Se trata de una película profunda que busca sumergir al consumidor en una atmósfera pesimista de la vida en la que el dramatismo te inunda el espíritu. Los continuos cambios de cámara y amplios angulares hacen que la película ruede de una manera moderna y con cierto nerviosismo. Creo que por el valor de la denuncia de la película estos cambios hacen de la película algo menos importante de lo que podría notarse en un público más estándar. Los actores y actrices están excelentes y llama mucho la atención el amplio reparto de caras conocidas y de buen talento. Adrien Brody siembra una cara de profesor latente en una vida dramática pero con una amplia ética y ganas de luchar pero como siempre muestra solo el detalle de victima no me acerca para nada a un personaje real. Otras interpretaciones como las de Christina Hendricks y Lucy Liu parecen muy artificiales. Si muy creíble la interpretación de Sami Gayle pero todavía con un largo camino por delante. Finalmente me gustaría añadir a esta pequeña y humilde crítica que la película se encuentra llena de imágenes y detalles que bañan al lector de dramatismo punzante pero aún así lo mejor de la película es sin duda este toque narrativo y ético de ver la vida tal como es en algunos momentos y como claramente te hace pensar como tirar hacía delante en éstos más difíciles. Tan solo hay una pequeña pincelada de esta narrativa pero allí esta impregnando todo el guión del filme lo que ayuda a valorarlo de forma notable.

Película de ficción medianamente creíble. Ciertos detalles bioquímicos y médicos no son ciertos. Soderbergh pincela un thriller de terror con buenos actores y detalles documentales pero no llega a plasmar el peligro real que supondría la virulencia de un patógeno de éstas características. Buen trabajo por parte de los actores y porque no decirlo, de Soderberg, que por lo menos, sabe entretener.