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La gran ilusión

Drama Primera Guerra Mundial (1914-1918). Una obra sobre la camaradería y las relaciones humanas que retrata el día a día de unos prisioneros franceses en un campo de concentración alemán durante la Gran Guerra. Nada más llegar al campo, dos oficiales de la aviación francesa se enteran de que sus compañeros de barracón están excavando un túnel para escapar de allí. (FILMAFFINITY)
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Críticas 73
Críticas ordenadas por utilidad
14 de agosto de 2023
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, no puedo decir que «La gran ilusión» me haya decepcionado, eso equivaldría a esperar algo positivo de esta película y admito que ni la conocía: Renoir, 1937, un ocho de nota media en la web. Había que verla.

Lo cierto es que no comprendo, y todavía no logro que nadie me lo explique, valoraciones tan positivas a este cine clásico. Por favor, que solo dos años más tarde se estrenó «Lo que el viento se llevó»; que el cine hasta nuestros días ha tenido un desarrollo increíble y fabuloso, siempre con épocas mejores que otras y un estancamiento diría que con el inicio del siglo veintiuno. Sea como sea, «La gran ilusión» es una película sin nada que aportar.

Renoir tiene muy buenas intenciones, pero desde luego como analista político y pensador fracasó estrepitosamente. También como cronista de una época dramática y apasionante a un tiempo. El retrato de la contienda bélica es de estampa, quizá de fábula, pero una fábula mala donde no hay moraleja y, si la hay, es de un pacifismo bobo y me atrevería a decir que imposible dado el contexto histórico. Hablar de pacifismo cuando los bandos en posible lucha son todos magníficos y maravillosos, intachables, con las mismas ideas y sin ninguna inclinación política que los diferencie, es lo fácil, lo cómodo y lo falso. Así, el resultado es intrascendente.

Si quieres hacer algo grande, con un mínimo de rigor, crea personajes de carne hueso, vivos. Plantea tensiones ideológicas o políticas; ya que estamos, pon tensión de cualquier tipo, porque en la película no hay conflicto ninguno. Dale emoción a la fuga, haz una aventura entretenida, al menos, donde los personajes se despeinen y las relaciones entre ellos tengan dimensión. El capitán francés a mí me parece imbécil, así de claro. ¿Alguien se cree ese comportamiento? ¿De dónde viene tanta camaradería si no hemos visto nada de nada?

En fin, si es que acaba y no te inmutas. Cero interés.
Kaori
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14 de enero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejada del antimilitarismo visceral de obras como “Senderos de gloria” de Kubrick, “La gran ilusión” es un film pacifista, en el que no se agrede al estamento militar, sino que se intenta justificar cualquier comportamiento argumentando que siempre hay razones, aunque sean equivocadas, detrás de las actitudes humanas. La película de Renoir emociona, más que por lo que es, por lo que nos gustaría que fuese, porque durante todo el film se respira un aire de ingenuidad difícilmente comprensible. La guerra ya no es (y no creo que lo fuese nunca) un refinado asunto de caballeros, von Rauffenstein y Boéldieu, dos hombres de principios intachables, son dos idealizaciones que quizá tuvieron cierto sitio en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, pero que indudablemente estaría fuera de lugar en la Segunda, por no hablar de las actuales.

La película de Jean Renoir es una historia de “niños” que juegan a los soldados en los patios exteriores de un campo de prisioneros, mientras que, en los espacios interiores una serie de soldados prisioneros juegan como niños. En diferentes campos de prisioneros alemanes son trasladados los franceses capturados en combate, entre ellos, el caporal Boéldieu (Pierre Fresnay) y el teniente Maréchal (Jean Gabin). Ambos fueron derribados en su avión por los alemanes y capturados por von Rauffenstein (Erich von Stroheim), un individuo de corte recio, con el cuerpo lleno de prótesis y cicatrices, que esconde una curiosa aprensión hacia la melancolía. Esmerado en las formas y respetuoso con los prisioneros.

A pesar de ser una película que habla de seres encarcelados, la puesta en escena de Renoir está llena de aperturas hacia el exterior. La cámara no cesa de cruzar puertas y ventanas, como si quisiera afirmar su poder para diluir los espacios fronterizos que separan a los hombres de ejércitos diferentes. En determinados momentos parece como si este deseo de encuadrar los mundos a través de puertas y ventanas convirtiera la puesta en escena en una invitación a la la ruptura de las barreras arquitectónicas para privilegiar la fuga.

