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España España · Granada
Críticas de Kikivall
Críticas 1,985
Críticas ordenadas por utilidad
5
1 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia amable y simpática que elude la parte amarga que se puede intuir en una situación como la que narra el film. Realizada de manera sencilla y franca, no deja de tener ribetes de la estupidez propia de nuestro tiempo. Lo que sí evidencia es que hay que saber gestionar la vida, más aún cuando la vejez asoma en nuestras vidas, momento en el cual hay que ser selectivos con nuestras actividades y compensarlas en lo posible. Pero todo cambio implica aspectos económicos, emocionales y morales que no son sencillos de conciliar, pues además, cualquier opción de futuro se relaciona con el pasado y el pasado sigue presidiendo la vida y tiñéndola de nostalgia, más aún cuando como ahora diré, se trata de abandonar la vivienda de toda la vida por una nueva.

El director Richard Loncraine consigue dar la vuelta a un enorme drama para convertirlo en una simpática y digna comedia, que esconde a base de humor lo escabroso de la historia: la inevitable decadencia, la costosa ascensión escaleras arriba, la soledad –el perrito muerto-, la senectud asomando las orejas, la muerte en ciernes, etc. Mas, como digo, en lo general su tono jocoso hace adorable esta comedia que no deja asomar la amargura.

El guión de Charlie Peters es meritorio narrativamente hablando y por sus chispeantes diálogos que dan cuenta de la dificultad de los personajes de romper con su pasado, como cuando Freeman dice: “Cuando nos mudamos a Brooklyn nuestros amigos pensaron que nos estábamos yendo a Nebraska”. Y es que como refleja bien el libreto, el matrimonio feliz anhela el hogar sin gentrificar al que se mudaron siendo jóvenes, zona barata de Manhattan, más auténtica. Pero todo esto no sólo alude a las limitaciones que la edad avanzada impone, sino igualmente a una idea central de la obra, la de que la pareja se ve obligada a vivir el tiempo suficiente para constatar que el mundo se está convirtiendo en un lugar peor, más inhabitable, más invivible.

Es bonita la música de David Newman y luminosa la fotografía de Jonathan Freeman, así como la puesta en escena.

En el reparto Morgan Freeman y Diane Keaton despliegan carisma, bien-hacer actoral, credibilidad, simpatía y química; su tono jocoso e irónico, hacen adorable esta comedia.

Por resumir yo destacaría algunos aspectos principales del film. Por un lado la interpretación de sus dos protagonistas, un Freeman que parece un actor todo terreno y una Keaton que cumple sobradamente; y ambos en plena sintonía. Los flashbacks resultan algo impostados pero resultan aclaratorios. Es destacable igualmente que no es una obra en la que se profundice demasiado en la vejez como etapa de la vida con sus rasgos y características, pero al menos se aborda la temática, si bien bajo el lenitivo prisma de lo chistoso. Y por supuesto el film muestra la realidad social de las irregulares componendas que utilizan los agentes inmobiliarios para vender caiga quien caiga.
Kikivall
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7
1 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que hemos trasnochado y conocemos la noche, sabemos que muchas de las leyendas y mitos que rodean a esta fase del día son ciertas. En la noche, ocurren muchas cosas que de día serían prácticamente impensables. De noche la gente se camufla, los gatos son efectivamente más pardos, se entona uno más con el licor y la música y se conocen personas de muy variado plumaje. Esta película viene a ser un arquetipo de la realidad y veracidad de algunos de los muchos tópicos que se cuentan sobre la nocturnidad y sobre la vida misma también.

Se trata de una película que está dividida en cuatro episodios que funcionan de manera independiente, por medio de los cuales, este singular director Jim Jarmusch, retrata, al menos parcialmente, el paisaje y los personajes nocturnos de cinco historias yuxtapuestas que tienen lugar simultáneamente en cinco grandes ciudades del mundo.

El director de Ohio Jarmusch, nos muestra en esta obra quién es él. Para ello nos monta como espectadores en cinco taxis que delimitan y diseccionan su peculiar mundo. El mundo de Jamusch es un universo de personas solitarias y perdedoras, con diálogos y silencios de comedia absurda y soledad urbana. El guión del propio Jarmusch tiene su coherencia interna, dentro de este orbital paradójico y un tanto loco, que incluye a sujetos y situaciones que existen en la noche de Jarmusch, pues sólo en él y en la noche podrían cobrar vida.

En Los Angeles, una muchacha taxista recoge en el Aeropuerto a la ejecutiva y encargada de casting Victoria Snelling a quien lleva a Beverly Hills. En otra historia, en Nueva un hombre que fuera antes de profesión payaso en la Alemania Oriental, se ha tenido que transmutar en un taxista principiante que ni conoce la ciudad ni sabe conducir. En París un taxista negro tiene un enfrentamiento con dos pasajeros racistas que se burlan de su país de origen. En la historia de Roma, quizá la más atractiva en su realización, un excéntrico taxista conduce a todo trapo por las estrechas calles de Roma, en dirección prohibida y con unas gafas oscuras que le impiden la visión, con pasajero sacerdote. Finalmente, en Helsinki, tres trabajadores bebidos montan en con uno de ellos a cuestas en un taxi, mientras le cuentan al conductor las desgracias del más borracho que va dormido.

