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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5,201
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
439/24(27/12/21) Sugerente thriller político francés dirigido por Henri Verneuil y guión propio junto a Didier Decoin (“El conde de Montecristo”), hace una revisión ficcionada sobre el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy, ello enmarcando la historia en un país imaginario (con una bandera similar a la Barras y Estrellas), pero donde de lo que se habla es de JFK es diáfano desde el inicio, con el escenario del crimen similar en una plaza, el 22 de mayo (el de JFK el 22 de Noviembre), yendo el presidente en un auto descapotable, hay un disparo en la cabeza, el principal sospechoso muere de modo extraño (al de JFK lo mataron en un parking custodiado por la policía; El apellido del asesino, Karl Eric Daslow, es el anagrama del nombre del presunto asesino de JFK, Lee Harvey Oswald, además de ser compuesto), una filmación casera (la de Abraham Zapruder), un hombre misterioso con paraguas, hay unos testigos misteriosamente muertos, hay una oportuna fotografía con el supuesto arma del crimen sostenida por el principal sospechoso, pero que se nota un montaje, hay una versión oficial que dice que fue un pistolero solitario (cual el informe Warren) y hay un fiscal combativo (en el caso estadounidense fue Jim Garrison) que no cree la versión oficial (la de JFK fue de la Comisión Warren), y se especula con la participación de las cloacas del estado en connivencia con la mafia para el crimen. Utilizando libremente estos mimbres la historia se adentra en territorio Costa Gavras o Oliver Stone (este film es claro antecedente de la exitosa “JFK” de 1991, que cuestionaba rabiosamente la versión oficial), también forma grupo con otras de similar temática, como “Acción ejecutiva” (1973), o el posterior “El último testigo” (1974). También es destacable en este sentido el western italiano "La muerte de un presidente/ Il prezzo del potere" (1969), enmarcando la acción en 1880, con el asesinato del POTUS también Dallas.

Film cargado de tensión, donde el fiscal Henri Volney (carismático Yves Montand, aunque se siente su rol una percha sin fondo, ni hondura, para descargar las teorías conspiranoica a través de alguien decente y noble), va desmenuzando uno a uno todas las supuestas pruebas, cuestionando la docilidad de la sociedad para creer lo que les cuentan y seguir su vida, cuestionando los tejemanejes del poder oculto para manipula la verdad a su antojo. Film de claro sino pesimista, envuelto en la paranoia de no poder creerte nada, atacando a los servicios secretos como poder en la sombra que utilizan los de lo alto de la pirámide tras la cortina, y nunca exponiéndose. Ello para ir desentrañando los secretos de las alcantarillas de los estados y como Ícaro, cuanto más se hacer al Sol (la verdad) más peligroso es todo, para desembocar en un final que no podía ser otro para la visión del mundo que nos da la película.

Obra hija de su tiempo de los setenta, sin apenas acción, pero emitiendo realismo, con una evolución ágil, seca y adusta en su atmósfera, con escenarios solitarios, impersonales, fríos, donde se indaga en las dinámicas de poder y de sugestión pasiva de la gente para hacer crímenes sin remordimientos, ello expuesto en el mejor tramo del film, explicándonos mediante el experimento (real) Milgram como las personas normales pueden ser robots asentimentales capaces de ser el obediente brazo ejecutor del peor de los actos, este tramo que puede parecer metido con calzador, termina por erigirse en tótem de la cinta, al dar sentido a todo y a hacer encajar las piezas. Que incluso de modo ingenioso se es capaz de entroncar con como miles de personas pudieron perpetrar el Holocausto Nazi, ello mediante una cadena de pequeños actos que se van mecanizando y elevando en su barbarie y con ello haciéndolos ‘banales’ (Hannah Arendt) gradualmente.

Al comienzo de la película, el canal "Programas internacionales de televisión" retransmite las imágenes del presidente Jary, en el momento de su reelección, sobre su política para los próximos años declara: "Verá... Bernard Shaw dijo, ‘Hay personas que ven las cosas como son y que se preguntan por qué, y luego... hay personas que sueñan las cosas como nunca antes. Y que se preguntan... por qué no?’. Intentaré pertenecer a esta segunda categoría". Esta cita es una adaptación de una réplica de la serpiente a Eva en el principio, la primera ronda de juego Volver a Matusalén (en), escrito en 1921 por George Bernard Shaw: “Ves cosas; y dices "Por qué?" Pero sueño cosas que nunca fueron; y digo "Por qué no?". John F. Kennedy utilizó esta cita en un discurso ante el Parlamento de Irlanda en Dublín el 28 de junio de 1963 Y su hermano Robert F. Kennedy ha utilizado una versión ligeramente modificada en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1968.

