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Retratos de una obsesión

Thriller. Intriga Sy (Robin Williams) trabaja como dependiente en una tienda de revelado rápido de fotos en unos grandes almacenes. Es un hombre solitario, tranquilo y sensible, con un único defecto: necesita una familia a la que querer y cuidar. Ahora por fin la ha encontrado... y está dispuesto a hacer lo qué sea para mantenerla como a él le gusta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
18 de enero de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me emociona ver al gran Robin Williams. Este actor ha sido ridiculizado, menospreciado e infravalorado sin que se le haga justicia: es cierto que ha aceptado papeles en películas infames y ha hecho el payaso más de la cuenta, pero es uno de los actores con mayor sensibilidad y transmite una maravillosa emocionalidad a sus personajes. Así, tenemos actuaciones soberbias cargadas de espíritu y tristeza en algunas de sus películas. ¿Quién no se emocionó con "Más allá de los sueños"? ¿Quién no quedó impresionado con Insomnio? ¿Todavía se le considera como ese actor incapaz de interpretar un papel serio, teniendo "Despertares", "El indomable Will Hunting"...?
Rockmina, usuario de esta página, lo define muy bien en una de sus críticas: "Siempre elijo todas las películas de este grandísimo actor, quien posee un talento sin igual tanto para hacer reír o llorar. Siempre consigue su cometido".

Lo que sucede es que está muy bien visto poner a parir a ciertos actores, sin saber muy bien por qué: Tom Cruise, Robin Williams... y después reirle las gracias a semejante basura como puede ser Jack Black, o que Ben Stiller resulte simpático. Me toca mucho los cojones.

Volviendo a la crítica, (disculpadme por mis divagaciones), "Retratos de una obsesión" es totalmente recomendable. Una cinta con guión bien estructurado donde se refleja la soledad insoportable de un hombre completamente abandonado a una vida de silencio. La sensación de tristeza que despide este encargado de fotografía es abrumadora, con su hieratismo, sus buenas maneras, su lamentable y enternecedora búsqueda de afecto ante aquellos que directamente le olvidan e ignoran. Esta película me dejó triste, resulta increible que los seres humanos podamos ser tan fríos y aislados ante personas que necesitan de nuestra ayuda.

Por otra parte, Mark Romanek desarrolla una dirección fluida, un ejercicio de estilos con predominio de colores pálidos y azulados muy elaborado y estético. No os la perdáis. La voz en off resulta fantástica y la banda sonora es magnífica, acentúa la tristeza que vive el personaje de Williams. Un tributo a este gran actor, dejad de dilapidarle ya (los que lo hagan).
Pluscuamperfecto
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13 de julio de 2007
21 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace años tenia interés por ver esta película, la sinopsis era bastante interesante y no esperaba un psico-thriller. La primera parte de la película es excelente, es perfecta, una autentica maravilla, la suavidad de la cámara, Sy (Robin Williams) es un personaje profundo, también me encanta. Sin embargo la película comienza a decrecer a la mitad del film, entra en algunos tópicos y el final es algo acelerado, es una pena porque podría haber dado muchísimo más de si. Lo mejor sin duda es la actuación de Williams, de las mejores de su carrera. El rubio le queda muy bien.
Emmanuel
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24 de agosto de 2014
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No era yo un niño de gustos comunes en cuanto a películas. Hubo una época en la que cada fin de semana asediaba el videoclub de mi pueblo y, para pesadilla de la que allí trabajaba que intentaba orientarme hacia un cine más infantil, acababa llevándome a casa películas de terror, asesinatos y thrillers quizás poco recomendables para un niño de primaria. Suerte la mía, de tener unos padres no demasiado restrictivos para el cine. En una de estas visitas al videoclub me llamó la atención una protagonizada por Robin Williams, sentía mucha simpatía hacia él tras haber visto un centenar de veces ‘Jumanji’ (Joe Johnston ,1995) y ‘Señora Doubtfire’ (Chris Columbus 1993), tras leer la sinopsis del VHS terminé por alquilarla; pese a la inútil advertencia de siempre por parte de Rosario, A.K.A. “la del videoclub”. La película me perturbó un poco, tanto por temática como por ser mi primer contacto con Williams en un registro no cómico, pero siempre guardé buen recuerdo de ella; gracias a este especial tengo la ocasión de revivirla. Robin Williams fue, y me pesa hablar de él en pasado, un referente para los niños de mi generación; hablar de él para mí significa retrotraerme a la infancia y a unos recuerdos muy especiales. Con esta crítica terminamos nuestro humilde pero sentido especial a la figura de Robin Williams.

