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Críticas de antonio lopez herraiz
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Críticas 1,291
Críticas ordenadas por utilidad
4
10 de junio de 2023
50 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que el estreno de la obra 'original' de Paco Bezerra apenas esperase a que el cadáver mediático del mayor éxito comercial de David Slade 'Hard Candy' se enfriase no causó más runruneo a costa de su oportunista paralelismo -o dicho de otro modo, mismo argumento- que el del público especializado del teatro y las repercusiones que le achacaríamos al medio.
El cine es otra cosa (aunque sea español) y resulta prudente imaginar que la tardanza en llegar de la adaptación cinematográfica de la adaptación teatral (la apócrifa, porque las ha tenido autorizadas) de una idea gestada por el productor Brian Nelson y David W. Higgins, a partir de la noticia de un depredador sexual cazado y engañado por su presa, es fruto de la conveniencia en escurrir mejor el bulto gracias a la gastada memoria de la película de culto que supuso el debut de Slade en 2005.
Por su parte Maqueda (el de la cult movie 'Manic Pixie Dream Girl', que jamás me cansaré de recomendar), al no contar con el factor sorpresa a colación tanto de lo que he contado como de su descriptivo trailer, acentúa, gracias al trabajo sobresaliente de Manolo Solo y de Laia Manzanares, la dicotomía de perfiles psicológicos entre la abierta repugnancia de uno y una metástasis de inocencia al pícaro encabronamiento de la otra en una atmósfera tan sosegante como turbia que esconde el as en la manga de sus propios giros de guión que, por descontado, no revelaré.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antonio lopez herraiz
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1
16 de febrero de 2024
41 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crìtica dice que es más mala que una bomba de calabaza en la espinilla. Dakota Johnson, su protagonista -en teoría- no sabe ni lo que ha rodado. Y su directora S. J. Clarkson, con las únicas experiencias marvelitas bajo el brazo de 'Defenders' o 'Jessica Jones' -aquella de Krysten Ritter paseando de una punta a otra de Nueva York hasta que se enfrentaba con David Tennant dos minutos en el último episodio- vende la moto de que quiere contar una gran historia, la de una paramédica que adquiere poderes videntes y... emmm no, se refiere a la gran historia de cómo Sydney Sweeney se transforma en una superheroína enfundada en mallas de cuero y se descuelga boca abajo de la pared porque Sydney Sweeney vió esa imagen en un comic y le moló cantidad. Lástima que antes de que nada de eso suceda (más o menos) haya que pagar el peaje de una entrega apócrifa y aburridísima de 'Final Destination' repartida entre las constantes premoniciones de Johnson y la vacua interacción de las otras tres... adolescentes (jeje jejeje, tos nerviosa, jajaja jajajajajajajaja) y Zosia Mamet mirando unos ordenadores para un Tahar Rahim al que progresivamente voy creyéndome más como Ezekiel Sims.
Todo lo demás me importa un carajo tanto como puede que en realidad les importe a S. J. Clarkson, a Dora la exploradora arácnida -ahora creo que Isabela Moner se apellida mercedes o algo-, a la cazafantasmas Celeste O'Connor o a la hija de Don Johnson que los más descarriados en materia comiquera recordásemos a la clásica Madame Web como una señora mayor que le echaba un aire a Jessica Tandy en batamanta con gafas de las que venden en Solmania.
No, a ver, en serio... no es por crearos expectativas negativas o trolear, porque ya sabéis que yo no acostumbro a trolear, pero....Madame Web es más mala que el betún. Y eso no puede compensarlo un movidito cuarto de hora final.
La parte buena es que se me han pegado los poderes de ver el futuro, y sé que no voy a ver una película peor en muchísimo tiempo.
antonio lopez herraiz
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3
5 de diciembre de 2019
45 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco después de confirmarse el estrepitoso batacazo de crítica y taquilla para la última actualización de la serie televisiva creada por Ivan Goff y Ben Roberts en 1976, la realizadora responsable de este engendro se excusó por haberla perpetrado con el sólido argumento de que '¡hay 37 películas de Spiderman, y nadie se ha quejado!'. Al margen de que dude o no de la veracidad de dicha afirmación, lo único que un servidor que esto escribe puede añadir al respecto es que espero que jamás se hagan 37 secuelas más de esta abominación.
