No pude acabar de verla. Repulsiva película donde maltratan a los animales. Eso es todo. ¿Es que este hombre no ve cine? Hay miles de películas que cuentan situaciones terribles sin necesidad de hacer daño real. Torpe, muy torpe.

Si quieres llevar una vida libre, fuera de la esclavitud de esta nuestra sociedad, necesitas, desde luego, una escopeta, un título universitario y saber cazar. (Esto va con ironía).
Lo bueno: las imágenes del paisaje norteamericano.
Lo malo: todo lo demás, especialmente la quejumbrosa voz en off de la hermana (en el doblaje al español). Y que, ya que quieren animar a la gente a que vaya al campo, aunque sea a matar animales, les podrían decir que antes que la escopeta van a necesitar protector solar. Ah, y las escenas en las que un señor mayor se juega la vida subiendo un repecho, parecen propias de una película de terror.
Resumiendo: una película larga y aburrida. Un panfleto para dar un poco de lustre a los que invierten en armas y en educación privada. Una película para que la gente compre armas, se hipotequen hasta las cejas para ir a la universidad y hagan lo que todos hacemos para creernos libres.

Aunque los acontecimientos que relata son terribles, los cuenta de la misma forma en que suceden en la vida real, sin dramatismos ni exageraciones. No es una película gore ni sensiblera, a pesar de que el argumento hubiera dado para ambas opciones.

Recomiendo ver esta película sobre todo por la representación del experimento de Milgram y la explicación que relaciona sus resultados con la respuesta a la pregunta que todos nos hacemos respecto al holocausto nazi: ¿Cómo pudo el pueblo alemán permitir y realizar esa barbarie, esos asesinatos?
Aparte de eso, el resto no tiene desperdicio. No tiene nada que ver con los nazis. Es una película de espionaje y policial.

Un corto que expresa todo el calor, el dolce far niente, la clandestinidad y el protagonismo de los sentidos de unos principiantes (o no tanto) en un verano cualquiera. La escena en la que uno de los protagonistas intenta seducirnos bailando Bang Bang, me parece espléndida. Realmente seduce. Es una escena encantadora, que recuerda a las esculturas griegas de mármol blanco y cuerpos masculinos y atléticos de formas suaves. Y el chico que baila resulta commovedor con su interés por recibir aprobación. Parece como si el joven con cesto de frutas de Caravaggio hubiera cobrado vida.