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Críticas de Cinemaparadiso1951
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Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
9
4 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchas las películas que dicen estar basadas en hechos reales; lo cual no tiene por qué ser sinónimo de calidad. Pero si detrás de la cámara está Clint Eastwood, su nombre es para muchos –entre los que me incluyo—indicio seguro de buen cine desde hace ya bastante tiempo, prácticamente desde 1.992, el año de “Sin perdón”.

“El intercambio” es una película dura, cruel a veces hasta el límite de lo soportable, con una mirada pesimista pero muy sabia sobre la irracionalidad de nuestro mundo y sobre los recovecos de la maldad humana. Nada rancia en absoluto, con la seguridad de quien sabe contra una historia y conducir los hilos narrativos para tener al espectador pendiente cada segundo de lo que está pasando, al igual que los viejos maestros, busca en el thriller una mera excusa para hacer el mejor cine americano posible, sin quedarse en la periferia de la pura anécdota argumental e inquietando al espectador más allá de la salida del cine.

Después de su díptico sobre la segunda guerra mundial –“Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo Jima”—el viejo Clint volvió al terreno que mejor domina, el de “Mystic River”, el del drama criminal de graves resonancias sociales. Como en este título, uno de los más redondos de su filmografía, de nuevo los tiros apuntan hacia una sociedad –esta vez la de Los Ángeles años veinte—cuya moral se apoya en las falsas apariencias, donde los representantes oficiales de la bondad –aquí la policía y las instituciones psiquiátricas—campean a sus anchas como lobos con piel de corderos y dejan a la persona completamente indefensa frente al sistema.

El trabajo actoral de Angelina Jolie, la espléndida ambientación de época y el clasicismo de la puesta en escena redondean una película que, sin tener por qué ser lo mejor de su realizador, confirma el buen hacer de alguien que no suele defraudar.
Cinemaparadiso1951
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8
4 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente no haya dos películas parecidas en la ya extensa filmografía del creador de “La semilla del diablo”. Pero en todas está presente, con mayor o menor fortuna, el lado más oscuro del alma humana, el callejón sin salida en que se ve finalmente atrapado quien busca la verdad y los secretos inconfesables de las instituciones y, en este caso, del mundo de la política. Todo ello dentro de una visión muy pesimista de la condición humana. Polanski es fiel a sí mismo. Como thriller, “El escritor” es un filme sobrio, enérgico sin recurrir esta vez apenas a la violencia física (sí a la psicológica) y no nos permite un solo momento de aburrimiento. Cuenta con una soberbia puesta en escena y un brillante final. Muy recomendable.
Cinemaparadiso1951
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7
2 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ignacio Ferreras dirigió en 2011 una película de animación que, contra todo pronóstico, ganó el Goya al “mejor guión adaptado”, por encima de títulos mucho más considerados y populares. Naturalmente se trata de un producto al margen de la industria, nada que ver con los trabajos de la productora Pixar, y que rompe el tópico de quienes piensan que el cine de animación está destinado casi exclusivamente a un público infantil. (Y que conste que me merece el mayor respeto el cine infantil, que cuenta en su haber con indiscutibles obras maestras).
En una crítica de “Arrugas” leo que se trata de “una luminosa celebración de la vida, el amor y la amistad”. Es curioso. Son precisamente tres valores que normalmente vinculamos a la juventud. La persona joven tiene toda la vida por delante, está en la edad de enamorarse y considera que la amistad es un bien muy preciado al que no puede renunciar. Sin embargo, y paradójicamente, en la película de Ferreras son unos viejetes que se aferran a la vida y a la amistad en el último tramo de su existencia.
Para empezar, el personaje principal, Emilio, fue en un tiempo director de una sucursal bancaria. Ahora, y ante un implacable alzheimer que le acecha cada vez con mayor rapidez, ha perdido toda su seguridad anterior. Es un estorbo para su familia, como se demuestra en la primera secuencia con las prisas del hijo que, por “aislar” cuanto antes al padre en la residencia de ancianos, teme perderse un espectáculo del que ya ha comprado las entradas. Se ha vuelto tan inseguro nuestro Emilio que, al tener que comenzar una nueva vida, siente un temor idéntico al que pudo tener cuando, de niño, fue por primera vez a la escuela. Se siente como un extraño en un mundo que no puede controlar, y percibe las miradas de los demás como las de esos chiquillos de la escuela que giran la cabeza ante la llegada de un nuevo compañero.
Emilio procede de una sociedad capitalista, la misma sociedad individualista y fría en la que el estatus social de la persona depende de su poder adquisitivo y de su capacidad para producir dinero. Cuando el declive que provoca la edad inutiliza esa capacidad, el hombre o la mujer se convierten en un estorbo y hay que aislarle para que no moleste.
Pero en lo que más acierta, en mi opinión, “Arrugas” no es tanto en la crítica social, que tiene sus contados y eficaces momentos pero que podría haber tenido más, sino en la humanidad de sus personajes. El humor, teñido de ironía y de picaresca en el personaje del argentino Miguel, compañero de habitación del protagonista, no va reñido nunca con la ternura del director hacia las criaturas que luchan por la vida en la residencia, a pesar de que van menguando sus reservas físicas y psicológicas, y tienen que refugiarse en la fantasía (o en el pasado) porque la realidad ha perdido casi todos sus atractivos y ya no da para mucho más. Es conmovedora la secuencia en que un enfermo de alzheimer recuerda el momento en que su mujer se convirtió en su novia, cómo de niños subieron a un campanario e intentaron atrapar las nubes. Esos instantes, por su emotividad, llegan a lo profundo del corazón.
Quiero también destacar el peso que tiene en la película “el piso de arriba”. La cámara o los dibujos no necesitan subir las escaleras. Sentimos ese amenazante “piso” a través de frecuentes conversaciones que sugieren un miedo comparable al de esa mujer que siente que los marcianos están invadiendo el planeta. El “piso de arriba” es el de los desahuciados, donde “vegetan”, más que viven, hombres y mujeres que no pueden ya valerse por sí mismos. Miguel intentará hasta el final que el deterioro mental de su compañero Emilio detenga su avance, para que no tenga que terminar en el “piso de arriba”.
Emotiva película que, dentro de su sencillez, sabe decir las cosas directamente, sin sermones y sin complicaciones. No es posible que el cine tenga la fuerza suficiente para cambiar la sociedad; pero puede educar nuestra sensibilidad con películas como esta. La dedicatoria va dirigida a todos: “a los ancianos de hoy y a los de mañana”.