El reconocidísimo director de videoclips Mark Romanek, ha trabajado con artistas de la talla de Madonna o David Bowie, se estrenaba en la dirección de largometrajes allá por 2002 con ‘Retratos de una obsesión’; film que pasó sin pena ni gloria tanto para la taquilla (costó 10 millones de dólares y recaudó 50) como para la crítica. Protagonizada por Robin Williams quien dejaba de lado su vis cómica, ya había demostrado su solvencia en otro tipo de roles, para afrontar ser el protagonista de este thriller psicológico; fue nominado al Critic´s Choise Awards como mejor actor.

Sy (Robin Williams) es el encargado de una tienda de revelado de fotos en un centro comercial. Lleva muchos años al frente de la tienda, le encanta su trabajo pues se dedica a preservar en imágenes los recuerdos de la vida de sus clientes. Pero Sy siente especial fijación por una familia aparentemente perfecta, clientes habituales, y su obsesión por ellos comienza a crecer cada vez más hasta límites insospechados.

Desde un primer momento provoca fascinación y curiosidad en el espectador el personaje de Sy, su apacible imagen no concuerda con verlo inmerso en un interrogatorio policial al comenzar el metraje. A raíz de ahí el interés va creciendo, es una película sustentada mayormente por el interés del personaje principal, que nos ilumina con un diálogo sobre su trabajo y lo que significa para él; su voz, tono y discurso son hipnóticos, así como la parsimonia que adquiere con las imágenes en pantalla. Nos encontramos ante una persona de apariencia entrañable, de gran sensibilidad y al que se le intuyen carencias afectivas. La soledad puede ser el mayor de los males y la válvula de escape de Sy es una familia a la que revela (y copia para sí mismo) sus fotos desde hace años, se imagina formando parte de esa familia a la que acabará acosando. Se dice que la infancia es el momento en que nuestra personalidad se define, donde se originan la mayoría de traumas y trastornos, e indagando un poco es fácil adivinar que no ha sido feliz precisamente la infancia del protagonista; marcada por abusos y vejaciones. De ahí proviene esa fijación por esos clientes, que proyectan la imagen de familia idealizada que tanto ha anhelado nuestro perturbado protagonista. Un giro argumental, en el que se derrumba esa idílica imagen, le hará descontrolarse aún más.

La película huye de convencionalismos, no estamos ante una cinta de psicópatas o asesinos al uso. Es un punto a favor que huya de los manidos tópicos y clichés de este género para así ofrecernos una aproximación, más real y cercana, a la mente de un perturbado y sus irracionales motivaciones. De hecho alcanza su objetivo, el espectador empatiza con Sy, en parte podemos comprenderle y logra transmitir desde pena o comprensión hasta miedo (mérito de un Robin Williams a la altura). La película tiene personalidad propia, está bien rodada y hay gusto estético en ella; la fotografía a cargo de Jeff Cronenweth es todo un acierto, ofrece una gama de colores diferenciados y con fuerza (azul, blanco y rojo) que captan la atención del público. Destacar la dualidad entre la mayoría de colores cálidos cuando aparece la familia y los colores fríos en las escenas de soledad de Sy. De igual manera, es plausible la capacidad del director de generar tensión y suspense en escenas que no resultan nuevas para el espectador experimentado.

Para concluir, estamos ante una de esas películas que podría ser considerada rara avis en la filmografía de Robin Williams que demuestra su solvencia en todo tipo de papeles. Un thriller psicológico que nos introduce en la vida de un perturbado y nos ofrece una historia atrayente cargada de tensión e intriga, culminada por un buen guión y trabajo de dirección. Se le perdonan algunas lagunas en la historia (me hubiera encantado saber mucho más del pasado de Sy) y ciertas concesiones en el final. Un infravalorado entretenimiento de calidad, muy recomendable.


