La 1ª entrega de Harry Potter según su director Chris Columbus, está orientada para satisfacer la idea que se habían hecho los más pequeños acerca de Harry y su mundo. El problema es que al público juvenil y sobre todo al más crecidito (el que acompaña a susodichos infantes) puede que les sepa a poco una adaptación más bien azucarada y ñoña. Llena de guiños a la época navideña (con la nieve y tanto banquete) y el tradicional punto de vista hacia el estilo colegial puramente británico de entorno irlandeses.

Es cierto que la película confabula bien el género familiar con dosis de aventura y cierto dramatismo y misterio en las criaturas y en algunas secuencias durante la película. Columbus le da bastante colorido con el uso de los verdes, dorados y rojos en uniformes y decorados, bastante alejado del reinante tono sombrío de las posteriores entregas.
Los elementos de atrezzo están logrados así como la concepción de Hogwarts como una especie de abadía medieval (vidrieras, piedra tallada,.....)

En cuanto a la parte artística hay bastantes contrastes: es patente la inexperiencia interpretativa en el elenco protagonista (Radcliffe, Emma y Rupert), Felton (Malfoy) no obstante aporta un poco más de garra.
De los adultos destaco a Ian Hurt (Ollivander) en una buena aparición, Maggie Smith (McGonagall) y, sobre todo, a Alan Arkin con su magnífica lectura del astuto Snape. El fallecido Richard Harris (Dumbledore) está bastante discreto en un papel que da mucho más juego.

Lo malo de una saga tan larga como ésta es saber buscar una homogeneidad y sobre todo conseguir que el espectador encuentre patrones entre las películas. Después de que la saga haya pasado por tantas manos (Cuarón, Newell, Yates....) es difícil encontrar dicha continuidad.

Verdaderamente magnífica película que trata, entre otras cosas, la cotidianidad y vicisitudes de la clase baja española de pos-guerra, en concreto reflejadas en Plácido Alonso, un padre de familia con escasos recursos que pasará lo imaginable hasta conseguir pagar su apreciado vehículo, un motocarro con el que se dedica a repartir pedidos.
El bonachón Plácido (Cassen), que será un títere en manos de los caprichos de la clase burguesa, se verá arrastrado a una ingeniosísima vorágine de despropósitos entre los que se encuentra la propuesta "Siente un pobre en su mesa", promovida por los burgueses, deliberadamente insensibilizados por Berlanga y su socio Azcona.

Una película no sólo recomendable, sino obligada, única e irrepetible. Sin duda una de las mejores películas en la historia de España, para mí claramente influída en su formato por películas como "La Dolce Vita", "La Strada" o "Noches de Cabiria" del maestro Fellini, todas ellas anteriores en fecha a "Plácido".
España e Italia. Berlanga y Fellini. Genio y figura.

Spielberg sigue cosechando el éxito, sembrado ahora de la mano de Peter Jackson, su sucesor en la imaginería colectiva de las nuevas generaciones. Sin embargo, y pese a que es una magnífica apuesta, la película no es todo lo sorpresiva que cabría ser.
Aplaudo el magnífico montaje del inicio, muy parecido al que vimos en "Atrápame si puedes" - cinéfilos contrastadlo - y la genial técnica con la que desarrollan las secuencias y los personajes.
También me gustó la enorme fidelidad que como oro en paño envuelve cada minuto del metraje.

Pero como digo el éxito para mi no ha sido completo. La película fracasa como género infantil siendo más propia de un género familiar, más propio para el lenguaje que emplea (sinceramente la frase "Ahi cosas peores que estar sobrio" no creo que la ría un niño de 8 años). Y como seguidor de hace años de las historias gráficas de Tintín jamás conocí a un Tintín tan eufórico y exaltado como este. Para los que no lo sepan Tintín es de caracter serio, pensativo y únicamente se emociona cuando descubre un misterio o un plan sale bien.

Quiero dejar claro que no realizo una contracrítica sino más bien una crítica matizada de una magnífica película de aventuras.

Entre las constantes dudas de un Farrell que, ya madurito, se cuestiona dar a su realidad un giro criminal y que,dadas las circunstancias atenuantes, lo da. Hasta aquí lo entiendo; ahora bien, que alguien me explique el rol de Keira Knightley y en qué influye junto con toda la sordidez de la película.

Gracias

No puedo hablar con conocimiento de causa sobre la saga Millennium puesto que no soy seguidor ni he leído los libros. La única opinión que he podido atesorar es la que me ofrecen las películas.

Ésta segunda cuenta con un ritmo bastante apropiado. Un argumento parecido a la primera de la saga - hombres que maltratan a mujeres -, pero por el contrario que la primera aquí el tema se desvía de forma algo caótica. Así, el caso de la trata de blancas inicial se deja de lado para seguir con el esclarecimiento de varios asesinatos.
Mientras Lisbeth (Noomi Rapace), actuando en solitario, trata de conocer la identidad del hombre que intenta matarla; Mikael -el periodista- sigue la pista a un misterioso hombre conocido como "Sada", sospechoso de antiguos delitos. Ambos desconocen que persiguen al mismo hombre.

A pesar del interesante giro del final, la película no termina de enganchar debido a que la trama está mal construida. En su afán por convertir a Millennium en un rompetaquillas han sacado ésta segunda parte con demasiadas prisas y eso se refleja en la consecución de la cinta; sólo cuenta con ciertos retazos pasables cuando el resto de ella se deshace como papel mojado a medida que pasan los minutos.