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Críticas de Bloody princess
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Críticas 27
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
13 de noviembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
See no Evil (1971), conocida en España como Terror ciego, es un thriller psicológico británico, de ese casi establecido subgénero de mujeres con algún tipo de discapacidad que son acosadas en su casa por un perturbado/psicópata. Protagonizada por la delicada Mia Farrow, tras la estela del éxito de Rosemary’s Baby (1968), nos pone en la piel de Sarah, una joven que se ha quedado ciega, tras sufrir un accidente de equitación. De vuelta a la casa de campo en la que vive con sus tíos, la joven comienza a acostumbrase, poco a poco, a su nueva situación. En una de las salidas con su antiguo novio, un psicópata entra en la casa, masacrando a toda la familia. A su regreso, Sarah se va a la cama sin percatarse de que el lugar está plagado de cadáveres.

La cinta fue dirigida por el prolífico Richard Fleischer, con un guion de Brian Clemens. Fleischer, que tocó casi todos los géneros durante su extensa carrera, es especialmente conocido por títulos como 20.000 leguas de viaje submarino (1954), Tora! Tora! Tora! (1970) o Conan, el destructor (1984). Sin embargo, títulos que nos interesen por temática, tenemos un par de películas basadas en hechos reales: The Boston Strangler (1968), en la que Tony Curtis interpreta al estrangulador Robert de Salvo y 10 Rillington Place (1971), basada en uno de los casos más escabrosos de la crónica negra británica. Por su parte, el guionista, Brian Clemens, ya nos había echo estrmecernos un año antes, con el thriller And soon the darkness (1970).

Este subgénero del que ya tenemos otro clásico protagonizado por la siempre maravillosa Audrey Hepburn, Wait until darl (1967), ha gozado de buen salud en los últimos años con títulos como: Shut in (2015), Hush (2016) o Don´t breathe (2016)… Este tipo de películas me suelen funcionar bastante bien porque, a uno de mis géneros favoritos como es el Home Invasion, se le suma que la víctima no tiene todas sus capacidades disponibles para defenderse de los asaltantes. Al final todo este juego del gato y el ratón se acaba convirtiendo en una fuente de superación para la víctima, que termina sacando partido de sus habilidades más desarrolladas, para escapar del asesino.

Una de las cosas que más me gustó de I see no evil es que refleja a la perfección, las limitaciones que tiene una persona ciega para escapar de un asesino. En el caso de Sarah, vemos como su casa puede estar plagada de cadáveres y ella no darse cuenta hasta que se choca con algún elemento que está fuera de lugar o pisa algún cristal fruto del forcejeo. Pero lo peor de todo, no esto, sino que cuando una persona intenta escapar de un asesino, echa a correr sin volver la vista atrás y una persona ciega haría lo mismo, pero luego se encontraría perdida y con dificultades para regresar a la civilización. En ese sentido, la película transmite muy bien la angustia e impotencia de la protagonista al encontrarse perdida en medio del campo, si saber cómo encontrar el camino a casa.

La acción se sitúa en una casa de campo, en un pueblo parecido al de Raw Dogs (1971), pero en Inglaterra. Gente humilde que vive del campo y de pequeños trabajillos de dudosa legalidad. En este contexto, se encuentra la rica y delicada Mia Farrow que aquí no nos ofrece la mejor de sus actuaciones. En ocasiones, se la ve demasiado hábil manejando su ceguera recientemente adquirida y mirando directamente a los ojos de sus interlocutores. Por lo demás, refleja a la perfección la fortaleza de su personaje que quiere hacer todo lo posible por adaptarse a su nueva situación y salir adelante, pero al mismo tiempo, transmite esa vulnerabilidad y delicadeza que la caracteriza.

