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Críticas de billywilder73
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Críticas 67
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Zeitgeist: The Movie
Documental
Estados Unidos2007
7.4
22,066
Documental
10
1 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez dijo Lenin que “la verdad es siempre revolucionaria”.
Pues llegó el momento de la honestidad.
Hay un antes y un después en la vida tras el visionado de los dos documentales que componen la obra maestra, Zeitgeist y Zeitgeist Addendum.
Como si todas esas cosas que se intuye que ocurren encontraran respuesta. Zeitgeist proporciona las pruebas del asesinato del mayor criminal de la historia: el ser humano.
Su inicio es torpe, psicodélico, de secta davidiana de los 70 y casi echa por tierra por rechazo antipático el esfuerzo de la obra definitiva que es.
Si se supera esa verdadera prueba de fuego iniciática de película de serie Z, el documental recompensa con una puñalada trapera que mata de mala conciencia y deja con la boca abierta y un silencio desgarrador durante las dos horas que dura cada uno de los documentales.
Zeitgeist es necesario como el aire que se respira – aire manchado de oro negro -, es una llamada en busca de otro mundo para todos los que se sienten traicionados por éste. Esta revolución cultural e ideológica - que ha de llegar a todas partes gracias a Internet donde se pueden ver los dos documentales gratis - se entrevió en una serie de películas geniales con las que Zeitgeist se siente íntimamente unido:
1) Alguien voló sobre el nido del cuco. La película de Milos Forman rodada en 1975 era una visión deprimente que denunciaba la jaula de pensamiento único en la que vive el hombre de la que es imposible escapar y que termina convirtiéndote en un sonámbulo más;
2) Safe de Todd Haynes. Esta película desconocida y magistral de 1995 planteaba la muerte del hombre por alergia al mundo corrompido y a sus habitantes;
3) El club de la lucha. Rodada en 1999, la obra maestra de David Fincher es un llamamiento a la desobediencia civil y al terrorismo en busca de un giro radical que de verdad nos convierta en humanos.
4) Matrix. Detrás de la película de los hermanos Wachowski filmada el mismo año que El club de la lucha existe una denuncia definitiva del control que ejercen corporaciones, gobiernos y medios de comunicación en nuestra mente manteniéndonos incubando huevos sin terminar de ponerlos.
5) Wall-e (2008) Tras la demostración de constante estupidez del hombre, la táctica cambia de formato en busca del homosapiens y lo intenta mediante la animación digital. Wall-e se convierte en una obra maestra absoluta desde su estreno pero el ser humano sigue con su ceguera.
6) A ciegas (2008) Saramago sólo hay uno – por desgracia -, pero la obra del hombre más sabio del mundo cala y calará hondo y de esa simiente nacerá la ansiada revolución que devore el dinero y la madre que lo parió.
Zeitgeist coloca al hombre en el inodoro, en la plasta pestilente de mierda de la que nunca debió salir.
A las barricadas, porque los tiempos están cambiando.
billywilder73
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6
1 de agosto de 2018
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Wolf Creek no es una buena película, pero tiene reminiscencias de dos obras maestras, La matanza de Texas y Apocalypse now; y eso, viendo el panorama actual, ya es mucho.

El personaje principal, un Cocodrilo Dundee al que le falta un tornillo es horrible por excesivo. La película no debería hablar de locos sino de egos y de la condición humana. Ahí radica la reflexión más importante que se apunta.

Porque tanto en la jungla camboyana, en el sur despoblado y analfabeto de los Estados Unidos o en el desierto eterno de Australia se vislumbra el infierno, un infierno de silencios e impotencia que busca un rey, un retorno a la naturaleza donde, aislados de una sociedad que a duras penas contiene nuestra maldad, fluye salvaje nuestra mala leche.

Decía Hobbes que los deseos y otras pasiones del hombre, no son en sí mismos pecados y que tampoco lo eran las acciones que proceden de esas pasiones hasta que conocen una ley que las prohíbe. Podemos entender mejor a los monstruos.

