No esperes mucho más de lo que se ve en el trailer. Pero la historia está bien contada, y tiene ciertos momentos desgustables. Rellenan casi todo el metraje con canciones interpretadas por Streep, supongo que sin esos momentos musicales sería un mediometraje. Al final queda ese poso de haber visto la eterna historia americana de perdedores y ganadores, bodas trascendentes, y ese continuo volver al hogar que tanto les emociona a ellos.

Una película loca, para pasar el rato, y reir sin complejos ni vergüenza. No es más que un entretenimiento, pero tiene tres o cuatro puntos desternillantes. Si no se pretende más, misión cumplida.

Durante toda la película me he sentido viviendo un continuo deja vu de películas ya vistas. La típica película en la que una pareja se muda a una casa demasiado grande y demasiado alejada. Un desconocido (viejo conocido) les empieza a asediar, y el guión nos intenta convencer de que tal vez nada es lo que parece. Pero sí lo es: están todos como un cencerro y nadie se comporta de una manera razonable. Y el último giro de la película lo confirma.

A diferencia de muchas otras crítica que he leído aquí, a mi el final me parece lo más acertado. Pasamos casi todo el metraje intentando posicionarnos sobre si estamos ante una Misery o un The Walking Dead, y a cada momento los argumentos en contra y a favor van reajustándose. Hasta que llega el gran final. Sin ese final, el resto habría sido pasable, ya visto, pero el final da sentido a todo.

Es frustrante cuando el guión está planteado para que la famiia protagonista de la película siempre salga victoriosa de una refriega brutal. ¿Que la pareja no tiene ningún tipo de formación bélica? Da igual, saltan, brincan y pelean como si fueran de los GEO. Que llevan arrastras a dos niñas pequeñas... da igual, les sobra energía para vencer a un ejército de miles de rebeldes asiáticos. Y cuando la cosa se pone chunga de verdad, aparece de la nada un tipo que les echa un cable disparando a todo trapo. Una película de acción no debería estar reñida con ser coherente, por lo menos lo justo para que no convertirse en una tomadura de pelo.