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España España · Moraleja del Vino
Críticas de eglantino
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
3
5 de marzo de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Hooper es un director de diversas películas para la TV; o al menos és lo que ha sido hasta el momento, lo cual es muy gratificante para el séptimo arte; palabras mayores para este "telefílmico" director, perdido entre los bastidores de una buena película, y el ¨set" de un telefilm de las cuatro de la tarde.
Una buena película se construye a base de un movimiento de cámara claro y conciso, de unas memorables interpretaciones, de una intrusión en la vida del espectador, para que éste pueda sentirse inmerso en unas emociones que no son las propias. Pero todo eso (y más) le falta a la susodicha película. Le falta carácter y extrencidad real; todo el metraje se basa en una serie de escenas construídas una tras otra sin más profundidad que la que emana de un director en ciernes y, por cierto, poco convincentes hasta el momento.
Nos encontramos también, ante una dirección artística pobre y desabrida que, bajo excusas carentes de sentido, muestran una opaca realidad en todo el conjunto de las escenas Aunque lo mas desagradable de todo, es la oscura e impenetrable fotografía de la película. ¿Oscura una película así?. ¿A santo de qué?. Y no hablamos de poca claridad; es que hay momentos en los cuales la imagen es tan oscura como boca de lobo. Tal vez sea por la falta de tablas de este ya oscarizado (¡Dios mío¡) director.
Tal vez la película sea una muestra de buen cine y no haya sabido observarlo; pues la verdad: me importa bien poco; pues me gusta mucho más integrarme en las historias difíciles pero contadas de verdad; con el sentimiento, no con la cámara; porque si todavía le falta algo más a "El discurso..." es su poco innovadora forma de hacerlo todo. De principio a fin.
eglantino
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3
28 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperar de un musical es esperar precisamente eso; que se cante y se baile sin cesar. Lo que en "La la Land" sucede a menudo, pero demasiado poco trabajado, con una melodía que se repite sin cesar y que no llega hacia ninguna parte a no ser que seas alguien que come ajo todos los días y lo repite y lo repite y lo repite... Me viene a la mente "Evita" (Alan Parker, 1996) película infravalorada en dónde las halla, situando cada canción en una novedad constante y la alegría (o la tristeza, depende el cómo se mire) da al film una autenticidad real aún a pesar de no producirse un diálogo durante las dos horas y pico que dura la cinta.
Pero no hagamos comparaciones, son odiosas y en la mayor parte de las veces no nos llevan hacia ninguna parte y volvamos a mirar hacia esa ciudad de las estrellas en donde si no eres un trepa o has nacido con estrella lo llevas claro. ¡Ah! Eso sí... Si eres de raza blanca, pues si eres de raza negra o hispana ni siquiera puedes asomarte hacia ese mundo construido para blanquitos de ojos azules con mirada penetrante, pues lo que nos da CLARAMENTE a entender ésta cuidad de blancos es que los sueños sólo pertenecen a ellos. Los demás somos un conjunto de almas que trabajan de camareros, obreros... etc, pues si quieres llegar lejos tienes que tener entre tu grupo de amigos a un ser blanco que pinte algo, si no tus aspiraciones son como un vaso roto antes de comenzar nada. La la Land es como un lugar sinuoso en donde las fiestas (de blancos, claro) son amenizadas por melodías de los 80 (¡¡¡Madonna!!!! ¡¡¿Dónde estabas?!!) o por bodas absurdas de un mestizaje tan falso como un maravedí sacado de las tripas de un avaro pretencioso.
Por otra parte no sé de qué lugar se ha sacado Damien Chazelle el que el Jazz es odioso. Lo será para él; que no deja de cargárselo durante toda la película con un guion sacado del premio de una tómbola de Marisol en sus horas más bajas, pues ni siquiera esa melodía cargante que se repite y se repite... da lugar a una consistencia clara. Se puede hacer perfectamente un musical con un guion por y para adultos, no para (blancos) que si saben sumar 2+2 ya es valorar en demasía su coeficiente intelectual.
¿Y los "Oscars"? Me faltaba mencionar esa estatuilla codiciada por cualquier persona (blanca) que se precie y que Emma Stone consiguió en la categoría de mejor actriz (¡¡¡¡¿¿¿????!!!) y que si no la consigue se pega un tiro en la ceremonia, si tenemos en cuenta el trabajoso guion al que estaba expuesta. Bromas a parte, la verdad es que es ella quien lleva el carro de éste esperpéntico film. Ryan Gosling se tuvo que quedar de manera lógica sin él, puesto que su aparición en la pantalla es como la de un fantasma al que nadie se termina de creer, tocando la puñetera musiquita una y una y una... vez sin parar.
