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España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de gerardops
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Críticas 304
Críticas ordenadas por utilidad
4
22 de mayo de 2015
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que me decidí a ver esta película porque pensé que sería similar a “Caza a la espía”, habilidosa cinta de acción protagonizada en 2010 por Sean Penn y Naomi Watts, y cuya imponente secuencia final, gracias a su crítico discurso político, perdura en mi memoria. Sin embargo, la única coincidencia entre la dirigida por Doug Liman y la que ahora se estrena se limita al título y al actor principal. Estoy seguro de que la distribuidora escogió esta denominación confiando en que el público relacionara ambos largometrajes, para beneficiarse así del buen sabor de boca del primero, ya que no parece que “The Gunman” invite a una traducción tan manida y alejada del original. Pero la desilusión se apoderó de mí cuando evidencié prácticamente desde el principio que no se trataba de un film con la intensidad, la originalidad ni la agilidad requeridas para sacar adelante con éxito este tipo de proyectos.
Cuenta la historia de un espía internacional que ha sido traicionado por su propia organización, razón por la que decide dejar atrás su pasado y empezar una nueva vida casándose con su novia. Sin embargo, sus jefes y sus antiguos compañeros comienzan a perseguirle para darle muerte. Muy a su pesar, el reciclado agente secreto tendrá que enfrentarse a ellos para sobrevivir y poder proteger a su esposa.
Aunque soy consciente de la dificultad que entraña ser original dentro de este género cinematográfico, puesto que el listón está muy alto, creo sinceramente que sus responsables podían haber sido más audaces y ambiciosos con la trama. Su inicio, una especie de cruce entre la saga Bourne y “Diamante de sangre”, termina languideciendo por culpa de los tópicos, de un guion plano y de una narración demasiado austera.
Sus dos intérpretes principales, Sean Penn y Javier Bardem, constituyen el punto fuerte de “Caza al asesino”. Sin duda son grandes profesionales que han dado numerosas muestras de talento y calidad artística. Aun así, en esta ocasión no disponen de mimbres suficientes para desplegar su enorme potencial. En el caso del norteamericano, verdadero especialista en abordar personajes atormentados y en expresar el dolor a través del silencio, sirviéndose de una mirada penetrante y arrolladora (recuérdense sus papeles en “21 gramos”, “Mystic River” o “La intérprete”, entre otros), acude sin fortuna en varias escenas a este recurso, que tan bien le ha funcionado en otros casos, pero que aquí resulta forzado y antinatural. Por lo que se refiere al español, acostumbrado últimamente a los perfiles de villanos (“No es país para viejos”, “Skyfall”), incurre en el mismo defecto, ofreciendo un repertorio de gestos poco espontáneos que completan una interpretación coja por las deficiencias del guion y de la realización.
El cineasta francés Pierre Morel, durante muchos años ayudante de cámara y director de fotografía de títulos tan dispares como “Transporter”, “El amor y otros desastres”, “Soñadores” o “Antes del atardecer” y responsable de cintas de acción irregulares, aunque con ritmo, como “Distrito 13”, “Venganza” y “Desde París con amor”, firma este trabajo. Se percibe su intento de seguir en la misma línea, pero con un rigor y una seriedad mayores. Lamentablemente, y visto lo visto en la pantalla, sus deseos de mejora han resultado fallidos. Acaba de anunciar para el próximo 2016 un nuevo rodaje, con el previsible nombre de “The Killer”. Cabe confiar en que esté más acertado.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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6
18 de septiembre de 2015
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que oí hablar de Baltasar Kormákur fue en 2005. Se trata de un polifacético cineasta islandés que ejerce también como actor, productor y guionista. Por aquel entonces estrenó “Verdades ocultas”, un thriller protagonizado por Forest Whitaker y Julia Stiles que podía considerarse como aceptable carta de presentación. Años después, presentó el largometraje “Reykjavik Rotterdam”, donde participó en la producción e interpretó uno de los personajes. Posteriormente, y contando con el mismo autor del guion, decidió filmar la misma historia para la industria estadounidense, situándose en esa ocasión detrás de la cámara. Aquel proyecto llevaba por título “Contraband”, con Mark Wahlberg al frente del reparto. Más tarde llegó la fallida “2 Guns”, de nuevo con Wahlberg, acompañado por Denzel Washington. Su estética excesivamente hortera, un tipo de humor vulgar y cierta propensión a remarcar la narración a base de la testosterona más macarra, lo convirtieron en su peor film.
