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El hombre que no quería ser santo

Drama. Comedia Italia, siglo XVII. Giuseppe Diesa, un joven campesino que padece trastornos mentales, ingresa en el monasterio de Martina (Apulia). Su conducta suscita, al principio, la desconfianza de compañeros y superiores hasta que ciertos fenómenos milagrosos convencen a todos de que es un santo. Filme basado en la vida de Fray José de Copertino. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película me ha evocado momentos de la infancia, en concreto las adustas Semanas Santas del nacionalcatolicismo en las que la televisión pública, la única existente, entre oficios sacros y procesiones, emitía películas de contenido religioso o protagonizadas por religiosos. Así descubrí a Dreyer y a Bergman. Y, tras aquello, me iba a la cama traspuesto. Esta película que nos ocupa, con su humor de sacristía, sería más apropiada para una emisión vespertina, para entretener a los niños.
Pero los niños, yo en concreto, ya veníamos un poco saturados. Entre el colegio de curas y la catequesis de los domingos, que la religión también se colase en los momentos de esparcimiento ya era demasiado invasivo. Y como soy alérgico a los trágalas, creo que para cuando me tocó hacer la primera comunión ya había perdido la fe religiosa, si es que alguna vez la tuve. Fue el primero del largo proceso de descreimientos que ha sido mi vida.
Giusepe es un chaval con buen fondo, pero de alcances algo limitados. Le cuesta aprender y eso parece un obstáculo insalvable para hacer carrera en al ámbito eclesiástico, a pesar del empeño y de los enchufes de su madre. Él es consciente de sus limitaciones y lo manifiesta con sencillez y humildad. Sabe que jamás podrá desarrollar las abstrusas elucubraciones teológicas para explicar lo inexplicable, las verdades de la fe, que otros compañeros suyos dominan. Le basta con su fe para que Dios obre milagros en él.
Pero, para mí, la fe no es precisamente el más apreciable de los atributos que nos hacen humanos. Fe es creer en lo que no se puede ver o comprobar, creer contra toda lógica y razón. Y los seres humanos, juntos o por separado, son capaces de creer en las cosas más absurdas y desatinadas. Pero lo peor no son los catecismos llenos de dogmas inapelables, sino la beatería y la intransigencia de aquellos que se empeñan en imponértelos, sean del signo que sean. Y con los años he descubierto que cambian los catecismos, pero que la naturaleza humana es inalterable y lo que sigue subsistiendo es la beatería, la intransigencia y el afán de imponer verdades absolutas para someter las conciencias de los demás.
La película, a pesar de lo justo de la producción, está realizada con gran profesionalidad en todos sus aspectos, pero hace tiempo que no compro la mercancía que me quiere vender. Las creencias, los prejuicios, la fe, sustituyen al pensamiento en las mentes sencillas, por no decir simples. Y hacen imposible el razonamiento. ¡Qué miedo!
iñaki
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