Desde que eché un vistazo a su primer vídeo oficial -con Ariana Grande, Lana del Rey y Miley Cyrus berreando la horripilante 'Don't call me angel'-, me dió en la nariz que 'Los Ángeles de Charlie' iba a ser otra de esas basuras divertidas con las que termino simpatizando y hasta pasándomelo bien, cual gorrino retozante en una charca de mierda, únicamente por​ lo desacomplejadamente cutre, infantil, hortera y choni que parecía el producto final. Lo que no alcanzo a entender es de qué le ha servido a su productora Drew Barrymore cambiar al director -perdón, directora- a los mandos si Elizabeth Banks, al igual que McG hace 20 años, nos brinda otra mezcla de colorines estridentes, ritmos de videoclip, frases feministas presuntamente reivindicativas y provocadoras que tan solo provocan o reivindican la vergüenza ajena, a no ser que, además de ser mujer, no tengas más de 13 años.
Por otro lado, Elizabeth Banks no es Kathryn Bigelow, ni Lana Wachowski, ni Patty Jenkins. Ni siquiera una triste Rachel Talalay. O dicho de otro modo, Elizabeth Banks tiene tanto futuro dirigiendo cine de acción como Arnold Schwarzenegger dedicándose a la venta de cortinas para el cuarto de baño. Los sonrojantes gags y las bromas picaronas propias de una fiesta de pijamas subrayan de forma constante lo autosuficientes y empoderadas que son sus protagonistas, pero sin dejar de estar siempre monísimas ni escaquearse de la obligación de viajar por el mundo con un chip electrónico oculto bajo la piel -igual que las mascotas- y tatuadas -igual que las reses- con el símbolo de la organización secreta -fundada por un hombre- para la cual trabajan. Y por cierto, el matón de apariencia histriónica, espigado y de contadas palabras a batir en esta ocasión, y que trata desvergonzadamente de rellenar el hueco dejado por Crispin Glover, no es Robert Patrick damnificado por la nueva tendencia del lifting digital sino el ilustre desconocido Jonathan Tucker ('Las ruinas'), cuya cima profesional consiste en haber interpretado al hijo de Bud Spencer en 'Y en Nochebuena se armó el Belén' (1994, Terence Hill).
'Los Ángeles de Charlie' (2019, Elizabeth Banks) alcanza unas cotas tan tremebundas de imbecilidad que agotará incluso la paciencia de los admiradores de 'Dando la nota 2: Aún más alto', el primer largometraje de Banks. Porque eso tiene fans, ¿no?
Kristen Stewart ('Viaje a Sils Maria', 'Personal shopper', 'Seberg') aguanta el tipo y trata de divertirse, interpretando con la mayor entereza posible líneas de diálogo tan chiripitifláuticas como '¿quién robaría dinero para los niños y mujeres refugiadas??', a sabiendas de que ha participado -y seguirá haciéndolo, espero- en proyectos mejores. No puedo decir, sin embargo, que la haya visto en circunstancias peores. Y eso que estamos hablando de la protagonista de 'Blancanieves y la leyenda del cazador' (2012, Rupert Sanders) o la saga 'Crepúsculo'.
En cualquier caso, Universal Pictures ya ha anunciado que Elizabeth Banks dirigirá -y protagonizará- el remake de 'La mujer invisible' (1940, A. Edward Sutherland). Teniendo en cuenta la indiferencia cosechada por 'Los Ángeles de Charlie' en la cartelera estadounidense, cabe suponer que no existe una directora más apropiada que Banks para invisibilizar a las mujeres en el cine.
antonio lopez herraiz
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4
15 de agosto de 2024
89 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que David Gordon Green no haya dado en la diana al abordar dos franquicias históricas -o al menos para devolvernos a Pazuzu-. Pero puede que Fede Álvarez, con un paréntesis de testosterona invidente entre medias, sí haga literalmente el agosto -taquillero-, más de una década clavada después de 'Evil Dead', para devolvernos la atmósfera bucanera espacial expuesta al invasivo invitado babeante de sangre ácida mojada en abundante, tal vez demasiado, fan service. El mismo que en todas las franquicias de la auténtica y desaparecida FOX o alternamente LUCASFILM a manos de Disney.
