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Pasaje a la India

Drama. Aventuras Adaptación de una novela del escritor inglés E. M. Forster. India colonial, años 20. Adela, una joven inglesa, viaja a la India, en compañía de su futura suegra, para contraer matrimonio con un magistrado de Chandrapore. La joven está obsesionada por conocer a fondo la realidad del país y encuentra la oportunidad de satisfacer su deseo gracias al doctor Aziv, un médico hindú. Sin embargo, cuando éste organiza una excursión para ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
22 de septiembre de 2007
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lean es el maestro por excelencia de la narración cinematográfica, de los posibles lugares en que se puede colocar una cámara él siempre da la sensación de que elige el mejor; sus trabajos, a partir de El puente sobre el río Kwai, son muy extensos en metraje, pero consiguen impregnar, envolver por completo al espectador.

Con un majestuoso manejo de la gran pantalla es, por contra, sutil y gusta rendir culto al detalle; es posible que ésta sea su obra en que más se aprecien dichas virtudes, nos empuja a un fascinante relato localizado en la India bajo el imperio británico, mostrando el desequilibrio que un país exótico y colorista provoca a una refinada chica inglesa, cómo un entorno nuevo saca fuera sensaciones desconocidas y genera el total desconcierto.

El choque cultural, la dominación, las diferencias étnicas, son los otros vértices de la historia y el punto álgido llega con un suceso inesperado ocurrido en unas cuevas y que Lean maneja con inteligencia, estudiada ambigüedad y un toque de misterio.
Ennis
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25 de marzo de 2011
28 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin haber leído la novela del gran E.M. Forster en que se basa esta película, apuesto a que es mucho más interesante que este folletín de excesivo metraje para lo poco que se cuenta. Dos horas y media son muchas para una excursión y un juicio. No se entiende el comportamiento del personaje protagonista (Judy Davis), ni mucho menos las causas que lo motivan. Los personajes están demasiado polarizados, clasificándose en bondadosos y malvados, sin término medio, lo que lastra la película. El personaje de Alec Guinnes, de puro absurdo, resulta surrealista. Demasiados defectos para un clásico que no debería haber pasado a la historia, al menos cinematográfica.
Vista el 25 de marzo de 2011 en Madrid, dvd.
retalesculturales
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11 de noviembre de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está excepcionalmente dirigida por uno de los mejores directores británicos de los últimos tiempos, David Lean, para cuya empresa contaron con toda la confianza de los productores igualmente ingleses Richard Goodwin y John Brabourne, especialistas en películas de lugares coloniales y exóticos. En este punto quiero subrayar, por si alguien no lo conoce, que Lean llevaba catorce años retirado del cine tras el inexplicable fracaso de “La hija de Ryan”, una genial e incomprendida obra. Pues bien, tras este lapso de tiempo, Lean se hace cargo de “Pasaje a la India” y lo hace con toda su sabiduría, si bien con algunas deficiencias desde mi modo de ver, que ahora apunto. Para empezar, la película no está a la altura de la novela de Forster, que es más simbólica, y el guion de Lean (que no era guionista) hace aguas. De esta guisa, esta superproducción se queda algo cortita.

Pero también por otros factores como las interpretaciones a las que luego me referiré. No obsta para que diga que me parece una excelente cinta, de las que ya no se hacían en ese 1984 y menos ahora. Lo que ocurre es que Lean, más que entrar al asunto antropológico y de la idiosincrasia india, se mete en un drama judicial, restando parte del espíritu de lo que sin duda pretendía y que sólo a medias consigue. Sin embargo el film es impar, misterioso, y refleja muy bien cómo la protagonista no habría tenido conflicto si su sensibilidad e inteligencia, hubieran hecho posible ese deseo de abrirse al mundo de otra civilización, y si hubiera estado en disposición a renunciar a las rémoras burguesas que la rodeaban y hubiese sido capaz de aceptar su sexualidad en lugar de sofocarla. Este asunto es crucial en el film y ahí sí hay que felicitar a Lean y a todo el equipo, incluyendo a la actriz Judy Davis y al actor Victor Banerjee de manera singular.

La música de Maurice Jarre es excelente y obtuvo un merecido Oscar, si bien se echa en falta que no suene más tiempo a lo largo del film. La fotografía de Ernest Day es correcta, pero no saca plenamente el partido a la luz de la India y sus colores; y ambas, música y fotografía, así como vestuario y puesta en escena acompañan muy bien técnicamente al film.

En cuanto a los actores, Alec Guiness, actor favorito de David Lean, no sabe hacer creíble o no puede llevar a buen puerto el papel de brahman hindú. James Fox está correcto en su papel más de teatro que de cine, un papel muy bueno pero sobrio; pero no le habrían de faltar ofertas en el futuro inmediato. Nigel Havers encarna muy bien al típico británico ritualista y flemático. El papel del indio Victor Banerjee es muy bueno y convincente, si bien algo histriónico, pero curiosamente su futuro no fue muy halagüeño como actor, pues no tuvo el éxito esperado. Las actrices sin embargo salen mucho mejor paradas; así, la joven por aquel entonces, la australiana Judy Davis, hace una gran interpretación y fue nominada al Oscar, y además, a partir de esta película fue muy demandada por directores como Woody Allen, con quien fue habitual, y Eastwood o los hermanos Cohen entre otros. La veterana actriz Peggy Ashcroft, recibió el Oscar a la mejor actriz de reparto por su papel.
Esta película está realizada dentro de los cánones clásicos, es una película clásica y no deja de estar un poco demodé en este sentido ya para aquel 1984 en que se estrenó. Pero ante todo, y aunque parcialmente, las imágenes de David Lean muestran a las claras el contraste de culturas, el choque de civilizaciones y todo cuanto esto puede acarrear.

