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Brain Damage

Terror Brian (Rick Hearst) es un tipo que vive con su hermano en un apartamento, cuando un día un extraño parásito con forma de pene y llamado Aylmer, se le aparece y le inyecta un alucinógeno líquido en el cerebro... Pero Aylmer le pide a Brian algo de alimento a cambio. Y lamentablemente Aylmer se alimenta de cerebros...
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
23 de agosto de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un largo paréntesis de 6 años después de ese truculento dislate cuasi de culto, “Basket Case 1982”, Frank Henenlotter vuelve a las andadas con esta extravagante comedia de terror a la vez que evidente alegato sobre el consumo de droga, que dado la fecha en la que se rodo y la abundancia de anuncios televisivos sobre el particular (ya saben, el gusano, la lavadora y demás, imagino que en los USA la cosa andaría por ahí también) no seré yo el osado de traducir su mensaje (a favor, en contra o una vacilada, vaya usted a saber).
Arranca en un bloque de apartamentos donde vemos a una pareja de ancianos evidentemente trastornados cuando al ir al cuarto de baño a dar de comer algo así como sesos crudos a no sabemos qué cosa que se supone debería estar en la bañera, encuentran está vacía y se ponen a aporrear las puertas de los vecinos buscándola desesperadamente.
En un apartamento vecino viven los hermanos Brian (Rick Herbst) y Mike (Gordon MacDonald), apartamento en el que tras ver como Brian se levanta de la cama (estaba solo ya que su hermano había salido con su novia) con pinta de sufrir algún tipo de síndrome y al estar mirándose en el espejo comprobando unos cambios en su aspecto, vemos por fin lo que estaban buscando los ancianos, un bicho con un aspecto entre pepino y pene que en uno de los extremos luce una cabeza dentada a modo de prepucio que le sale de la espalda y con un perfecto y educado acento inglés le dice que el flipante cuelgue que había disfrutado (al despertarse le vemos con un cuelgue de padre y señor mío), era una muestra de lo que podía seguir disfrutando si él seguía inyectándole un liquido en el agujero que previamente le había practicado en la base posterior del cuello (el ansiado cuelgue se nos muestra algo así como un viaje de acido), tan solo hace falta que le saque de paseo adosado a la espalda y oculto entre la ropa y le ponga a tiro cerebros humanos con los que alimentarse.
A partir de aquí tenemos a Aylmer (ese es el nombre del bicho) comiendo cerebros proporcionados por Brian y a este recibiendo su dosis más feliz que una perdiz, cerebros que pertenecen a una serie de personajes de todo tipo y condición y son comidos en las mas truculentas situaciones (valga como ejemplo una mujer ligera de cascos que conoce en una discoteca y que al ir a hacerle una felación, se encuentra que de la bragueta de Brian, en vez del pene aparece Aylmer y a través de la boca le come el cerebro mientras vemos como rebosa un viscoso liquido azul por la comisura de los labios durante la maniobra).
Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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14 de mayo de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alegoría del estilo de vida yonki neoyorkino con mucha mala leche, donde quedan muy mal parados los hypsters, la vidilla nocturna desfasada y las drogas. El mejor inicio/presentación de la historia del cachondeo bruto, localizaciones truculentas con genial ambientación, y un gore que te deja totalmente descolocado. Mucho horror espiritual, mucha risa inteligente (no quiero hacer spoilers, pero la personalidad de Elmer,el parásito cabrón, es algo impresionante) y un discurso honesto sobre la vida al filo, con relaciones familiares y sentimentales que huelen a barrio a kilómetros. Me encanta. Vedla ya.
Lastbutonerunner
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28 de noviembre de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta posee tres pilares que la sostienen: la extravagancia delirante, el gore y las escenas subidas de tono desde lo sexual.

Es una película de terror cutre, que propone mostrar ratos con aberraciones bien sangrientas combinadas con algunos pasajes con ingredientes grotescos y trastornados que inducen a la risa.

La historia nos presenta a un muchacho que es atacado por un parásito con forma de pene. El mismo le inyecta en la base del cráneo una droga alucinógena que le brinda placer (pero que es muy adictiva) y a cambio el joven debe conseguirle al monstruo cerebros frescos para alimentarse. Ya la vida no será la misma para el chico, irá resintiéndose la relación con su novia y con su hermano, la simbiosis con el parásito le hará cometer locuras para no sentir el síndrome de abstinencia de la sustancia.

Un filme chocarrero y burlón, desprejuiciado, con efectos especiales bien bizarros, con un diseño estético del parásito verdaderamente chocarrero, con una impronta narrativa muy al estilo de “Basket Case” del mismo director (incluso hay una escena donde se brinda cierto tributo) donde las salvajadas y lo cutrez se apoderan del relato, siempre con un toque sexual libertino para que el humor sea además de negro bastante verde.