En su debe, que resulta harto previsible, todo resulta muy expuesto, sin sutileza alguna, ya desde el comienzo en que se ve que el sospechoso es un chivo expiatorio al que asesinan y lo quieren hacer pasar por suicidio, con ello nunca juega a la ambigüedad sobre que es verdad y que mentira, sabemos que la versión oficial es falsa, y esto resta mordacidad y profundidad. Todo discurre por senderos esperados, con algunas incoherencias, como que el fiscal deba pedir la cinta al ‘Zapruder’ de turno, y no a la comisión, que en esta espiral de ‘accidentes’ en que caen los testigos se dejen a uno fuera. Asimismo es inverosímil el debate televisado entre varios miembros de la comisión (el jefe de los servicios de inteligencia, el ministro de justicia, el Jefe de Estado Mayor,...) que investigaba el magnicidio frente al protagonista (Fiscal General) que refutaba los resultados de la investigación, muy teatral, pero nada creíble, además del colofón de que como no se lo cree le dicen que siga el solo, parece una riña de niños, esto me es chirriante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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7
28 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
409/02(02/12/21) Desgarrador drama psicológico dirigido por el aclamado director sueco Ingmar Bergman, en lo que fue su primera producción fuera de su país, concretamente hecha para la cadena de televisión ZDF en la Alemania Occidental (donde rodó con esta, tres películas) durante su exilio por problemas con el fisco (se le acusó de evasión de impuestos, para después exonerarlo por involuntariedad. Este trauma le afectó tanto al creador de “El Séptimo Sello” que lo llevó al psiquiátrico). Ambientada en Munich, la historia es una ácida radiografía de la desintegración de la relación entre Katarina y Peter Egermann, basada en la infeliz pareja del mismo nombre que aparece brevemente en la miniserie de Bergman de 1973 “Scenes from a Marriage”, en una reinvención de los personajes, la infelicidad de Peter y Katarina culminan en el asesinato y posterior violación de una prostituta por parte de Peter, esto visto en la primera escena, para después en diferentes flash-backs ir componiendo el puzle de cómo se llegó a este acto deleznable. Estos estructurados en episodios presentados con intertítulos que comienzan 14 días antes, y así van saltando hacia hasta el asesinato, siendo en cada segmento analizado desde un personaje diferente que lo conoció, esto lleva a que el conjunto es desequilibrado (el episodio de la carta no convencía del todo a Bergman), pero en sus picos resulta turbador, teneidno una ambientación opresiva y asfixiante en sus escenarios donde no recuerdo la luz solar, todo decorados iluminados artificiosamente.

Peter Egermann (notable Robert Atzorn) asesina a la joven prostituta Katharina ‘Ka’ Krafft (aterrada Rita Russek), conocida como Ka, y viola su cadáver. La historia anterior se resume en flashbacks y protocolos de interrogatorio con familiares y amigos: Peter tiene éxito profesional, está establecido y está casado con una mujer igualmente exitosa (buena Christine Buchegger) que, como la víctima del asesinato, lleva el nombre de Katarina. El matrimonio está marcado por una profunda relación de amor-odio. Peter se cierra cada vez más y se confiesa a su psiquiatra fantasías de asesinato giran en torno a su esposa. Un amigo mutuo de la pareja pone a Peter en contacto con la prostituta Ka, a quien mata la primera vez que se encuentran.

Bergman una vez se adentra en uno de sus mantras, como es la deconstrucción de la institución del matrimonio (esa que tanto conocía él, pues estuvo casado con seis mujeres) para ello toma como protagonista a un ser en caída libre, infeliz, insatisfecho, donde los continuos enfrentamientos maritales provocan en él un desvarío mental. La crisis de pareja llevada al extremo donde la rutina lo hastía todo (para Peter), el sexo (su represión), la ansiedad, las peleas, la depresión, la incomunicación, los juegos de poder, las humillaciones, el (sugerido) complejo de Edipo, la hipocresía, las amistades, los impulsos homicidas, el aburrimiento, el adulterio, todo termina por viciar eso en lo que hubo amor, degenerando en un clima áspero, sombrío, donde la violencia es latente.

