Siendo un buen film, lo encuentro con demasiado despacho y oficina de por medio, además de mucho, mucho parlamento. De este tema, mucho más impactante "El club" de Pablo Larraín.

Desde un planteamiento sencillo - y terrible- se va desenvolviendo la trama con unos diálogos justos en su medida, ni silencios tediosos ni intervenciones cansinas e interminables. Unas más que correctas interpretaciones y una bellísima fotografía que contrasta con la crudeza de los hechos que el director hace progresar sin piedad, siempre con el contrapunto del protagonista, auténtico catalizador de unas esperanzas perdidas.

La mitad del metraje hubiera bastado y sobrado para que Malick contara lo que tiene que contar.Excelentes interpretaciones,impresionante fotografía,vestuario y puesta en escena.Pero la belleza visual no justifica una reiteración tan exagerada de situaciones.Inevitablemente el ritmo decae en muchos momentos de puro tedio, a pesar del brutal mensaje.

Duro y escueto film donde se pone de manifiesto la intolerancia de una sociedad, la marginación, el aislamiento, la deslegitimación personal y finalmente la exclusión social absoluta del protagonista, con llamativos detalles como el apedreamiento de la carnicería o unas juventudes fundamentalistas exaltadas que no dejan de recordar a lo sucedido, a gran escala, en el III Reich alemán. Llama la atención también la semejanza de la ortodoxia religiosa judía que se plasma en la película con la musulmana. Quizás no sea casualidad que esos dos pueblos estén destinados a no entenderse. Quizás haya que aprender a convivir con la propia diversidad para poder hacerlo con otros.

Crítica feroz del sistema sanitario rumano. Excelentes interpretaciones. Personajes de los médicos algo exagerados. Guión reiterativo.