Pero eso no es todo, habría que ser medio lelo para no darse cuenta de que de fondo el director Frank Henenlotter quiere realizar un ejercicio crítico hacia la temática de las drogas y las adicciones, claro que siempre dentro del tono vacilón y chabacano que se respiran en sus cintas.
Por ello quizás no sea tan efectivo, aunque sí es evidente que se traza una especie de paralelismo metafórico entre lo que le pasa al personaje principal y lo que sucede con los adictos a drogas ilegales.

Palabras claves: Serie Z, gore, humor negro, humor verde, relaciones sexuales, monstruos, droga
Pasatiempos Digitales
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23 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6 años después de debutar con una película sobre un gemelo siamés deforme que se venga de los médicos que le separaron de su hermano, volvía a la carga Frank Henenlotter con la historia de un chaval al que una especie de picha mutante (y parlante) le inyecta una sustancia psicoactiva en el cerebro que le lleva a hacer lo que sea por otro chute. Y tendrá que hacer bastantes cosas...

Con limitaciones presupuestarias más que evidentes pero también con bastante habilidad para lidiar con ellas, esta película se apoya en su originalidad, en un humor más negro que los cojones de un grillo y en unas escenas gore bastante retorcidas (y en su mayoría bastante bien resueltas) para ofrecer un rato de diversión sin tregua para amantes de la serie B y para reflejar, no sé si con afán de burla o de denuncia, o un poco de ambas, comportamientos típicos de yonki, desde una óptica digamos peculiar.

Merece la pena echarle una ojeada.
elviajero
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30 de mayo de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Pero esto qué es? me pregunté yo cuando una vez haciendo zapping por los canales del Satélite Digital me topé con un extraño film que estaba empezando en el que fue uno de los mejores canales existentes, Calle 13 (ya no lo es, lástima). Gracias a Calle 13 descubrí algunas de las mayores frikadas que he visionado en mi vida y también excelentes curiosidades, como la que nos ocupa. "Brain Damage" es una película mejor de lo que parece a simple vista y es que es un film que desde luego rompe con ciertos esquemas, sobre todo si hablamos de la clase de película que es y de su componente audiovisual. Es lógico que pensemos que un film de serie B y de los ochenta (de bajo presupuesto por lo tanto) no tenga una elaboración audiovisual muy currada, pues aquí es donde "Brain Damage" demuestra lo contrario y es que estamos ante una de las películas, por así clasificarlas, casposas ochenteras que mejor fotografía tiene. Tiene tal calidad que parece un film de mucho mayor presupuesto, ya que la puesta en escena es francamente impresionante por lo tanto es una prueba ejemplar para demostrar que no porque una película tenga mayor número de limitaciones ha de ser una chapuza en cuanto a realización. Impresiona más cuando se compara con el anterior trabajo de su director, la más casposa "Basket Case" y se observa la evolución positiva que ha sufrido este director y cómo ha sabido dotar a este "Brain Damage" de un aura muy especial. Pero ¿acaso el principal atractivo de esta película es la fotografía?, pues no, aparte tiene un guión gamberro enormemente original, toques de humor igual de gamberros muy bien traidos y desternillantes y gore a patadas con unos maquillajes impresionantes, impecablemente elaborados. Por lo tanto tenemos un pack completo de puntos sobresalientes que convierten a este film en unos de los mejores productos de serie B ochentera, sin lugar a dudas. "Bran Damage" siempre he sostenido que es una alegato anti-drogas, y es que si leemos entre líneas observamos que el bicho malo del film que domina al chaval protagonista, representa el universo de las drogas, un universo que lleva la muchacho a un éxtasis mágico para caer en un abismo de decadencia y dependencia, cuya dependencia le lleva a ser responsable de atroces actos. Yo vi este film antes que "Trainspotting" (no mucho antes, pero antes al fin y al cabo) y cuando presencié ciertos fragmentos de la propia "Trainspotting" me hicieron recordar a "Brain Damage", ese universo del protagonista cuando alucina cosas horribles y se empieza a hundir en su propia decadencia, así que no me extrañaría que Danny Boyle tomase ciertas referencias de este film, que aunque de tipo fantástico desgraciadamente hay más de un aspecto que podría ser aplicable al mundo real y en concreto a ese universo autodestructivo de las drogas. A mí "Brain Damage", tengo que decirlo, me parece un peliculón, una combinación asombrosa de humor, fantastía y horror como pocas veces se ha visto en este universo underground de la serie B casposa, además está muy bien elaborada y es super entretenida. Con la mano en el corazón recomiendo esta joya por desgracia desconocida, es una película a reivindicar porque es buena de verdad, para mí de auténtico culto y con el valor añadido de ser de los ochenta. UNA AUTÉNTICA JOYA, tan rara y extravagante como magnífica y espectacular.
Tomi Roberts
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