La película comienza y termina en color y cambia a blanco y negro en la sección central. La ZDF insistió en que la secuencia de apertura tenía que ser en color, de lo contrario los televidentes asumirían que sus dispositivos estaban defectuosos. Los papeles fueron elegidos exclusivamente por actores de teatro del Residenztheater de Munich que tenían poca experiencia cinematográfica. Para el más tarde popular actor de televisión alemán Robert Atzorn este fue su primer trabajo cinematográfico.

Arranca en color, en una habitación radiante de rojo (pasión o sangre), vemos a una mujer aterrada que corre a esconderse tras una cama, vemos al que es el protagonista entrar lentamente en el cuarto, la cámara enfoca en primer plano largo a la mujer, hasta que unas manos (las de Peter) agarran a la mujer para estrangularla, y tras ello en un acto patológico la sodomiza (expresando con ello su represión sexual).

Tras ello saltaremos en el tiempo atrás y adelante para conocer al asesino y sus circunstancias. Como que tiene una madre actriz (Lola Muethel), ultra protectora, con la que Peter mantiene una enfermiza relación; Tiene una esposa exitosa en la moda que es muy dominante, que recrimina a Peter su malsana relación con su madre; Peter ve a un psiquiatra, Mogens Jensen (buen Martin Benrath), donde cuenta sus sueños asesinos para con su esposa (a la que ve cortándole la garganta): El psiquiatra se destapa pérfido en cómo trata a la esposa de Peter (o es la mente convulsa que ve a todo el mundo como enemigo?); Un investigador interroga al melancólico Tim (espléndido Walter Schmidinger), un amigo y socio (homosexual) de Katarina, que tenía pulsiones sexuales por Peter, y creía Peter era un gay reprimido, y de ahí su violencia desatada. Desgarrador el monólogo frente al espejo; La madre de Peter habla en primer plano (algo muy del director sueco, como los frontales, hablando un personaje en segundo plano), deconstruyendo a su retoño desde su punto de vista particular; Egerman dictando una carta a su secretaria; Y por supuesto la esposa, una mujer fría.

Una película donde se habla sin tabúes de temas adultos sobre pulsiones suicidas, masturbaciones, orgasmos, sodomizaciones, necrofilia, matrimonios abiertos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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Alas de sobrevivencia
Documental
Francia2001
7.5
4,672
Documental
8
28 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
426/19(23/12/21) Espléndido documental francés que nos hace querer sacar nuestras imaginarias alas y volar, planear por los cielos. Lo he visto con motivo del 20 aniversario de su estreno (12/12/2001), del que solo había visto clips, pero cuando lo he completado me he encontrado con una maravilla sensacional, una obra de un virtuosismo absoluto, un hito fascinante por todas las técnicas que han tenido que crear para hacer posibles muchos de sus planos inverosímiles en que la cámara se cuela entre columnas de aves en vuelo, su modo de seguirlas, Homérico. Dirigido por Jacques Cluzaud, Michel Debats y Jacques Perrin, quien fue también uno de los escritores y narradores, mostrando los inmensos viajes que realizan habitualmente las aves durante sus migraciones, también guionizan Stéphane Durand, y Francis Roux, con una narración en off escasa, solo para dar pequeños detalles migratorios, sin más narrativa que el poder de sus poderosas imágenes. Se rodó durante tres años (entre julio de 1998 y terminó en la primavera de 2001) en todos los continentes y los océanos. Surcamos con todo tipo de aves diferentes climas y paisajes, siguiendo migraciones de miles de km a lo largo de todo el planeta (El caso más extremo es el Charrán Ártico que vuela 20.000 kilómetros de polo a polo hasta completar su migración), creando postales de una beldad sibarita. Los realizadores expusieron más de 590 millas de película para crear una pieza de 89 minutos, en un caso, dos meses de filmación en un lugar se editaron a menos de un minuto en la película final. La hermosa y evocadora banda sonora fue creada por el parisino Bruno Coulais, grabada por el grupo vocal búlgaro Bulgarka Junior Quartet en búlgaro, asimismo está el tema ‘To Be By Your Side’ del aussie Nick Cave, y dos del inglés Robert Wyatt, ‘Masters of the Field’ y ‘Hors Champ’. Los efectos vocales incluyen secuencias en las que el jadeo se superpone al batir de las alas para dar el efecto de que el espectador es un pájaro. Doce pilotos, y más de quinientas personas hicieron falta para poder completar la cinta. Hubo distintos equipos a lo largo de todos los continentes del planeta. Visitamos Nueva Zelanda, India, Japón, Nepal, Filipinas, Vietnam, Islandia, España, Francia, Alemania, Holanda, Italia, Polonia, Suiza, Rusia, Groenlandia, Korea del Sur, Islandia, Mali, Tanzania, Senegal, Libia, Canadá, USA, Argentina, Chile, Perú, la Amazonia en América del Sur y por último también la Antártida. Se filman entre otras a las siguientes especies: grullas, ánsares, alcatraces, albatros, pelícanos, petirrojos, gansos, águilas y a los heroicos pingüinos emperador.