También cabría destacar la gran labor del director que emprende un juego con el espectador, mostrándonos las escenas poco a poco, al mismo tiempo que las va descubriendo el personaje de Mia. El asesino permanece en todo momento en las sombras y sólo le reconocemos por las botas de cowboy que actúan como su particular distintivo. Todo esto produce una tensión y una empatía hacia la joven que te mantiene enganchado durante todo el metraje.

En definitiva, See no evil es una película correcta, muy bien dirigida. Para mí es una de las mejores que trasmite las limitaciones que tiene el personaje y como algo muy sencillo para los demás, para una persona invidente puede convertirse en toda una odisea. Es una película bastante recomendable, sobre todo para aquellos que, como a mí, les encanten los Home Invasions, sean del tipo que sean.
Bloody princess
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4
13 de noviembre de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que la primera película de terror que vi fue por un error de mis padres y acabé en el cine viendo Child's Play, allá por año 1988 pero, a pesar de que Chucky me produjo multitud de pesadillas, salí fascinada por ese muñeco pelirrojo. Desde entonces, he tenido especial predilección por el cine de género, aunque de joven mi acceso fue muy limitado al no estar rodeada por horror lovers. La única víctima fue mi pobre madre que se veía obligada a satisfacer los sangrientos gustos cinéfilos de su hija adolescente y tuvo que tragarse cosas como: Scream (1996), I know what you did last summer (1997), The Faculty (1998) o Urban Legend (1998).

Con todo este rollo os quiero contar que el cine de terror ochentero me pillo muy pequeña y no he podido disfrutar de él, hasta una época muy tardía. En el caso de, The Thing (1982), de mi venerado John Carpenter, la vi al poco de abrir el blog y me fascinó de la misma manera que lo había hecho Chucky en mi más tierna infancia. Así que imaginaros que, después de haber visto la para mí, decente precuela de 2011, lo que supuso enterarme de que existía una secuela no oficial de la película original.

La accidentada historia de esta película no podía ser más interesante para una flipada de The Thing cómo yo. Allá por el 2011, la Universal decidió hacer una precuela/remake de la cinta de Carpenter pero con una protagonista femenina que acabaría siendo la siempre maravillosa Mary Elisabeth Winstead. Conocedores de que la principal baza de la película original, residía en los efectos especiales prácticos, decidieron contratar a Amalgamated Dinamics Inc (ADI), dirigida por Alec Gillis, expertos en la creación de monstruos en películas como Alien 3 (1992), Tremors (1990) o Alien vs Predator (2004). Pero finalmente, no sabemos debido a qué causa, Universal decidió prescindir de los efectos artesanales de ADI y sustituirlos por CGI, tal y como aparecen en la precuela oficial. Sin embargo, Gillis, lejos de conformarse con esta decisión, decidió aprovechar estos recursos y emprendió una campaña en Kickstarter que se convirtió en la financiación más cuantiosa de un proyecto de ciencia ficción y terror de la plataforma. El resultado fue Harbinger Down, escrita y dirigida por el propio Gillis y protagonizada por un icono del cine de los 80, Lance Herriksen.

Esta secuela, no oficial, cuenta la historia de un grupo de estudiantes de posgrado que se embarcan en el buque que da nombre a la película, con el propósito de estudiar los efectos del calentamiento global en el mar de Bering. La tripulación rescata del fondo marino lo que parecen ser unos restos espaciales soviéticos congelados, pero lo que verdaderamente despiertan es un organismo letal que no dudará en aniquilar a la raza humana.

El propósito de Gillis y su equipo era convertir esta película en una especie de tributo a los clásicos del cine de terror y de la ciencia ficción ochenteros, mediante la utilización exclusiva de animatronics y efectos de maquillaje. El problema es que parece que sólo se centraron en evitar todo tipo de efectos digitales y no en elaborar un guion atractivo e interesante.

Como es habitual, en las películas de serie B de este tipo, tenemos un monstruo que se vuelve muy agresivo al abandonar su entorno y estado habitual, localiza víctimas con las que alimentarse y alcanzar dimensiones gigantescas, poniendo a toda la tripulación de este barco en jaque.