@ZarcoJL
www.cinefagosmuertos.com
JLZM
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26 de octubre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha gente, muchísimas familias, encuentran en los grandes centros comerciales la posibilidad de emplear su tiempo libre, de comprar las necesidades más básicas, de darse algún que otro capricho, de tomar un refresco o merendar en compañía de los suyos y así, entre gasto y gasto, se olvidan por un momento de los problemas cotidianos. Las grandes superficies también nos ofrecen la posibilidad de atender nuestras necesidades secundarias como la telefonía móvil e incluso lugares de ocio donde dejar a los niños mientras se hacen las compras (hasta de los cines se han apropiado estas superficies) y también nos brinda la oportunidad de plasmar en un bonito papel brillante y en tiempo récord, nuestros momentos más alegres y destacados con el revelado de fotos en una hora...

En una hora, le habrás dado los momentos más felices de tu vida a un individuo al que no conoces de nada, mientras comprabas y comprabas, mientras te vendían cosas que no necesitabas, mientras creías que tus problemas se habían quedado aparcados junto al coche, mientras no querías pararte a pensar que tu mayor satisfacción se basa en consumir, pero ese individuo te va a demostrar que no eres la única persona infeliz que cree tener lo que no tiene, porque ese tipo está peor que tú, está realmente sólo, vacío y su único papel en la vida es ir de casa al trabajo y del trabajo a casa y lo que no sabes es que a través de esas instantáneas concretas ha recibido el afecto que nunca ha tenido y ha ido formando en su mente una vida de la que cree formar parte; una vida que es la tuya, unos momentos que son los tuyos. Ese ser vacío y solitario se ha apoderado de ti, sin tú saberlo, tan sólo faltará la chispa que prenda la mecha, para que finalmente la realidad se imponga y toda esa farsa se desmorone como un castillo de naipes y de paso al desequilibrio total.

La película de Mark Romanek es una acertada crítica a la sociedad del siglo XXI, una sociedad de consumo desamparada y plagada de personas como la familia que nos presenta su historia y que no es tan distinta de nuestro revelador de fotos en una hora, Seymour Parrish, un hombre que tras una apariencia dócil y bondadosa esconde a un ser perturbado que ha ido montando en su cabeza, a base de momentos muy concretos que no le pertenecen, esa vida que le falta. Hay alguna excepción, pero por lo general no he visto a Robin Williams hacer una interpretación tan notable como la que hace aquí, el actor decidió que era hora de mostrar otra cara y vaya si aquí lo consigue. Por otro lado, la película depende en demasía del actor, lo que en parte hace que Retratos de una obsesión sea también un vehículo para su exclusivo lucimiento y que la parte final, con un Seymour Parrish desatado, no termine de encajar muy bien con el tono sereno del resto del metraje, aunque esto no empaña excesivamente el verdadero mensaje del film, ese trasfondo que si resulta terrorífico y alarmante, es por real y cercano.
elmer
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4 de junio de 2007
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mark Romanek construye una cinta intrigante de principio a fin, con un pulso narrativo extremadamente absorbente y que sólo se resquebraja en su apresurado desenlace que no está a la altura de las circunstancias.
La cinta muestra el trauma de un hombre maduro que se dedica a la revelar fotos y desarrolla en forma original un thriller de psicópatas, pero la intención subyacente es la crítica hacia la progresiva desintegración familiar en la sociedad moderna. Así paseamos por situaciones donde las relaciones interfamiliares están resentidas, el dinero comienza a sustituir los afectos y lo más estudiado y cuidado de todo es cómo el director sabe poner en pantalla ese contraste donde las apariencias de familia feliz que retratan las fotos no se condice con la caótica realidad.
La película es intensa y promueve un clima opresivo, donde el avasallamiento de la privacidad pone los pelos de punta, pero lo complejo y principal aquí es el retrato de la soledad y la tristeza. Las ansias de pertenecer a una familia supuestamente ideal es el anhelo, pero la viscitudes de la vida hacen que dicha alternativa sea utópica.
Gran actuación de un siempre correcto Robin Williams encarnando un personaje al que el pasado le trae complejos, las apariencias de las fotos lo engañan y la realidad no le es auspiciosa en sus sueños de pertenecer y ser querido por alguien.
El filme está muy bien cuidado en su estética que se complementa con una sombría banda sonora basada en piano, posee profundos diálogos sobre el comportamiento humano, muchas situaciones que mantienen la tensión y por sobre todas las cosas, un minucioso estudio sobre las miserias que pueden darse dentro de una familia aparentemente feliz y con todas las de ganar.
Pasatiempos Digitales
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