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Críticas de FEnrique
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
10
30 de mayo de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero dedicar este poema
a toda mujer que se ama
durante un instante secreto.
(Antoine Pol)


Reconozco que cuando vi esta película atravesaba el apogeo de una deriva sentimental, ello propició que lo magnificara todo, que hasta canciones que hoy no escucharía ni por casualidad me llegaban muy adentro.

Bigas Luna gusta o no gusta, así suele ser con los grandes (Hay gente tan estúpida que no soporta a Bergman o Pasolini), y, debemos convenir que él dista mucho de ser como Igmar; siempre con sus traumas que transpiran a sexo con una carga profunda de fetichismo trasnochado en los que muestra el desvarío de su fragilidad y de sus heridas de adolescente traumatizado por sus primeros pasos que no debieron ser muy afortunados, y se nota demasiado. ¿Esto es bueno o malo para el arte)

Disfrutemos y que no sea a través del dolor. Esta película me gusta porque el director aparta sus obsesiones, hay dolor de acuerdo, pero es un dolor romántico, sensitivo y, a veces, distante, como si nos avergonzara haber querido mostrar nuestra indefensión ante los sentimientos. La película está rodada en la lengua del amor y el olvido. No conozco mucho a Olivier Martínez, pero apostaría fuerte para afirmar que hizo el papel de su vida y se enamora de un sueño naufragado,

Su mujer es vulgar y le pone los cuernos con el patrón mientras él está ausente y, como prosaica que es, quiere recoger los beneficios de la aventura que casi no fue de su marido, a nadie le importa que no sea una mujer hermosa, ya que lo es mientras el soñador cuenta su aventura. La leyenda se va ensanchando y hasta los parroquianos, y el propio protagonista de la nada, va creyendo que fue lo que nunca pasó.

No me hablen de realidad cuando hablen de cine y menos con una película tan especial (nunca hubiera adivinado que estaba Bigas Luna detrás de ella) que crea una parábola de la propia vida perdurable; abundan los pringaos, Olivier es uno de sus campeones, putas que apenas insinúan unas ligas de madera y mujeres honradas que se acuestan con alguien y fingen que pueden nadar entre las olas de aquella que se refugia en el misterio y el amor fugaz que nunca queda, al menos en este caso; Olivier la quiere a rabiar, pero la odia al mismo tiempo. Brassens no estaba allí y nos quedamos con el deseo de que compartieran cama y un poco de amor.

Nunca vi tan hermosa a Aitana. Habría sido hermoso que hubiera viajado a Los Ángeles o a Nueva York y tuviera que enfrentarse al Tom Cruise de "Eyes Wide Shut".y al demonio de los celos del bajito más guapo del mundo.

La pobreza es contagiosa y cruel, Bigas Lunas no es Buñuel, pero en este fracaso de crítica y público, encontró su momento de gloria, una cita digna con el olvido, como un sucedáneo aceptable que se burla de la tristeza, porque según el de Calanda quien está triste es porque se lo ha merecido; es cierto, él era muy triste.

Es una historia de amor dramática de un don nadie que soñó que rozaba la mano de una diosa inaccesible, después tuvo que poner los pies en el suelo e ir de feria en feria contando sus hazañas, sus orgasmos sentimentales, sus penetraciones, mientras su mujer hacía caja. Si pensamos en el mundo de todos los días nos encontramos con una historia infumable, hasta cursi y trivial, si pensamos en un sueño diríamos que es casi eterno. Y, en el centro de todo la piel de Aitana que envidian las vírgenes de Giovanni Bellini.

Guion:
Cuca Canals, Bigas Luna. Novela: Didier Decoin.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
FEnrique
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10
29 de mayo de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra soledad de río, de taberna, de puente
se adueñó de tus noches, de tu melancolía.
(Princesa encantada)

Pienso que las estrellas no quisieron esperarme, nunca toqué una pensando que brillaba, nunca tuve un sueño erótico con ninguna de ellas. Yo, tan telúrico, tan falto de sueños, pensaba que algún día podría caminar por las calles sintiéndome satisfecho de mí mismo, eso era todo, soportándome en la diversidad peligrosa y enrevesada de mi pensamiento cercano en su desarrollo polifónico a los ensayos de una orquesta desafinada..

Pero si me tengo que decidir a nombrar una que estuviera al alcance de la mano elegiría a Kathleen Turner, seguramente sea por algo que no se puede sospechar. La conocí en una buena película que contribuyó al revival del cine negro a mediados de los ochenta, pero no, aquella femme fatale escapaba de mis pretensiones y sabía certeramente que yo no tendría el privilegio de ser elegido entre sus víctimas.

La razón de tan rotunda afirmación vendría unos años después en una entrevista concedida a la Televisión española. Lo primero que me sorprendió fue verla un poco gordita, sí, más que maciza, gorda, después al mirarle la cara, antes quise saber si seguía teniendo fuego en el cuerpo, me di cuenta de que al contrario que otros actores representaba más edad de la que tenía, pero abrió la boca y empezó a fascinarme, su aceptable español con acento cubano, su simpatía, el control tan digno que tenía sobre su propia situación, tal vez un poco vencida pero de pie y sonriendo. Empecé a verla delgada y más joven, había cambiado de nombre y se llamaba Peggy Sue. Recuerdo aquella entrevista como uno de los buenos momentos que te deja la vida.

