Bien por Sopeña que consigue una serie muy entretenida, con una idea que habré leído en decenas de proyectos, una especie de remake de Camera Café, con un repertorio muy coral (y muy efectivo), y, sobre todo, con unos guiones estupendos y bien trenzados. La producción también es reseñable por original e ingeniosa.

Poca comedia en favor de buenas intenciones. Los chavales no pueden ser menos conflictivos (tan solo apuntan a ello en una secuencia) y la transición se hace demasiado fácil. Tanto que el tercer acto en sí es todo un Deux ex machina con el que se pasan varios pasos. Curiosa la elección de la actriz principal.

Buen título el de esta película, porque eso es lo que uno se pregunta mientras está viéndola. ¿Cuánto me queda para que se termine? Los actores y actrices protagonistas hacen lo que pueden con una dirección y un montaje que no ayudan mucho, pero lo peor, sin duda, el guion, con unos giros increíbles.
Supongo que en teatro, donde rigen otros códigos de verosimilitud, funcionaría muy bien, pero el paso a cine no ha funcionado.

Esperaba mucho de esta película porque siento gran admiración por su director y guionista, y porque viene precedida de grandes críticas, pero me ha parecido que no tiene más chicha que un episodio cualquiera de una serie de animación infantil cualquiera.
El primer acto funciona estupendamente y el cierre está bien, pero el segundo acto sobra entero. (Ver zona spoiler).

Qué gusto cuando ves una buena historia que no requiere ni de efectos especiales ni una producción para la que hay que hacer encaje de bolillos. Una buena historia, una dirección solvente y un puñado de buenos actores son suficientes en esta película para mantenerte con tensión desde el minuto uno. Más películas como esta, por favor.