Tenemos un grupo de personajes, bastante estereotipados: El profesor egocéntrico, el capitán duro y valiente, la rusa borde, el gigante de cuerpo imponente, pero más bueno que el pan, el típico sabelotodo y la estudiante inteligente que toma las riendas de la situación, pero que carece del carisma necesario para emular a heroínas como Sigourney Weaver o Linda Hamilton. En definitiva, que ninguno resulta lo suficientemente atractivo como para que nos preocupe ni lo mas mínimo su vida. Además, el orden de bajas, lejos de ser sorprendente, se puede adivinar a los 10 minutos de película.

La historia tiene momentos en los que la intensidad decae y, para ser los efectos especiales el punto fuerte de esta cinta, no me parecieron ninguna maravilla. Sigo prefiriendo los efectos especiales y el diseño del monstruo de la película de Carpenter porque, a pesar de que el diseño del bicho no me desagradó, tenía una especie de fulgor azulado que me recordaba al cutrerío de las peores películas de SyFy.

Sinceramente, no os recomendaría Harbinger Down, a no ser que os guste tanto como a mí la película del 82 o seáis unos fanáticos de los efectos artesanales. Se me hizo bastante pesada, a pesar de que este universo monstruoso me encanta y que estaba como loca por verla desde que me enteré de su existencia. Podéis matarme si queréis, pero os confieso que a mí me gusta mucho más la película del 2011 y creo que como precuela funciona perfectamente. Ahí lo dejo, jejeje.
Bloody princess
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6
13 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de amigos, entre los que se encuentra una embarazada, se dirigen al aeropuerto de Yakarta cuando, en la carretera, se encuentran con una joven que parece haber sido asaltada. La chica les pide que la lleven a su casa, dónde su madre, cómo muestra de agradecimiento, les invita a cenar. Lo que el grupo de amigos desconoce es que ellos se convertirán en el plato principal de este peculiar banquete.

El dúo indonesio formado por Kimo Stamboel y Timo Tjahjanto, más conocidos como los Mo Bothers, debutaron en la gran pantalla con este slasher gore que era una versión extendida de su corto Dara (2007), que fue incluido en la antología Takut: Faces of Fear (2008). Recientemente han saltado a la palestra con su último trabajo Headshot (2016), una película de acción y peleas salvajes, muy al estilo de la saga The Raid y casualmente protagonizada por el mismo actor, el incansable Iko Uwais.

Para ir entrando en materia, ya os adelanto que esta película hará las delicias de los amantes del gore (entre los que yo me encuentro) porque si algo abunda en Macabre son los litros y litros de sangre, visceras, amputaciones, sierras mecánicas y todo un abanico de muertes, a cada cuál más escabrosa. Concebida al estilo de La Matanza de Texas (1974), con una familia con una especial predilección por la carne humana, los Mo Brothers, claramente influenciados por la corriente de Cine Extremo Francés que imperaba en la época, introducen aquí algunas de sus características: Representación cruda y desgarradora de la difícil situación de los personajes y una crueldad por parte de los atacantes que no conoce límites a la hora de torturar y asesinar. Así que imaginaros con lo que me gusta a mí esta corriente del terror francés, si no iba a estar contenta con el festival de gore que nos ofrecen los indonesios.

Después de una pequeña introducción, en la que conocemos al grupo de amigos y estos llegan a la casa, empezamos a sospechar que algo pasa con esta extraña familia. La anfitriona, Dara, interpretada por una Shareefa Daanish que te hiela la sangre con su mirada y sus inclinaciones de cabeza, parece de la misma edad que su hija, salvo porque va vestida de época. La parte masculina de la familia está formada por su hijo Adam, Arifin Putra, que se comporta como el perfecto mayordomo calladito y servicial, pero que esconde el alma sádica de un autómata sin escrúpulos. Y, por último, y no menos importante, tenemos a Alam, Mike Lucock, que parece un primo hermano de la familia de Leatherface, con su chaleco de carnicero y su motosierra dispuesto a descuartizar hasta el último de sus invitados. En el sector de los pobres infelices que se encuentran en el peor momento, con la embarazada a punto de dar a luz y en el lugar equivocado, me gustaría destacar a la super heroína, Ladya, interpretada por la preciosa Julia Estelle, que tendrá que alcanzar el nivel de sadismo y ferocidad de sus agresores, si aspira a salir con vida de esta masacre.