En fin amigos; supongo que además la habréis visto (como todo conocedor en Filmaffinity del Séptimo Arte) en V.O. porque si encima ya los ves hablando en español, el viaje que te puedes pegar es peor que un tortazo de una tarta de nata en todas las narices. A parte que al hacerlo, si el guion ya es absurdo de por si, carecería de sentido lo poquito a lo que se le puede sacar la miga a tan vacuo guion.
Ya sabéis, si sois blancos cual copo de nieve, y esta tarde de Sábado tenéis ganas de comeros un postre con mucho ajo; no hagáis menosprecio a éste musical sacado de la mente de un guionista y un compositor que se hartaron de comer tal alimento y no hallaron en su mente más que la repetición de lo vacío y en algunos momentos, hasta de lo insultante.
eglantino
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7
9 de octubre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Observar como el director de ésta cinta hoy en día rueda telefilms la verdad es que me deprime bastante; pero ya se sabe como es Hollywood, un nido de víboras a punto de estallar; por lo que si una primera cinta no triunfa en llegar a lo más alto puede que se te crucifique para toda la eternidad. Como es el caso.
Pero no estoy aquí para andarme con circunspectas acciones de un lugar tan lejano y a la vez, aterrador, si no para dar mi opinión sobre la cinta que nos traemos entre manos: "Perros de Paja" (2011), es un remake necesario, arrogante, descarnado y tan real como la vida misma. Desde el primer fotograma de la película se nos avisa de que lo que vamos a observar no es una peliculita de fin de semana con papá y mamá, si no algo mucho más desgarrador. Algo que nos oprime el pecho con una terrible sensación de pena y a la vez de angustia por vivir en un mundo en donde la educación y el saber estar no va a llevarte más que a lo decrépito y con ello... a la soledad más terrible. ¿Suena mal? ¿A qué si?.
Pues hay un proverbio chino que nos habla sobre una pobre ranita que ayuda a cruzar a un alacrán un río para que éste, al llegar a la orilla opuesta, no haga otra cosa más que matarla. ¿Por qué? ¿Por qué se comporta así ése maldito bicho? Pues no le demos vueltas. Porque está en su naturaleza el ser así. Cómo ésta película, en el que unos actores, casi todos jóvenes y bien llevados a cabo, nos cuentan una historia algo más que real, pues nos adentran en el fragoso río de la vida. No estamos ante una película ya filmada, Peckimpah que en Gloria esté, estoy seguro de que no la contemplaría con malos ojos; Lurie no ha hecho más que trasladar su salvajada a un siglo en el que en vez de arreglarse las circunstancias de la vida, se han desmadrado más.
Hablar de que Woods trabaja mal es como el decir que el cine no existe, o contemplar el fotograma del marido con los cuernos de un ciervo mientras que violan a su mujer supongo que a algunos no les dirá nada; pero a otros nos dice: y mucho. Porque así es la maldad en el Séptimo Arte. No hace falta estar siempre viendo naves espaciales flotando en el universo infinito, o máquinas siendo humanos; de vez en cuando hay que ver en la gran pantalla el como los seres que habitamos éste bello planeta podemos llegar a ser tan malos cómo el peor de los aliens que recorren la pantalla a diario. Malas mujeres y malos hombres rodeados por una maldad que habita hasta en las hamburguesas que nos comemos, chorreantes de grasa y de dolor.
Lurie ha sabido entrar en lo más profundo del ser humano para cogerlo con garras y sacarle lo peor que leva dentro: la envidia, el rencor, la ira, el mal olor, el dolor, la pérdida, el abuso, la envidia, el terror, la soberbia... Pocos adjetivos he utilizado para hablarles de una película que, según he leído muy pocos han sabido contemplar. Tal vez sea porque sean como el alacrán y les de horror el reconocerse a si mismos. Aunque eso mi psiquiatra se lo explicará mejor. Fijo.
Si están tristes vean éste "Perros de Paja" (2011). Si están solos también. Y si la pareja les ha dejado no se anden con rodeos y no vean pijadas, si no ésta película para darse uno cuenta de que lo que le sucede no es más que una chorrada y que la vida, en algunos momentos, puede resultar maravillosa.
eglantino
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2
24 de febrero de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ganas nos pusimos mi madre y yo a ver anoche "La boda de Rachel", y muy confiados en que lo que íbamos a contemplar, era una buena película. Craso error. El (ya afortunadamente lejano) efecto Lars Von Trier, es aquí una mareante cámara de videoaficionado, que convierte las escenas en momentos realmente eternos que no nos llevan a ninguna parte.

Reconozco que para Anne Hathaway todo debió de resultar bastante confuso, porque a parte de no saber donde estaba la única cámara que rodó toda la cinta (tal vez fueron tres) la pobre chica tiene algunos momentos del guión en los que parece que sus palabras son,de "toma falsa". Se pierde en medio de unos discursos largos, vacuos, difíciles de escuchar pero facilísimos de entender, lo que hace aún más ilógico de que algunos personajes, griten tanto. Aquí, en medio de una boda se habla alto, y como todos (o casi) están borrachos o emporrados resulta divertido, pero según esta película, las bodas en los USA deben de rozar el tedio.