Porque Leatherface no sólo es un monstruo, es un Dios que se quedó en el paro y que dejado de lado por la Inem americana sigue haciendo lo que hacía en el matadero, degollar; el coronel Kurtz, es un suicida y también un Dios que como Bush no encuentra nadie que se atreva a censurarle; y el asesino de Wolf creek es otro Dios que a falta de canguros caza adanes y evas en su edén particular.
No aceptamos ser sólo humanos, queremos ser dioses. Por eso nos atraen todos los seres que llamamos malvados, porque ellos sí son libres y hacen realidad lo que a nosotros sólo nos es permitido soñar.

El terror aquí surge del propio hombre - como en esa maravilla desconocida llamada Breakdown o en la cumbre del cine de terror, El resplandor – y es representado por la imposibilidad de escapar. Fuera de la sociedad que nos cobija, aislados en la naturaleza bella e inmisericordiosa, todo puede ocurrir.

Por desgracia la película se pierde a mitad de camino y ya no se encuentra. Los giros en el guión son absolutamente inverosímiles, nadie actuaría como los protagonistas de Wolf creek si estuviéramos en peligro; y borran de un plumazo toda la brillantez de partida.

Como decía Coppola, lo primitivo sigue vivo en nosotros, ¿cómo os comportaréis si os encontráis en el centro de África adorado por los indígenas, o si sois como Cortés, en México, o si os sentís liberados del juicio de los demás o incluso de vuestras propias convicciones morales?

Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.
billywilder73
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4
1 de agosto de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La locura nuclear campa a sus anchas en Watchmen; para muchos la película definitiva de superhéroes por su análisis profundo de la miserabilidad del hombre; otros en cambio fruncen el ceño aturdidos por el espectáculo absurdo e inabarcable que acaban de ver.
Que una película no deje indiferente habla de su valentía, que una película no pueda alcanzarse a la salida del cine y requiera tiempo de reflexión habla de su inteligencia.
Superhéroes sin poderes ingenuos y mediocres - ¿no somos todos así? - obligados por el Estado a renunciar a su oficio comienzan a ser asesinados misteriosamente mientras la guerra nuclear amenaza con el exterminio de la población mundial.
Watchmen de Alan Moore y David Gibbons es el Quijote de la novela gráfica, la obra de culto definitiva del mundo del cómic. La presión de su adaptación corre a cargo de Zack Snyder que con su 300 espartano se ganó el respeto del público y la complicidad de productores.
Watchmen empatiza por dejà vu, Nietzsche que es su inspiración, su Dios – si se permite la ironía - ya anunció el nihilismo en que vivimos sumergidos y que plasma con sarcasmo la película.
Decía Maquiavelo en El príncipe que “el fin justifica los medios” y por ahí van los tiros de las tramas del film, tan enrevesadas como los caminos de disparate surgidos de la oscura madriguera del conejo de Alicia en el país de las maravillas.
Que el fin justifica los medios es el “perro del Hortelano de las necedades” que ni come ni deja comer.
Al otro lado del espejo el propio Che hablaba del “odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Que cada uno invente los bandos.
¿Cómo si no se entiende una gama de superhéroes de trajes tan chillones como ridículos pero indefectiblemente grises? Un perturbado enmascarado que utiliza la violencia para sus fines y con quien es imposible no identificarse; un cómico genocida y facha que es el más honesto al comprender que el hombre es un lobo para el hombre; un Dios Todopoderoso al que le es indiferente el humano; un búho impotente que sólo se excita dando mamporros en traje de licra; un villano superdotado que por encima de todo quiere hacer el bien; y hasta un Nixon-Pinocho con napia de Cyrano que maneja la mentira como aquél su florete.
No se duda de la genialidad de Watchmen pero se impone el debate. ¿Cuánto mérito es del cómic y cuánto de la película? Lo que conduce a un dilema de sensaciones encontradas, ¿un cine sin límites o los límites del cine? La censura está bien guardada en su caja de Pandora, allí se pudra, ¿pero es censurar quejarse de lo estéril del cine actual? ¿es censurar fusilar remakes y adaptaciones que escampan a troche y moche? ¿es mucho pedir un poco de creatividad?
El cine se agota y se reinventa porque mientras haya cuentos habrá cuentacuentos pero se acude por vicio a otros medios y formatos antes que a la propia imaginación.
Con las adaptaciones de novelas no hay conflicto al no haber una iconografía única. Al exhibir la propuesta de adaptación de la obra de un cineasta concreto y no existir más base que la que cada uno se monta en su cabeza el resultado puede entusiasmar o no dependiendo de las expectativas generadas por cada individuo pero no genera controversia. El nombre de la rosa de Umberto Eco o El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad son excelentes novelas y geniales películas, El código da Vinci de Dan Brown es un asco de novela y una mierda de película y La niebla de Stephen King es una pésima novela y una obra maestra del cine de terror.
Una adaptación debe captar el espíritu del cómic aplicando un lenguaje plenamente cinematográfico y una visión personal - política de autor - si no, ¿para qué llevar al cine una obra que triunfa en el papel o en la televisión? Sólo hay que pensar en dos casos antagónicos, Conan y Mortadelo y Filemón.
Alan Moore, guionista de la novela gráfica Watchmen utilizó todas las armas que tenía en su mano para crear una obra extraordinaria. ¿Qué aporta la adaptación cinematográfica de Watchmen?
1) Capta la esencia, la fuerza y la magia del cómic original, tarea ardua y meritoria por lo complicado de sus tramas y personajes.
2) Acerca la obra a quien no haya leído el cómic… pero el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.
3) Dentro de la dificultad de personalizar una obra tan egofagócita como ésta, Zack Snyder sabe dotar de cierto carácter a su puesta en escena, aunque conociendo Old boy de Park Chan-wook, Ichi the Killer de Takashi Miike o Una historia de violencia de David Cronenberg, resulta insuficiente.
4) Donde sí imprime su marchamo y se muestra original y conocedor de lo que se trae entre manos es en la utilización de la música extradiegética, as en la manga del que carece el cómic y que explota genuinamente la película. De ahí surge el mejor momento y el más plenamente cinematográfico: en los títulos de crédito iniciales la secuencia de montaje al son de The times they are a-changinG de Bob Dylan que captura el espíritu de agitación política y social de los sesenta y que le va como anillo al dedo a las reflexiones que plantea la obra.
5) La película mantiene la voz en off de Rorscharch que es extrema, dramática y grandilocuente y si bien en el cómic imprime cierto carácter de tragedia clásica al personaje, en la película lo aleja de la realidad – aunque al tratarse de un diario está mínimamente justificada -.
Maquiavelo sabía que el hombre era pésimo y mediocre y no se podía confiar en él. La historia le da la razón, por eso no hay absolutismos que valgan y tal vez lo único inviolable debiera ser el civil ingenuo que no tiene vela en el entierro.