Si os pensabais que estos eran los únicos personajes, estáis equivocados, porque si algo no va a faltar en esta película son víctimas potenciales con las que practicar todo tipo de asesinatos, descuartizamientos y torturas, hasta que todo y todos estén empapados de sangre. Y es que, si todavía no os había quedado claro, uno de los principales puntos fuertes de la cinta son los efectos especiales y de CGI que funcionan a la perfección.

Como era de suponer, Macabre flojea en su guion porque quedan algunas incógnitas que no se resuelven satisfactoriamente, como la naturaleza inmortal de esta familia o para que necesitan descuartizar y empaquetar a las víctimas. Pero esto no perjudica en absoluto el resultado de la cinta que desde el comienzo fue concebida como un festival gore para goce y disfrute de la audiencia.

En definitiva, todo aquel que se considere amante del splatter y del Terror Extremo Francés no se debería perder esta propuesta tan extrema y macabra, como su propio título indica. Daros la oportunidad de conocer a Dara, para mí el plato fuerte de la cinta, una mujer que hipnotiza con su belleza y su frialdad, pero que cuando su perfecto moño se suelta, se desata la verdadera locura y se vuelve más letal e invencible que el propio T-1000 de Terminator 2 (1991). Así que, si estáis necesitados de una película que no os de demasiados quebraderos de cabeza con su guion, pero que os haga disfrutar de lo lindo, Macabre tiene que ser vuestra elección.
Bloody princess
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6
13 de noviembre de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Madre cuenta la historia de Diana, una joven embarazada, a la que el cuidado de su primer hijo autista, Martín, la tiene abrumada. Su marido pasa largas temporadas trabajando en Asia y cuando Diana está al borde del colapso, aparece Luz, una mujer filipina, que la ayudará en todo. El niño empieza a mejorar rápidamente gracias a la supervisión de la misteriosa cuidadora, con la que sólo se comunica en filipino. Diana empieza a sospechar que Luz está usando la barrera del idioma y el vudú para convertir a su hijo en algo siniestro y convertir su vida en un infierno.

El guionista y director de Madre, el venezolano/norteamericano, Aaron Burns, pertenece al círculo chileno de Eli Roth y Nicolás López, director de Aftershock (2013) (sin comentarios). Este último creó una filial junto a Miguel Asensio Llamas, dentro de la productora Sobras, responsable de títulos como Green Inferno (2013) o Knock, Knock (2015), dedicada exclusivamente a la realización de películas de terror, ciencia ficción o fantasía, orientadas al público chileno, es decir, en castellano y con actores nacionales y latinoamericanos. Madre es el primer trabajo de esta nueva productora y gracias a su inclusión en el catálogo de Netflix, ha conseguido proyección internacional. El dúo de productores espera convertir este lanzamiento de películas de género nacionales en una tradición anual y la verdad que es una gran noticia que el cine de terror chileno y latinoamericano, empiece a tener más notoriedad en un género invadido por la industria norteamericana.

En este thriller psicológico en el que la tensión se palpa ya desde el minuto uno, seremos testigos de la frustración de esta joven madre que ve como algo terrible está ocurriendo delante de sus narices, pero nadie más que ella parece percatarse. Es este aspecto guarda ciertas similitudes con Rosemary’s baby (1968) o con la más reciente, The Invitation (2015), al no saber si es la paranoia la que está invadiendo a la protagonista o es el resto de personajes los que están compinchados y tratan de volverla loca. La realidad de Diana empieza a desdibujarse, a medida que su embarazo avanza y los episodios de fantasía y pesadilla se suceden con mayor frecuencia. Llegados a este punto, no sabremos si Diana es un narrador fiable, ni que derroteros tomará una historia que, por momentos, se va volviendo más y más turbia y hasta nos sorprenderá con alguna que otra escena perturbadora.

