Zulú

Como ya me imaginaba, leo con tristeza algunas críticas que hacen hincapié en la dudosa moralidad que plantea la historia. Estamos hablando del Imperio Británico y estamos hablando de Colonialismo, dos bestias negras que parecen provocar sarpullidos al espectador.

Pues bien, yo sí aplaudo esta proeza y digo bien alto y bien claro que de indignante nada, y de poco moral menos. Aquí el valor y la voluntad están por encima del bien y del mal, entre otras cosas porque el director no se detiene a lanzar piedras a diestro y siniestro: evita claramente la división maniquea y esquiva la dualidad enemigo/ amigo. Son sólo un puñado de hombres que vienen de mundos opuestos y que están en el sitio que les toca estar. De negros y blancos aprendemos una lección que se grabará en la memoria. El problema es que la verdad parece que duele.

Fantástica puesta en escena y magníficos actores. Destaco al extraordinario Michael Caine por pura pasión personal, porque este hombre es un ejemplo de lo que todo actor debería ser: con una impresionante personalidad y con una forma de interpretar que va mucho más allá de decir la frase del guión. Además, la ambientación es inmejorable y parece casi un milagro que siendo siempre el mismo espacio reducido, no resulte en ningún momento repetitivo. Es más, te mete de lleno en aquel paisaje árido y bajo aquel sol de Sudáfirca en pleno fragor de la guerra, aún de caballeros.

¡Y qué diálogos! De los que ya no se hacen. Frases memorables dichas en el momento oportuno y reflexiones de los distintos personajes, definidos lo justo para llegar a empatizar con ellos sin hacerse pesado, que dan profundidad y complejidad a toda la trama. Muchas preguntas se quedan sin respuesta, a criterio del espectador, y a veces las que se dan no son las que se esperan. Porque en «Zulú» se descubre que el heroísmo no es cuestión de patrias, ni de honores, ni de ambición; el heroísmo aquí es algo desesperado, es una forma de sobrevivir, un medio para ayudar al amigo, lo que queda tras superar el miedo. Porque en esta película los héroes tienen miedo y tiemblan de puro espanto. Más humano imposible.

El mayor defecto que le encuentro es la artificiosidad de las muertes, poco realistas, demasiado grandilocuentes, pero bueno, no hay que darle más importancia. También le resta puntos alguna que otra historia que alarga metraje innecesariamente, como la de la hija del predicador.

Sea como sea, al final se llega emocionada. Me emociono ante la grandeza del ser humano, aún con sus defectos, y agradezco este tipo de películas en las que sale a relucir lo mejor de las personas sin regodearse en las miserias humanas, como parece que es la tendencia hoy en día.

Este sí es buen cine clásico. Esta sí merece una nota alta. La mía, 7,5.

He decidido volver a revisitar toda la filmografía del que es mi actor favorito de todos los tiempos, Michael Caine, y nada mejor para hacerlo que empezar con la película que le dio a conocer al público mundial. Aunque Michael llevaba ya mucho tiempo haciendo apariciones en el cine de una sola línea y secundarios en televisión, el papel del arrogante y clasista teniente Broomhead fue el que le dio su primera fama. Y es que Caine está estupendo como este noble que debe afrontar una situación límite junto a un pequeño pelotón británico en un perdido puesto de la Sudáfrica colonial y que debe obedecer a regañadientes las ordenes del personaje de Stanley Baker, un oficial que estaba allí "para construir un puente".

Zulú es una película notable y por dos razones principales: en primer lugar, por la reconstrucción fiel de una batalla histórica y por el respeto y conocimiento que demuestra del enemigo. En la película se nos muestran perfectamente las estrategias bélicas de los guerreros zulúes y diversos personajes expresan respeto por su valor y habilidades. En segundo lugar, aquí tenemos una pléyade de personajes secundarios interpretados por grandes actores británicos de carácter que cumplen perfectamente su papel y que están muy bien dibujados, aun con unos pocos trazos. El guionista y el director consiguen que nos importe el destino de este puñado de británicos y nos ofrecen una de las mejores odas al valor y al compañerismo del cine bélico.

Junto a Caine brillan en este film las interpretaciones de Nigel Green, James Booth o Jack Hawkins y, por encima de todo, la de Stanley Baker, verdadera alma del proyecto. Baker era un actor estupendo que, desgraciadamente, murió de forma prematura en los años 70 pero como productor e intérprete nos ha dejado una de las mejores películas bélicas de un conflicto poco conocido.

La acción da un poquillo de vergüenza.
Entre otras joyas cabe destacar a un inglés que va andando y se desploma cuidadosamente tras un disparo, que solo le falta poner un pañuelo en el suelo.
A dos soldados les hieren a la vez y uno de ellos agarra del cinturón al otro para caer hacia atrás juntos no sé con qué objetivo.
Luego sale un cojo de la enfermería con papel higiénico enganchao a la bota tipo Scottex y se pone a repartir a diestro y siniestro con la muleta, acojonante.
Las peleas cuerpo a cuerpo son ridículas, algunas bayonetas se doblan y otros se clavan las lanzas por debajo del brazo tipo recreo del cole.
En fin, que sólo se echa en falta a un oficial sacando una moneda de la oreja de un zulú.
Algunos disculparán estos detalles, pero es que en la peli no hay otra cosa que no sea batalleo, así que si obvian eso no sé que coño han votado, ¿los títulos de crédito?

Una película basada en una batalla que tuvo lugar en África, narrada desde el punto de vista Inglés. La gran pregunta: que estaban haciendo en África? desplegando su larga historia de ambición y muerte. Así pues los detalles de este suceso los sabemos por los Ingleses y quizás acomodados para hacer temer a sus ejércitos ante el mundo. La película tiene un desarrollo pobre en cuanto al guión con un "humor gringo" innecesario por el carácter histórico de la película y lo cual le restaba importancia y seriedad de su responsabilidad con la historia; y falto profundizar la historias de los personajes, pero se destaca de gran manera sus imponentes escenas, sonidos, cantos de batalla y un excelente manejo de cámaras. Los Zulú con el salvajismo que nos quisieron mostrar defendían sus territorios de ese imperialista ejercito Inglés y mostraron gran templanza y honor.

Magistral ejemplo de película de aventuras coloniales. Dejando a un lado los motivos históricos de unos y otros, Cy Endfield compone una magnífica película que recuerda a 300, El Alamo o Los Ultimos de Filipinas, una gesta de unos pocos soldados ingleses, sitiados en una misión, frente a una horda que les supera en 20 veces y consiguen vencer.

Esta gesta fue glorificada ya que fue posterior a la humllante derrota del ejercito inglés frente a los zulues, peor preparados técnicamente, con escudos y lanzas, pero mucho más numerosos.

Todos los actores bordan la épica historia, en especial Stanley Baker y Michael Caine, aunque el magnífico elenco de secundarios consiguen construir personajes a los que les tomas cariño; no en vano muchos de ellos fueron premiados con honores.

Buen ritmo, con alternancia de brutales batallas y momentos de tregua para componer las historias de los personajes, que transmiten la angustia que sufrieron aquel puñado de valientes, que gracias a su profesionalidad, consiguieron sobrevivir.

Magnífica película. Un 10.