Ahora presenta “Everest”, su película más ambiciosa en todos los sentidos, tanto por el presupuesto como por el relato, las localizaciones del rodaje o el equipo artístico, que reflejan la enorme entidad del proyecto en el que se ha embarcado el realizador. Es sin duda su mejor cinta, ya que saca partido con acierto de todos los ingredientes destinados a captar la atención del espectador. A medio camino entre el género de catástrofes y el de aventuras épicas, el hecho de recurrir a un testimonio real, emotivo y con gancho, unido a la espectacularidad de los paisajes y la envergadura de los retos a afrontar, bastan para certificar un producto entretenido que ofrece algunos momentos de verdadero interés cinematográfico.
No obstante, creo que, al no haber arriesgado ni intentado dar un paso más allá, Kormákur no le ha extraído a la trama todo el jugo que contenía, a sabiendas de que, con la materia prima de la que disponía, se aseguraba un buen resultado a poco que filmara con habilidad las secuencias más tensas y angustiosas. De modo que se limita a proporcionar ese nivel mínimo de espectáculo que sirve para garantizar la distracción. Si a todo lo anterior se añaden unas desafortunadas pinceladas humorísticas a lo largo de la proyección, las expectativas inicialmente creadas se tiñen de cierta mediocridad.
Las imágenes plasman unos acontecimientos reales que tuvieron lugar hace casi veinte años en una de las expediciones organizadas para alcanzar la cima más alta del mundo. Sus componentes se enfrentarán a una de las peores tormentas de nieve que el hombre haya conocido jamás. Su valor y su carácter serán puestos a prueba en esa lucha contra la furia de una naturaleza que les ataca por sorpresa y con una virulencia inusitada.
Seguramente, agradará al público más proclive al entretenimiento visual y más amante de las demostraciones de superación humana ante la adversidad. Algunos tramos del metraje resultan muy logrados en cuanto a la fuerza narrativa, intriga y recreación épica. Sin embargo, tarda demasiados minutos en introducirnos en ese clima de agonía y suspense que es su razón de ser. Además, las implicaciones sentimentales de los personajes quedan desaprovechadas, si bien tal carencia se cubre con solvencia gracias a una dramatización envolvente, propiciada por unos escenarios naturales que impresionan a la vista.
Dentro de su elenco de lujo sobresalen los actores Jake Gyllenhaal (“Zodiac”, “Nightcrawler”,“Prisioneros”,“Bothers”), Josh Brolin (“No es país para viejos”, “Mi nombre es Harvey Milk”, “American Gangster”) y Jason Clarke (“La noche más oscura”). En el apartado femenino, destacan la siempre brillante Keira Knightley, Robin Wright y la reciente ganadora del Premio Donosti del Festival de San Sebastián, Emily Watson.

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@gearrdo_perez_s
gerardops
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7
8 de diciembre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al escritor chino Lin Yutang se le atribuye esta célebre frase: “La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad del hombre que lo mira”. Algo similar ocurre con el Séptimo Arte y, en general, con cualquier otra manifestación artística. La especial conexión entre lo que expresa el artista y lo que siente quien observa su creación depende tanto de la brillantez del primero como de la predisposición del segundo para captar y dotar de significado a su obra. En este caso, para poder disfrutar plenamente de “La vida de Pi” es necesaria una especial inclinación del espectador hacia el cine fantástico, las fábulas, los cuentos y la magia. Si no es así, a pesar de sus méritos técnicos y visuales, su visión puede resultar indigesta y es muy probable que varias de las perlas que esconde su guion pasen desapercibidas, ocultas tras una injusta consideración del largometraje como una narración infantil y falta de sentido.
Ang Lee es un cineasta valiente y todoterreno. Valiente, porque suele embarcarse en proyectos arriesgados a sabiendas de las polémicas y de los posibles problemas económicos que pueden llevar aparejados. Aun así, aborda sus obras con innegable calidad cinematográfica y exquisita fidelidad a su personalidad como artista. Todoterreno, porque se atreve con géneros tan diversos como la acción (“Hulk”), el drama de estilo inglés (“Sentido y sensibilidad”), la comedia (“El banquete de bodas”), la mística y las artes marciales (“Tigre y dragón”), el amor comprometido (“Brokeback Mountain”) o el thriller (“Deseo, peligro”). Buen narrador y gran conocedor de su profesión, sus trabajos nunca son mediocres y siempre se puede extraer algo de interesante de ellos.