La trama de esta película me parece bastante valiente, al mostrarnos la difilcultad que entraña educar a un niño con autismo severo y cómo la madre no tiene reparo en enfrentarse a él cuando éste se convierte en una amenaza. Esta primera parte, en la que se refleja el drama de esta joven embarazada, superada por la situacion con su hijo y totalmente sola, está retratado de una forma muy realista y transmite perfectamente la desesperación y frustación de Diana.

Sin embargo, el gran problema de Madre son las actuaciones de algunos de sus personajes. El primer lugar, el niño, interpretado por Matías Bassi, tiene momentos en los que sus ataques de histeria se ven extremadamente forzados e incluso, hay una escena en la que le tira la comida a su madre y podemos ver como esconde el rostro para reírse. Este tipo de fallos me sacaban un poco de la historia, pero sin duda lo que menos me gustó fue la actuación de Luz, a la que da vida una tocaya mía, Aida. Se notaba que la actriz repetía el texto de su personaje como un papagayo y no le daba entonación o sentimiento a sus intervenciones, lo que provocaba que su personaje no fuese nada creíble.

A esto se le une que alguna de las decisiones de guión no son del todo acertadas. Hay escenas introducidas con calzador en la trama, con la única intención de darle un mayor dramatismo, a la ya de por sí, terrible situación de Diana. Por no contar las múltiples ocasiones en las que la protagonista tiene la oportunidad de demostrar que Luz está tramando algo oscuro, como por ejemplo grabar las coversaciones en filipino que la niñera mantiene con el niño y no limitarse a usar una app que le traduce lo que dice. Sin grabación, no hay delito, amiga. Tampoco comparto las teorías que he leído en algunas críticas, que atribuyen el comportamiento errático de la protagonista, al extress del embarazo y de su dramatica situación. Por favor, que tiene un Iphone y en una sociedad en la que lo fotografiamos y grabamos absolutamente todo, ¿de verdad me tengo que creer que no se le pasa por la imaginación? Lo siento, pero no.

A pesar de todos estos problemas, este híbrido entre Rosemary’s baby y The hand that Rocks the Cradle (1992) se deja ver, más que nada por saber qué es lo que verdaderamente esconde la robótica Luz. Y el final, de esos que pretenden dejarte el culo torcido, es demasiado precipitado y no te explica nada. Mi cara de WTF creo que fue digna de fotografiarse, pero se ve que yo tambien estaba pasando por algun periodo de estrés post-película y yo tampoco la hice. No, si al final voy a entender la inactividad de la protagonista y todo, jajaja.

En definitiva, una película que pone de manifiesto que a este grupo de productores/directores, todavía les queda mucho por pulir en cuanto a guión y elección de casting, pero también hay que reconocer que supone un salto cualitativo con respecto a ese despropósito que fue Aftershock. Tendremos que seguirles la pista y esperar que la cosa mejore.
Bloody princess
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6
13 de noviembre de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elegí esta película porque me encantan las historias de terror localizadas en espacios reducidos, dónde las posibilidad de escape son muy escasas, como barcos, naves espaciales o… submarinos. Me encantan esas atmósferas angustiosas, claustrofóbicas dónde una tripulación que se conoce desde hace tiempo, es eliminada poco a poco, con el consiguiente trauma emocional para los supervivientes y el empeoramiento de sus posibilidades de escapar. Además de contar con un guión sólido y cautivador, Alien (1979), Abyss (1989), Event Horizon (1997) o Triangle (2009), conseguían transmitir a la perfección esa agonía del encierro y esa angustia de estar amenazados por algo que atenta contra tu vida y no poder salir corriendo. Yo, que cada vez soy más claustrófobica, lo paso realmente mal con este tipo de películas y eso es algo que me entusiasma. Que una cinta sea capaz de acelerarme el pulso, ponerme nerviosa y hasta tener que abrir la ventana en busca de aire, no tiene precio.

