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Críticas 353
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
7 de noviembre de 2013
51 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho que no veía una película tan sincera, sin prejuicios, pre conceptos, ni arquetipos; los personajes se van descubriendo uno a uno de principio a fin, justificando las dos horas diez minutos de duración. Frescura, eso es lo que caracteriza mayormente este nuevo trabajo de Asghar Farhadi, director de la ganadora al Oscar como mejor película de habla no inglesa, ‘La separación’. Puntos de contacto entre ‘El pasado’ y ‘La separación’ varios: el choque cultural, niños envueltos en situaciones de adultos, una mirada reflexiva sobre las relaciones amorosas, temas como el divorcio, el orgullo, la verdad y el perdón. También, la manera de narrar: esa forma de imbricar elementos y momentos de la trama como un tejer de telarañas; la forma narrativa como medio y como fin, donde el final no importa, se deja abierto para que complete el espectador a gusto.

Ahmad (el personaje más entrañable, lejos) llega al aeropuerto y, desde los primeros planos, insonoros por el vidrio que lo separa de Marie (el personaje menos entrañable, lejos, interpretado por la argentina Berenice Bejo, la protagonista de otro film galardonado, ‘The Artist’), se pone en juego uno de los grandes temas de la película: la comunicación (o la dificultad de). Un tema que atraviesa a todos los personajes y a todas las relaciones entre ellos: entre adultos, entre niños y entre adultos y niños/adolescentes. Ahmad es el (ex)marido de Marie y viene a firmar el divorcio, ya que ella va a casarse con otro hombre, Samir. Marie tiene dos niñas, la adolescente Lucie y la pequeña Lea, de distintos padres (ninguno es Ahmad) y Samir sería su tercer matrimonio, quien a su vez tiene un hijo pequeño, Fouad, cuya madre (esposa de Samir) se encuentra en coma por intento de suicidio. Así de complejo, así de disfuncional. En este sentido, el divorcio es lo de menos en términos de ruptura institucional (a diferencia del film ganador del Oscar), aunque al principio Farhadi lo usa como elemento importante, para luego ir develando el fondo del asunto (varios asuntos en realidad).

Por un lado, la tensa relación entre Ahmad y Marie: sentimientos reprimidos al borde del colapso, muchas miradas y pocas palabras producto de un pasado que dejó cosas pendientes, despecho y vacío. El vacío que viene a ocupar Samir, quien a su vez intenta tapar el suyo, el que dejó su esposa en coma. Ni más ni menos que las decisiones equivocadas (o no) de la vida real, de las personas complejas que somos, con carencias, necesidades y miedos, impulsivos, errantes, masoquistas, egoístas y haciendo lo que podemos (y no lo que queremos por lo general) para conseguir el fin último y más importante: la felicidad o, al menos, el alivio.

Por otro lado, los niños en situaciones adultas. Como en ‘La separación’, un tema al que vuelve el director, esta vez, de alguna manera, más al extremo. Fouad es el personaje más sobresaliente en este sentido, de aquí para allá, de casa en casa, escuchando todo, asimilando la mayoría, entendiendo poco (o eso es lo que creen los adultos). Es el abandono de la inocencia, el despertar de la conciencia, la furia contenida, la comunicación imposible (no por nada dicen que la etapa más estresante es la niñez).

Con otra edad tenemos a Lucie, en una etapa de mayor rebeldía, con plena conciencia y en el despertar de la moral adulta (odiosa e inevitable) que juzga, sin entender del todo (dada la inexperiencia): la adolescencia. Es un personajes clave porque es quien guía la telaraña luego de que el tema del divorcio pasa a segundo plano. Primero, pone en escena el tema de “decir la verdad”, no como elemento aleccionador, sino como elemento liberador. Que cierto (y que acierto, y que bien narrado): es preferible decir la peor verdad antes que vivir atormentado por el secreto. Y qué cierto es que elegimos muchas veces lo segundo. Es también ella quien desata el interrogante que pone en jaque a Marie y a Samir, su relación y su futuro, y quien ingresa el elemento más perturbador del film: la culpa. La culpa que busca culpables (que es la peor), la que desespera a Marie y Samir, la que los impulsa a seguir buscando un motivo que los alivie. La culpa que busca culpables por no afrontar las decisiones tomadas y hacerse responsables. La culpa que carcome, aún cuando no hay nada malo en el amor pero sí en las formas, inculcadas o no, que lastiman a otros.