La diversión y la aparente frivolidad que marcan el tono de la película son los elementos que enmascaran el sentimiento trágico que acompaña a la condición humana, son los rasgos estilísticos que sirven para diluir la tragedia de la división política de la que son víctimas el grupo de prisioneros. Al margen de su calidad como obra cinematográfica, la importancia dentro de la historia del cine de “La gran ilusión” se debe a su mensaje paradigmático del pensamiento democrático, por su discurso humanista y ambivalente que atesora la película. Su espíritu europeísta, su deseo de romper barreras invisibles (las fronteras, los nacionalismos, las clases sociales), que fueron entendidas de forma diferente en otras épocas, la han convertido ya para siempre en un clásico del cine y del pacifismo.
Antonio Morales
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29 de mayo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que admitir que no me es sencillo hacer esta crítica. Admito que es una muy buena película pero esta vez Renoir me ha decepcionado. No es porque no supiera de antemano que el director francés es un ferviente anti belicista y que en sus películas siempre aboga por la paz. El entendimiento y el diálogo siempre van antes que la armas, la guerra y la muerte.

Es evidente que cuando tienes unas expectativas tan altas puestas en una película y no llega a cumplirlas, pues te sientes decepcionado y es lo que me pasa a mí. Claro que es una gran ilusión la película, faltaría más, todo es alegría y compañerismo en un campo de concentración. Da la sensación de que viven mejor que en su propia casa, una educación que raya lo absurdo.

Renoir podía tratar de contar el mismo mensaje pero no tan marcado, no tan exagerado que pareciera ridículo. A lo mejor esa era su idea no lo sé, pero en pantalla queda demasiado excesivo. Seguramente con el paso de los años peor todavía, nos hemos acostumbrado ya, por desgracia, a las guerras, al sufrimiento humano y a la muerte de tal manera que nada nos asusta ya.

Reconozco que el punto fuerte de la película es que Renoir enmarca la Primera Guerra Mundial como el fin de una era, el fin de los antiguos regímenes europeos, de las diferencias sociales entre ricos y pobres, el final de los privilegios de unos pocos. La película nos señala claramente la diferencia entre los oficiales de carrera, hijos de gente adinerada, con títulos nobiliarios, frente a los oficiales y soldados que se ganaron a pulso su valor y su honor en el campo de batalla.

Las escenas entre el capitán Boeldieu y Von Rauffenstein son lo mejor de la película de largo. Sus conversaciones con unos diálogos mordaces, punzantes, con tonos irónicos muchas veces, sencillamente espectaculares. Lo peor, la última media hora de la película, creo que era innecesaria completamente, hace perder el ritmo a la película cortando en seco el guión, pero nadie es perfecto... ni siquiera el gran Jean Renoir.
Bermu
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3 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores películas sobre la guerra y sobre las personas una autentica gozada de principio al fin...... con un final maravilloso y lleno de esperanza..
albert
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24 de septiembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran ilusión de Jean Renoir, es un drama de la primera guerra mundial basado en hechos reales. Dirigida con un ritmo dinámico, realiza una obra singular, personal e innovadora para la época, con un resultado intachable y portentoso de gran belleza visual.
Musicalmente, es sugerente a la trama, con música de la marsellesa incluida, y con sonidos sensacionales y estimulantes cuando se usan, inspirando las escenas emotivas. Y la fotografía en blanco y negro, es grandiosa y fantástica, estéticamente hermosa y rica en matices, y no dando en ningún momento la sensación, de ser un film con tantos años.
El guion, escrito por el mismo Renoir junto con Charles Spaak, tiene detalles magníficos, y es jocoso en algunos momentos. Absorbiendo al público con un entramado admirable que sirve de base para futuros films del mismo género. Y resaltando las relaciones humanas entre el alto mando de los distintos ejércitos, lo que la convierte en una cinta antibelicista. Usando una narrativa clásica, correcta, sencilla y directa.
Las actuaciones, son carismáticas y con personalidad propia, por parte de Jean Gabin y Marcel Dalio. Con carácter y convicción Erich von Stroheim y Pierre Fresnay, y natural y espontánea Dita Parlo. Con vestuarios y caracterizaciones sugerentes a la trama, y estéticamente trabajados en detalles a la forma militar de la época.
Para finalizar, cabe destacar unos planos y movimientos de cámara admirables y sorprendentes, teniendo en cuenta el momento en que se rodó, y su uso inteligente y lúcido. Por lo que, en conclusión, la considero una obra inolvidable y esencial en la filmografía del director, y del séptimo arte en general. Por tener un resultado impecable y excelente, en cuanto a dirección, fotografía, guion y actuaciones.
Elcinederamon
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