Durante la II Guerra Mundial, la tripulación de un submarino americano rescata a los tres supervivientes de un barco hospital inglés hundido por los torpedos alemanes. Entre los supervivientes, hay una mujer que provoca el malestar y desasosiego de una tripulación totalmente masculina, pero antes de que empiecen siquiera a preocuparse por este tema, tendrán que hacer frente a un submarino enemigo que les pisa los talones y una presencia maligna que ronda por el buque.

El responsable de la trama del submarino maldito, no es otro que el tan de moda Darren Aronosky, que aquí coescribe el guion junto a Lucas Sussman y el director de la cinta, David Twohy. Twony es conocido por la saga de ciencia ficción que reelanzó al estrellato a Vin Diesel: Pitch Black (2000), The Chronicles of Riddick (2004), etc. Pero antes de su faceta de director, Towhy ya se ha había labrado una solida carrera como guionista de grandes títulos de Hollywood como The Fugitive (1993) o Waterworld (1995).

Lo mejor con lo que cuenta Below ese esa atmósfera opresiva de la que os hablaba en la introducción. La gran reproducción del interior del submarino, hasta el más mínimo detalle, el manejo de la luz y de la cámara, contribuyen a transmitir esa sensación de claustrofobia, como si estuviéramos recorriendo los laberintos de un enorme ataúd de hierro. Da la sensación de que hay demasiados marineros pululando por el barco o que las estancias son muy pequeñas porque las tomas que hay de exterior del submarino, lo muestran como una inmensa mole.

Sin embargo, el problema esencial de esta película en su guión. Intentan por todos los medios asustar al espectador con tantos elementos que acaba perdiendo efectividad. Por un lado, tenemos la desaparición en extrañas circunstancias del antiguo capitán, sustituido ahora por Brice, interpretado por el conocido Bruce Greenwood, muy de moda actualmente gracias a la estupenda Gerald's Game (2017). Por otro lado, entre los supervivientes del barco hospital hay un hombre con la cara destrozada que parece esconder algo. Yo todo el rato pensaba que portaba una enfermedad infecto contagiosa, a lo Cabin Fever (2002), pero mi gozo en un pozo. Por si esto fuera poco, tenemos también un submarino alemán que les ha detectado y atacado, provocando desperfectos muy graves en el buque. Y por último, lo más importante, estamos ante un submarino maldito porque empiezan a sucederse extraños episodios, como cuando suena, como por arte de magia, la canción de Benny Goodman, Sing, Sing, Sing, en los momentos más inoportunos o la aparición de presencias extrañas que conducen a la tripulación a más de un accidente mortal. Pero, ¿realmente estamos ante sucesos provocados por un fantasma o es la paranoia de una tripulación cada vez mas tensa por su terrible situación o las alucinaciones que les provoca la falta de oxigeno, fruto de una de las averías del submarino?

Nos intentan despistar con muchos elementos y ninguno de ellos, ni la parte del thriller, ni la parte sobrenatural, están totalmente desarrollados y se quedan diluidos sin una explicación satisfactoria. Es una pena que una puesta en escena tan espectacular y unas buenas actuaciones, como la siempre solvente Olivia Williams, mi adorado Jason Fleming o Zach Galifianakis, en uno de sus primeros papeles serios, no se resolviese de mejor manera.

No obstante, creo que Below es una cinta que merece la pena por su gran ambientación y su atmósfera fantasmagórica, muy al estilo de las películas de terror clásico o de un capítulo de The Twilight Zone (1959-1964).
Bloody princess
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