www.quecinemirar.blogspot.com
gonzafer85
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7
27 de julio de 2011
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film es único desde varios puntos de vista y, lo más importante, es sumamente atractivo, tanto para los que vemos mucho cine y apreciamos muchos aspectos a la vez, como para aquellos que sólo quieran disfrutar de una comedia caricaturesca con un marcado acento británico.
Richard Ayoade adopta soluciones cinematográficas bien marcadas y recurrentes, lo que termina promoviendo una película homogénea y de estilo bien particular. Estas soluciones tienen que ver con la estética de la imagen, las constantes remisiones al mundo del cine, del arte y de la filosofía principalmente, la musicalización, la forma de narración y el tipo de humor que propone el guión.
En lo que respecta a la iconicidad, composición fotográfica y movilidad, estamos hablando de un film profundo, que utiliza una figuración muy fuerte, un uso marcado de artificios retóricos (como el fundido a azul o rojo, el iris, el desenfoque, etc.). Acude a una gran versatilidad en el uso de los distintos tamaños de plano, movimientos de cámara y a un montaje que alterna -conscientemente- distintos tipos de calidades de filmación (algunas reales, otras trucadas). El color y la iluminación se destacan a la hora de caracterizar a Submarine, tanto por el uso marcado de los colores azul y rojo al dividir los episodios y secuencias, y en los títulos, como por la iluminación subrayada que deja este director como sello personal.
El juego intertextual con el mundo del cine y las técnicas cinematográficas son un regalo de este film para los cinéfilos.
Por otro lado, tiene la particularidad de estar dividido en un prólogo, tres partes y un epílogo. El director parece tratar de dejar en claro que está basado en una novela, dándole un tipo de formato similar y a la vez, jugando con esto como una humorada.
El “Prólogo” ofrece una clara descripción del personaje principal, Oliver Tate, así como se su círculo social y familiar. Luego, la historia seguirá su curso divida en tres partes, cada una de las cuales es consecutiva y, si bien la ausencia de estas divisiones no afectarían en nada a nuestro entendimiento, están para decirnos en qué aspectos de su problemática vida se enfocará a resolver Oliver. En todo momento escucharemos a un narrador en primera persona, ya sea contando lo que sucedió o emitiendo sus pensamientos.
En resumen, se trata de una historia que se narra a partir de personificaciones exageradas y parodizadas típicas del humor británico. La ridiculez con la que son tratados las distintas relaciones y los diálogos serán los mayores causantes de gracia y, a la vez, manifestarán eficientemente su lado serio, sentimental y romántico. La clase y calidad con la que se logra esto es digno de admiración.
gonzafer85
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8
11 de agosto de 2011
38 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en hechos reales, “La Conspiración” es un nuevo film de Robert Redford con tinte político-militar el cual, naturalista y verosímil, intenta narrar el trasfondo de uno de los acontecimientos más importantes de la historia de Estados Unidos con una mirada bastante objetiva.
Una película muy bien lograda desde la descripción de la época, las ideologías pero, sobre todo, desde el lugar en el que se encontraba Frederick Aiken defendiendo a la acusada de conspirar en el asesinato de Abraham Lincoln. Un relato que se basa en asociaciones de contraste, primero oponiendo las ideologías del abogado y la acusada, y luego oponiendo las relaciones de Aiken antes y después de asumir la defensa, tanto con su pareja, sus amigos, sus pares e, inclusive en un inicio, con él mismo.
La temática principal elegida es característica en los últimos films de Redford: “pelear por algo mucho más grande que uno mismo”. En este caso es la Constitución por lo que se intenta luchar, por la justicia y los derechos de cualquier ciudadano, aún en tiempos de guerra. De todas formas (aquí la objetividad), la película desarrolla tan fuertemente el contexto que parece de algún modo hacernos comprender el porqué de los sucesos, apaciguando en cierto sentido la sensación de indignación ante el poder y la corrupción del Departamento de Guerra. Hay que decir que lo logra considerablemente, la sensación resulta en que somos observadores de algo inevitable pero que sentó precedente, y que sirvió para cambiar la constitución y, a su vez, para lograr la paz.
