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Críticas de Natxo Borràs
Críticas 2,192
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de diciembre de 2014
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Los recuerdos, es decir, el regreso al pasado nostálgico se convierte en el buque insignia que lleva a éste maravilloso viaje de cine dentro del cine (no en lo referente genérico de cómo recrear una ficción mientras se realiza una película sino de cómo literalmente las emociones de un pueblo se albergan y derrochan dentro de una sala de cine). Como en una colección de emociones visionadas dentro y fuera de la ficción en esa escuela de aprendizaje que es la vida misma, en la que siempre tenemos que estar atentos al desarrollo de la misma, la película de Tornatore es en su conjunto un “collage” que a modo de montaje nos hace asistir al amor y conversión por el Séptimo Arte y desde dos ópticas distintas representadas por sus dos principales protagonistas.: el aprendiz Totò y el veterano Alfredo.

La historia de Totò (interpretada según los momentos de su vida por Salvatore Cascio, Marco Leonardi y Jacques Perrin) y el proyeccionista Alfredo (Philippe Noiret) queda ensamblada en una relación paterno-filial que acaba siendo la espina dorsal que le da sentido a la película de sus vidas. El paso de los años serán decisivos para comprender según su evolución y la del cine donde trabajan (distintos largometrajes, distintas anécdotas,…) y unos recuerdos imborrables aunque la edad adulta, la distancias y asuntos importantes en el trabajo los eclipsen.

El film más conocido del siciliano Giuseppe Tornatore, un habitual de ese tipo de cine que gusta de rememorar nostalgia y sentimiento a través de apasionantes historias y que ya demostró en otras obras posteriores como “La Leyenda del Pianista del Océano” (La Leggenda del Pianista su´ll Oceano, 1998) , “Malena” (2000) y Baària (2009).
Natxo Borràs
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4
8 de diciembre de 2014
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Adaptación del cómic de la Marvel acerca de un policía que, tras ser dado por muerto en un atentado en que todos los mafiosos deseaban por su trágico destino, decide tomar cartas en el asunto justo en el momento en que los hijos de algunos de esos capos son secuestrados por una poderosa organización de la Yakuza japonesa.

Dolph Lundgren aprovecha nuevamente para exhibir su físico y rostro de malas pulgas para recrearse en el agente que, viviendo en las alcantarillas, prepara su cruel venganza contra los que mataron a su familia. Pero en su decisión topara con la desesperación de un poderoso mafioso Gianni Franco (interpretado por Jeroen Krabbé) para que rescate a su hijo retenido en manos de la líder yakuza Lady Tanaka (Kim Miyori). Mientras tanto otro agente de la ley (Louis Gossett Jr.) cree que la última cadena de asesinatos contra capos, los lleva el propio Vengador a quien relaciona con el policía asesinado junto con su familia.

Alimenticia cinta de acción destinada a los fans de Dolph Lundgren, entonces muy de moda en los circuitos VHS.
Natxo Borràs
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8
27 de noviembre de 2014
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Casi veinte años después en la ficción y dieciséis desde la épica, magistral y compleja “El padrino II” (1974) llegó la tercera parte evitando así lo que se había creido cerrado en forma de díptico álbum de fotos sobre la familia Corleone y su cúspide en el si de dos épocas distintas separadas por el amor de un padre, Vito (Marlon Brando) que lucha por la inculcación de unos valores familiares que perdió por su huida de Sicilia y que transmite a sus hijos mientras asciende en la jerarquía del crimen organizado de su barrio. A su vez se alternaba, unops años después, la obsesión del heredero Michael (Al Pacino) en conservar los frutos del árbol plantados tantos años sin tener en cuenta que estaba destruyendo las raíces que un día su padre sembró, con las manos manchadas de la sangre de su hermano Fredo y encerrándose en la soledad del paisaje grisáceamente otoñal en los alrededores de su residencia de Lake Tahoe, en el Estado de Nevada.

Este tercer capítulo merece un punto y aparte. Como si no hubiera pasado nada pero el tiempo ha transcurrido y lo cura todo. Michael, después de darle sonoro portazo a su esposa Kay Adams (Diane Keaton), ahora ex, le ha delegado la custodia de sus hijos Anthony (Franc D´Ambrosio) y Mary (Sofia Coppola) mientras intenta sanar sus pecados. La diabetes le arrastra a reflexiones que hasta entonces no se le hubieran pasado por la cabeza iniciándose a la conversión de hombre nuevo, honrado. Pero los negocios están allí y la sombra de las organizaciones criminales son alargadas. Después de agenciarse la mayor parte de las acciones de una importante empresa asociada al Vaticano, con un banco a punto de resquebrajar y a petición de un arzobispo de dudosa reputación, Michael lleva de nuevo a su familia a una laberinto sin fin de rencillas, falsas acusaciones, asesinatos, deslealtad, deshonor y venganza.

