Cualquier película de Hitchcock -referente obligado para ver esta película- cumple mucho mejor con el canon que manda el thriller y el suspense. Los puntos de giro están más repartidos, la acción es más trepidante, etc, etc, etc.

Pero "El Escritor" está tan bien dirigida que hay que decirlo más veces. "El Escritor" está tan bien dirigida, está tan bien dirigida, está tan bien dirigida... Y así hasta que se nos acabe la voz o Polanski dirija otra.

Seamos menos globales y más rigurosos. Los actores lucen magníficamente bien (todos están a la altura de las circunstancias, lo que menos parece importarles es dónde está la cámara), la atmósfera es adictiva desde el primer minuto, en ese ferry del principio y hay planos de absoluta genialidad, esos en los que un pequeño detalle entraña, además de una belleza cotidiana por sí solo, una belleza más metafórica. Lo que intento decir es que en esta historia todo actúa en función de la historia que quiere contarse. Tanto lo que se ve como lo que decide no enseñarse en pantalla.

Una sencilla película rodada magistralmente.

Lo mejor: su forma, su ritmo -fiel a sí misma y no a ningún convencionalismo comercial.

Lo peor: algúna pequeña trampa del guión que nos tragamos porque a esas alturas ya nos ha ganado.

He aquí una de esas premisas difíciles de olvidar: un hombre (Anthony Edwards, alias "calvo simpático de Urgencias") tiene su primera cita con una mujer (Mare Winningham con varios Emmy en su haber). Nervios, torpezas, alguna risa... Hasta ahí todo normal y predecible pero alguien llama al teléfono del bar donde se encuentran, alguien que ha marcado mal... Y eso les cambia la vida. El fin del mundo se acerca y el tiempo comienza a contar desde ya.

La película, pese al paso del tiempo, sigue resistiendo un visionado a día de hoy. Es cierto que no tiene a actores guapos y famosos pero eso hay que considerarlo parte de la apuesta de esta cinta: contar una historia apocalíptica de la clase media. Y como tal es curiosa e interesante.

Su virtud reside precisamente en la historia que trata de contar, directamente influida por esa década de guerra fría y retórica conservadora que hizo temblar a medio mundo (el otro medio no tenía tele) pero sin centrarse en él. El miedo al fin y al cabo es una excusa argumental para centrarse en unos personajes urbanos, solitarios, que trabajan duro cada día en empleos sin glamour y "viven una vida de tranquila desesperación". Es por ello que aún funciona para el espectador del siglo XXI.

Pero claro, una cosa es la intención y otra distinta la ejecución. Si bien la película es una "rara avis" con talento, no puede renunciar a su deliverado tono indie y a sus motivos ochenteros, desde la ropa hasta esa clase de personajes planos y excéntricos que si bien no son los personajes centrales sí todos los que orbitan a su alrededor. Uno en ciertos momentos tiene la impresión de que alguna de las mujeres al borde de un ataque de nervios se ha colado en la peli... Y no desentona demasiado.

Lo mejor: Su premisa argumental.

Lo peor: Que en conjunto sea una película con cierto aire anecdótico.

Lo curioso: Su extraordinario parecido con "Monstruoso" en algunas ocasiones.

El estreno de la película de Spielberg "The Twiligt Zone: The Movie" convenció a una cadena americana que sería una buena idea hacer un "revival" de la serie original. El resultado es una de las series más irregulares de género fantástico que ha pululado por los 80 (toda una metáfora de la década en cuestión) y es que en ella podemos encontrar auténticas gemas y auténtico carbón. Desde luego no le ayudó el caos de su estructura que mezclaba historias cortas con historias más largas y que acababa por confundir al espectador.

Lo mejor: su atmósfera inquietante, sus títulos de crédito y algunas pocas historias.

Lo peor: que en ocasiones uno se pregunta si hay alguien al timón del proyecto.

Respeto mucho al señor Joe Dante. Pese a formar parte del club del fantástico azucarado del Señor Spielberg, le respeto, sí señor, pero no puedo decir lo mismo de la última película que firma como director.

La historia es sencillita -cosa que ya era de esperar- pero la evolución de la trama es de una simpleza tan extrema que casi ofende. La atmósfera está repleta de recursos que el cine oriental ya se ha encargado de explotar suficientemente y de algunos decorados que aunque son lo mejor de la película parecen ser casi los mismos del segmento que Dante dirigió para la película episódica "The Twilight Zone" producida por Spielberg y que ya incorporaba esos escenarios expresionistas.

Los sustos son tan prefabricados a base de música a tope y tan previsibles que tampoco la salvan del olvido casi inmediato. Y por fin los esperados efectos 3D brillan por su ausencia (y sí, antes de que alguien lo pregunte, llevaba las gafas y funcionaban correctamente) pero simplemente no brillan demasiado.

Lo mejor: La dirección artística del último segmento y el niño de la película (por este orden).

Lo peor: El guión, el guión y el guión. Eso y los efectos 3D...

Nada, que si quereis ver al Señor Dante en acción mejor vemos "Homecoming", un episiodio de la aclamada e irregular "Masters of Horror" y así vemos su faceta más contestataria.

He aquí una película sumamente difícil de encontrar, sólo disponible en su edición DVD americana o inglesa y a través de Internet en versión original con una calidad de imagen muy por debajo de lo que se merece esta interesante película.

Dirigida por Peter Medak que casi una década más tarde firmaría esa cinta de terror sobresaliente que sería "Al final de la escalera" con un más que sobresaliente George C. Scott al frente, "The Ruling Class" era ya una película peculiar desde su producción. Suponía adaptar una obra de teatro de éxito en Londres que ponía de vuelta y media a la aristocracia británica con un tono cómico y cáustico llena de largos diálogos, canciones de music hall e interpretaciones muy exageradas y excéntricas. Además, el actor para encarnar al protagonista sería Peter O'Toole que no cobraría ni una libra al haber conseguido de la misma productora un exagerado caché por "Man of la Mancha" que haría justo después.

Pues bien, la película lidia con la compleja tarea de adaptar una obra de teatro atípica y desde luego sale bien parada. No rehúye ni una de sus raíces escénicas sino que las aprovecha para no alargar la cuenta de gastos (se conserva la unidad de espacio y de tiempo) y las hace crecer a lo largo de las interpretaciones que Peter O'Toole nos dispensa desde el primer minuto, dominando el partido -si se me permite la imagen futbolística- en calidad, versatilidad y energía.

Hay quien mantiene que "The Ruling Class" es poco interesante para el público no británico ya que habla de la exclusividad de la aristocracia, sus vicios y trapos sucios pero creo que la historia sigue funcionando. Al fin y al cabo, el club de los aristócratas sigue pudiendo extrapolarse a los poderosos que se agarran al sillón (¿o alguien piensa de verdad que vivimos en una estupenda meritocracia?).

"The Ruling Class" es una especie de cabaret terrorífico, una sátira con algún toque a lo Roger Corman que todavía ostenta un rango de película de culto y que desde luego se aparta del camino tradicional para ofrecernos una visión del mundo cruel, implacable y terroríficamente graciosa.

Para amantes de los “british”, de lo victoriano y de la sátira con un paladar tirando a intelectual (que pese a lo gastada que está la palabrita, sigue queriendo decir algo).

Lo mejor: Peter O'Toole y el giro oscuro a mitad de la película.

Lo peor: Que también haya heredado su ritmo teatral, no apto para todos los paladares.