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España España · Valladolid
Críticas de Marcos B
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
10
19 de mayo de 2011
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que los viejos cines de barrio solían tener un telón para cubrir y descubrir la pantalla. Con el avance de las grandes superficies y los multicines, este romántico hecho ha ido relegándose a un plano secundario, desteatralizanzo en cierta manera las proyecciones, quitándoles cierto encanto propio de los patios de comedias. Zack Snyder, conocedor de esta pérdida, abre la película con una apertura de telón proyectada, ficcionada, de la que nadie puede librarse. Nos advierte, de forma sutil, de una inminente procesión de personajes con fuerte trasfondo psíquico, en el que anidan la locura y el delirio, pero también la humanidad y la cordura; esa que muchas veces queda eclipsada por un telón.

Resulta hasta cierto punto excitante pensar en la trayectoria del cineasta, porque sus anteriores películas parecían un tanteo para llegar a este personalísimo proyecto. Sin importar los resultados, con vocación de tesis doctoral y saltando a la piscina a riesgo de que esta pudiese estar vacía. Podrían rastrearse las influencias de Snyder para aterrizar en “Sucker Punch”, pero el de Wisconsin sale indemne. Vuela alto y libre sin temer a que se le despeguen las alas y a comparaciones. Tiene un estilo tan genuino, que pararse a comparar sería una quimera sin sentido. El mundo no había tenido a su alcance algo tan rabiosamente original desde hacía varios años.

Muchos preferirán quedarse admirando el caramelo. Mirando su envoltorio multicolor, que pasa de una escala de grises a la gama completa de colores del arco iris. Muchos no querrán abrirlo. Algunos porque preferirán quedarse en la superficie, otros porque no sabrán hacerlo y otros intentarán catarle sin quitar el envoltorio; no saboreando más que aparente locura, putas, mozas recias, loqueros, cocineros obesos o inconexión neuronal orquestada. Otro sector no tendrá problemas en abrir el caramelo. Seres desprejuiciados que no necesitan un manual de instrucciones para ello, que sienten y se dejan llevar, que son capaces de apasionarse antes de razonar la ecuación y válidos para vivir en comunión con los personajes y la historia.

“Sucker Punch” es aún terreno virgen, en el que la cultura pop del siglo XXI se mezcla de forma manierista. Son tantos los palos que toca de manera brillante, que muchos querrán descubrir la formula que hace que todo funcione como un reloj suizo. Muy pocas veces en los últimos diez años he salido de la sala con el estómago encogido y el corazón en un puño. La película camina durante sus 110 minutos por la cuerda floja. Snyder tiene el control absoluto de lo que en manos de otros hubiese sido un producto de consumo carente de alma. Todo funciona en un prodigioso equilibrio de guion, interpretación, banda sonora y dirección.

(sigue en spoiler sin revelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Marcos B
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5
19 de julio de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una actriz acaba de regresar a Corea viajando desde Estados Unidos. Se despierta en el piso de su hermana y somos testigos de su rutina. La vemos tumbada en el sofá, deambulando por las distintas habitaciones del piso. La cámara toma una posición estática y solo se moverá cuando sea estrictamente necesario, atendiendo a sus necesidades y motivaciones. Es el inicio de un nuevo amanecer y, con planos largos, nuestra protagonista comienza su día , charlando, en una jornada soleada en la que los planes no tardarán en surgir. Ese armario con poca ropa y esa maleta a medio deshacer, negándose a tomar un aposento definitivo.

Planes a lo largo del día: visitar el parque junto a su hermana, ir al encuentro de su sobrino, visitar la casa en la que vivieron cuando eran niñas e ir al encuentro de un cineasta coreano.

