Amor y compostura. Identidades de acero. Espías del cinismo. Amando silenciosamente desde el infierno. Triángulo interesado entre gigantes maquiavélicos. Tensión que honra. Deber que mata. Desdicha laberíntica con máscaras de hielo. Patriotismo malsano.

Hitchcock consigue equilibrar todos y cada uno de los elementos en su obra. El estilo al servicio de la historia. Personajes carismáticos. Actores en estado de gracia. Atmósfera tensionada con naturalidad. Los acontecimientos fluyen al ritmo de melodías nada pretenciosas.

Las icónicas secuencias del metraje mantienen un discurso visual de una belleza y efectividad abrumadora. La empatía del espectador se ve manipulada y abierta a debates de moralidad. El suspense es palpable. El terror inminente.

Nadie es tan duro como para no enamorarse de Alicia Huberman.

Su tempo lento adecua la intriga y da espacio a la especulación a pesar de ser previsible y efectista. Los tópicos sirven de sostén en una historia que peligra tanto como su personaje principal.

La construcción y evolución de sus personajes es superflua y sin interés. La crítica se pierde en un mar de clichés, donde la paranoia se expone como excusa para el plano y no como transporte para el mensaje.

Chloe Okuno consigue una correcta película que se suma a la lista de obras que dicen poco.

Semblanza. Capas y oficio. Mochilas mágicas con víveres de personalidad. Aglomeración artística por honores resplandecientes. Desagravio y maduración existencial. Refugios internos con balcones soleados.

Bergman compone su obra más completa y emotiva. Los ejercicios de equilibrio emocional se expanden a cualquier escala. Batallas entre lo correcto y lo malvado. Las corrientes impuras del corazón desembocan
en un precioso océano de compensaciones. Introspecciones de salvamento. El baile de realidades al que Bergman nos invita es tan épico y personal como universal. Técnicamente deliciosa. Artísticamente exuberante.

Juego de lágrimas para sonreír con el alma. Balanzas de sabiduría experimental.

El inevitable destino del conformista. Miedos de mitología popular y realidades retornables. Adolescencia con ansiedad natal. Pendientes resbaladizas. Abismo de futuro. Generaciones maldecidas por el mismísimo dios del tiempo. Huidas valientes que navegan ríos de mierda. Resaca con depresión ascendente.

Acentos que ubican. Atmósfera y presagio. Agua como opresión alegórica. Elena López Riera construye con solvencia técnica y mucha fuerza discursiva. Se diluye en un clímax de incapacidad emotiva, pero se agradecen las intenciones.

Interesante debut que motiva la espera de futuros trabajos.

Mujer indefensa, mujer rebelde. Terapia de choque sobrepasando éticas. Denuncia de infierno con alegatos siniestros. Desdoblamiento de realidades. Tendencias criminales de ataque y defensa. Macho dominante. Dinero que limpia, poder que atrapa.

Hitchcock vuelve a la senda de la psique con trauma. Adapta personajes complejos. Rivaliza bondades y miserias. Maltrata carismas y desorienta por conductas. Juicios de moral para sentencias populares. Métodos y fines. Escupe tabúes. Arriesga en el proceso técnico y sobrepasa el ético.

Pretende ser incómoda y lo consigue. Limpia manchas con trapos sucios. Delicadamente bruta. Sadismo acomplejado. Feminismo amordazado.