Memorias de una geisha

Pasado reciente de Japón sobre unas costumbres de otra época donde la mujer estaba sometida a un feroz patriarcado por unas costumbres milenarias (igual exagero). La degradación no solo es por ser mujer, es una cuestión de clases sociales, los hombres pobres también eran sometidos y humillados, no solo en Japón. En China hasta hace poco más de un siglo había miles de eunucos, esclavos y otras atrocidades que el ser humano ha perpetrado a sus semejantes.

Aparte de lo mal que me parece las costumbres que nos muestra la película. Está rodada e interpretada con mucha delicadeza. La protagonista tiene ojos azules lo cual es muy exótico y muy del gusto del país que produce esta superproducción, valga la redundancia.

Buenisimas la fotografía, el vestuario, el maquillaje y la música. Pero el guión (basado en un best sellers), me recuerda a la historia de la infravalorada Showgirls de Paul Verhoeven.

Soy del parecer que si una película te enseña algo sobre una cultura distinta, otras formas de vida, y lo hace con convicción, entonces ha merecido la pena verla.
Yo sabía ya que las geishas no eran prostitutas corrientes (o esa es la imagen que nos venden), sino que eran educadas para ser "obras de arte en movimiento". Pero, ¿qué hay detrás de esa belleza aparente? Quizás lo que más me ha gustado de esta película es que muestra lo que hay detrás, y que detrás de todo ese esplendor se oculta un corazón que hay que acallar, unos sentimientos que hay que reprimir. La geisha no es un ser humano, es un autómata moldeado para gustar, ser deseado y vendido al mejor postor. Muchas jovencitas aspiraban a convertirse en geishas, tal vez porque se consideraba un gran honor y una forma de salir de la miseria. Pero tenían que aprender por el camino que el corazón de las geishas sufre porque no les pertenece. Y también tenían que aprender que el mercado de las geishas estaba regido por una competencia feroz que endurecía los corazones y generaba odios.
Comprendiendo sus formas de vivir y de pensar, puedo entenderlas y quizá muchas de ellas no tenían otra elección. Toda la parafernalia que se construía en torno a la satisfacción de los deseos de los hombres creaba para las mujeres una vida de esclavitud. Ellos eran libres de escoger y ellas tenían que conformarse con ser escogidas.
Tal vez no haya mayores cadenas que las que nos impone una cultura anquilosada en unas reglas estrictas y crueles.
Yo pensaba: ¡a tomar viento lo de ser geisha, escapa, chiquilla! Pero también pensaba: ¿qué vida puede esperar a una muchacha huida, sin familia ni amigos, sola en un mundo hostil? Y la comprendía. Y sentía que yo no podía juzgarla. Porque además, ya se sabe que en las pelis te lo suelen poner todo más bonito de lo que es en realidad. A saber cómo sería realmente ese mundo místico y misterioso de las geishas. Tal vez no se diferenciara gran cosa de la prostitución corriente. Y todo ese despliegue de hermosos y carísimos quimonos... Me da a mí que eso sólo se lo podrían permitir unas cuantas geishas privilegiadas, y que la mayoría no podrían llevar ropas tan caras. No creo yo que todas las casas de geishas tuviesen tanta riqueza. Pero son sólo suposiciones.
Propuesta muy interesante, de hermosa estética y fotografía. Si son capaces de resistir todo el entramado de intrigas, la disfrutarán.

No le acabo de coger yo el gusto a Rob Marshall. Al gual que me paso con Chicago, esta película me parece un coñazo aunque sin dudas bastante mejor que la insoportable película anteriormente citada. Memorias de una geisha es una película memorable en cuanto a apartados técnicos, hay alcanza la perfección lo reconozco, pero como historia (por lo visto de una gran novela, yo no lo sé) no vale mucho.

Si por algo me he tragado la película entera sin quitarla se debe a los cuidadisimos apartados técnicos, de lejos, lo mejor de la película.

Aquí la BSO de John Williams es una delicia para los oidos, una BSO bastante mejor que la de Munich también del mismo Williams y también nominada al oscar. La BSO se la recomiendo a todos. El vestuario con todos los kimonos y todo eso está conseguido con vestidos muy buenos, el maquillaje también me parece bastante bueno y está conseguido especialmente en los protagonistas y la fotografia es, junto a la BSO, lo mejor de la película, sublime. Contemplar la belleza de la fotografía es impresionante, está muy conseguida junto con "Dias del cielo" del gran Terrence Malick de las mejores que he visto.

En cuanto a nivel de interpretaciones, bueno el nivel por lo menos no es muy bajo pero tampoco es muy alto. El reparto es de actores conocidos orientales con una Zhang Ziyi que creo que se ha valorado demasiado su papel y lo mismo se podría decir de Gong Li, Michelle Yeoh simplemente cumple sin ser nada del otro mundo y Ken Watanabe, bueno, creo que se puede esperar más de este actor.

Sin dudas lo que he mencionado es lo que hace que le de un 5 a la película y no una nota más baja. Ahora viene lo malo, o dicho más correctamente, lo que a mí no me gusta. A mí con está película me pasa lo mismo que con Chicago, que me aburre y me parece que está demasiado hecha para intentar volver a arrasar en los oscars o en otros premios. Sin dudas es mejor que Chicago, pero la historia la veo sosa y muy aburrida.

Que sobrepase las dos horas también me parece bastante pues veo muchos momentos que sobran y que se podian haber resuelto con media hora menos y mejor que como lo hace el incompetente de su director (que por otra parte y si no lo he dicho ya, es de los más sobrevalorados que existen en la actualidad). Tanto el principio como el final se me hacen eternos. No me interesa en ningun momento, se me hace tediosa.

Como suele ocurrir, el libro está mucho mejor que la película.

"Memorias de una geisha" se compone de planos y planos recargados y preciosistas, con un vestuario, maquillaje y ambientación muy cuidados, y alguna que otra recreación de las más típicas postales japonesas (los techos curvados y los cerezos, los riachuelos con piedrecitas...).

Vamos, que el director no se ha preocupado más que por que el espectador occidental encuentre todas las referencias más estereotípicas de Japón, en lugar de intentar ofrecer algo no ya distinto, sino no estereotipado.

La historia de amor y el ascenso de la protagonista tampoco me resultan dramáticas ni emocionantes.

Lo único que salvaría son las interpretaciones de las actrices, sobre todo la de Gong Li, la "mala".

Al mejor estilo Hollywood de los 50, no deja de ser cine comercial con muy buenas tomas de paisaje y mucha ñoñería por parte de su protagonista.
Que quieres que te diga, no me gustó. Es soporífera. Inverosímil. Anticuada. Ñoña, insisto. Y el final, tan predecible como increible.