Pantalla en negro. En la radio un Fernando Simón taiwanés de fines del siglo xx da datos sobre la cuarentena impuesta por un virus. Luego vemos al protagonista en camiseta y calzoncillos, lo cual va a ser su habitual vestimenta durante toda la película, frente a una mesa llena de cigarrillos y latas de cerveza vacías. Llaman a la puerta y cuando el prota consigue levantarse a abrir es el fontanero que le explica que la vecina de abajo ha protestado por una fuga de agua y por eso necesita abrir un agujero en el suelo entre una casa y la otra. Ese agujero, que da título a la película, es una especie de símbolo de abertura entre dos soledades, la de los dos vecinos. Soledades que se ven muy bien reflejadas como en la escena en que cada uno en su casa consume su comida preparada o como cuando tanto uno como otra acaban bailando con el extintor del pasillo de la corrala-casa a falta de algo mejor.
Al principio el agujero es rechazado tanto por uno, que vomita su borrachera por el mismo, como por la otra que lo intenta tapar por medio del fontanero -que nunca vuelve a aparecer- como por cintas. Ante la inutilidad de su intento ella opta por ponerse mascarilla para intentar contener tanto al virus tanto a su deseo.
Pero ese deseo se muestra en la película por los números musicales intercalados que son de lo más salvable de la película. En esas canciones, a modo de ilustración inconsciente, se nos deja ver el acercamiento entre ambos vecinos en su lucha contra el virus de la soledad.

Disfrutar. Disfrutar, eso es lo que realmente harás viendo esta película. A poco que te guste el arte disfrutaras viendo las fabulosas filmaciones de los cuadros de Monet. Te maravillaras con el simple pero efectivo truco de superponer los paisajes pintados a los reales. De una forma tan bien hecha que a veces tienes dudas de si ese mar que ves es el real o el pintado. Además a poca sensibilidad que tengas sufrirás con las penurias que pasó el pintor en la primera parte de su vida. Y lo increíble es que mientras estaba muriendo su mujer él, a pesar de su tristeza, era capaz de pintar unas obras llenas de luz y belleza. También disfrutaras con el reconocimiento público que le llegó al final de su vida.
Una película muy lograda, como otras de la colección "Exhibition on Screen" cuyos DVD podemos encontrar en las bibliotecas madrileñas Una maravilla de documental que está hecho para disfrutar del arte y la pintura

Una amistad de cine, entre Truffaut y Godard es la que recoge este documental. Amistad comenzada en la mítica revista "Cahiers du Cinéma" como críticos de cine, los jóvenes "turcos" y luego labrada en multitud de películas de uno y del otro director los cuales se inspiraban mutuamente como muestra el documental. Incluso hicieron a medias un curioso corto sobre una inundación en París: "Une histoire d'eau". O bien compartieron actores como Jean-Pierre Léaud, protagonista de los "400 golpes", y de muchas otras películas de Truffaut, pero también de cintas de Godard. Una hermosa amistad de cine que al final se acabó por culpa de la política. Un apasionante documental para los interesados en la historia de la "Nouvelle vague". El único pero que se le podría poner es la falta del título de las secuencias de las diferentes películas que se muestran. Hay muchas que se pueden identificar pero es imposible, hasta el más avezado de los cinéfilos, conocerlas todas.

Vi la película en un pase que se hizo en la Cineteca de Matadero Madrid seguida de un coloquio con los directores y técnicos que hicieron este documental. Eran realmente jóvenes. Comentaron que tenían menos de 30 años. Pero la verdad es que no creo que llegasen ni a los ventipocos.

Eso añade aún más mérito a una estupenda película que tiene una gran calidad técnica. Aparte de las poéticas y simbólicas imágenes del valle realizadas con un drone es de reseñar la calidad de las entrevistas realizadas a los vecinos del valle. Increíble, además, que consiguieran que el "verdugo" de Riaño, el exministro Cosculluela accediera a ser entrevistado para un documental que, claramente, crítica su gestión.

Lo que empezó siendo un trabajo, encargado por una profesora, para la carrera acabó siendo un documental con una gran carga crítica. Los directores comentaron que para su próximo proyecto iban a seguir en León: ¡ por favor, fijaros en Madrid que aquí también tenemos muchas situaciones esperando a unos hábiles cineastas que las denuncien!.

Si, Hitler era un loco y arrastró a Alemania y al mundo al caos y a la destrucción. Pero este documental consigue ir mas allá y explicar porque Hitler también era una persona inteligente y muy buen orador que sabía conectar con su pueblo y sus frustraciones para embarcarles y embaucarles en sus absurdas ambiciones.
Además son impresionantes las imágenes de desfiles nazis que muestran como manejaba la coreografía y la puesta en escena de una manera brillante.
Me parece muy acertado que Netflix recupere en estos momentos este documental de 1977. Al igual que el film "Ha vuelto" muestra como un loco muy listo y con carisma puede atraerse a las masas. Hay que ver las dos películas para saber como no repetir la historia y vacunarse contra Adolfs y Donalds.