Pasaje a la India es un caleidoscopio de las pasiones humanas, las contradicciones y la lucha vital entre el deseo y el miedo, enriquecida por el contexto colonial que propicia que la historia personal desate el choque cultural, que gira en torno al personaje de Judy Davis, pero que también se sustenta con la brillante compañía de James Fox y Nigel Havers, con más trasfondo del que en principio se percibe en superficie.
Kikivall
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26 de diciembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adela Quested es una profesora inquieta, y con respecto a la India, colonizada por su país Inglaterra, quiere tener una visión de primera mano, más ahora que está comprometida con un magistrado municipal que precisamente ejerce en el por entonces llamado, Raj (reino) británico. El viaje lo realiza Adela junto a su carismática suegra, la sra. Moore, y juntas comenzarán a sentir que hay una espiritualidad y unos valores humanos en los hindúes, que los demás miembros de su casta no alcanzan siquiera a percibir porque viven obnubilados con sus afanes de poder y su actitud segregatoria.

Cuando la señora Moore conoce al Dr. Aziz H. Ahmed, empatizará con él de inmediato… y pronto ambas mujeres sentirán que están frente a un hombre sensible del que quizás se puedan aprender unas cuantas cosas. También Aziz se siente con ellas en especial compañía e incluso cree que la señora Moore posee el rostro más digno que haya podido ver en una persona inglesa.

Pero cuando el Dr. Aziz decide llevarlas a conocer las llamadas Cuevas de Marabar –un lugar que ni el mismo conocía- ocurrirá un incidente que trastornará sus vidas y que causará revuelo en la sociedad inglesa y por supuesto entre el pueblo indio, el cual tiene en el más alto crédito al médico ahora en problemas. ¿Entrega espontánea con repentino arrepentimiento o un shock alucinatorio proporcionado por uno de los muchos misterios de la India?

Tras 14 años de inmerecido silencio, pues su última película “La Hija de Ryan” había sido una verdadera joya, el director David Lean realiza la que sería definitivamente su última realización y “PASAJE A LA INDIA” corrobora de nuevo que estamos ante un director profundamente sensible, capaz de la más seria y equilibrada crítica frente a la nación que le tocó por patria, y dispuesto a reconocer las injusticias que, en muchos momentos se cometieron, en aras de los intereses colonialistas.

Ese primer plano de las inglesas durmiendo en lujosas alcobas y los indios amontonados en el piso; esa luna reflejada en la fuente cuando Aziz introduce su mano para tomar agua; o ese plano de Aziz contemplando casi con veneración el amable rostro de la señora Moore, dan una sensible y muy artística demostración de ese choque cultural, social y político, pero también de las aspiraciones frustradas, y de la bondad que anida en los corazones de aquellos seres humanos no obstante sentirse víctimas de los imperios.

La mirada de Lean ante aquellos hechos, parte del corazón y del entendimiento concienzudo y “PASAJE A LA INDIA” se convierte en una bella película digna del más alto aprecio. Además tiene un conjunto de actores inobjetable: Judy Davis, Peggy Ashcroft (galardonada con el premio Oscar), James Fox, Alec Guinness y Victor Baneriee quien nos removerá unas cuantas fibras como el Dr. Aziz. También cuenta con una muy grata fotografía encargada a Ernest Day debido a la avanzada edad de su habitual Freddie Young; y Maurice Jarre se hizo también merecedor al Oscar por su eficiente partitura.

Siete años después (el 16 de abril de 1991) se marcharía para siempre David Lean... pero su esplendoroso ejercicio tras las cámaras, pertenece ya a lo más sobresaliente del séptimo arte.
Luis Guillermo Cardona
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6 de marzo de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces va uno en pos de algo que no sabe muy bien qué es. A veces está uno incómodo en su vida y en su rutina, pero no se para a pensar en ello hasta que el día menos pensado se topa de repente con todo eso que lleva ignorando. Y así le sucede a Adela, una joven que viaja con la que va a ser su suegra a ver a su prometido, un magistrado en una colonia inglesa en la India. Resulta que las dos mujeres, ansiosas por conocer la cultura del lugar y codearse con los nativos, se encuentran con una microsociedad inglesa perfectamente cerrada a los indios, y estructurada como si estuvieran al lado del mismísimo Támesis. El propio novio es el mayor ejemplo del encosertamiento y el clasismo, cuestión que no escapa a Adela, que rápidamente comprende lo que va a ser su vida.

El meollo de la cuestión sucede en la visita turística que suegra y nuera hacen a unas cuevas, y más en concreto Adela y un médico indio, Aziz. Este suceso es el punto de inflexión de una trama en la que se desarrolla el shock que se produce en la protagonista, que asume en un instante su yo más íntimo, ese que desconocía o tenía relegado, y el proceso al que se enfrentará Aziz, punto definitivo en el que se enfrentan la sociedad inglesa y la india.

El director abre la India ante el espectador con su belleza, y le imbuye de las sensaciones que sienten las dos damas, en contraposición a la gris y lluviosa Inglaterra.. Y es esa lluvia la que precisamente se utiliza para subrayar las escenas en las que lo racional se abre paso, dejando atrás la ensoñación de ese sol abrasador que es el descubrimiento de la propia pasión.

"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas." Ya lo decía Neruda.
Francie
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