Si hay banda sonora no lo recordamos ni mi madre ni yo, por lo que suponemos que no debe de ser muy acertada o, seguramente, es que esta película carece de ella. Puede sonar alguna canción entre una familia tan moderna que no existe; y tan rematadamente "sobrada de modernidad" que es casi victoriana. Un desastre.

Si hace algunos años me dicen que J. Demme iba a rodar "La boda de Rachel", hubiera confiado en él y supondría que con un guión así haría lo que sabe hacer, adaptarse a los tiempos bajo su personal punto de vista. Pero por lo visto, lo que ha hecho es hacer de otra forma lo que otros, ya no hacen. Y no le ha salido muy bien, la verdad. Aún así confiemos en que su auténtica y verdadera fuerza, vuelva.
eglantino
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8
21 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribir mi opinión sobre ésta cinta, sólo se me ocurre hacerlo en las fechas en las que nos hayamos, o sea en Navidad. Por todo: desde por el árbol navideño tan divino que monta Victoria Abril para su nidito de amor, pasando por esa Nochebuena con besugo que Maribel Verdú, con manos hacendosas, le prepara a Jorge Sanz para la Nochebuena, hasta por los tres Reyes Magos que se toman su copazo de coñac en la barra de un bar madrileño hasta la médula, antes de empezar su turno. "Amantes" es una tela de araña que se va entretejiendo por entre unos personajes, algunos demasiado castos, y otros demasiado lujuriosos, en la que el fin nos lleva a un desenlace tan arduo como igual de frágil. Y eso se lo debemos al magnífico guion de Pérez Merinero, del Amo y el propio Aranda, que han sabido hilar muy fino entre este entresijo de macramé, pues tenemos desde el comienzo de la película un amor especial hacia esos ángeles, ésos monstruos, que van desfilando ante nosotros para llevarnos finalmente hasta la locura, porque los queremos, por que nos sentimos, de manera enorme, identificados por esos tres seres (y sólo son tres) y que por lo tanto, debemos de amar, puesto que llevan una parte de nosotros mismos. Los tenemos bien cerca de nosotros, bajo la fotografía de J.L. Alcaine, que ha sabido mezclar la esencia de una España en movimiento, que resurgía de sus cenizas, a otra que también se movía, aunque por elementos muy distintos, hacia un lugar como muy de andar por casa. Porque sí, porque la fotografía es buena: es común, es hogareña. Al igual que la música (nunca "La Marimorena ha sonado tan bien) que José Nieto hace que el rostro de Victoria Abril se nos vuelva tan real que, nos sentimos casi como ella misma, tan amiga de liarla como a los huevos les son necesarias unas patatas fritas, hasta por el fino vello de Maribel Verdú que de puro casto..., se pasa.
Pero eran otros tiempos, y en nuestra querida España aspectos que hoy nos son tan comunes como lo es el sexo, entonces eran una lección de moralidad tan necesaria, que era imposible cambiarla. Y Maribel Verdú es así; y lo hace de maravilla, limpiando cristales o abrazando a su madre en medio de un Fin de Año triste ya por si sólo. Es toda sentimiento; y nos lo trasmite. Y Victoria Abril ¿Qué decir qué no se haya dicho ya? Por que no es que esté bien, es que está genuina haciendo de la mujer fatal española entre un olé, y un toque norteamericano y lo que nos hace verla como una Pin-Up con traje de flamenca, irremediablemente cañí. Jorge Sanz tampoco está mal, el chico se lo trabajó y le salió bien la faena, aunque ante dos mujeres así ¿Quién no se tiene que sentir, por narices, inferior? Y no lo digo con mala leche; en serio.
Pero no todo son virtudes en "Amantes" de Vicente Aranda; hay algunos gazapos que la hacen ser digna de algunos errores garrafales que pudieron ser, sin ningún problema soliviantados. Cómo el que a las seis y media de la tarde sea, en Aranda de Duero, tan de día como a las tres de la tarde, nada más que se hubiese cambiado la hora del encuentro entre Vedú y Sanz. O cuando Victoria Abril, en un maravilloso ataque de furia, fulmina contra el suelo un melón, cuando el melón en aquella España fría, en Diciembre habría mandarinas; porque melones no. Se cambia la fruta y ya está. Y luego las sábanas azules de la casa de la madre de Verdú, en un momento en donde por aquel entonces, en los pueblos encontrar las sábanas de color era como el pensar en que las vacas volasen. O las luces intermitentes del árbol divino de Navidad de Abril. A España no llegaron ésas luces hasta fines de los setenta...
Pero da igual, porque "Amantes" es ver como la Navidad se destruye a si misma por un imperativo de crueldad. Lo dicho: polvorones envenenados.
eglantino
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