esto fue lo que escribí hace algo más de un año. A día de hoy, he decidido añadir algo a la crítica. Y es que creo que debo un "perdón". Traté de ser gracioso y me salio una mala crítica. Pero no creo que deba esconderla, ni eliminarla, no. Habrá que asumir las consecuencias, ya que lo de Renfe en Barcelona llega a cotas de complot y resulta que nadie tiene la culpa. Yo en cambio si que la tengo.

Solo decir que esta película puede ser para muchos una obra maestra, y bravo por ellos. Ojalá a mi también me lo pareciera. Fuí muy duro y bastante bocazas en mi crítica. Con esta y con la otra que tengo de Bela tarr.

Eso si, personalmente me sigue pareciendo una mierda.
The_End
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18 de agosto de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces, no muchas, le queda a uno esa sensación de atracción y repulsa convergiendo al mismo tiempo después de haber visto un film. Quien escribe y asegura que esta película es un soberano coñazo, no miente. Quien escribe he intenta argumentar de ésta como una obra monumental, tampoco falta a la verdad. He sufrido y mucho esta cinta, he tenido que poner un esfuerzo de voluntad importante para no abandonarla, sobre todo en sus dos primeras horas de metraje. Después he comprendido que era precisamente ese hastío y desesperación lo que Sátántangó intentaba transmitirme y así he aceptado esta experiencia. Experiencia que espero no volver a tener nunca más.

Entre medias, he encontrado una obra de cine con un dominio técnico apabullante. Si en literatura hay obras universales, con argumentos simples y anodinos, pero indiscutibles e inigualables en su estilo, esta obra cinematográfica tiene ese estilo que termina haciéndola especial. Podría resumirse en el tópico: "A veces no es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta". Y ese cómo se cuenta termina por crear su propio universo dentro de ese otro universo donde aparentemente no sucede nada. Mientras todo se deja ir sin acción, la araña va tejiendo imperceptiblemente su tela, una tela en la que, cuando te has querido dar cuenta, ya estás atrapado.

Hay planos, escenas, iluminaciones, encuadres, movimientos de cámara en Sátátángó que te devuelven con creces el esfuerzo de concentración para no abandonarte a otros pensamientos mientras te suspendes en esas tomas interminables que parecen no querer acabarse nunca. Sin ir más lejos, aquella secuencia de ese "profeta" y sus dos secuaces caminando de espaldas y a favor del viento o la interminable caminata de esa niña bajo el gotear incesante de la lluvia en busca de una muerte que la rescate, contienen dentro de sí más argumento que todo el propio argumento de esta película de 7 horas. Y, tal vez, sea esa la clave. Te dejas seducir por la belleza de las formas y estás bailando un tango con Satán. Te sientas a esperar la llegada de un salvador, él será quien te saque de aquí. El tiempo pasa y pasa. Has perdido.
Edu Vaduz
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7 de junio de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que tener narices por no decir otra cosa para hacer lo que el Sr. Tarr hace, una película de 450 minutos que perfectamente cualquier realizador común haría con un metraje de 90. ¿Porque hace esto Bela Tarr? Sencillamente porque quiere y puede; le apetece recrearse en la historia, igual que un amante del arte admira un cuadro, paseando lentamente su mirada por el lienzo; Tarr deja la cámara fija durante minutos, y si la mueve lo hace lentamente, para ampliar el plano o mostrar algo más que el marco de una puerta, la silla donde bebe un borracho o en la taberna porque alguien se sienta delante. La ley del mínimo esfuerzo, pero con mucha clase, todo muy bien estudiado; un 10 para la coreografía y la estética del movimiento.

Técnicamente Satantango no tiene ningún fallo, salvo en el guión, cosillas que no terminan de cuadrarme mucho. La fotografía es de diez y los travelling de Irimias and company andando por la solitaria calle con el viento removiendo toda la basura es de una belleza indescriptible. Cuando quiere, Tarr mueve la cámara alrededor de los personajes, como en la penúltima escena en el despacho de los dos funcionarios, de tal forma que sin darnos cuenta la cámara estática de todo el film baila subrepticiamente alrededor de los personajes, para devolvernos al final al estatismo con la última escena de un sólo plano fijo.

Narración en Satantango: diversa, con varios puntos de vista; según el personaje, la historia se repite desde distintos ángulos, o mejor dicho, cambiando la cámara de sitio. No sé si el señor Tarr ha rodado dos veces la escena de la cogorza múltiple en la taberna o ha puesto dos cámaras, una dentro y otra fuera. Misterios sin resolver.

La historia puede decir lo que cada uno quiera sacar. En mi opinión es una parábola sobre la mediocridad, la estupidez humana y el abuso de poder. Los personajes, patéticos en su conjunto, llegan a simpatizar con el espectador que contempla la simpleza de sus vidas de una forma meticulosa, llegando a intimar con ellos.

Recomiendo esta película a todo amante del cine que quiera ver algo diferente y nuevo a la vez. Satantango es lenta, pesada e incluso aburrida, pero si conectas con ella puedes tener momentos de autentico placer, como a mí me paso, quedando hipnotizado con las imágenes y el sonido, como en la primera escena de las vacas, donde ya se nos presenta un panorama no para matar pero si para sestear si no tenemos un buen día cinéfilo. Lo mejor es tomárselo con calma y sacar el lado gafa pasta que todo amante del cine tiene, relajarse y dejarse llevar. En mi opinión son siete horas y media muy bien invertidas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
juanjo_torpdo
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