La obra es una experiencia sensorial, una oda al poder hipnótico de la naturaleza, a su embrujo ante el milagro de volar, con composiciones visuales embriagadoras, donde las aves en formaciones milimétricas en uve surcan paisajes tan bellos como París (con la Torre Eiffel de fondo), la campiña francesa, Nueva York (turbador ver el fondo con las Torres Gemelas que cuan do se estrenó este documental ya no estaban), parajes gélidos, el Monument Valley, los desiertos africanos, acantilados de vértigo, mares encrespados, costas rocosas, tomas impresionantes de aves en plan kamikaze sumergiéndose en el mar en busca de comida, los pingüinos en formación militar desfilando por la Antártida, cortejos de seducción abriendo plumajes, las carreras espectaculares de aves (Somormujos de Clark) sobre la superficie del mar, vemos al símbolo USA como es el águila calva sobrevolar las montañas americanas, hay halcones cazando en los inhóspitos desiertos, ello con un sentido entre pictórico y poético singular que te cala.

También somos testigos de lo que queda en los márgenes, la crudeza del ciclo vital como es esa escalofriante secuencia en que vemos a un charrán con un ala rota arrastrarse por la playa intentando huir de cangrejos enormes, hasta que estos lo acorralan en marabunta y lo hacen desaparecer entre una masa informe, que se lo comen; esos pingüinos defendiendo a sus crías de los buitres; También asistimos a los estragos que el hombre infringe en este ciclo de las aves, como esas aves siendo disparadas por unos cazadores; una marrea negra engullendo desgarradoramente a un ave; otras corren el peligro de ser atropelladas; otras son presas del lodo; otras son enjauladas (ello visto en el Amazonas, mediante un cuasi-sketh en que vemos enjaulados a perezosos, mientras un loro (o similar) es capaz de abrir su jaula y escapar; Pero también somos testigos de que no todo está perdido entre los humanos, vemos a una anciana alimentar a un grupo de grullas en medio del campo, y de la que luego inician vuelo y ella se despide, dejando una idealizada estampa al amanecer; asimismo comienza el documental con un niño soltando una red a un ganso que le impide moverse, ello en un bucólico estanque francés, y de hecho termina circularmente cuando el niño regresa (se supone un año después) para ver de nuevo al mismo ganso en grupo, y sabemos que es él por tener todavía un poco de la red en sus pata.
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TOM REGAN
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5
28 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
424/17(21/12/21) En su momento (estrenada hace 60 años, 20/12/1961) exitosa comedia romántica, vista hoy día una película muy envejecida en su visión retrógrada y casposa de la sociedad. Dirigida por Delbert Mann, con guión de Stanley Shapiro (“Confidencias a medianoche”) y Paul Henning (“Un par de seductores”), nominado al Oscar a Mejor guión original (no ganó, lo hizo William Inge por “Esplendor en la hierba”) es un claro pseudo-plagio de ‘Pillow Talk” (1959), y es que los productores nos e calentaron la cabeza, si la pareja Doris Day (Aunque no es un musical, la película contiene dos canciones cantadas por Day: "Lover Come Back" durante los créditos iniciales y "Should I Surrender" mientras contempla qué hacer con sus sentimientos por Jerry, en un tramo de vergüenza ajena) y Rock Hudson (trabajaron con esta en tres películas juntos: “Pillow Talk”, esta que me ocupa y “Send me no flowers”) tiene éxito, pues repitamos la fórmula, apenas disimulando lo que es una repetición del argumento, cambiando algún detalle, el escenario el mismo de una Nueva York chic, donde Hudson, al igual que en la mencionada, se hace pasar por otra persona y con ello engaña al rol de la Day. Los personalidades iguales, él un truhan mujeriego y amoral, ella una joven segura de sí misma y autosuficiente, noble, pero de valores rígidos en su castidad, y también (como en “Pillow Talk”), tenemos de secundario roba escenas a Tony Randall como fiel amigo de Rock, que tiene el desparrame en sus gags. El resultado es un humor ñoño, en su misoginia, en su moralina ultra católica, donde el humor discurre entre lo infantil y lo cursi, pretendiendo se más de lo que es, pues la guerra de sexos con ínfulas al screw-ball es bastante pobre, pues aquí no hay equilibrio, no hay réplicas y contra réplicas, hay una mujer que es engañada por un pícaro, y esta cae en sus redes cual mosca en la telaraña. Tiene (como la otra), una fotografía híper-colorista de Arthur E. Arling, unos escenarios muy cuidados en sus interiores, otorgando elegancia a la ambientación.