“La vida de Pi” se compone de dos partes bien diferenciadas. Sus primeros cuarenta y cinco minutos están llenos de colorido, emotividad y diálogos divertidos. Hasta ese momento presagia ser una biografía imaginativa y entretenida. Pero, posteriormente, el resto del metraje se centra en el naufragio del protagonista y en su soledad en una pequeña barcaza, con la única compañía -y amenaza- de un tigre. Y es aquí donde el realizador capea como puede las enormes dificultades y los numerosos hándicaps para dotar de un ritmo uniforme a la narración. Porque cincuenta minutos girando en torno a una situación tan precaria conducen a que el film resulte, a ratos, monótono y aburrido, a pesar de la permanente vistosidad de sus imágenes. Cambia el tono y la agilidad, lo que va en detrimento de la brillantez, pero en ningún caso deja de ser una experiencia digna de presenciarse. De hecho, es precisamente en este tramo de la proyección donde el tremendo mérito del cineasta se hace más patente. En otras manos, hubiese sido una losa que habría hundido irremediablemente un producto que remonta de nuevo gracias a unos giros de guion que hacen dudar al espectador sobre qué extremos de lo contado ha sido real y cuáles fruto de la imaginación desbordante del protagonista que narra su vida.
Personalmente, prefiero el período inicial, mucho más rico en argumentos y en entretenimiento, con magníficas escenas que reflejan la relación entre el personaje cuando era niño y sus padres, llena de contenidos educativos que invitan a la reflexión. “Creer en todo al mismo tiempo es lo mismo que no creer en nada”. “Prefiero que creas en algo que yo no acepte, a que lo aceptes tú todo a ciegas”. Son solo algunos ejemplos de unos muy bien hilvanados diálogos inscritos en una trama que, aparentemente, -pero solo aparentemente- es un cuento.
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@gerardo_perez_s
gerardops
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3
11 de mayo de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevando a cabo un símil con las categorías de los fenómenos meteorológicos, si los fuertes vientos y las adversas condiciones climatológicas que refleja la película “Operación: Huracán” la hacen merecedora de un cinco sobre cinco, desde un punto de vista cinematográfico no pasa de un raquítico uno. He de reconocer que este proyecto previsible, reiterativo y absurdo, de poca fuerza, nula originalidad y escasa inventiva, no fue mi primera opción. Comencé a visionar primero otro de los estrenos de la semana, en concreto “Verdad o reto”, pero no fui capaz de aguantar hasta el final. La trama, diseñada para apaciguar las hormonas adolescentes, resultaba tan precaria y vulgar que no pude resistir demasiado tiempo. Pero como el deber de la crítica se imponía y no contaba con otras alternativas a mi alcance, acabe viendo esta “Operación: Huracán”, a pesar de que ya el propio título no presagiaba nada bueno. Ignoro cómo concluyó la cinta de terror de la que escapé decepcionado. Quizá remontase al final de la proyección. Lo que sí puedo asegurar es que, por desgracia, mi decisión de cambio no mejoró el nivel.
Su director, Rob Cohen, es habitual de una modalidad dentro del género de acción centrada en inundar de testosterona cualquier plano. Responsable de la primera entrega de la saga “The Fast and the Furious”, de “Pánico en el túnel”, con Sylvester Stallone al frente del reparto, de la tercera parte de “La Momia”, protagonizada por Brendan Fraser, de “xXx”, junto a Vin Diesel o de “Obsesión”, interpretada por Jennifer López, su cine es facilón y mayoritariamente dirigido a un público poco exigente. Las peleas, las persecuciones y el gancho de los actores principales se proyectan en la pantalla sin necesidad de ir acompañados de un guion elaborado. En otras palabras, su filmografía se dirige a un perfil de público que, cuando comienzan las imágenes, desconecta mentalmente hasta tal punto que prescinde de cualquier filtro que detecte una mínima calidad de la narración visual o una lógica en el relato.
Un grupo de delincuentes pretende robar un botín de cientos de millones de dólares cuando, coincidiendo con la puesta en marcha de su plan, un peligroso huracán de categoría cinco asola el lugar. Ante tal situación, las dos únicas personas con posibilidades de detener a los ladrones son un agente del tesoro y un meteorólogo. Ni el aspecto referido al atraco, ni el que se apoya en la catástrofe atmosférica, ni el desarrollo del suspense ni, por supuesto, las pretendidas pinceladas dramáticas, demuestran sentido alguno. Estando relativamente reciente el estreno de la también muy decepcionante “Geostorm”, el presente proyecto ahonda en los defectos más habituales de estas producciones. En todo caso, como ya no pude huir por segunda vez, afronté la proyección mirando continuamente al reloj. Una auténtica pérdida de tiempo.