Por otra parte, como ocurre en los films -bien planteados- sobre juicios, brinda una atractiva dinámica basada en tecnicismos legales y en discursos fervorosos sobre lo correcto y lo justo. Sin embargo, como diferencia y ventaja sobre otros films de este tipo, la historia en sí misma (basada en hechos reales) posibilita que el film no concluya con el juicio, sino que tenga el final debido, y esto refuerza el sentido de lo real y verosímil.
Tal vez se le pueda reprochar la falta de profundidad o seguimiento sobre estas relaciones que se vuelven conflictivas emocionalmente para el abogado defensor aunque, aún así, es una película que supera ampliamente en calidad y contenido a la gran mayoría de las producciones estadounidenses de estos últimos tiempos.
gonzafer85
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7
27 de abril de 2011
35 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jonathan Hensleigh es un guionista y adaptador de guiones destacado dentro del mundo de Hollywood, films como “Duro de matar 3” (1995), “Jumanji” (1995), “El santo” (1997) y “Armageddon” (1998) lo avalan. En la dirección la historia es distinta, su debut en 2004 fue con “The Punisher” (Thomas Jane, John Travolta y Samantha Mathis), una película olvidable, y luego (mas allá de un video denominado “Welcome to the Jungle” en 2007) quedó en el reposo hasta este año, con “Kill the Irishman”.
En el plano del contenido, “Mata al irlandés” es una historia basada en hechos reales que retrata la guerra entre las distintas bandas del crimen organizado (la mafia) en Cleveland (USA) durante la década del 70, tomando como punto de fuga a uno de los personajes más controvertidos de estos hechos, el irlandés Danny Greene. El film toma como centro a este personaje y lo desglosa en distintos planos, más como una descripción que haciendo juicio de valor. Podemos ver al líder sindical mafioso, corrupto y violento a la vez que al hombre leal, bondadoso y carismático pero, sobre todo, la historia se acentúa en la leyenda que cobró este hombre por el hecho de haber sobrevivido a 8 atentados, es decir, en el plano mítico. En este último sentido, el film muestra a Greene como un creyente poseedor de una herencia guerrera proveniente de sus ancestros irlandeses, jugando todo el tiempo con comentarios y símbolos que dan cuenta de esto.
En el plano de la expresión, el diseño narrativo es de estilo marcadamente clásico aunque su formato de montaje es bastante particular, por un lado inicia con una narración del policía Joe Manditski (Val Kilmer), la cual desaparece rápidamente (para volver a aparecer en ciertos momentos aislados) dando lugar al desarrollo de la historia, a la vez, hay una alternancia entre este último y segmentos de estilo documental, algunos falsos y otros originales (cerca del final). La elección de la música denota tanto la década como la temática gángster y, además, ésta cuestión mítica irlandesa, donde la gaita aparecerá en varios fragmentos.
“Kill the Irishman”, por suerte, nada tiene que ver con “The Punisher”, es un film interesante, muy desarrollado, con un gran reparto, sumamente entretenido y atrapante, cercano de alguna manera a “American Gangster” pero con un estilo mas biográfico que ficcional.
gonzafer85
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6
26 de enero de 2013
35 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo decía Alfred Hitchcock: “cuanto más logrado es el malo, más lograda es la película”. A pesar de que esto no alcance para que ‘Tesis sobre un homicidio’ sea una película muy lograda, le debe sus mejores momentos al personaje Gonzalo Ruiz Cordera, interpretado por Alberto Ammann (protagonista en ‘Celda 211’). Y es que cada vez que Gonzalo y Roberto Bermúdez (Ricardo Darín) comparten pantalla, se logra una tensión formidable y se pone en escena la incomodidad de uno (Darín) versus el control del otro (Amman), el thriller psicológico.

