El resplandor es sin duda un paso más allá dentro del género del terror, es otro tipo de trabajo, más elaborado y profundo. Pero eso no significa necesariamente que todo sean un avances en la dirección correcta. La historia en sí misma es un buen punto de partida, adecuado e interesante para que la película funcione holgadamente. No obstante, y como no podía ser de otro modo, en el filme encontramos algunos elementos típicos de Stanley Kubrick, tales como la extravagancia visual y la estridencia sonora, los cuales con moderación pueden resultar atractivos, pero llevados al extremo resultan molestos y desagradables, hecho que sucede durante gran parte del metraje. El ritmo de la película resulta acertado en la mayoría de ésta, pero lo que sin duda resalta notablemente del filme es el desarrollo de éste, ahí es donde se aprecian el trabajo y el esfuerzo volcados sobre la cinta, la evolución de los personajes, sus circunstancias particulares y los mensajes subyacentes, son francamente sobresalientes. Por último, uno no puede olvidarse de Jack Nicholson, su interpretación es extraordinaria, es sin duda lo que le da encanto al filme.

El filme es sin duda diferente a todo lo que uno haya podido visionar con anterioridad. Estamos delante de un auténtico espectáculo creativo, una forma de narrar y explicar completamente original y peculiar, que verdaderamente coge a uno desprevenido y por sorpresa. Aquí es donde la película encuentra su magia y encanto, en su peculiar y atractiva rareza.

La película parte de una base imaginaria y sin sentido, a la cual no hay que buscarle ninguna lógica, pues no la tiene. No obstante, es más que suficiente para transmitir una valiosa lección, no existe peor monstruo que el ser humano ordinario. En su conjunto resulta un cuento satisfactorio y funcional, pues cuenta con un gran componente emocional y una esplendida moraleja.

El relato no entraña una especial originalidad, historia cómico-romántica previsible y poco elaborada, en la cual todo sucede según lo esperado, sin pizca de pasión. Si bien es cierto que la protagonista se encuentra muy eficazmente interpretada por Renée Zellweger, el resto del elenco no destaca en absoluto, monótonos y mediocres. Lo más impresionante, por positivo, los incisos de circunstancias hipotéticas durante toda la narración, así como la banda sonora, que ejerce un efecto estimulante y dinámico a lo largo de todo el metraje.

Una cinta distante, artificial e incluso indiferente. La trama es agradablemente desbocada y fresca, pero no consigue ese punto cautivador y tierno que tanto ansía. Los personajes resultan herméticos e inertes, a pesar de los persistentes esfuerzos de la protagonista por superarlo. Si a ello le sumamos un punto artificioso y excéntrico en algunas escenas, obtenemos un film trivial y bastante corriente que reune las condiciones idóneas para devenirse un mito capcioso.