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España España · Honor al Sabadell!
Críticas de Grandine
Críticas 1,255
Críticas ordenadas por utilidad
8
29 de diciembre de 2006
83 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
CRUDA

Un golpe, sea ante o tras la pantalla, debe doler, pues es el efecto que causa ver como están golpeando o dando una paliza a alguien, tiene que hacer estremecer a cualquiera. Y Noé lo consigue.
Porque la violencia nunca había cobrado tanta dureza y vivacidad ante una pantalla cinematográfica. Y porque el desgarro, la brutalidad y la aspereza cobran toda su fuerza aquí.
Tras ellos, como no podía ser menos: la venganza, la desesperación o la incertidumbre.
La venganza es el sentimiento más CRUDO que puede llegar a recorrer el cuerpo humano en determinados momentos, cuando la angustia domina el cuerpo y las entrañas poco pueden hacer.
La desesperación y la incertidumbre por no saber de que modo actuar en ciertas ocasiones, pueden propiciar que la irracionalidad del ser humano salga a flote en los instantes más críticos.

REALIDAD

Real es que una secuencia dure lo que deba durar, no más ni menos porque cualquier espectador la pueda considerar aburrida y/o insustancial.
Porque cuando se asiste al acto de una violación, además de sentir una irrefrenable excitación por tener ante uno mismo a la bellísima Monica Bellucci semidesnuda, también debe sentir uno el pavor y el desasosiego de un acto incómodo, duro, desgarrador. Y Noé lo vuelve a conseguir.
Luego, uno siente el dolor y la impotencia, por no poder actuar ante el ensañamiento y la severidad mostradas ante tal vil y despreciable acción.

Y eso es lo que hace este film más profundo. Que indaga en las entrañas de la naturaleza humana, que nos obliga a sentir, a estremecernos, incluso a taparnos la cara ante tales actos. Porque están retratados con descarnada veracidad.
Además de ello, puede aburrir o no el restante metraje, pero tampoco se le puede achacar artificiosidad alguna. Los diálogos son divertidos y tiernos, rezuman autenticidad por los cuatro costados. Las interpretaciones son francas como la vida misma. Bellucci riendo de modo radiante, Cassel mostrando qué es la desesperación, Dupontel actuando irracionalmente. La cámara se mueve de modo fabuloso. De cálido a frío. Extásis. Intensidad. Rabia. Desgarro. Estupefacción. Alegría. Comodidad. Tranquilidad. Reposo.
Brutal film sin concesiones.
Brillante final que nos cuenta que la vida es... Irreversible.
Grandine
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10
31 de agosto de 2010
62 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colosal película e hito del género, "Asalto a la comisaria del distrito 13" no se conforma como tal sencillamente porque sepa generar una atmósfera opresiva, resuelva con maestría una escasez de medios patente y haya quedado, para los anales, como una de las mejores cintas de acción de la historia del cine. Tras ella aun hay más.

Si tuviesemos que realizar una crítica corriente sobre el film de un Carpenter casi primerizo, me da la sensación que nos dejaríamos muchas cosas en el tintero, porque más allá de lo que supuso una joya como la que nos ocupa, multitud de detalles se dan cita dentro de esta obra sin paragón que aprovecha con una pericia fuera de lo común sus mejores bazas para jugarlas a su favor. Ya no se trata de si el guión cumple con lo que se supone que ha de hallarse en una película que se encuadra en un género aparentemente tan fácil pero en el fondo tan complicado como el de la acción, sino además, que en éste se observa una inteligencia y minuciosidad en la distribución de diálogos y toma de decisiones por parte de los protagonistas, que va más allá de lo imaginable. ¿O es que nadie se pregunta todavía, a día de hoy, porque el metraje está repleto de silencios y los diálogos son escasos? Carpenter, a sabiendas de que sus personajes, en la situación que se encuentran, poco pueden o deben decir, aprovecha ese factor para construir una atmósfera sucia y palpitante, que sólo se quebranta cuando los atronadores disparos surcan las ventanas de la comisaría o el poco soporte que se pueden ofrecer entre ellos encuentra como vía otro método que no sean las balas arrojadas al exterior.

Por si ello fuera poco, y adelantándose a toda una generación que durante la década de los noventa crearía personajes a cada cual más emblemático, Carpenter ya había dado con la clave muchísimo antes: no era necesario el contrapunto cómico, ni siquiera había que cargar todas las tintas sobre esos personajes, bastaba con hacerlos interactuar en el momento preciso, con medir nuevamente el diálogo para que éste complementase los intervalos realizados en la historia para dar descanso a nuestros protagonistas, y ello se refleja aquí a la perfección. Los breves incisos realizados por los personajes de Napoleon Wilson y Leigh, que se complementan magníficamente gracias a dos interpretaciones notables (más teniendo en cuenta el terreno en que se manejan), logran dar a "Asalto a la comisaria del distrito 13" una envergadura distinta, el encanto de aquel que es conocedor de que no sólo se debe componer un preludio para que el espectador pueda volver a retomar ese asedio sin que el sonido de los disparos atrone en su cabeza, sino también lograr una conexión anímica, una empatización que vaya más allá del simple razonamiento (que sería el de que los asaltados deben salvarse simple y llanamente porque Carpenter los presenta como tal), y que nos encandile del mejor modo posible.


