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McFarland: Sin límites

Drama Año 1987. Despedido como entrenador del equipo de fútbol americano de una escuela secundaria de Boise, Idaho, Jim White debe aceptar un trabajo en un centro escolar de McFarland, una pequeña ciudad California habitada sobre todo por inmigrantes hispanos. Allí se hará cargo de un grupo de jóvenes atletas, a los que introducirá en la especialidad de las carreras de campo a través. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
20 de octubre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la multinacional Disney hay una división que se encarga de desarrollar películas de superación, inspiradoras, de esas con gran carga épica que cuentan con gran calidad historias conmovedoras de interés cívico o que no se deben dejar caer en el olvido. Así, que se me vengan ahora a la cabeza, están “Juego de Honor” con Shia Lebeuf luchando contra los prejuicios sociales de siglo XIX para participar en un torneo de golf y “La hora decisiva” con Chris Pine yendo más allá del deber para realizar el mayor rescate de la historia de los Guardacostas en mitad de la peor tormenta de nieve. Y ahora llega esta “McFarland”, nada menos que con Kevin Costner.

Sí, Kevin Costner. Uno de los actores más desacreditados por la crítica profesional, supongo que por el pecado de haber tenido un éxito arrollador en los noventa como actor, dar el salto a la dirección con éxitos incuestionables como “Bailando con Lobos” y no querer encasillarse y tratar de contar historias entretenidas pero alejadas de lo considerado como cine serio como “Waterworld” o “El mensajero del futuro”. El cuestionable resultado de esas obras tan ¿como decirlo? ¿fuera de la ortodoxia? unido a una vida personal bastante agitada le llevó a una espiral degenerativa de la que le ha costado mucho salir. Pero lo ha conseguido, fundamentalmente a base de seleccionar metódicamente sus papeles sabiendo que no puede permitirse ningún nuevo error. Quizá parte de su secreto sea asumir que, diga lo que diga el establishment, un buen actor es aquel que ofrece a su público la interpretación que requiere el proyecto en el que está metido, no el que se pasa su carrera poniéndose retos para que se diga de él que es igual de bueno haciendo de piloto de combate que de profesor transgénero que de caja de lechugas. Y Costner, capaz de convencer en varios registros (no todos del agrado de los Carlos Boyero del mundo), es un gran actor.

O por lo menos el intérprete que necesitaba esta “McFarland”. Sobrio, honesto, contenido e inspirador, le seguirías donde él fuese, harías lo que te dijera y confiarías en sus consejos a ciegas. La clase de líder que puede convertir a unos chavales latinos de California sin formación deportiva ni académica ni futuro en un equipo de atletismo competitivo. De paso interacciona con sus familias, visibiliza su situación y establece vínculos con la comunidad de modo que no sólo moldea los cuerpos de los chavales, sino también su espíritu y les reinserta en el sistema educativo de modo que puedan aspirar a un futuro profesional o universitario con el que no soñaban.

Optimista y buenrollera. Y con el sello Disney de «basada en hechos reales» que te garantiza que no ha habido más licencias de las necesarias y que si vas a la Wikipedia encontrarás una entrada sin excesivas contradicciones. Y que no verás una noticia de un tal McFarland detenido por conducir ebrio o por resistencia a la autoridad. La película no ofrece sorpresas y es de las pocas veces donde se puede decir que eso sea algo bueno. Bien ejecutada en todos los aspectos, destaca la fotografía y ese guion profuso en momentos climáticos bien hilvanados y con diálogos a la altura. Cine de calidad. Para disfrutar solo, acompañado o en familia, eso lo decides tú. Recomendable dejar al alcance de los niños.
OsitoF
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30 de mayo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en apariencia, la nueva película de la realizadora nacida en Nueva Zelanda se prestaba para convertirse en solo un nuevo filme aspiracional con un discurso correcto a favor de los migrantes, terminó siendo un sincero relato de unos chicos de ascendencia mexicana que triunfan inesperadamente en el deporte estudiantil estadounidense.

El rol principal lo tiene Kevin Costner que interpreta a un entrenador de futbol americano incapaz de controlar su temperamento, razón por lo cual pierde su trabajo y termina como asistente del coach en una escuela en McFarland, donde la mayoría de sus estudiantes son hijos de trabajadores mexicanos.

Entrenando se da cuenta que los chicos tienen escasas posibilidades para el futbol americano pero son bastante hábiles corriendo, por lo que se decide a convencerlos a formar un equipo de campo traviesa para entrar a las competencia escolares, al tiempo que él y su familia deberán adaptarse a vivir en un nuevo sitio donde se sienten extraños.