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Cinemaparadiso1951
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9
21 de septiembre de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al terminar la Segunda guerra mundial, un veterano del ejército llega al islote de Cayo Largo, en el Golfo de Méjico, para visitar al padre y a la viuda de un compañero muerto en combate. Pero su estancia se complica, ya que en el hotel se aloja también una banda de gangsters que, aprovechando una fuerte tormenta, los toman como rehenes.

Magnífico ejemplo de cómo unos cuantos personajes quedan atrapados en una situación límite, que permite sacar lo mejor y lo peor de cada uno de ellos: el valor, la cobardía, la amistad, la ambición, la soledad, el alcoholismo, la redención, el amor, el remordimiento, la crueldad o la traición. Aunque los diálogos son casi continuos (se basa en una obra teatral), el interés va “in crescendo” hasta el explosivo final.

De un excelente guion del posterior director Richard Brooks (al que se deben títulos tan memorables como "La gata sobre el tejado de zinc", "El fuego y la palabra" o "Los profesionales"), de la creación, por parte de John Huston, de una excelente atmósfera física y psicológica (con la presencia de un huracán devastador) y de un reparto irrepetible sólo podía salir una gran película, de esas que quedan para el recuerdo. Con un sensacional reparto : la pareja Humphrey Bogart – Lauren Bacall (matrimonio en la vida real, en la 4ª y última vez que aparecieron juntos en pantalla), además de secundarios de lujo como el gran Edward G. Robinson (impresionante como ganster), el inválido Lionel Barrymore (inválido en la vida real por una artrosis progresiva) o una magnífica y madura Claire Trevor (la chica de "La diligencia") como la amante alcohólica de Robinson, ganadora del Oscar en esta ocasión. Como en el mejor cine, los secundarios están a la altura o incluso superan a los protagonistas. Todo un festín.

Lo mejor.- La progresiva tensión de la trama, la claridad narrativa, el asfixiante clima que se respira, los diálogos punzantes e hirientes, las miradas y los silencios, la nitidez y expresividad de la fotografía en blanco y negro, y unas interpretaciones que rayan a gran altura, sin que nadie desentone.

Lo peor.- El origen teatral del filme no siempre está disimulado, aunque lo compensa constantemente la excelencia del trabajo actoral.

La frase.- “Si la cabeza dice una cosa y tu vida dice otra, la cabeza siempre pierde”.

El momento.- La primera aparición de Johnny Rocco (Edward G. Robinson): en la bañera y fumando un enorme puro. Una imagen que se clava en la retina del espectador y que define en un segundo el carácter chulesco y siniestro del personaje.
Cinemaparadiso1951
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7
7 de septiembre de 2021
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“Perdida” es una sólida adaptación, por parte del realizador David Fincher, de la novela homónima de Gilliam Flynn, que tuve el placer de leer en el verano de 2013.

Desde la fundacional “Seven”, pasando por “El club de la lucha”, “Zodiac”, “El curioso caso de Benjamin Button”, “La red social” y “Millennium 1” (versión americana) entre otras, David Fincher ha ido consolidando un estilo muy personal, al margen de filias y fobias que pueda despertar su cine, a la hora de retratar ambientes sórdidos, patologías criminales y los recovecos más oscuros del alma humana. Algunas críticas dicen que es un eficaz heredero del maestro Hitchcock; tal vez lo dicen por el giro narrativo que da “Perdida” en el punto medio de la narración, o porque desde ese momento el espectador dispone de una información de primera clase que no tiene aún el protagonista. En ese sentido, no es el único filme de la historia, ni muchísimo menos, que nos remite al “Vértigo” hitchcockiano, una obra mítica muchas veces imitada pero nunca superada.

Pero aparte de sus influencias, más o menos disimuladas, lo que más aprecio en una película como “Perdida” es el arte, siempre fascinante, de saber contar una historia, aunque, en este caso, y sin quitar méritos a Fincher por su puesta en escena, también la novelista ha intervenido en el guion. Más allá de sus intérpretes, un Ben Affleck mejor de lo habitual, y una semidesconocida Rosamund Pike en un personaje que abarca mucho más de lo que podemos saber de ella. Y, sin quitarle el más mínimo interés a la intriga o al suspense, “Perdida” no deja de ser una radiografía de determinados aspectos de la sociedad americana y del mundo de hoy, además de una sátira de cómo los medios de comunicación convierten una crisis matrimonial en un auténtico circo que tiene más de grotesco que de investigación seria sobre una misteriosa desaparición y las sospechas que conlleva.
Cinemaparadiso1951
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