Creadora de su estética, inventora de su peculiar atmósfera y madre del ritmo de cada uno de sus episodios.

Breaking Bad podrá tal vez haber nacido de las influencias varias de sus creadores, pero sin duda, será el embrión y la precursora de muchas otras en un futuro.

Una pequeña gran obra que se hará maestra con el paso de los años.

Una droga de magistral diseño repartida en sus estudiadas y calculadas 62 dosis.

Ya nada volverá a ser como antes, porque gracias a esta serie, la perfección ahora y mañana estará un poco más lejos de cualquiera.

Las buenas intenciones no son suficientes para realizar un buen film, ni tan siquiera la ausencia de pretensiones debería de otorgar la benevolencia, pero en cualquier caso este proyecto es útil, al menos, como simple y plana radiografía a pesar de su alarmante falta de sensibilidad y sutileza artística (que tal vez ello sea lo que la salve al mismo tiempo...)
Muy loable y meritoria la fotografía de los primeros minutos del film, a la altura del increíble paisaje yemenita.

Para poder asimilar la dimensión de esta original y genuina obra de arte en España, y sobre todo en Catalunya, hay que entender antes el paradigma del anime en la época de los años 80.

De una forma muy simplista podríamos diferenciar algunas generaciones españolas respecto al anime que pudieron disfrutar. Una primera generación en los 60, que de alguna forma pudieron acceder a los primeros mangas en castellano de la colección argentina de las Fantásticas aventuras de Astro Boy en la década de los 70 o incluso aquellos que pudieron ver la serie de Meteoro en 1969. La "old school" de todo esto, sin ninguna duda...

De ahí pasamos a la generación de los 70 con Heidi (emitida en España en 1975), Marco (1977), Mazinguer Z (1978), El bosque de Tallac (1978) y Banner y Flappy (1979) que colocan el cemento base para futuras series y demuestran que la formula de serie infantil con historia lineal (y argumentos más complejos) va a ser un producto de éxito.

En la tercera generación, la de los 80, encontramos títulos como Ulises 31 (emitida en 1982) o Capitán Harlock (1985) antes de la llegada de Dr. Slump en 1987 a Catalunya. Si observamos el tipo de anime que hasta entonces se había visto, veremos que el genero hasta entonces era el de acción y aventuras en el mejor de los casos o la tragedia y el drama en el resto de animes. Así pues la aparición de "Arare" no solo fue transgresora por su formula grotesca y humorística, sino también porque aglutino a una generación acostumbrada al argumento complejo y el melodrama trágico, dándole justo todo lo contrario. Una serie sencilla, gamberra y divertida que a la postre ha conseguido cautivar con el paso del tiempo más nostalgia que las niñas y niños huérfanos de alguna otra generación de animes. Además ha creado un universo a su alrededor por el cual muchos quedaron cautivados de por vida. Esta opera prima de Toriyama, merece el reconocimiento hasta de culto, por haber fidelizado de alguna manera a todo el público que después, ya en 1990, quedó atrapado con la obra de Dragon Ball.
Gran parte de ese éxito inicial es gracias a esta primera serie del mangaka Troiyama.

Por cierto, el éxito también del anime en los 80, daría paso a la generación de los 90 (la 4º) llegando de la mano de las televisiones privadas (Tele 5 y Antena 3) que aprovecharon la formula japonesa con un sinfín de títulos como Capitán Tsubasa, Transformers o Caballeros del Zodíaco y otros tantos en las cadenas autonómicas como Ranma 1/2, Musculman o Doraemon.

Así pues, es fácil de entender que son muchas las series que han marcado época, algunas han creado escuela y otras han sido capaces de transformar el propio genero, muchos ejemplos de todo esto quedan redactados en los títulos que se leen en esta crítica. Pero tal vez sólo una haya sido capaz de dibujar un paraíso con forma de pequeño pueblo al que cualquiera de nosotros desearíamos viajar con piel de niño, para quedarnos a vivir.

Nunca antes han recibido mis sentidos una bofetada más profunda en tremendo pequeño espacio de tiempo.
El amor que uno pueda alimentar a esta maravillosa inversión de tiempo que es el cine, adquiere sentido con momentos de apenas algo más de diez minutos, como este regalo de Kunio Kato.

Podemos ir desfilando todos a tomar por... y dejar esta minúscula película como veredicto o referéndum de nuestra proeza o fracaso.

Amén.

Imaginemos su trama servida en los manteles de un restaurante y a Utopia dando nombre a éste.
Seria un restaurante de creación y cocina de autor, con una decoración muy trabajada y una más que original manera de tratar a sus clientes. Bajo reserva dado a sus únicas "5" mesas de las que dispone y que a su vez lo convierten en un lugar de culto en el recorrido gastronómico de su ciudad.
El menú: degustación a la carta al gusto del chef con un combinado de "12" tapas todas ellas de una gran creación y un diseño de alta costura con una combinación de colores que acompañado de la música del local hacen presagiar una experiencia inolvidable.
Pero no.
Tras las primeras tres o cuatro tapas vas descubriendo que la combinación de ingredientes es algo repetitiva en cada una de las tapas, también la quinta y la sexta...algo te da esperanza cuando aparece el mismo chef en persona con la segunda ronda de tapas y te deleita con su monologo de intenciones y visión de la neo-gastronomía...Pero antes de que acabe, tu ya te has cerciorado de que es la misma tapa todo el rato una y otra vez dale que dale, alternando las texturas y los tempos de cocción...hasta acabar exhausto de esa gran tapa bailada y dibujada de mil maneras.
Y piensas, joder que lastima de local, con este diseño y decoración, esta música, esta originalidad de
propuesta...¿era necesario marear tanto una tapa? ¿no hubiera sido más sensato hacer un primero,segundo y postres? ¡Con esa tapa al principio!

PD: con papeles secundarios como los de Arby / Piètre y su compañero laboral Paul Ready (hostias que grande!) e incluso el chico Grant, personajes como los de Ian o Becky rozan el grado que llega después del ridículo.La Pena.