En un principio la lluvia de críticas hacia Coppola no se detuvo por la decisión del director de “Apocalypse Now” (1979) de incurrir a su hija Sofía para delegarle en el papel de la heredera directa de los Corleone, rol destinado en un principio a Winona Ryder. Por otro lado, Nicolas Cage (sobrino de Francis, por cierto) ejerció de productor ejecutivo. Se cerró así una trilogía que pretendía continuarse pero que finalmente el director dio carpetazo.
Natxo Borràs
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6
3 de septiembre de 2014
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Tras el inesperado éxito de “28 Días Después” (28 Days Later, 2002) de Danny Boyle y “Amanecer de los Muertos” (Dawn of the Dead, 2004) de Zack Snyder, el británico Edward Wright junto con los actores Simon Pegg y Nick Frost (dispuestos a parodiar todo género cinematográfico que les venga por delante) se apresuraron con llevar a cabo ésta imprevisible sátira sobre el fin del mundo con el renacer de los muertos a través de una vía simplemente desconocida ya que no importa sino lo único que merece la pena es sobrevivir… Sin salirse del formato de comedia negra, la película también nos plantea una lectura sobre el estereotipo de treintañero inglés desencantado, frustrado, con un empleo basura y afín a quedarse horas colgado con la videoconsola o apoyando el codo en la mesa de su “pub” de toda su vida sedentaria y poco propensa a las sorpresas o los cambios.

Shaun (Simon Pegg) representa a ese prototipo de joven-adulto: trabaja en una tienda de electrodomésticos y comparte casa y discos con su vago e inseparable colega Ed (Nick Frost), a la vez que conviven con el insoportable y modélico Pete (Peter Serafinowicz). Shaun también tiene una encantadora novia, Liz (Kate Ashfield) también acompañada por unos inseparables amigos, una extraña pareja de pijos formada por Dianne (Lucy Davis) y David (Dylan Moran) que no simpatizan, ni a lo lejos con el entorno de Shaun.

Toda una coctelera de problemas cotidianos menores que se convierten en mayores cuando un día como otro, lo que podría considerarse como la propagación de una epidemia acaba convirtiéndose en una horda de zombies en lo que lo que más importa es ver como se comporta cada uno si siguen con sus modales ingleses y su música pop preferida, etc…) frente una situación de tales proporciones.

Edgar Wright volvió a colaborar con el dúo Pegg-Frost en la parodia de las buddy-movies “Arma Fatal” (Hot Fuzz, 2007) y también es realizador ee otra sugerencia algo friki titulada “Scott Pilgrim contra el Mundo” (2010).
Natxo Borràs
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3
3 de noviembre de 2013
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La séptima entrega de la saga “Halloween”, inaugurada magistralmente por John Carpenter en 1978 sin empeño de propagarla pese a su éxito, procuraba ser cansinamente una más de la serie con su tópico esquema de asesinatos a cuchillo y máscara bajo las fauces del temible asesino en serie Michael Myers (más profesional que nunca aunque con un estilo no tan sanguinario como sus competidor Jason Voorhees). Y el hecho es que acabó no siendo cansino, sino extremadamente aburrido en su forma pero con la guinda añadida que se recuperaba dieciséis años después a Jamie Lee Curtis (no olvidemos que su última incursión como Laurie Strode fue en “Halloween II: ¡Sanguinario! (1982) de Rick Rosenthal) porque Donald Pleasence había fallecido un par de años antes y para no echar de menos al doctor Loomis había que “resucitar” y, convertida en una clase de sobreprotegida profesora de instituto privado en la coloreada California, a la sufrida Laurie, también madre de un irresponsable estudiante interpretado por Josh Hartnett que con su novia (Michelle Williams) quieren montarse la gran farra en la noche del fatídico 31 de Octubre sin tener en cuenta que les espera Michael que no se ha olvidado de las antiguas víctimas que dejó escapar.

El responsable de intentarle dar más calidad a ésta secuela (aparte de los esforzados Debra Hill y John Carpenter) es precisamente todo un experto en realizar continuaciones de slashers como “Viernes 13” a quien se le encargó de rodar la segunda y tercera parte en la primera mitad de los ochenta. También rodó con Jamie Lee Curtis, Mel Gibson y Elijah Wood la cinta romántica con apuntes de Ciencia-Ficción “Eternamente Joven” (Forever Young, 1982).

Como dato curioso la veterana Janet Leigh, madre de Jamie Lee, (fruto de su relación con Tony Curtis) aparece brevemente en un encuentro madre-hija que uno no sabe si pretende buscar el chiste fácil o ser emotivo, aunque John Carpenter con mayor fortuna ya la había hecho coincidir en “La Niebla” (The Fog, 1980).
Natxo Borràs
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