Tula es una mujer sola, que toma sobre sus espaldas a toda un familia de forma desinteresada, sin pensárselo dos veces, como si fuera su deber. Pero un deber asumido con amor, sin pedir nada a cambio, desinteresadamente.
Esa fuerza de Tula, sin embargo, es una fuerza ficticia, no porque carezca de coraje, sino porque es un valor sostenido por algo, no es exclusivamente suyo, se apoya en unos valores asumidos por educación y en unos condicionantes sociales.
Esa fuerza con muletas resulta ser más dañina que provechosa, pues no es sino una cobardía, que aparenta fortaleza exclusivamente por el andamiaje de una educación esterilizadora que, además, conlleva una sexualidad reprimida.

Desde la descripción que se nos hace de Todos los Santos, hasta el emocionante final en el Cañón de la muerte, todo lo relacionado con lo fúnebre, con el fin de algo, con la muerte, impregna toda la película.
Prácticamente no existe un sólo plano de la acción que acontece en Todos los Santos, en la que Walsh no encuadre una ciudad en ruinas, muerta. Unos personajes espectrales en una película de marcado carácter fúnebre, como años más tarde haría Clint Eastwood en Sin perdón (1992).

A vista de pájaro, la secuencia inicial es un largo y moroso picado que lentamente se va posando sobre un mimo que sigue a una pareja de enamorados en una atiborrada plaza pública de algún lugar de San Francisco. Con este detalle técnico se consigue atrapar la atención del expectador desde el primer fotograma y da mucha información sobre la historia, pues, a modo de Bolero de Ravel, continuamente se volverá a este inicio para repetirlo y amplificarlo. Vista hoy, los alardes técnicos del radioescucha resultan un poco ridículos, aunque hay que reconocerle el espíritu y la iniciativa de los pioneros, y no hay segundas intenciones en este comentario respecto al otro lado del Telón de Acero.
El protagonista, experto en vigilancia privada, católico bastante ortodoxo, solitario y maniatico, sufre un proceso de culpa y arrepentimiento a partir de las implicaciones éticas de su trabajo. Coppola logra con esta película un thriller psicológico asfixiante y con una atmósfera opresiva, sobre todo gracias al "lento, ma non troppo" ritmo narrativo, la música y la luz. Esta lentitud provoca el climax necesario para hacer que los últimos minutos de la película sean antológicos, con un "tour de force" y un final paradójicos.
Coppola hizo una película con un presupuesto más bien bajo y de una duración que no llega a las dos horas, al contrario que las superproducciones "El Padrino" y "Apocalypse Now".

A consecuencia de las dificultades que tenía para sacar adelante sus guiones, Chus Gutiérrez busca material para hacer una película barata. Invierte 17 millones de ptas, cuando el coste medio era de 170. Está montada a dedo, con dos magnetoscopios de VHS.

La película es un documental: algunas personas acceden a contar su vida sexual, sus experiencias, sus opiniones sobre el sexo delante de una cámara, pero no es un estudio, sino un metadocumental: La película se para enseñar sus interioridades con desparpajo y honestidad en el proceso de su propia elaboración. Icíar Bollain fue ayte.de dirección.
Vemos las charlas preparatorias, las sesiones de maquillaje, la iluminación, los decorados, la diversión de los descansos.

Ocupa un lugar singular dentro del cine español de la década de los 90. Es una carga de profundidad para los usos y costumbres de la industria, pues demuestra que es posible hacer cine sin dinero, pero hacen falta ideas, talento. Reivindica el documental como género, de gran arraigo en la transición.

Demuestra que si se tienen las ideas claras y determinación para escapar de lo sociológico y adentrarse en lo individual, la mirada se amplia sin necesidad de ser moralista ni discursiva desde el enfoque que esta rodada (preguntas, posición de la cámara) y montada.

Se identifica con los interlocutores sin prejuicios, todos son retratados con respeto y se permite una suave ironía. Armoniza vida, cine, sexo, palabra, espontaneidad. Es lúdica, divertida, hedonista y es una celebración de la sexualidad, original y sincera.
Integra el sexo y la vida, el placer, el respeto a los demás, el amor por el trabajo y la fuente de sabiduria que puede generar la sexualidad. Resulta educatica sin proponérselo: a través del juego se pasa por la impostura y la fantasía. Sin otro requisito que tener en cuenta al otro, no olvidar que el otro existe, frase que cierra la película.

No existe ninguna escena de sexo. No es una película aburrida ni discursiva.

Toda una lección de trabajo y respeto.

Acción situada en los sotanos de la Facultad de Ciencias de la Información.

Utiliza todos los mecanisnos del suspense.

La intriga está organizada sobre las contradicciones que el relato va desvelando entre la apariencia y la realidad. Pistas falsas, cambio de orientación en las sospechas.
El argumento le puede al tema. Hay que averiguar quién es el villano.

El personaje de Fele Martínez es un apunte sobre la fascinación juvenil por la violencia como espectáculo de masas.

El personaje de Ana Torrent muestra la obsesión por la mirada en el universo audiovisual contemporáneo.

Reflexión final: el espectador del film confrontado con su actitud hacia la exhibición impúdica del dolor como espectáculo social.

El protagonismo juvenil y el entorno universal y cosmopolita de la historia despertó el interés del público juvenil por una película a la americana. Estos elementos, unidos al apoyo mediático y los premios Goya conseguidos, llevaron más de 842.000 espectadores a la taquilla.