(Termina en el Spoiler, sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grandine
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7
3 de febrero de 2007
59 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
La honestidad, el sacrificio, el compañerismo, la desesperación, el apoyo, el aprecio, la amistad... Ante todo, Papillón nos ofrece un esforzado retrato sobre la condición humana tras este brillante y duro drama carcelario que, posiblemente peque de resultar un poco más extensa de lo que debería ser pero que, en el camino, nos apremia con imágenes y secuencias de una firmeza y belleza pasmosas, así como de otros momentos desgarradoramente crudos.

Una de las facetas que mejor domina el realizador, es la de saber crear en cada momento el ambiente idóneo, ya sea opresivo, disperso o reposado, logrando de este modo que el relato ofrecido no peque de inverosímil.
La interpretación de un Steve McQueen que va de menos a más, y cuya labor posee momentos de una lucidez impactante, también obra un factor muy importante aquí. El acompañamiento de Hoffman, que resulta sencillo y vivaz, es de agradecer, por saber aportar al personaje los tintes adecuados.

Posiblemente, y junto a El expreso de medianoche, uno de los films más contundentes y estremecedores que servidor haya podido observar servidor en este género.
Por cierto, magnífico final y brillante epílogo.
Grandine
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7
29 de julio de 2007
62 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver "Gigante", no me queda más regustillo que ese, ver como James Dean realizaba un papel de inconmensurable talento y daba una excelente réplica tanto a una comedida Taylor como a un serio Rock Hudson.
Yo ya pensaba que esto de los mitos se resumía a la etiqueta que algún infame crítico de la epoca (o posterior, nunca se sabe cuando y de donde saldrán estos capullos) le endilgó a un film/actor, como han hecho y seguirán haciendo con muchos, sin embargo y tras ver la primera interpretación que tengo el placer de observar del ya mítico (valga la redundancia) James Dean, pues parece ser que este se ganó la etiqueta por algo más además de por fallecer a una temprana edad en un desgraciado accidente. Y me alegra que por una vez no encumbrasen algo por cualquier chorradilla, coño.

En cuanto al film en sí, creo que se podría resumir en una virtud excelente que le da un tremendo carácter y absorve al espectador del primer al último minuto: Atrapante, pues George Stevens encauza su historia otorgando en todo momento el ritmo adecuado y engrosando o reduciendo los minutos dedicados a cada secuencia con un pulso magnífico. Se podría decir así que, la labor de Stevens ante una historia que pudiera haber resultado todo un muermazo, es fantástica, por saber ofrecer además de eso, una ambientación de lujo y unas características en cada instante a la cinta que le vienen de auténtica fábula.

Entre todo, en "Gigante" y durante sus más de tres horas de duración, tenemos la ocasión de ver el desmembramiento por momentos de una familia o como la codicia y el poder corrompen al más sencillo, entre muchas otras cosas. Y todo, arrancando desde esa pequeña parcela que hereda Dean y en la cual deposita todo su sentir, haciendo de ella un claro ejemplo del triunfo de la voluntad sobre todo lo demás, del esfuerzo y la dedicación que siempre terminan por dar frutos y otorgar un camino hacía una mayor satisfacción. Lo malo, como ya apunté, es que todo ello conlleva a los peores caminos, como los de la soberbia y la codicia, y así cualquiera puede terminar sus días desamparado, como un lobo solitario.

También me encanta la forma de tratar los tabúes que poseía aquella sociedad observados desde el punto de vista de Stevens, que le da la vía adecuada e, incluso, se antepone a algunos de ellos mediante el protagonismo de Hudson en la historia y muchas de sus reacciones, aunque él también tuviese defectos similares. Pero la cuestión no es esa, sino que cualquiera, por carencias que posea, puede anteponerse a otras de la misma índole y demostrar que no sólo están el blanco y el negro, y todo ello queda retratado aquí formidable e impecablemente.
Grandine
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7
10 de agosto de 2007
55 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de un don nadie, o por lo menos en su interior, ya que todo lo demás era carcasa, objeto de la mentira.
Esa mentira que, sin lugar a dudas, forma uno de los ejes más patentes en nuestra sociedad, pues desde el noticiario más imparcial hasta cualquier persona lejana a nuestros intereses, las esconden. Y aunque no lo parezca, nos corroen, nos extenuan, hacen de nosotros una simple y llana parodia de lo que eramos, puesto que, más que por impulsos o decisión propia, actuamos tras ellas, intentando que en ningún momento nos puedan perjudicar, y esquivando todos esos escollos que pueden hacer que salgan a relucir sin más, delatándonos. Así, vivimos encerrados en nuestras propias mentiras.

Agarrando esa base, el punto de partida de "La vida de nadie" es verdaderamente interesante, puesto que expone una de las problemáticas cada vez más patentes en esta sociedad, es decir, la mentira como válvula de escape, como recurso constante, y a través de ella nos introduce en la vida Emilio Barrero, un tipo que vive felizmente con su familia (¿?), se sacó la carrera de económicas (¿?), trabaja en un banco (¿?) y es totalmente honesto con sus amigos/conocidos (¿?).

Puede que la idea, ya de por si resulte buena, pero además de ello, Cortés hace de su personaje principal un ser que en ningún momento se torna apático, cosa que deja al espectador una libre opción para que conecte con la historia con mayor facilidad y así esté pendiente de ella en todo momento sin llegar a sentirse irritado por la presencia de un protagonista máximo tan poco honesto.
Es ineludible hablar del apartado interpretativo, puesto que Javier Coronado logra una actuación sobria sin excesos de ningún tipo, y Adriana Ozores realiza un papel tremendamente bueno y veraz, logrando de "La vida de nadie" un drama tan angosto como consistente y rotundo.
Grandine
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