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España España · Barcelona
Críticas de Jaime Flores
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Críticas 669
Críticas ordenadas por utilidad
10
16 de julio de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es arrolladora, corrosiva, desoladora, inspiradora, emocionante... Es perfecta. Pero más que todo eso, "Network" me atrapó como nunca antes lo había hecho una película. Su desarrollo es un ascenso imparable que desemboca en unos minutos finales deslumbrantes. Y el guión... El guión es una puñetera obra de arte. Cada frase es un puñal, cada palabra está perfectamente encajada dentro del diálogo, cada silencio significa tanto...

Sidney Lumet, sólo por esto y por "Tarde de perros", se encuentra entre los grandes directores del mundo, aunque no tenga el reconocimiento popular que merece. Juega tan bien con los actores, con el ritmo, con los planos, con la iluminación, con todo. Desde el prisma de la lucha por las audiencias y, siendo una absoluta visionaria, "Network" habla del amor y del desamor, de la juventud y de la vejez, de la ambición y de la ética, de la amistad, de la frustración, de la desesperación... "Network" habla de todo de lo que hay que hablar.

La película muestra cómo la conjunción entre el guión y el reparto es la base fundamental de cualquier buena película. Su reparto es uno de los más alucinantes y apropiados de la historia. Los fugaces Ned Beatty y Beatrice Straight, cuyo Oscar es merecidísimo, ya lo dicen todo, pero además tenemos un discreto Robert Duvall, como le exigía su personaje, unos excelsos y completamente opuestos William Holden y Peter Finch, y la que termina siendo la dueña absoluta: Faye Dunaway. Su interpretación es impecable e implacable, de otro mundo. Se lanza al vacío como casi nadie sería capaz, con una progresión digna de estudio. La Diana del minuto 8 no tiene nada que ver con la del 114. Qué difícil es representar la desesperación de la forma tan cuidada, y a la vez desbocada, como lo hace ella. Alcanza el paroxismo sin desbarrar. Ya dije con "Bonnie y Clyde" que era la actriz más impresionante que había visto nunca, pero después de esto puedo afirmar sin temor a equivocarme que es la mejor actriz del mundo.

Si tuviese que quedarme con una interpretación, dudaría entre la suya o la de Al Pacino en la trilogía de "El padrino", pero si tuviese que quedarme con una película, de entre todas, sin duda sería "Network".
Jaime Flores
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6
5 de diciembre de 2021
20 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos de acuerdo en que esto es una caricatura, ¿verdad? Una pantomima, un engendro hecho para mayor gloria de los fanáticos de la señora Gaga pero que nada más lejos de un filme serio o mínimamente dramático, que creo que era lo que buscaban y ese es su talón de Aquiles. No obstante, no es el único, ya que “La Casa Gucci” iniciaba su andadura con una media de notable alto por todo lo que prometía y ha ido descendiendo de forma ostensible por causa de los siguientes elementos:

Primero, el ritmo. La película va atropellada desde el minuto uno a pesar de tener por delante casi tres horas de duración. Las escenas se suceden una detrás de otra como si de una catarata de fotografías de un álbum familiar se tratase, sin consistencia ni profundidad. No se detiene en nada y terminas por quedarte con que tenían muchos cochazos y muchas mansiones y que la protagonista era más mala que un dolor, pero nada más. De primero de cine es saber que es preferible una buena escena que tres regulares.

Segundo, el guión. Arrastrado por lo anterior o lo anterior por este, el caso es que es de una simpleza extrema. No hay ninguna armonía y los personajes actúan al tuntún. Lo más revelador ocurre cuando se vuelven groseramente maleducados entre ellos, de repente y sin venir a cuento*(1), dejando al descubierto que es para darle tensión al tema y no porque lo requiera la historia. Al final, nos quedamos sin conocer a nadie por culpa de una película más preocupada en distraer a los espectadores más necios, que no se aburran, que en realizar algo de nivel.

Tercero, el reparto. Cada uno está en una película distinta. El sieso de Adam Driver se cree Michael Corleone pero no sabe ni por dónde le da el aire, aturdido entre los majaderos que tiene por familia. Lady Gaga es la única que cree fervientemente en el producto y por eso se esfuerza mucho, pero sigue sin salirle. Como tampoco le salía a Cher ni a Madonna, señoras empeñadas en triunfar en un mundo que no es el suyo, tal es su vanidad. La pareja, dicho sea de paso, sin ápice de química. Sorpresivamente, Jeremy Irons resulta el más creíble gracias a su elegancia natural y también a su sucinto cometido. Al Pacino, por su parte, sigue siendo el Al Pacino de los últimos años: un comediante sin descanso, y como tal, es el más agradecido de ver, pero no logra romper el techo que separa a los personajes planos de los complejos. Cierto es que no tenía ninguna escena para poder hacerlo. Y así llegamos al señor que consiguió que quisiese arrancarme los ojos cada vez que aparecía: Jared Leto. Incapaz de espetar una frase con decencia, no es más que gestos exagerados y vocecitas insufribles. La suya es una de las peores actuaciones de la historia, sin exagerar. Y quieren nominarlo al Oscar...