De nuevo la cámara parece adoptar la actitud definitiva frente todas las situaciones. Extensos diálogos, evocando el paso del tiempo, durante el desayuno fuera de casa, mientras conocemos pinceladas de la vida en Estados Unidos. El posterior paseo de las dos hermanas por un verde y florido parque, inmortalizando el momento con un selfi, gracias a la fotografía realizada por una pareja; reconocen a la actriz, intercambiando algunas palabras y opiniones antes de continuar el trayecto. El encuentro, por los pelos, con el sobrino en el restaurante en el que trabaja como repartidor; poco tiempo, intercambio de regalos, la celeridad de un encuentro fugaz en un día que parece no tener prisa y, sin embargo, empezamos a intuir que exige una velocidad distinta aunque no aparente. El Sol sigue resplandeciente, invitado de excepción que ilumina la jornada.

El encuentro con la niñez. Esos viejos muros que han cambiado su aspecto y sus nuevos inquilinos. La niña que fue, gracias al abrazo con la niña que es. Diálogos que se alargan mientras va llegando la hora del encuentro con el realizador. El objetivo, tímido, toma distancias, atemorizado por romper el lento tempo creado. La actriz se preocupa por su aspecto: una mancha en el raso de su vestido que no termina de salir; ya sin tiempo para ir a cambiarse. El luminoso día continúa.

Ella sola al encuentro. Restaurante con mesa de damero; escaques blancos y negros para albergar la comida y la bebida. El realizador, obnubilado por la actriz que tanto admira; citas a su trayectoria de juventud en películas pretéritas. Acordes de guitarra intradiegéticos caldean la comida. La cámara, inmóvil, apenas gira; se limita a recoger, vergonzosa, la larga conversación. Una epifanía, un acuerdo. La tormenta se desata, el Sol huye.

El nuevo día. Nuevos códigos y mensajes. El paso del tiempo. Risas. El momento de despertar a su hermana.

Hong Sang-soo, se ocupa en su nuevo trabajo de dirección, guion, fotografía y música. Con poco, aspira a copar mucho a través de excesos. Excesos que con lo nimio, quieren ser grano de arroz y montaña. No es una cuestión de no disfrutar de su tempo largo, extensas conversaciones o parquedad en la planificación, sino de la sensación de que lo pretendidamente oculto y grave es menor de lo que quiere aparentar. Lo transmitido queda meridiano, pero la emoción no termina de llegar plenamente; únicamente algunos instantes brillan con luz propia. Sus eternos menos y más.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/07/19/el-paraiso-puede-estar-frente-a-ti-delante-de-ti-2021-hong-sang-soo/
Marcos B
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7
13 de mayo de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera toma de contacto que tiene el espectador con la película, es la ventana que pertenece a la habitación de María Lejárraga, mientras Kiti Mánver, apasionada, da voz a la vida de nuestra protagonista; aunque realmente, sin lugar a dudas, es la voz de muchas. Una voz que traspasa los límites del encuadre y nos habla con sutileza y calidez de una vida, de su vida.

María Lejárraga. Es posible que no hayáis oído hablar de ella, y si lo habéis hecho, es más que probable que lo hayáis hecho con otro nombre. Porque la vida no siempre es justa y los tiempos que nos tocan vivir pueden ser tremendamente invisibilizantes. Al igual que el de ella, el de otras tantas; desterradas, exiliadas, condenadas al ostracismo y olvido más cruel. Ahora bien, si hablamos de Gregorio Martínez Sierra seguramente tengáis mucha más suerte en la búsqueda, porque Gregorio era, es y será María; por fortuna el paso del tiempo reclama a los originales y la justicia, demasiado lenta pero implacable, reclama nombres verdaderos. Restablecer la identidad como arqueología de devoción y fe.

María Lejárraga, escritora, docente, política dramaturga, letrista y mujer en libertad. Firmando sus trabajos con el nombre de Gregorio, su marido. María, mujer que ilumina las vidas de Juan Ramón Jiménez, otorga letra a la música inmortal de Manuel de Falla, encandila a García Lorca o firma ‘Canción de Cuna’, al lado neutralizante de su gestor, que vende con labia meritos que no le corresponden en Broadway y Hollywood. Hombre de palabras impenitentes entre los bastidores de la Metro y la Fox, rondando las faldas de Catalina Bárcena, llevándose los triunfos y hurtando vilmente voz, nombre y puño y letra.