Excelente música de Tom Waits que combina guitarra, violoncelo, trompas, acordeón, percusión y teclados, con una preciosa canción final; todas las canciones son de Tom Waits y Katleen Brenan: entre ellas destaca "Back In The Good Old World". La película sale muy beneficiada también y de manera importante con una grande y meritoria fotografía de Frederick Elmes, con un sentido visual magnífico, basado en tomas largas, travellings sorprendentes, encuadres inusuales y una iluminación sobresaliente. Excelentes exteriores y puesta en escena.

Los personajes están bien definidos en sus características y su singularidad y cuenta el film con importantes actrices y actores como los reconocidos: Winona Ryder, Gena Rowlands, Rosie Perez o Roberto Benigni, que aportan interpretaciones muy convincentes y de gran nivel.

A poco que nos fijemos en el film, rápidamente observamos que la relación trivial y fugaz que se establece entre taxista y pasajeros elimina las barreras sociales creando breves intimidades e incentivando los diálogos entre individuos diferentes que a la vez son perfectos desconocidos. La dirección y el guión de Jarmusch se decantan por personajes marginales, extravagantes, poco comunes, con conductas paradójicas, desubicados; individuos que padecen, que se rebelan contra su mala suerte, que llevan una vida difícil. Hay conversaciones realmente humorísticas, agudas, realistas, emotivas y, en ocasiones cargadas de dolor y tristeza.

Es una cinta arriesgada y descarada.
Kikivall
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8
1 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Fabián Bielinsky, autor de guiones diversos, cine publicitario y cortos, se ganó la merecida fama de cineasta clásico, preciso y efectivo con esta obra y la última que dirigió poco antes de dejarnos, El aura (2005). Realmente la película tiene una dirección magistral, un trabajo impresionante que nos mantiene en vilo las casi dos horas del metraje. El guión, del propio Bielinsky es sensacional, un libreto exquisito en el que las escenas están hiladas con enorme estilo y tensión narrativa, lo que hace que mantenga un ritmo constante que no decae en ningún momento. Además, el guión está plagado de frases sobresalientes y adecuadas al interesante contexto en que se desarrolla la historia. Claro que no sólo es que Bielinsky escribe un ingenioso texto, sino que además lo sabe trasladar a la pantalla en perfecta sincronía con planos e imágenes geniales. De manera que Bielinsky logró hacer de su ópera prima una obra de lujo.

Muy buena la música de César Lerner que acompaña la trama y magnífica la fotografía de Marcelo Camorino que mereció el reconocimiento de la crítica.

El reparto es extenso, pero sobresale un genial y joven Ricardo Darín que hace un trabajo meritorio con una gran capacidad actoral en el rol de un timador de primer nivel; Gastón Pauls es el amigo de aventuras, papel que interpreta de manera excelente; en realidad, Darín-Pauls conforman una atractiva pareja de maestro-aprendiz que desprende una gran química, pues ambos sintonizan afinadamente. Leticia Brédice, bonita ella, hace también una interpretación brillante y pieza fundamental en el desarrollo de este juego de ingenio puro. Y acompaña un largo y excelente elenco de enorme calidad, como suele suceder con los actores argentinos. Geniales y conjuntados.

La película se convirtió en un éxito local e internacional, con ventas en más de 32 países, participando en numerosos festivales y obteniendo más de 20 premios internacionales, a la vez que el reconocimiento unísono de los expertos.

La cosa es que Bielinsky disponía de 1.300.000 dólares de presupuesto y decidió que los intérpretes se prepararan bien de antemano, para que el rodaje pudiera cumplirse en los plazos y gastos previstos. Se rodó por entero en Buenos Aires y como el mismo director afirmó, prefería “filmar todo en plano secuencia, o en un único decorado, o con dos personajes solos, o todo en tiempo real”. La consigna era contar todo a lo largo de un día, lo cual permitía a director y actores concentrarme exclusivamente en las acciones concretas de los personajes.

En lo concerniente a la óptica de la historia, indicó que mantuvo una cierta forma de «objetividad», que determinaba una neutralidad en relación a lo que estaba contando, y que procuraba nunca enfocar la temática desde los ojos algún personaje concreto, porque se hubiera desmontado la propia lógica de la película. Así fue como consiguió una película “ingeniosa, cínica, y un pelín tramposa que, dicho sea de paso, tiene un final deja boquiabierto. Como dicen en la conocida película “El Golpe”: "La mejor estafa es aquella en la que la víctima no sabe que ha sido estafada".

La forma de construir la trama de Bielinsky puede recordar a B. Wilder por esa forma de superponer capas argumentales que se disponen y retiran para potenciar la intriga en el espectador, lo cual que cuando acaba se tiene la sensación plena de que el recorrido ha merecido sobradamente la pena.