Cuarto y definitivo, la dirección. Esto te lo coge Scorsese o Polanski y flipamos en colores, pero Ridley Scott es, salvo contadas excepciones, la mediocridad hecha cineasta. El tío consigue que una película que tiene los elementos más impresionantes del año (historia truculenta y verídica, reparto de lujo y factura técnica impecable), se quede en algo tan falto de fuerza y de emoción. En algo tan mediocre.

Entre las cosas buenas, que las tiene y de ahí mi nota, están la voluntad de querer regresar al estilo de cine más clásico, aquel en el que las actuaciones y el guión eran fundamentales para que el producto saliese adelante. Otra cosa es que no les haya salido, pero a los nostálgicos del cine de los 70, 80 y 90 nos gustará, pese a todo. También es de celebrar su banda sonora, que hará que el espectador quiera salir de fiesta después de verla, el lujoso y lustroso vestuario y la espectacular ambientación, ya que en las casi tres horas paseamos en Vespa por ciudades italianas, comemos en fincas rodeadas por lagos cristalinos e, incluso, nos da tiempo a esquiar en lugares perdidos de la mano de Dios. Y también, qué caray, reconozco que es una película divertida, hortera como ella sola y que se pasa volando.

Por ello y también pese a lo anterior, prefiero "La Casa Gucci" a la enésima de Marvel, Disney o la madre que los parió.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jaime Flores
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6
31 de diciembre de 2020
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que parece es lo que es, en el peor de los sentidos. Si has leído la sinopsis o has visto el trailer, cosa que nunca hay que hacer pero que hice, ya has visto la película. Esta sólo redunda una y otra vez en lo mismo, y de una forma tan exagerada que terminas por perderte. Entiendo que esa es la intención, la de meternos dentro del propio enfermo, pero no me convenció.

"El padre" se mantiene gracias a Anthony Hopkins y a Olivia Colman, ya que dura poco más de hora y media y se me hizo larga... Él lo hace muy bien, pero esperaba algo más espectacular. De Anthony Hopkins sí, porque tampoco me parece tan complicado su papel: es poner cara de desorientado con alguna que otra mueca suelta. Antes de ver la película creía que el Oscar era suyo, ahora tengo serias dudas. La que sí merece todos los premios es Olivia Colman que, de forma parecida a la de su compatriota Emma Thompson, tiene ese poder de hacer llorar cuando ella llora. Irradia verdad a borbotones. Además, posee el personaje realmente interesante, el que tiene una encrucijada complicada: cuidar de su padre o vivir su vida. Ambas cosas son incompatibles. Supongo que, por edad, me sentí más cercano a ella que a él.

Como obra de teatro es perfecta, como película se queda algo corta, porque en el cine aún, pero si la hubiese visto en mi casa creo que me hubiese aburrido (por cierto, la sala estaba llena, a pesar de la pandemia). Con todo lo dicho, la recomiendo porque trata un tema importante y porque en estos tiempos en los que la cartelera es un desierto para los que amamos el cine, "El padre" tiene madera de buen cine. Aunque luego se pierda un poco por el camino.
Jaime Flores
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6
29 de noviembre de 2015
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había oído críticas sobre "Ocho apellidos vasco" bastante dañinas, y lo que me encontré en la sala del cine (llena a más no poder) es una película entretenida y bastante divertida, todo lo contrario a lo que me ocurrió con la primera, de la que tenía unas expectativas bastante altas y me pareció una película del montón.

Que la película sea en mi tierra ayuda bastante, ya que me impliqué mucho más, y seguramente la entendí mejor. Me faltaron más imágenes de Cataluña, no sé, un paseo por Barcelona o algo con que podamos comprobar que eso es Cataluña, ya que esa masía bien puede ser Girona o Tomelloso.

En el reparto nos encontramos con un Dani Rovira que sigue siendo el alma del film; una Clara Lago que también sigue en su línea: cabreada toda la película y sin despertarme ninguna sonrisa, ni hablemos de carcajada; Karra Elejalde magnífico, imprescindible diría yo; Carmen Machi muchísimo mejor que en la primera, en la que estaba absolutamente encorsetada; la Sardá, la joya de la corona, haga lo que haga lo hace bien, es arrolladora; Blanca Cuesta, que me sorprendió gratamente; y Berto Romero, que es deplorable, tanto el personaje como su interpretación.

A modo de anécdota diré que al terminar la película, el público que estaba en la sala aplaudió (algo que jamás había visto en un cine).
Jaime Flores
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1
1 de mayo de 2022
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente, la peor película que he visto en mi vida. Mejor dicho, los peores veinte minutos que he visto en mi vida, porque tuve que quitarla. Escribe uno que termina de ver casi todo lo empieza, aunque sea sólo para reafirmarse en su opinión, pero no pude soportar más de "Amanece, que no es poco".

No pude soportar los saltos inconexos, los diálogos marcianos, el choteo constante. No pude soportar la sensación de que José Luis Cuerda y su banda se estaban cachondeando en mi cara. Esa es la única opción, porque no es posible que nadie yerre de semejante forma, tan honda y tan redundante. Ni como trabajo de unos chavales de bachillerato, ya no digo estudios superiores, podría valer. Tamaño bochorno sólo puede deberse a una premeditación y alevosía extraordinarias.
Jaime Flores
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