Así, se establece la interacción del personaje de Costner con los chicos, que trabajan como recolectores en los campos ayudando a sus padres, a los que deberá conocer bien, entender, motivar y saber conducir para volverlos competitivos, pero también él mismo deberá enfrentarse a sus propios prejuicios.

Caro se vale de arquetipos y mucha corrección en un relato que se tambalea en momentos en que aparecen algunos golpes bajos, los cuales resuelve de una manera que mueve a la emoción sincera, con la consabida bendición que otorga el cartelito de “basada en hecho reales”, y la amabilidad habitual de los productos salidos de la Disney, la película supera con creces todos los presagios negativos y termina siendo entretenida, emotiva y disfrutable.


http://tantocine.com/mcfarland-sin-limites-de-niki-caro/
Quique Mex
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27 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción Disney con su consabida moraleja, el esfuerzo no se negocia, y el que trabaja, lucha y se supera, consigo los éxitos. Historia real de un pueblo de emigrantes mexicanos que se dedican de sol a sol a la agricultura, y donde todos los miembros de la familia tienen que echar una mano para la economía familiar.

Gente dura y trabajadora, donde el poso del esfuerzo ha echado raíces. Ahí aparece un profesor/entrenador que por su carácter ha perdido diversos puestos de trabajo siendo el último lugar donde le ofrecen un trabajo, y por esas cosas del destino y a la vista de que sus alumnos se desplazan del trabajo al instituto corriendo y que algunos son realmente rápidos, decide hacer un equipo de Cross, uno de los deportes que te pueden llevar a la Universidad si eres realmente bueno y que está becado por el país.

Historia más que vista en muchas películas, pero que te vuelve a llenar aunque conozcas su final, pues todas son muy predecibles. Kevin Costner vuelve a triunfar con el papel que le ha dado más éxitos, como instructor de jóvenes. Quizás peque la película de no hurgar más en las vidas de los siete atletas y su esfuerzo tanto laboral como deportivo.

Notable, 7.
andeltor
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18 de junio de 2015
17 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es increíble que aún en pleno S.XXI Disney siga con sus manipulaciones idealizadas, historias de superación y entrega de seres humanos corrientes, despojándolas de toda crueldad y dureza, es decir, de la realidad, para convertirlas en películas idílicas, embelleciéndolas, convirtiendo esa realidad en un cuento de hadas, en una "Cenicienta" y McFarland es eso mismo, la dureza de los años 80 de un barrio Hispano de la ciudad de McFarland en California, de una comunidad destinada al sufrimiento del día a día para poder vivir en un maldito país esclavista a lo "Peter Pan", rodeados de miseria, abusos y drogas, Disney lo transforma ese barrio en una pequeña Tijuana para turistas, una comunidad típica americana donde el exotismo hispano, el amor y la seguridad es lo principal, olvidando que la ciudad por aquel entonces contaba con más de 5.000 habitantes y no todos eran emigrantes ilegales y existían más barrios y muchas más personas.

Disney lo hace durante toda la película, transforma la "Bestia" en "Bella" y va dejando correr a "Bambi" White libremente por la película con más pena que gloria, y aunque encuentra obstáculos en su camino, con gran "Fantasía" se resuelven, junto a "Oliver y su pandilla" que realmente son los artífices del film, los protagonistas, y los "Pocahontas" esclavos sufridores de un pésimo sistema social y educativo. Como toda película de Disney, la "Bruja" aparece, pero como en todo cuento, un beso consigue despertar a la "Bella Durmiente", y menospreciando esa salida de la oscuridad a la luz, se vuelven imparables.

Al final, en los créditos, una nueva mentira de "Pinocho" Disney, vuelve a ensalzar su film, no a los protagonistas, manipulando los datos, alabando al héroe y loando al delincuente.