Jerry Webster (Rock Hudson) es un ejecutivo de publicidad de Madison Avenue, que ha logrado el éxito a través del trabajo arduo y también al ganar y cenar a sus clientes, estableciendo citas con chicas atractivas. Day interpreta al enemigo jurado y en pie de igualdad de Jerry en una agencia rival, Carol Templeton. Aunque nunca lo ha conocido (hay que dar licencia de salto de lo creíble, pues trabajando los dos en el mismo sector y cerca uno de otro, resulta inverosímil), Carol está disgustada por las tácticas poco éticas de Jerry y lo denuncia al Ad Council. Jerry evita problemas con su aplomo habitual, enviando a una atractiva corista, Rebel Davis, para seducir a los miembros del consejo.

Historia de enredos, confusiones, falsas apariencias, donde se quiere dar rienda a la química entre Doris & Rock, pues resulta que estos juntos me son agua y aceite, sus momentos resultan henchidos, artificiosos, manufacturados, acartonados, vamos! Que no me agradan! Que triunfaran taquilleramente juntos, no quiere decir que salten chispas entre ellos. Ella es una mala actriz, encima se nos quiere hacer ver es muy glamurosa y me resulta desfasada, para colmo se pone esos ridículos sombreritos, propios de los payasos de un circo; Rock Hudson me resulta pomposo en un rol de arrogante libertino al que todo le sale bien, irritante en su dualidad, de una ridiculez insufrible haciendo de científico amanerado con ribetes a impotente es grimante. De hecho, lo mejor para mí, es todo lo que no son estos dos (si acaso la escena que me queda de ellos, no es por ellos precisamente, me refiero a la secuencia del acuario, con lo que sucede en segundo plano), me refiero por ejemplo al interrogatorio de la comisión a la bella modelo que les enseña su medalla (estos miran algo más allá), me refiero a los dos compañeros que ven de vez en cuando a Rock en alguna situación comprometida y hacen comentarios, y por supuesto me refiero a un divertido Tony Randall, divirtiéndose en su papel de jefe vividor.

El remate es su final metido con calzador para atomizar su buenista y moralista mensaje (por supuesto con su visión machista de la sociedad, ejemplo, cuando Rock se ofrece a fregar los platos y ella responde que no, que eso es cosa de mujeres; amén de cómo se enfoca a la mujer trabajadora como algo disfuncional y propio de alguien asexual).
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TOM REGAN
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6
22 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
425/18(22/12/21) Con motivo del 20 Aniversario del estreno (05/12/2001) de esta popular cinta, la he vuelto a revisionar, y es de esas películas donde el continente es mucho más que el contenido. Film con más fama que calidad, es este (eso sí, entretenido) ‘heist’ dirigido por Steven Soderbergh y guionizado por Ted Griffin (“Los impostores”), siendo un remake de una película de 1960 protagonizada por el conocido como el Rat Pack (grupo de amigos del mundillo de la actuación y la música, capitaneado por Frank Sinatra, con Dean Martin, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, Angie Dickinson, o Joey Bishop entre ellos), que ya de por sí no era ni de lejos una cinta buena. En la original los ladrones (de guante blanco) eran unos veteranos de la WWII, aquí son unos buscavidas; en la original pasaban desapercibidos, y aquí el dueño del emporio ‘casinal’ se cosca desde el inicio de que algo pasa; los cinco casinos del robo original (el Sahara, el Riviera, el Flamingo, el Desert Inn y el Sands) ahora son tres. Sorprendentemente, la película específica y filma en casinos reales (el Mirage, el MGM Grand y el Bellagio) e incorpora la destrucción del Desert Inn.

