El duro de John MacClane se hace mayor, y aunque siga con acierto haciendo frente a los malos, eso se nota. La trama parece más enfocada para un lucimiento de un James Bond, desencadenando con ella una fanfarria de efectos especiales tan impresionantes como inverosímiles y faltos de coherencia.
La acción es muy irregular y no aporta nada nuevo (por otro lado algo muy común en este tipo de películas). Siendo la peor de las cuatro películas y a la vista de la continua degradación de la figura de este eternamente incorrecto y brutal policía neoyorkino, nos preguntamos si continuarán alargando la vida cinematrográfica del bueno de John. Nada es imposible sino acordémonos de Indy.

Allen y Mildred convierten un cotidiano día de compras en un centro comercial en un esperpéntico evento lleno de celos y graciosas discusiones... y es que en el día de un aniversario no se puede confesar un infidelidad. La película recuerda lejanamente a otras del propio director con personajes neuróticos y esa eterna disección de las relaciones de pareja desde un punto de vista cómico, sin embargo la estela del genial director neoyorkino está muy distante para que otros consigan imitarlo con acierto, en este caso Mazursky está correcto que ya es bastante.

Wim Wenders alarga finalmente esta especie de trilogía viajera hasta las cuatro horas y media de duración. El film no se hace tan pesado como cabríamos imaginar ante lo larguísimo de su metraje, aun así recomiendo su visionado por partes (incluso el propio Wenders diferencia tres partes dentro del mismo). En cuanto al film simplemente entretiene (al menos en plan turístico) viendo como los protagonistas recorren el mundo, pasando por distintas ciudades de Europa, para pasar a Asia y acabar su periplo en el bello y cautivador outback australiano. La trama no da mucho de si y los personajes son bastante simplones.

Si bien la parte técnica de la película parece funcionar (destacando una buena ambientación) el resto de la misma parece naufragar, debido a una excesiva lentitud narrativa, que recuerda a las piezas teatrales, y sobre todo a su excesivo metraje, que hacen que la película (a excepción de pequeños fragmentos) se vuelva soporífera. Eso sí, el film resulta un genial reflejo de la sociedad de la época, mostrándonos con gran perfección el cinismo social en las altas esferas en la Francia de la restauración.

Película basada en los personajes del clásico de Kipling, que aun viéndose enfocada al público infantil, se denota sosa y sin una trama argumental convincente. Se supone una continuación de la historia de "El libro de la selva" , pero la historia se diluye poco a poco entre "salvajes" animales poco verosímiles y un Mowgli que para nada hereda los atributos del famoso personaje.