Esta película es, desde su estreno y a falta de la lluvia de nominaciones a los oscar que tendrá, ya un clásico moderno. Una autentica lección de cine en mayúsculas capaz de embriagarnos con un ritmo sosegado, tenso y sin contemplaciones hacia una historia que conmueve y regira conciencias.
Porque más alla de un guión magistral y matemáticamente elaborado donde no hay resquicio de salvedades y donde todos los elementos son importantes, lo mas interesante de la propuesta es que el film nos obliga a opinar y a removernos ante lo que estamos viendo....Es esta la mayor de sus virtudes: es imposible seguir impasivo ante los hechos que se nos muestran.

Notable debut el de Elena Trapé en una opera prima donde aflora esencialmente la honestidad, realismo cercano al documental y una sincera y atrevida aproximación al mundo de la adolescencia. Algo, por otro lado, difícil de encontrar en el cine y televisión.
Que las chicas acaben haciendo lo que hacen es un mero pretexto e incluso es insulso; lo que realmente otorga valor al film es el valor del retrato generacional.

Esplendida película, con una Aurora Bautista sublime que retrata magistralmente las contradicciones, represiones y mezquindades soterradas en una sociedad enferma en el que todo vale si nadie lo ve, en el que lo importante es la forma y no el contenido, y donde el papel del hombre y de la mujer naufragan ante sus autoimpuestos limites que la razón no deja vencer porque sencillamente no son naturales.

Aunque no lo parezca, esta cinta es una historia de amor que poco a poco va convenciendo tanto al espectador como a los mismos protagonistas. Todo lo demás es un mero contrapunto, aunque esta circunstancia no juegue en contra de la película... más bien a favor.
Después de visionar decenas de películas de genero donde todo es previsible y anodino, se agradece un film que emocione y que tenga unas buenas dosis de acción.
Sin lugar a dudas, ésta fue una de las sorpresas del pasado festival de Sitges y es una interesante e ingenios propuesta.