“Si aplasto y retuerzo a una mariposa no es un delito, ahora, si esa mariposa pertenece a la colección de un millonario, voy preso… Lo que se juzga no es el acto, sino cómo afecta a las voluntades de poder” (o algo muy similar). Con esta tesis sobre la ley y la justicia, Gonzalo se va mostrando ante los ojos de Roberto como soberbio y arrogante primero, luego como cínico y psicópata, y se transforma así en su principal sospechoso respecto del homicidio ocurrido frente de la facultad de derecho, dónde él es profesor de un seminario y Gonzalo alumno, ambos abogados. Allí empieza la lógica del film, suerte de duelo intelectual contado desde un solo punto de vista, el de Darín (sólo se quiebra este punto al final y durante unos pequeños instantes, casi imperceptible). Ayudado por un Roberto Bermúdez que no es una divinura de tipo, sino más bien un antihéroe, este duelo no hace más que ponerlos, moralmente, en el mismo nivel de perversidad.

‘Tesis..’ se enmarca en esa tradición de películas donde el asesino-psicópata (por lo general asesino en serie, aunque no es este el caso) utiliza a su víctima para desafiar a un rival competitivo, a alguien con quien medirse intelectualmente (por la similitud de profesiones, aunque totalmente diferente en cuanto al argumento, me hizo recordar a ‘Fracture’ en 2007, con Anthony Hopkins y Ryan Gosling). “Todo está en los detalles”… el duelo entre Roberto y Gonzalo tiene su réplica en la sala de cine, entre el espectador y el film, donde nos obliga a prestar atención a cada personaje, objeto, foto, etc. para darnos cuenta si de verdad es Gonzalo el asesino o si todo se trata de despistar para luego sorprendernos en el final. En este sentido, hay que reconocer la capacidad de la película para mantener la atención del espectador prácticamente en toda su duración.

Hernán Goldfrid (2009, ‘Música en espera’ con Natalia Oreiro y Diego Peretti) construye bien a sus dos personajes centrales y, gracias a eso (y al humor “a lo Darín”), ‘Tesis…’ no es una mala película (aunque no pasa de regular). El juego con las monedas representa, no sólo al azar, sino a las dos caras, al doble, motivo que también se pone en escena a través de la abundancia de reflejos sobre diversas superficies y elementos. A su vez, la disposición de los libros en el cuadro, ya sea en el departamento de Roberto o en el aula donde da las clases, dan una idea de orden y estructura (el libro que presenta al inicio de la película se titula “La estructura de la justicia”) que nos remite al equilibrio, ese mismo que intenta lograr permanentemente “parando” la moneda. El egocentrismo y la obsesión vendrán a poner en jaque todo el sistema, llevándolo al anarquismo del cual habla Gonzalo en algún momento del film. Tanto el simbolismo y la importancia de los objetos, así como la búsqueda de un estilo de autor (que no recuerdo en ‘Música en espera’) llevan a Goldfrid a apelar a una gran cantidad de planos detalle y primeros plano.

Pasando ahora a lo que no me gustó de ‘Tesis…’, empiezo con cierto ocultamiento para con el público: esto de dejar en el tintero una supuesta situación pasada entre Roberto y la madre de Gonzalo, el caso “Latorre” (vaya a saber uno que sucedió) y, sobre todo, el espantoso final, no me parece bien, creo que Goldfrid debería replanteárselo para su próximo film. También creo que la película se apresura al poner a Roberto a comentar con su ex mujer (otra relación en el tintero) sobre su sospecha de Gonzalo y, sobre todo, la escena donde se lo cuenta a Laura (Calu Rivero) resulta sumamente fallida. La tensión sexual entre Roberto y Laura es nula, y esto le quita perversidad a la decisión de Roberto de utilizarla como carnada, así como le quita fuerza cuando él mismo se da cuenta del error y se desespera en rescatarla. Además, esta dúo sin química anula toda posibilidad de explotar los celos de Roberto para con Gonzalo. No menos importante, la actuación de la bellísima Calu Rivero es espantosa y le baja puntos a todo el asunto. Finalmente la musicalización, lamentablemente, respeta esa tradición de guiar al espectador durante el film, como si no pudiera darse cuenta por sí solo de “los” momentos de la trama.

http://quecinemirar.blogspot.com.ar/2013/01/tesis-sobre-un-homicidio-2013-argentina.html
gonzafer85
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