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España España · BARCELONA
Críticas de DIEGO
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Críticas 95
Críticas ordenadas por utilidad
8
28 de septiembre de 2021
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento una total admiración por Icíar Bollaín desde que la descubriera en "El Sur". Desde entonces he seguido su carrera cinematográfica con entusiasmo y, por qué no reconocerlo, con un aprecio que se confunde con esa debilidad que también siento por ella. Mi debilidad viene de muy lejos, desde que la conociera como Estrella, Estrellita que la llamaba Milagros, en su primera película como actriz. Imagino que el hecho de que "El Sur" sea una de las mejores películas que he visto, una de mis preferidas absolutas, algo tendrá que ver en esta historia que cuento. Mi admiración por Icíar la he sentido también desde entonces, como decía, pero esta ha ido evolucionando con el tiempo, ganándosela ella a pulso como creadora de un cine que aprecio, y como mujer reivindicativa y comprometida socialmente.

Y una vez hecho este reconocimiento, de "Maixabel" solo voy a decir que me ha gustado mucho. Nada más. Y prefiero no comentarla cinematográficamente porque tengo la sensación de que caería en una frivolidad tras lo que he sentido en la butaca esta misma tarde; y por respeto a las víctimas de ETA y a los etarras que de verdad han sido víctimas de sí mismos, en esa barbarie cuya herida aún sigue abierta, al menos en mi caso, y eso que ni soy vasco ni he vivido allí. Conozco algo de Euskadi, y he de decir que es un pueblo que admiro y por el que siento un especial cariño. No voy a hablar de la película por ese respeto, y también porque me ha dolido mucho verla. "Maixabel" duele. Quizá es que ha transcurrido poco tiempo desde el último atentado de ETA tras el franquismo, y mi memoria todavía no ha cicatrizado. Lo único que puedo hacer es agradecer a Icíar y a todo el equipo el esfuerzo que han debido realizar para rodar esta película. Eso es lo que me imagino. Hacía muchos años que no salía de un cine tan tocado como esta tarde. Con todo, pienso que es una película que había que rodar -gracias-, y que hay que ver para aprender.
DIEGO
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7
6 de enero de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve a ponerse tras la cámara Paul Schrader para dirigir de nuevo un guion suyo. Con éxito, diría yo, pues "El contador de cartas" me parece una buena e interesante película.

El cineasta se adentra en ambientes inhóspitos que golpean con fuerza en quien vive instalado en una rotunda soledad, al margen de una sociedad que ignora. Oscar Isaac es en este caso el actor encargado de dar vida a ese individuo, un exmilitar exconvicto que intenta purgar sus culpas con el juego. Como un hamster en la rueda de su jaula…, de su vida, va dando tumbos de casino en casino, de motel en motel, envuelto en un ritual muy extraño que se presta a múltiples interpretaciones. Es un personaje críptico si se quiere, pero descifrable en apariencia: estamos ante un rico vagabundo en busca de la redención, sencillamente. Él mismo dice algo así en una de las secuencias iniciales: "voy dando vueltas por ahí hasta que me sitúe y encuentre algo de sentido". Pagó con la cárcel su culpa, pero esta le persigue allí donde va, luchando contra la autoridad en el blackjack y contra los demás en el póquer, incluso contra el país que tiempo atrás tanto lo manipulara hasta convertirlo en un maltratador furibundo. Esa representación pienso que queda proyectada en el campeón mundial del juego de las escaleras y los full de ases que aparece una y otra vez en las partidas.

En su camino se va a cruzar un joven (Tye Sheridan) buscando una venganza que le resulta familiar al protagonista, y que para su equilibrio se convertirá en el instrumento de su redención personal ajena. Puede seguir en la rueda, pero acompañado por alguien, otro ser marginal, que bien podría alejarle de ella. También una mujer (Tiffany Haddish) se empecina en rescatarlo de su pasado para trasladarlo al presente; una vida de casinos, sí, pero con museos y ciudades de luz en la noche. En definitiva, abrirle la puerta de su perenne celda.

Una historia muy densa y perturbadora a la vez, sórdida en ocasiones, que llega a incomodarnos en la butaca, inmersos en lugares huérfanos y a veces escabrosos, donde casi no entra la luz del día.

Así es la atmósfera que desprende el magnífico guion de Schrader; que muestra una existencia incierta y penitente, solitaria y amarga, que traspasa con mucho oficio al espectador. Y así es también William Tell, el personaje que encarna Isaac, tan bien escrito y definido, que cuenta en off sus inquietudes, como ya lo hiciera Travis en "Taxi Driver". Me parecieron historias semejantes las de ambos fracasados en busca de su purificación, con muchos puntos en común a lo largo del guion; distintas redenciones, distintos caminos de perdición, mas conducentes a una común autodestrucción final. Schrader se mueve muy bien en esos ambientes y con esa clase de personajes a la deriva.

Po otra parte, la historia está muy bien narrada. Una dirección que en ocasiones evoca a Scorsese, tanto por su puesta en escena como por los constantes movimientos de cámara. No obstante, el ritmo aquí es muy distinto, y la cámara se acerca y se aleja de Tell de forma muy pausada, consiguiendo reforzar así su vivencia interna, a la vez que remueve e inquieta al espectador en su asiento. Por otra parte, la puesta en escena no precisa de la coralidad que suele acompañar al director de “Toro Salvaje”. La estrecha colaboración profesional y la amistad que han mantenido a lo largo de los años ambos cineastas, pienso que ha tendido un puente entre Scorsese y Schrader para que este último haya adquirido más destreza tras la cámara. Así lo percibí yo en esta ocasión. Puede que los casinos me influyeran en cierto modo.