Estrenada en los Estados Unidos a principios del mes de marzo, tan solo ha logrado recaudar seis millones de dólares, una cantidad muy inferior a los casi cuarenta que costó su rodaje. El desastre artístico, pues, tampoco se ha visto compensado en esta ocasión por una rentabilidad económica. El fiasco es total y a todos los niveles. En el elenco figuran nombres como Toby Kebbell -visto en “La guerra del planeta de los simios”, en su predecesora “El amanecer del planeta de los simios” y en la película española “Un monstruo viene a verme”-, Maggie Grace (que intervino en la serie de televisión “Perdidos” y en las dos entregas de “La saga Crepúsculo: Amanecer”) y Ryan Kwanten (con actuaciones en “Ga'Hoole La leyenda de los guardianes” y “Disparo letal”).
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@gerardo_perez_s
gerardops
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3
27 de octubre de 2017
20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me auto recuso para realizar una crítica sobre Thor. Confieso que no soy objetivo, ya que nunca me gustó dicho personaje. Siempre lo he considerado el menos interesante de todos los superhéroes de la factoría Marvel. El más artificial e infantil. Su figura, bien sea como protagonista de las películas, bien sea como parte integrante de “Los vengadores”, jamás me ha convencido. Ni de niño, ni de joven ni de adulto. A mi parecer, su aura mitológica en ningún momento ha encajado bien con los terrenales Peter Parker, el doctor Banner o, aunque fuese de la competencia, Bruce Wayne. Sé que suena raro, pero su planteamiento me resulta estrafalario y poco creíble. Lo digo porque, cuando uno admite que una mordedura de araña mutante transmite superpoderes, debería ser capaz de aceptar cualquier cosa. Pero lo cierto es que no. En mi caso particular, la historia de este legendario dios del trueno de la mitología nórdica y germánica se torna postiza e inverosímil.
Por ese motivo, ni su primera adaptación de 2011, ni su continuación de 2013 despertaron en mí el más mínimo interés. Ni siquiera la presencia en el reparto de Natalie Portman y Anthony Hopkins logró captar mi atención. Y, ante tales antecedentes, era obvio que esta tercera entrega (“Thor: Ragnarok”) no iba a variar mi marcada y constante tendencia. No obstante, dentro de mi ausencia de interés, también puedo establecer jerarquías para concluir que este último estreno es el peor de todos. Se refuerzan la estética impostada, la trama pueril y los personajes absurdos para conformar un producto final a mayor desgracia del cómic.
Asgard se halla bajo el poder de la despiadada Hela, quien ha usurpado el trono y ha desterrado a Thor, enviándole como prisionero a un rincón de la galaxia, desposeído de su martillo y obligado a sobrevivir como gladiador. Para escapar de su cautiverio, el héroe tendrá que alzarse como vencedor de una competición alienígena y derrotar a su antiguo amigo y aliado, “El increíble Hulk”, aquejado de un proceso de amnesia que le impide reconocer a su compañero de antaño.
Me estuve formulando preguntas del siguiente tenor a lo largo de toda la proyección. ¿Cómo convencieron a Cate Blanchett para rodar este largometraje? ¿Es preciso que Benedict Cumberbatch pague el peaje de hacer este cameo por el hecho de haber rodado previamente “Doctor Strange”? ¿Hasta cuándo va a estar Anthony Hopkins aceptando papeles por debajo de sus posibilidades? ¿Cuánto tiempo lleva Jeff Goldblum componiendo una caricatura de lo que prometía en los inicios de su carrera profesional? ¿Ha existido alguna vez un villano más ridículo que Loki? ¿Exactamente qué pinta aquí Mark Ruffalo con lo extraordinario intérprete que es? Consciente de la enorme concentración de talento desaprovechado, comprenderán que me resulte inviable disfrutar del Séptimo Arte frente a tamaño aluvión de dudas existenciales.
El excéntrico Taika Waititi, con un currículum más extenso como actor y director de cortos que como cineasta, se hace cargo de la realización. He de reconocer que me hizo gracia en “Team Thor” (disponible en YouTube), un raro experimento de apenas cuatro minutos de duración que explica dónde estaba el personaje durante los hechos acontecidos en "Capitán América: Civil War". Se refleja más inventiva e ingenio en ese escaso lapso de tiempo que en toda esta superproducción de más de dos horas de duración y casi doscientos millones de dólares de presupuesto.
El ya mencionado elenco es, sin duda, destacado. Su protagonista, Chris Hemsworth, ha participado en títulos meritorios como “Rush” o la nueva saga de “Star Trek”. Le acompañan rutilantes estrellas cuya repercusión mediática sirve como cebo para vender entradas. Mencionaré asimismo a Tessa Thompson, vista en “Selma” y “Creed: La leyenda de Rocky”.
www.cineenpantallagramde.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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