La educación de las hadas

Iré al grano: esta película tiene un gran problema. Hay una decisión de la protagonista, Ingrid (Irene Jacob), en torno a la cual gira todo el argumento. Como espectador te tiene en vilo todo el tiempo, se hace casi desesperante, por su dilatación en el tiempo. Finalmente, cuando todo se conoce, el chasco es mayúsculo y la resolución no cumple las expectativas creadas. Qué duda cabe de que es algo muy trascendente, pero lo rápido de la resolución (un cortito flash-back) no está en consonancia con el tiempo de espera.

Quitando esto, que es mucho quitar, se puede decir que es una obra de madurez de Cuerda en la que se aprecia una técnica depurada y un gran cuidado en la producción como ya demostraba en “La Lengua de las Mariposas”, su título más conseguido.
Localizaciones (el bosque), fotografía y música (quizá abusa un tanto de la melodía principal), como es habitual en Cuerda, están muy logradas.
Sin embargo, esta depuración en la técnica y el estilo no va acompañada de profundidad en la historia, ni en la subtrama de Bebe, que posee elementos demasiado superficiales.
Además la manera en que entroncan los mundos de Darín y Bebe, parecen algo forzados, además de que la química entre ambos es bastante limitada (habría que preguntarse si Bebe es la actriz adecuada para el papel).

En definitiva, una película que podría haber sido interesante, pero que queda bastante lejos de ello.

Película correcta, sin sentimentalismos, y bastantes momentos graciosos. Los actores principales están estupendos, especialmente Bebe, que me ha sorprendido bastante.

Quería señalar también que Bebe antes que cantante ha sido actriz, que ha estudiado interpretación y que ha participado en otras películas (como Al sur de Granada), por lo tanto se puede considerar como una "verdadera actriz". Entiendo que a muchos espectadores les pueda parecer una estrategia de marketing, porque muchos desconocen la trayectoria anterior de Bebe, y no han leído nunca nada sobre ella.

Sencillamente mágica.

Pocas veces una historia me hace llorar con el Alma, esa manera de llorar pura y sin espavientos, que cae una lágrima sin darte cuenta porque tu espíritu se conmueve. Solo se consigue llorar así de una manera, cuando alguien o algo te hace ver la verdadera esencia del amor al 100 por 100, mirando hacia adelante con ilusión, imaginación y sencillez, no dando importancia a los pequeños tropezones de los humanos y poniendo la confianza en lo que se siente y en lo que queremos hacer sentir.

La actuación del niño es sencillamente esencial para la película y Ricardo Darín transmite realmente lo que el personaje quiere darnos a conocer. Bebe está en un papel, que no sé si lo bordaron para ella, porque mejor no lo puede hacer. Yo quiero un Hada.

Hacia el final de la historia, todo que nos ha ido dejando en el camino se une y nos hace una explosión de sentimientos y entonces lloras con el alma.

Señor Cuerda, dista mucho ese Bosque animado, Amanece que no es poco, La lengua de las mariposas,... de esta última creación suya cargada de sentimentalismo barato.
Lo más insoportable de la película, sin duda alguna es el "sabelotodo" del niño. No me parecen creíbles los personajes. Solo salvaría de la película la interpretación novel de BEBE. En definitiva, una película muy floja en todos los aspectos.

Al igual que le sucedió al gran genio del cine español, D. Luis García Berlanga -aunque la decadencia de éste tuvo una dignidad digna de elogio- esta caricarura del José Luis Cuerda que empezó deslumbrando con su Amanece que no es poco alcanza, con esta película, el zénit de su declive que, definitivamente, le hace mecerse en los brazos de la mamandurria del subsidio. Pobre Sancho Panza, antiguo rey del otrora arte cinematográfico.
Lo del sexo está muy bien ... entretiene ..... lo exige el guión.
Don José Luis, en serio, dedíquese los cuatro días que le quedan al cutreporno de autor o, en su defecto, inténtelo como broker o asesor inmobiliaro para venta de pisos imposibles. De veras, deje de manchar su imagen, de enfangarse con cosas indignas de su talento.