Esta es una obra para pasar un rato muy entretenido, o mejor, absorbido por una cinta de categoría que lo tiene todo: guión, dirección, reparto y montaje. Si todo esto que cuento es de tu interés, y es raro que no lo sea, no lo dudes, esta es tu película.
Kikivall
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6
27 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el transcurso de su agridulce vejez, el protagonista va haciendo una recopilación de partes de un diario que ha ido escribiendo a lo largo de su vida. Es así que el film nos va desvelando su infancia en un pueblecito vasco o su juventud aventurera e idealista como marino en tierras de Cádiz.

Esta película es el resultado de la adaptación de una conocida obra del gran escritor de la Generación del ´98 Don Pío Baroja, de título homónimo, publicada en 1911 y que su autor clasificó en la serie El mar. Es una novela al igual que la película, de aventuras. Pues aunque Baroja es más conocido por su obra relacionada con el realismo social que por sus novelas de aventuras, sin embargo Don Pío es un gran relator de este género que él escuchaba en su familia.

Tras un documental que realizó Arturo Ruiz del Castillo (“Castillos en España”, 1944), esta sería la segunda película (ópera prima) que dirigiera. Ruiz del Castillo no fue meramente un director de exaltación nacional en la era franquista (recuerdo aquí la película ya comentada en estas páginas, El santuario no se rinde, 1949); era, aunque parezca paradójico, todo un intelectual amigo, entre otros, de Eduardo Ugarte y del mismísimo Federico García Lorca, a quien en tiempos de la II República había ayudado a fundar la Barraca, grupo de teatro itinerante en el que colaboró como técnico y dibujante.

Con un guión del propio Ruiz del Castillo, tiene la cinta unos diálogos excesivamente literarios que salen bien parados por las grandes interpretaciones del film. Un libreto cuya primera parte parece un relato sobre las consecuencias de una vida de aventuras, pero cuya clave más llamativa es el misterio familiar.

En el reparto tenemos a un Jorge Mistral que lo hace muy bien como protagonista principal, dando el físico y la presencia en su papel del marino valiente y aventurero. Manuel Luna hace un trabajo que además de ser muy interesante está cargado de matices. A Josita Hernán la vemos alejada de sus habituales trabajos en la comedia, aquí en un rol dramático muy distinto y bueno. Y quiero recordar la presencia en un breve papel de secundario de un jovencísimo José María Rodero.

Nostalgia, melancolía, misterio y aventura son los ingredientes de un film para el que el tiempo no ha pasado en vano, que se salva por el empeño de Ruiz del Castillo que tuvo que rodar con gran escasez de medios de la mejor manera posible. Es un valor igualmente el reparto; y, cómo no, es una garantía la interesantísima historia de Baroja que bien merecería que algún productor avezado la volviera a llevar al celuloide.
Kikivall
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6
25 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene un título casi loco, pues es lo último que uno podría imaginar en ese país sumido en la pobreza y la hambruna. Pero no hay que negar que el tal título resulta llamativo; quién sabe si no fui a verla por este motivo.

El director Lasse Hallström nos ha obsequiado con películas de encanto como Chocolat (2000), Un viaje de diez metros (2014) u otras conmovedoras como Las normas de la casa de la sidra (1999). En esta el realizador sueco logra construir una peliculita con su toque tierno e incluso lírico, amén de romántico, de lo que resulta una obra con el tono, las situaciones, los diálogos y la atmósfera de las buenas comedias británicas. Confeccionada con buen gusto se ve con facilidad y entretiene.

El guion de Simon Beaufoy es una adaptación de la novela de éxito del británico Paul Torday (escritor de éxito tardío), “Salmon Fishing in The Yemen” (2006), una novela cálida e irónica. El libreto es bueno, bien construido, una trama simpática, en ocasiones sarcástica y crítica y en manos de Hallström concluye finalmente en una cinta de buenas trazas cinematográficas.

Interesante y bonita la música de Dario Marianelli, The Young Romans: “Where You Go”. Excelente la fotografía de Terry Stacey que capta muy bien los paisajes y avatares, con gran exquisitez, distinción y elegancia. Y buena puesta en escena.

En el reparto tenemos a Ewan McGregor, que sabe rentabilizar su variedad de registros interpretativos, apetitoso para las féminas, estiradito, convencional, entregado. Quizá por ello sintoniza muy bien con una bonita Emily Blunt, ésta en un trabajo más sobrio. Kristin Scott Thomas es la salsa exquisita de la que no puedes prescindir, sin duda la mejor del reparto, mujer oportunista y pragmática. Bien Rachael Stirling y pasa el corte Amr Waked.

Película de medianía que mantiene un ritmo progresivo, que se digiere bien y sin esfuerzo, con aire británico, interpretaciones dignas y sencillas, sin ornamentos ni florituras; sin pretensiones, graciosa, que te hace sonreír fácilmente, los justos convencionalismos, no es comedia tópica y se disfruta con ella. Sólo hay que sentarse con tranquilidad y buena onda, entonces es probable que te deje un buen sabor de boca.
Kikivall
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