Mismos pasillos vacíos. Mismos tiempos muertos. El mismo plano lateral de la heroína haciéndole la cobra al xenomorfo que quiere enseñarle su nuevo dispensador de caramelos pez para una refrita intercuela con Cailee Spaeny ('Civil War'), un tal David Jonsson y Dora la Exploradora de Planetas, Isabela Merced, repartiéndose las carreras, gritos y climax achicharrabichos que rebaña sin pudor personajes y situaciones robadas de la tetralogía original en una surrealista adaptación -bueno, esto es lo más parecido a ser creativo que he visto- de 'De ratones y hombres' (John Steinbeck, EDHASA) a bordo de naves exploradoras interplanetarias.
No importa que Ripley esté durmiendo la mona, porque la conclusión es la misma: en el espacio nadie puede escuchar tus gritos quejándote de que no hay ideas nuevas, o peor aún, agallas para arriesgarse a cambiarlas renovando y ampliando su universo.
Noomi Rapace, Katherine Waterston, esta chiquita que no me acuerdo del nombre y lo he escrito antes después de mirarlo en google... ¿quién será la próxima aspirante a no ser ni la sombra de Ellen Ripley??
antonio lopez herraiz
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2
4 de noviembre de 2022
38 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre pensé que si algún día terminaba viendo una película de José Sacristán combatiendo al demonio disfrazado de Padre Merrin sería al menos con una parodia rodada por Mariano Ozores en su glorioso comeback -eso que habríamos salido ganando- y titulada 'El Sexorcista'. Pero hay que conformarse con que la maquina patria de copias turcas de alto presupuesto de Bambú (les estoy cogiendo cariño, y no es coña) perpetrase algo incluso más desvergonzado y divertido -no sé si voluntariamente- que, viniendo de otro de los realizadores de la casa -Jacobo Martínez ('Jaguar')- lo guionizan (al igual que la chiripitifláutica 'Malasaña 32') el dúo de anticristos en la creación de "contenidos originales" para el tenderete audiovisual patrio: Gema R. Neira y Ramón Campos.
Pero no sé, puestos a reproducir los momentos de Max von Sydow tomando un carajillo antes de enfrentarse al maligno o a la aparición de inscripciones en el cuerpo de una niña endemoniada, habría preferido que barriesen hacia casa y, en lugar de lo de "- me gustaría hablar con la la niña para confirmar mis sospechas -¿qué sospechas? -¡que está poseída por el demonio!", optar por diálogos más autóctonos como " - ¿y cuántos exorcismos dices que harán falta? - Trece - ¡pues agárramela, que me crece!" o sustituir taglines cursis como "el diablo sabe cómo corrompernos" por un "¡el demonio tiene muy mala follá!".
Lo mires por donde lo mires. Es más propio de un exorcista de Chinchón. Pero vamos, que en esta ocasión la broma hasta me ha parecido entretenida. Y estoy plenamente convencido de que a William Friedkin le erizarán la piel las "novedosas" escenas del TAC o las manifestaciones cutáneas.
Ruth Díaz y Cristina Castaño son cara y cruz de la misma moneda: la primera salva los muebles como puede marcándose un Piper Laurie ('Carrie'). La segunda cae en un ridículo estrepitoso haciendo exactamente lo mismo (pero no se nota porque estamos acostumbrados a verla en películas peores).
Me sabe mal que a Silma López le caiga en suerte tener que cargar con un personaje que, de puro plano sobre el papel, acabe siendo cargante -a pesar de sus esfuerzos y naturalidad- cuando debería caer bien, al menos, a los que compartimos su forma de pensar.
'13 Exorcismos' (2022, Jacobo Martínez) aboca en gazpacho más aburrido de lo deseable entre ''Stigmata' (1999, Rupert Wainwright), 'Camino' (2008, Javier Fesser) y las películas de posesiones demoníacas.
Peor que la original. Más pocha que 'Seytan: Turkish Exorcist' (1974, Metin Erksan) e infinitamente más aburrida que 'Repossessed' (1990, Bob Logan).
Otra suecada en las vitrinas de Bambú. Y a ratos casi es divertida, ojo... aunque no sé si lo es conscientemente.
Ah sí, entre violines rasgados y silbidos de western de Leone -nada que objetar a los gustos cinéfilos del diablo- la ocurrencia se corona con una pegajosa balada de Pablo Alborán -que el demonio sea cani sí me choca más-.
Pues va a ser cierto que el demonio sabe cómo corrompernos.... los oídos. Ni se te ocurra reproducir sus audios de whatsapp.
antonio lopez herraiz
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