Sí, plana, que así me lo pareció. Yo diría que pasa sin pena ni gloria al estante de las prescindibles. Y eso que tenía gran ilusión de verla. Tres días bregando por ella en el videoclub, para encontrarme con esta cinta sin argumento y llena de tópicos con un decadente luchador ochentero (¿que los noventa fueron una mierda? basta con verlo a él para explicarse por qué) que duerme en un camastro lleno de chinches, probablemente, adornado con la bandera yanqui en el cabecero. Ah, y el codichoso póster de ICIDICI, por supuesto. PATÉTICO. Sin embargo, el patetismo no debería ser su handicap, sino todo lo contrario. El problema es que es un patetismo de clissé, sin profundidad, completamente PLANO. Mike Rourke nunca me pareció un buen actor, y no veo por qué ahora iba a mejorar, todo más con esa cara que se le ha quedado después del crack, o lo que sea. Tampoco tiene argumento, y si no tiene argumento, es obvio que no habrá trama y mucho menos tensión narrativa. Ya, que no es thriller... que es un telefirme. De acuerdo, Arañoski, a otra cosa, mariposa.
Vamos, que una decepción.

Mejor que la Naranja no habrá ninguna. Habiendo visto la Naranja, una ya ha visto todos sus remakes. El original de Haneke no lo vi ni pienso mirarlo, habiendo visto ésta no me interesa. La gratuidad de esta peli no tiene desperdicio: es aburrida, lenta, irritante y vacua (por lo lenta parecía dirigida por Van Sant). A mí no me movió un pelo. No se me ocurre nada más que poner.
Ah, sí: otra más de familias ricas abducidas por militantes psicópatas clasemedia de los vídeojuegos medio gays y archihorchateros. Pero ¿quién coño me mandó a mí ver este engendro? Si hasta mi madre se dormía...

No quisiera ser insidiosa, pero... estoy esperando el día en que los americanos presenten un caso de enfermedad mental al uso con el cual un espectador normal y corriente pueda identificarse, y no el relamido caso de la chica-hija-de-padres-separados-babyboom-rockero, que ha tenido la suerte de estudiar en Harvad (por una beca, claro), que no se baña, y que folla folla y folla hasta quedar exhausta por culpa de la depresión. Podrían haber profundizado más y no caer tanto en el clisé. Cristina Ricci, la gordita retacona de siempre con cara de Betty Boop, no conecta, y transmite poco, más allá de su propia imagen, también de clisé. Seguro que el libro daba para más. Pobre Elizabeth...

Es la película más mala que he visto jamás, tanto que nisiquiera merece el calificativo de "fallida". Más bien diría "prescindible"; no existe. Si escribo esta crítica es porque me dejó total y completamente indignada, estafada y asombrada. Es un bodrio sin consistencia, el final no se entiende, es absurdo, incongruente, y tanto aire de misterio no sirve absolutamente para nada porque nada queda claro, ya que nada hay que aclarar, evidentemente. Metros y metros de celuloide con la cara del Turturro éste a punto de echarse a llorar, pivoteando entre acontecimientos de un absurdo sin precedentes, de una falta de verosimilitud que raya con la estupidez.
Vamos, para que os hagais una idea, que es algo así como un gatillazo.

Vaya, dejemos al genio de Allen para una versión de la misma historia (Match Point).
La elimininación de los detalles macabros y la excesiva relevancia que se le da al culto al cuerpo hacen que la película se vuelva... superficial, y en todo caso, si la intención ha sido contar la historia de un ser superficial de un modo superficial, pues tienes que ser un genio para lograrlo. Desde luego, Mary Harron no lo logra. Lo único interesante: el discurso final del prota. Lástima que el discurso visual no le haga justicia.