La idea original es atractiva y seguramente la novela original debe estar bastante bien, pero a pesar de la buena materia prima y los actores me ha defraudado bastante. El tono tontorrón de comedia ligera, no le sienta bien, aunque tiene algunos gags como el del señor que después de cometer un asesinato, le multan por aparcar mal el coche, es todo muy superficial y muy pop, con un Mastroianni de rubio tintado que parece una caricatura de si mismo más que otra cosa, Ursula Andress por lo menos alegra la vista, la supuesta sátira, no me ha hecho gracia y encima las posibilidades de la historia se desperdician en tonterías y ocurrencias varias, de un director como Elio Petri esperaba algo mejor, la verdad.

Interesante serie, que por una vez y sin que sirva de precedente, que se desarrolla en una región española, con un acento y una manera característica de hablar y se respeta, los actores son autóctonos del lugar o saben usar el acento. Como todo buen noir la historia se cuece a fuego lento, con personajes de carne y hueso, no estereotipos, se respira la autenticidad, lo cual es de agradecer, un Salva Reina magistral, como un policía corrupto y chanchullero, lejos de sus típicos papeles de andaluz simpático, que lo es, pero con sus luces y sus sombras, otro actor que me ha gustado mucho es Manuel Morón, que hace de comisario, uno de esos secundarios de lujo, que lo mismo te vale para un roto que para un descosido, sin olvidarnos de un gran Vicente Romero en un papel más que agradecido, que defiende con soltura .Respetando la esencia andaluza y con una trama verosímil y bien contada, cuando se quieren hacer bien las cosas se hacen y punto.

Me recuerda bastante en cierta manera, a esas policíacas de los ochenta, con policías justicieros que frente a la corrupción y inoperancia de la administración, deciden tomarse la justicia por su mano. La película consta de dos partes bien diferenciadas la parte de la academia de policía más amable incluso con ciertos toques de comedia costumbrista y luego la segunda, ya con asesinatos y más violencia. Por lo visto está basada en un hecho real, aunque a saber que como paso de verdad, entretiene y no está mal, parecida a algunas norteamericanas por el estilo, con el estilo hindú característico.

No es el peor slasher que he visto, ni mucho menos, pero el argumento, el título y el prólogo son engañosos a más no poder. El guion como es costumbre en este tipo de películas es bastante incoherente y no hay que tomárselo demasiado en serio, los actores son de segunda fila, pero guapetones, como científicos universitarios no son muy creíbles que digamos. Robert Vaughn, un actor de serie B bastante correcto, que seguramente no andaba en un buen momento profesional, realiza un papel absurdo, como el ciego, que se mueve como si no lo fuera y no suelta más que tonterías, con un aire al escritor español Alberto Vázquez Figueroa, lo mejor el arranque del principio, brutal y contundente, luego, muchos lugares comunes y inconsistencias, aun así, bastante aceptable, dentro de lo que cabe.

A pesar de las licencias que se toma en la adaptación de la novela de William Faulkner, haciéndola más comercial y con unos personajes más agradables y asequibles para el gran publico. Sobre todo el de Paul Newman, el personaje de la novela no es un macho alfa precisamente. Rodada en unos bellísimos paisajes naturales, en los que se percibe el calor humedo y intenso del verano, como es costumbre en el cine de esa época, unos diálogos brillantes y un Paul Newman encantador de serpientes y buscavidas genuino, frente a un Orson Welles aun en buena forma, como un cacique de la vieja escuela, pasiones y convencionalismos típicos de aquella época, como la imperiosa necesidad de casarse para las mujeres y también una Joanne Woodward espléndida que le planta cara a Paul Newman sin arrugarse el vestido en ningún momento.