¿Quién no hubiera apretado el gatillo encañonando a quienes tanto mal hicieron, Truman, Franco, Hitler o - ironía en mano - George Lucas?
En Hiroshima saben de lo que hablo.
billywilder73
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WALL·E
Estados Unidos2008
7.9
130,478
Animación, Fred Willard
10
1 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood ya no es la fábrica de sueños que nos vendieron que era.
Dicen muy acertadamente que en el cine todo está inventado, es por eso que nos invaden una y otra vez con historias monótonas y repetitivas en cadena; la fábrica de sueños ahora es fábrica de churros.
Sin embargo, a veces el cine aún es capaz de emocionarnos, de sorprendernos, de cautivarnos, en fin, de enamorarnos; la clave está en saber contar la misma historia de manera original.
Wall-e es por encima de todo una sencilla y preciosa historia de amor. Una obra maestra absoluta del cine de todos los tiempos.
Su importancia e influencia va más allá de la cinefilia. El buen cine – el reflexivo, el profundo, el que trata al ser humano como ser racional, el que va más allá del atontamiento espectacular – rara vez puede verse en salas comerciales. Wall-e sí.
Así que todo el mundo verá una auténtica genialidad y por el mismo precio muchos podrán calibrar su estúpida existencia acomodada; porque la película de Pixar obliga a reflexionar sobre el consumismo y la manipulación que los medios de comunicación, las grandes empresas, los países del Primer Mundo y el Capitalismo – la enfermedad de todos ellos - ejercen sobre el humano miserable.
Wall-e tiene dos magníficas influencias:
1) Alguien voló sobre el nido del cuco de Milos Forman, película extraordinaria de 1975 que bajo su apariencia visible de historia de locos de atar, hay una feroz crítica al sistema económico y político dominante y la imposibilidad de escapar de él.
2) El cine de Chaplin, la simplicidad de sus tramas, la cabezonería de Charlot, su heroísmo ingenuo... Wall-e, el robot protagonista es Chaplin y persigue a Eve allá donde vaya porque la ama, no necesita saber más del mundo.
Wall-e tal vez sea la última esperanza de un mundo feliz.
billywilder73
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5
1 de agosto de 2018
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine hay películas que lo apuestan todo por la trama y películas que radiografían personajes. En el primer caso tenemos personajes de poca complejidad envueltos en apasionantes tramas, un ejemplo sería El hombre que pudo reinar de John Huston y todas las películas de Hitchcock. En el segundo caso tenemos personajes profundos envueltos en mil pasiones donde las tramas sólo son un bonito atrezzo para explotar los claroscuros del hombre, El dulce porvenir de Atom Egoyan y todo el cine de Woody Allen serían el modelo a seguir.
En Valkiria los personajes adolecen de un desarrollo insuficiente en favor de la trama principal, matar a Hitler. Éste es el mayor error de la película pues la historia del Coronel Claus Von Stauffenberg parece decididamente mucho más interesante que el frustrado asesinato del Fuhrer que debería ser sólo un mcguffin para poder hablar de las oscuridades del alma humana.
El error en este caso es doble e insalvable: 1) la trama es muy confusa y 2) el público conoce de antemano el fracaso de la operación: a Hitler, por desgracia, sólo lo mató Hitler.
Al conocer el final de la película, el suspense se desinfla y no hay manera de enganchar al espectador. Claro que hay excepciones, en Titanic de James Cameron también se conocía el destino del barco y aún así se deseaba el deus ex machina para salvar a los personajes, lo que habla claramente de lo hábil que es Cameron y lo torpe que es Singer.
Con una trama sosa y reliada y la falta de suspense no queda más que apostarlo todo a los personajes y ahí está el filón sin explotar, porque Valkiria no tuvo jamás que ser un divertimento comercial de blancos y negros - crítica a los malos de siempre y alabanzas a los que se enfrentaron al terror – sino haber indagado en las causas reales frankensteinianas que llevan al hombre impotente e incompleto – ha perdido un ojo, una mano y varios dedos en la guerra – a luchar por sentirse un hombre de nuevo, a excusar su deseado suicidio o a vengarse de quien le convirtió en monstruo y le arrebató la vida.
Por desgracia no hay nada de eso en Valkiria: su mujer y sus hijos siguen queriendo al mutilado y él, el Coronel Von Stauffenberg, puede seguir mirándose al espejo sin terapia previa ni complejo de Mr. Hyde – ¿no ha visto Singer Los mejores años de nuestra vida de William Wyler? -. Lástima que salvar Alemania sea más importante… el mundo que nos dibujan es tan falso como el dios cienciólogo de Tom Cruise.
Ridículos son también los diálogos y las frases lapidarias que escupen constantemente de sus bocas sin que se les caiga la cara de vergüenza y chafándonos otra vez la poca credibilidad de los personajes. Ni Tom Cruise es Romeo ni Hitler Julieta.
El único momento en que la película cobra cierto interés es tras la explosión de la bomba en el bunker de Hitler. De pronto empatizamos con el protagonista por dos razones de peso: 1) se explota el suspense, queremos que huya sin que le pillen los malos y no sabemos si lo conseguirá; y 2) se explota la ironía dramática, sabemos que Hitler no ha muerto pero los buenos creen que sí.
Brian Singer queda definitivamente como la eterna promesa del cine mundial. Un cineasta que dejó huella con Sospechosos habituales y después se dedicó a echar tierra sobre su cadáver con las bochornosas X-men, X-men 2 y Superman Returns.
billywilder73
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