Danny Ocean (George Clooney), recién salido de la cárcel y ansioso por un nuevo trabajo. Es un buen operador que, según sus notas de la junta de libertad condicional, figuró en una docena de investigaciones en las que nunca fue acusado. Contacta a su antiguo compañero Rusty Ryan (Brad Pitt) con un plan para robar millones no de uno, sino de tres casinos de Las Vegas. Para ello deberán penetrar en la caja fuerte- bóveda, ubicada a 200 pies bajo tierra, contiene efectivo cubre todas las fichas en juego en los tres casinos del hotel: el Bellagio, el Mirage y el MGM Grand, propiedad de Benedict (Andy García). En la noche en cuestión, cuando una pelea por el campeonato de peso pesado traerá muchos grandes apostadores a la ciudad, se espera que las tenencias asciendan a $ 150 millones.

Por lo menos supera esta del SXXI a la original, lo cual no es decir mucho, haciendo Soderbergh un film ameno, pero tan ligero como una brisa pasajera, donde los personajes son arquetipos sin alma, siendo su punto fuerte el gran reparto, quedando este en un desfile de caras conocidas que van desde lo cumplidor (Brad Pitt, George Clooney o Matt Damon), a lo insulso (Julia Roberts, en un papel mujer-florero, sin pasión alguna), pasando por lo histriónico (Andy García), por lo desaprovechado (Casey Affleck, Scott Caan, Eddie Jemison y Don Cheadle), lo pintoresco (Shaobo Qin y sus acrobacias), incluso o el pasaban por allí (Bernie Mac). Habiendo lugar para algún mínimo oasis en las frescas actuaciones de los veteranos Elliott Gould y Carl Reiner, siendo su narración con un ritmo cansino en su primera mitad, con los prolegómenos de cómo van eligiendo los líderes del atraco a los integrantes con el clásico (ya desde la magna “Rififi”) de cada uno ser especialista en una lid, el entrenamiento, todo esto un tanto a trancas y barrancas, pero cuando entramos en el núcleo del atraco el ritmo se acelera de modo frenético, desplegándose todo un arsenal de disfraces, simulaciones, gadgets, acrobacias, muchos giros (sorpresa), donde la tecnología tendrá crucial importancia, pero sobre todo el factor azar, o sobre todo el elemento trampa hacia el espectador.

Un repertorio de trampantojos sin fin, donde nada es lo que parece, una danza de los atracadores con epicentro en un casino con su bóveda caja fuerte, donde el humor se dará la mano con la acción, y ello regado con mucho humor, pero donde la tensión e intensidad serán entre nulos e inexistentes, los problemas que surjan se resuelven de modo naif, y el final se ve venir desde mi casa a Las Vegas. La cinta no deja de ser un pasatiempo trivial, un producto comercial hecho para aprovechar el punch comercial de su gran elenco, una cinta despreocupada, una gamberrada de efímero calado, donde las estrellas hacen de eso mismo, luciendo palmito, sonrisa profident, gestos de pasarela, bonitos trajes, ello con papeles glamurosos, en medio de escenarios lujosos, y siempre con una buena frase que decir, roles con los que es fácil empatizar por su carisma. Teniendo entre sus temas livianos la exaltación de la amistad, el amor, la venganza, o el intentar hacer lo que te gusta.

Termina y si acaso me queda esa imagen del grupo observando las famosas fuentes del Bellagio mientras suena el “Clair de lune” de Debussy. También es apreciable la fotografía de Peter Andrews (pseudónimo del propio Steven Soderbergh), inundando las secuencias de un acogedor brillo, con mucho granulado, realzando los rostros y los lustrosos escenarios; Como bonita es la partitura del norirlandés David Holmes (“Out of sight”), con melodías jazzísticas que se adaptan al tono distendido del film de maravilla. Asimismo suenan temas de gente tan reputada como Quincy Jones, Elvis Presley, o Liberace.
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TOM REGAN
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