Laura Hojman (Tierras Solares, Los Días Azules) filma con habilidad un retrato que resplandece, instruye y termina emocionando. Una película repleta de luz en medio de las sombras de una mujer inspiradora. Un trabajo documental con tramos ficcionados por Cristina Domínguez, interpretando a María con una imborrable sonrisa en el rostro; da paz, destila amor. Espléndido resultado en la utilización de las cámaras Cine Alta de Sony, obteniendo una luz y definición abrumadoras. Bellos son los textos del guion de la propia directora. Una preproducción e investigación que se alarga a lo largo de más de seis meses; buceando en infinidad de archivos, llamando a multitud de puertas, sumergidos y empapados en documentos e imágenes de archivo que dan contexto al tejido de la película.

Amplía los conocimientos complementando con las intervenciones de Vanessa Montfort, Remedios Zafra, Juan Aguilar, Rosa Montero, Manuela Carmena, Isabel Lizarraga y Antonina Rodrigo. Allí, en El Palacio de Longoria, una vez presidido por aquel hombre que no escribió una sola línea.

Emociona en su alegato final, rindiendo homenaje a ellas, a todas ellas. Aquellas que aún están en un segundo plano y los libros de texto se niegan a recoger con rotundidad. Ilumina y traspasa la gran pantalla, a aquella que nunca debió perder su máquina de escribir. María, esa luciérnaga alumbrando en medio de la noche.



Publicado originalmente en: https://cinemiamor.wordpress.com/2022/05/13/nombres-robados-a-las-mujeres-de-espana-maria-lejarraga-2022-laura-hojman/
Marcos B
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7
9 de septiembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que no se engañe nadie, porque se sentía podrida y envenenada, desde sus carteles de papel cuché; sus ténebres luces de néon, y sus texturas de falsa alta costura. Hay ciertos cuentos de hadas, que no pueden tornarse en otra cosa, que en cuentos de brujas terminales.

Es la atmósfera lo que construye un relato, y no al revés. No existen diferencias desde el inicio del film, hasta su cierre. Los triángulos en lenguaje audiovisual no engañan, y no pueden generar otra cosa que no sea perturbación. No existen planos dejados al azar; desde los más rabiosamente barrocos, a los más desoladoramente vacios. Nunca se dijo que fuese fácil encontrar el punto de fuga, cuando se trata de lanzar la mirada al infinito. Las líneas rectas no pueden tener lugar en ciertos universos. Los ángulos se confunden, degenerando paradójicamente en una lógica aplastante.

El cine de Refn sublima la realidad, transportandola a sus propios códigos, siempre en busca de una verdad. Se puede decir que es cine que entra por los ojos, incluso que es fácil de mirar por su cautivadora puesta en escena; pero nunca más lejos de la realidad es un cine de ligero enfoque. Su despliegue visual sucede en momentos de entrevela, conjugado con un vacio existencial, en el que el salto al precipicio, es (casi) la única alternativa. Acunados por el score de Cliff Martínez, una vez más atravesamos el umbral de lo lógico e ilógico sin apenas darnos cuenta; zarandeados sin control en un pub de luces de neón.

No inventa Refn los pactos con el diablo, que algunas veces ha sido llamado Mefistófeles. Pero en ciertos momentos y lugares, los pactos se pagan con una alta divisa. La fábula y el cuento, dentro de una tradición oral, son las formas de expresión más antiguas. La mirada en un espejo con soberbia, desemboca en un engendro; por mucho que se vista de Armani, y tacón de aguja. En este mundo de alto standing, donde las reglas han dejado de existir, y los demonios se han hecho corpóreos, no existen las salidas ni las vírgenes.