En fin, para los que aún no lo sepan, Disney no es el "Aladin" que se convierte en príncipe, es el príncipe que se convierte en "Jafar", lleno de avaricia de poder y dinero, manipula, idealiza e incluso extorsiona para crear y vender films, hizo buenas películas, pero hoy en día, ha perdido su "Magia" y por mucho que muchos me digan, la verdad está ahí, en internet, sólo hay que saber leer para encontrarla. Espero que pronto aparezca una "Mulan" que destruya esa maldad (pero lo dudo).
Ranxomare
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12 de junio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué agradable cuando subes al coche, pones la llave en el contacto y, al girarla, suena ese fantástico ruido de un motor que no falla; pones la primera, bajas la ventanilla, enciendes la radio y a disfrutar de un paseo agradable, coordinado, sin imprevistos y de conducción relajada y segura.
Porque es Disney, porque es una historia real, porque es familiar, dulce, bonita y encantadora, todo como se desea, se espera y debe ser; llegada a un sitio nuevo, totalmente diferente y de gran choque cultural donde adaptarse será todo un reto y, en el cual, "donde fueres haz lo que vieres" es norma de confianza y estabilidad para andar y sobrevivir a tan variada contrariedad, época de contratiempos, malentendido y problemas con otros de cercanía, amistad y cordialidad, añadimos escenas tensas y tantas otras entrañables, dudas y reveses con firmeza y orgullo de triunfo, valentía osada y coraje instintivo que no desfallece y que marca la ruta de este eficaz y consabido destino, como se desea, espera y debe ser.
Lindeza para la mirada, suavidad para el oído, calidez para el espíritu, sensibilidad para el corazón, poco trabajo para el pensamiento, sencillez de andadura para un entrenador blanco, un sensible y maduro Kevin Costner -quien se gana tu aprecio y respeto por el espléndido trabajo realizado-, que se siente como en casa entre veloces mexicanos a los que sabe sacar su ánimo, ilusión y esperanza de ser algo más que recolectores de campo.
La región más pobre de California, McFarland, puesta en los anales de la historia para ser recordada por su esfuerzo y recompensa de batir todos los récords cuando nadie tenía ninguno puestos en ellos, todo un "dream come true", el hermoso cuento de la gallina de los huevos de oro, aquí gallo comandante que se levanta al alba, acude al campo, regresa al colegio, vuelve al trabajo, no pierde ningún entrenamiento, ayuda en casa y aún le quedan fuerzas para ganar la carrera, héroes que ni Hércules, ni Sansón, ni Dávila, jóvenes con oportunidad única, nunca ofrecida, que se abren camino y gana su merecido puesto, corredores de enorme espíritu, integridad pura y honestidad serena que resisten, superan y vuelven a la batalla pues, sin otra opción, sólo queda correr, correr y volver a correr hasta ser primeros, porque..."cuando corremos somos dueños de la tierra, la tierra es nuestra, hablamos el idioma de las aves, ya no somos inmigrantes..., cuando corremos nuestros espíritus vuelan, hablamos con los dioses, cuando corremos nosotros somos dioses".
Alegría general, bienestar en conjunto, esencia estimada para una loable y auténtica historia, de constancia y mérito, que deja huella por su feliz y bello final que, aunque sea de cuento de la fábrica de sueños que la patrocina, se corona y encumbra al ser veraz como la vida misma, como las dificultadas y beneficios que todos los participantes de este carrera de fondo consiguieron al creer en ellos mismos y en el equipo.
No es la mejor en su estilo, tampoco se sale del marco establecido, género de superación, autoestima y empuje cuando nadie apuesta por ti, nadie espera nada de ti, fábula ejemplar para alentar corazones, levantar el ánimo y venerar esas contadas ocasiones en las que, David realmente vence a Goliat, y la altura de la montaña se hace pequeña dada la maestría, resistencia y vigor de quienes ascienden por ella.
Prototipo estandar que ofrece lo convenido, ilustra lo determinado y que, más que pensar en el gusto y apetencia del espectador, está dirigida a dejar constancia, hacer justicia y rememorar para siempre, por arte y gracia del Séptimo Arte, a orgullosos dignatarios de su honorable apellido, destreza de crianza, unidad y fervor por quién se es, dónde se nace y a qué familia se pertenece.
La posible debilidad y simpleza del argumento y su correspondiente guión son cosa aparte que se perdona, olvida y coloca en segundo plano pues lo importante es observar, admirar y celebrar las emociones de estos enérgicos y vibrantes chavales que ilustraron a sus padres, pueblo y a ellos mismos que se puede si se quiere, trabaja y cree en ello.
Entretiene con honestidad y cumple con su propósito, sin enamorar completamente ni desbordar sentimentalmente obtiene tu simpatía y logra alguna pequeña emoción que se cuela y entrega sin disgusto y con comedido placer, disfruta de la parte exitosa/disculpa la otra, no es difícil y hacerlo es muy satisfactorio, cómodo y grato.
Recreo de bienestar medio.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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