Una notable película que merece estar en lo mejor de la cosecha de 2021.
DIEGO
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7
23 de febrero de 2020
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para echarse a temblar, esto no es la naturaleza de Malick, esto es lo que hay y tenemos a la vuelta de la esquina. Esta es la cruda realidad que permanece oculta si no convives con ella directamente, pero que permitimos con nuestro egoísmo e indiferencia, porque es tan nuestra como ese supuesto mundo civilizado al que pertenecemos. Pero la culpa siempre es del otro, del que tiene más dinero, del político corrupto o por corromper, del explotador. - ¿Yo? ¿Me pregunta a mí? No sé de qué me habla... Pero si ni siquiera paso por allí - Esto es una muestra de naturaleza de cemento y ladrillo mal construido, vamos... lo que podemos encontrar a unas cuantas paradas de metro. Una gran película de otros miserables, pero me pregunto quiénes son estos; a mí que no me toquen mi ipad desde el que escribo estas líneas.
DIEGO
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6
14 de septiembre de 2018
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho esta película alemana basada en hechos reales. No recuerdo haber visto otra que abordara este tema en la RDA, o al menos no la recuerdo. Época de represión total y esplendor de la URSS; por otro lado, rebelión, inocencia, amistad... Con todo, pienso que el protagonismo de esta historia es la delación y la traición. El guion está muy bien construido y la película resulta muy atractiva y sencilla, filmada con mucha naturalidad y muy bien ambientada y fotografiada. Es cierto que en ocasiones resulta un tanto condescendiente con el espectador para hacerle más amable el drama que plantea, pero olvidándote de esta cuestión la película vale la pena.
DIEGO
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8
28 de noviembre de 2021
5 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disfruté mucho ayer, más que viendo, contemplando, la última película de Jane Campion "El poder del perro" (The Power of the Dog), preestrenada con éxito en los festivales de Venecia y San Sebastián. Distribuida por Netflix, se estrenará en esa plataforma el próximo 1 de diciembre, para echar más leña a la cada vez más competida rivalidad entre el cine y la televisión. Nada tienen que ver ambas experiencias, aunque tengan en común el mismo objeto visual. Cada cosa en su sitio, y que cada uno escoja lo que prefiera. El cine se vive en el cine, y las películas que se emiten en televisión donde se quiera menos en el cine, a no ser que te lleves un aparato a una sala comercial, lo enchufes allí y reproduzcas la película. La verás entonces en un cine, pero no la vivirás en ese mismo cine. Y dejo ya el tema, que para eso están los gustos, preferencias y simuladores. Yo mismo veo muchas películas en televisión, pero porque no me queda más remedio. Y, no obstante, le estoy muy agradecido a la pequeña pantalla, pues ahí he visto grandes películas de la historia que todavía no he podido vivir en una sala. Tantos clásicos... tantos descubrimientos le debo a lo largo de mi vida al cine de comedor...

Pero de cine estaba escribiendo a propósito de "El poder del perro". Una película deslumbrante por su contenido, por sus imágenes, sonido, fotografía, paisaje, reparto, localizaciones... Una magnífica historia muy bien narrada. Con guion de la propia Jane Campion basado en la novela homónima de Thomas Savage. Pero lo que más destacaría yo de esta obra es el trabajo de dirección y montaje. Una cinta clásica, narrada con una continuidad que resulta muy infrecuente ver en esta época. Utiliza las pequeñas o grandes elipsis temporales solo cuando lo pide el desarrollo de la narración. Y con esto no estoy diciendo que esté en contra de la fragmentación en el montaje, sino que alabo las decisiones coherentes que se mantienen como seña de identidad de una película a lo largo de todo su metraje. Cuando ves la minuciosidad y el rigor de la directora y el montador Peter Sciberras, solo encuentras agradecimiento. Y con todo ello la película fluye con el ritmo de un río de aguas tranquilas que resuenan frescas en el silencio del bosque. Sin embargo, esta película tiene exteriores muy abiertos, los de Montana, que con tanta belleza ha fotografiado Ari Wegner. Una espléndida fotografía contribuye a la hermosa composición de cada plano por parte de la directora, y a su brillante puesta en escena. Cada fotograma es sobresaliente.

Y en la pantalla vemos reflejada una historia de grandeza y miseria. De luces y sombras. Del ser y su contrario. Vivencias en soledad y en el recuerdo que vive el personaje que encarna Benedict Cumberbatch (quizá su mejor trabajo), que nos ofrece un suspense y un misterio por su pasado que intentamos descifrar, y que muestra en su presente con una rudeza que en ocasiones parece forzada. ¿De qué huye Phil?, el vaquero duro que interpreta Cumbertach. Su mundo interior saltará por los aires con la aparición de la que se convertirá en la mujer de su hermano (Jesse Plemons) -su contrario-, Rose, interpretada por una notable Kirsten Dunst, que llega llevando en brazos a su frágil y afeminado hijo Peter (Kodi Smit-McPhee) que pronto chocará con los machos vaqueros del rancho de ambos hermanos, y con Phil, naturalmente, con el que irá congeniando sorprendentemente poco a poco, para el disgusto de la madre.

Los descubrimientos y las relaciones que mantendrán Phil y Peter se convertirán pronto en el eje central de la trama. Y nos mostrarán encuentros, desencuentros y dudas... Y nos plantearán preguntas, quizá desnudas en todas sus acepciones. ¿Quién era el omnipresente Bronco?

Una excelente película, sin duda. Jane Campion y su equipo es la responsable.
DIEGO
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