Pisas o te pisan. Y si quieres tu verdad, y por un momento sales de la senda, te comen.
Marcos B
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6
6 de junio de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Leticia Dolera presentó al desaparecido certamen de cortometrajes Shots (Scifiworld Magazine), su primer corto, Lo Siento, te Quiero, tuve la sensación de que su trabajo navegaba a un nivel muy distinto a sus competidores. Pude ver el corto, protagonizado por Manuela Vellés, tantas veces que sinceramente perdí la cuenta. Sentí que merecía ganar, e hice una apasionada crítica de amor incodicional al trabajo. Cuando se produjo el fallo del jurado, pregunté directamente por el ganador. Ganó el premio principal, y en cierta manera me sentí un poco ganador junto a ella.

Cuando un año después presentó su cortometraje A o B, dentro de La Noche del Corto Español de la SEMINCI, no pude evitar ocultar mi alegría y emoción. Mientras desfilaban los cortos, aquella noche su trabajo volaba muy por encima de los demás proyectos, y el nivel no era precisamente ya amateur. Leticia ganó el premio al mejor cortometraje de aquella edición; en aquella ocasión tuve la oportunidad de felicitarla personalmente. Estaba radiante, y sus ojos enormes brillaban de pura emoción, alegría, inquietud y creatividad. Le pregunté que para cuando el largo. Me contestó que a su tiempo llegaría, que ya pensaba en algo. Yo ya no tenía dudas de que me encontraba frente a frente, con una de las mejores realizadoras españolas. Era cuestión de esperar.

Requisitos para ser una Persona Normal, es un gran debut, que consigue contagiar los sentimientos que presenta. Está muy bien realizada, y es muy fiel a los parámetros que presentaba desde su primer corto. Ese afán por captar lo bonito. Esa magia colorida, que desemboca en una puesta en escena preciosista, en la que no duda de arriesgar con diferentes planificaciones. Creo que nadie con un mínimo de sensibilidad, pueda salir indemne de ese primerísimo plano de la lágrima, que aparece en cierto momento de la película. ¿Predecible? Pues sí, pero eso me importa muy poco cuando el guion está tan bien hilvanado, y fluye con tanta naturalidad hacia sus objetivos sin caer en la manipulación , ni la trampa. En ningún caso renuncia a contar un trasfondo muy triste, dentro de la comedia; así es que no nos encontramos, bajo mi punto de vista, ante una comedia pura en el sentido literal de la palabra.
María de las Montañas es un bombón de personaje, que hace que nos sintamos identificados con ella, independientemente del sexo. Salvando distancias, porque son muy diferentes, un poco al estilo del cine de Noah Baumbach. El personaje de Borja (Manuel Burque) es bueno, aunque en ocasiones me parece que se lo podría haber sacado más partido, y humor. Leticia opta por darle una progresión más contenida, y quitarle extravagancia a lo extravagante. Silvia Munt está excelente, y contagia sentimientos de soledad, a parte de un trauma pasado muy potente que carga su personaje.

Alguno de los "defectos" que se le pueden reprochar, es que la película puede resultar un poco reiterativa, con el uso de listas continuas, y grafismos sobreimpresionados en pantalla. Algunos retazos de humor de brocha gorda, con intención de contentar a todo tipo de público.

Pero el conjunto final funciona muy bien. Los poquitos que estabamos en la sala sallimos realmente satisfechos, y creo que el boca a boca le puede hacer muy bien a este primer largometraje de Leticia. Yo al menos, me voy a encargar de ir sembrando ganas por verla allí dónde vaya. Las menciones del festival de cine de Málaga, creo que funcionan a su favor. Y de forma muy personal diré, que creo que tiene más Cine que otras comedias, que han venido estrenándose en nuestro país, estos últimos años.
Marcos B
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