Peggy Sue se casó es sin duda una de las dos películas de Coppola peor tratada por la crítica y por el público, la otra es la interesantísima Corazonada, pero no le acusan, como en ésta última, al gran director norteamericano de haberla utilizado para que su hija Sofía fuera aprendiendo el oficio.

Buddy Holly y una de sus canciones póstumas planea sobre una historia de viajes al pasado, se me quedó el encuentro con aquel chico que siempre le atrajo pero que quedaba fuera de los hábitos vitalistas y despreocupados que ella y los de su generación tenían entonces; leía mucho y por su mirada extraña y fija y las indicaciones que le hizo al profesor de literatura sobre una novela de Hemingway casi seguro que escribía poemas que nadie leería y serían para nadie.

La canción que da título a la película pasa por ser una especie de secuela de la innovadora y elogiada Peggy Sue, dicen que nunca se hizo tanto con tres acordes mal contados. A mí en cambio no me parece tan asombrosa esta última y la que da título a la entrada, falseada por los arreglos que enmudecieron la guitarra acústica de su autor, pasa por ser para mí la mejor canción de Buddy Holly detrás de la intocable y deliciosa Cada día.

Para finalizar, entre Peggy Sue y Kathleen me quedo con Kathleen, la de la entrevista. Me enseñó a valorar los encantos de la mujer madura, la belleza que emana de un comportamiento correcto y agradable, de un saber estar. Ahora sé que no todas las estrellas están en el cielo y, por supuesto, comprendo que no sepan esperarme.
FEnrique
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10
26 de mayo de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días estuve hablando con mi mujer, es una crítica del bando de los idealistas irreductibles, siempre quiere ver vida en lo que es simplemente cine, de esta película. Cuánto peor me la valoraba más hacía que me gustara en las sombras del recuerdo; lo peor es que no pasa nada, me decía, mientras el mundo se hunde. Mientras unos que triunfan y llevan unos trajes impecables duermen con la mujer de sus sueños y dejan que se marchite.

Un niño pijo piensa que la vida puede afrontarse con autenticidad pero no quiere, más bien no sabe, hacer nada para que sea así, se deja llevar mientras cierra la boca y empieza a no escuchar sus propios pensamientos. Se beneficia a la madre y a la hija, pensando que la sonrisa un tanto ingenua e inexpresiva de la hija no puede competir con la atracción fatal de las medias de la madre, las casadas insatisfechas y ociosas también pueden llorar, tener una risa loca y unos deseos ardientes que les demuestren que están vivas. .

Quizás el fallo (o acierto según quién) más grande de esta película es que convierta en un héroe a Dustin Hoffman por el amor platónico de Katharine Ross cuando la hazaña hubiera sido acabar en los brazos de la señora Robinson, se supone que el encanto duraría nueve semanas y media, mientras crucificaba la hipocresía que la buena gente dice que no lo es, pues es, simplemente, saber estar, tener la certeza de que las acciones seguirían subiendo. y escupía sobre la tumba de aquellos que vivían el sueño americano.

Quizás El graduado" tenga la mejor banda sonora de la historia del cine. Paul Simon había escapado ya de su mejor poeta, del lirismo sentimental al que apenas miraban los nuevos tiempos (1964 - 1966) pero aún le quedaban ganas de insistir en la decadencia del americano de clase media alta que imitaba al rico en su decadencia, en el desenfreno de la doble moral.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
FEnrique
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10
17 de diciembre de 2023
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Espléndido drama adaptado de la novela de Hemingway. (...) Excelentes interpretaciones, con un Cooper y una Bergman inconmensurables, recordada banda sonora y cuidada fotografía. Llena de calidad"
Fernando Morales: Diario El País.

Robert Jordan



pienso en Robert Jordan que espera cerrar los ojos
y se enamora
del último aliento que mueve su esperanza
para darles el tiempo de huir a los que ama
y a quienes portan su bandera aunque la desprecien,


Es probable que Hemingway hubiera querido ser Robert Jordan y que, en su obra maestra, utilizara todo lo que había visto o había creído ver y apenas echara mano a la imaginación. El escritor norteamericano no fue un ejemplo a seguir en su vida cotidiana y nos mostró los excesos y contradicciones que suelen acompañar a cualquier persona cuya característica más acusada es el ansia de vivir.


Robert Jordan no representaba el perfil idealista de un brigadista al uso; no defendía el Puente de los franceses en Madrid mientras cantaba con entusiasmo sino que dinamitaba puentes en la sierra de Gredos con la precisión de alguien que conoce su oficio y quiere llegar al fin último para el que ha sido reclutado. Su tragedia era que veía claramente la inutilidad de la que acabaría siendo su última misión y ni un solo momento pensó que debía esquivar lo que era su obligación a pesar de que la duda se removía en sus entrañas.

No toda contradicción es la misma, no todo esfuerzo inútil deja en el viento la semilla de un fracaso valioso.

Sam Wood fue un gran director, dirigió, ni más ni menos, que "una noche en la ópera". Pero tiene el estigma de haber sido un artesano bueno, poco menos que un títere en las manos de las productoras. Nuestro Gary Cooper está, como solía ser la norma en él inmenso, con todo su sabor a rubio americano. Ingrid Bergman (vamos a admitir que no parece española) angelical sin la frialdad de Grace Kelly. Los bizarros secundarios están maravillosos dentro del caos y no saber con certeza si, con ayuda de los rusos, querían salvar la República o llevarla al abismo.

La mejor adaptación de una obra de Hemingway al cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
FEnrique
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