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España España · barcelona
Críticas de avanti
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Críticas 313
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
3 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley & Iris (Cartas a iris), es una película dirigida por Martin Ritt en 1989 con guión de Irving Ravetch y Harriet Grank Jr. sobre la novela Union Street de Pat Barker, Música de John Williams y fotografía de Donald McAlpine. Una gran panorámica nos sitúa sobre el lugar de la acción donde el problema no es otro que el analfabetismo y sus consecuencias personificado en Stanley Cox (Robert De Niro) un hombre hecho a sí mismo por circunstancias familiares. Se trata de un personaje que se las ha de ingeniar para salir airoso de los problemas cotidianos a los que se enfrenta esquivando, utilizando el autoengaño, el rechazo o el abandono, evitando enfrentarse a los problemas reales donde escribir, firmar, leer y entender el significado de la palabra impresa se convierte en un hándicap insalvable.

La entereza de Stanley no obstante le hace actuar en un altercado callejero que ha sufrido Iris King (Jane Fonda), con tanta determinación que le sorprende su arrojo, descubriendo que ambos trabajan en la misma empresa. El realizador nos muestra con brevedad algunos bosquejos sobre sus vidas privadas: él en su esquiva rutina, ella con problemas familiares crecientes desde que enviudó. La situación de Stanley sujeto a las críticas del jefe dado su analfabetismo se considera un problema con muchas limitaciones para el trabajo que desempeña frente al público, momento en el que Iris descubre casualmente sus carencias.

A la sucesión de problemas familiares de ambos se suma el futuro incierto que finalmente empuja a Stanley a dar el paso para salir de su analfabetismo crónico. Entre dudas y sentimientos encontrados Stanley se sincera con Iris y de cómo llegó al analfabetismo: “todo me pasó de largo y por eso…soy un tonto de remate”, la conmovedora aclaración atrae el interés de Iris implicándose en su formación empezando por la letra, la palabra, las pequeñas frases, y frases completas en medio de la creciente intimidad que ambos rehúyen en una creciente atracción emocional sensualmente insostenible a la que ambos creen encontrar la solución para liberar la inquietud, la intranquilidad y los problemas cotidianos confesando sus alterados estados emocionales dando con la solución perfecta para apaciguarlos.

La evolución de Stanley es sorprendente. Tras la sorpresa de Iris al descubrir su afición, le anima a presentar sus proyectos a ser autosuficiente, de donde surge una ocupación que les mantendrá separados una larga temporada comunicándose por carta hasta el reencuentro en el que Iris, impresionada por la evolución de Stanley sabe con quien compartirá su futuro transformándose el optimismo de ambos en una pequeña gran respuesta: “¡Iris, todo es posible!”.
avanti
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7
1 de agosto de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Don Lucio y el hermano Pío, es una película dirigida por José Antonio Nieves Conde en 1960, música de Manuel Parada y fotografía de Alfredo Fraile. Después de realizar la brillante comedia dramática El inquilino, Nieves Conde se volcó en una historia de limosneros, benefactores y ladronzuelos. Se trata de una comedia que roza el esperpento moral de tres personajes a cual más ratero: Lucio (Toni Leblanc) El Pecas (José Calvo) y Antolín (José Morales), tres personajes que gastan su tiempo en vivir de lo ajeno.

El limosnero hermano Pío (José Isbert) acaba de ser robado por Lucio (una estatuilla) que utiliza como imagen santa con la finalidad de recaudar fondos para las hermanitas entregadas al mantenimiento de un orfanato, generando una serie de situaciones que le lleva a realizar acciones de todo tipo. El guión sitúa a Lucio entre dos ambientes opuestos, uno ya lo conocemos, el otro el de un grupo de viviendas de gente humilde situándose parte de la acción implicando a Remedios (Tony Soler) su hermana, que duda de la honradez de Lucio y sus trapicheos o, a su sobrina (Pilar Sanclemente) entre otros.

Queriéndolo tener a buen recaudo para que no se conozca el origen de la estatuilla Lucio destapa su propia realidad reinventada para justificar su posesión convirtiéndose inmediatamente en el centro de atención para el vecindario, incrementando así la presión de sus compinches sino que además el agente Casinos (Alfredo Mayo) tiene alguna sospecha sobre lo ocurrido.

Nieves Conde nos guarda para el final la gran confusión entre falsas acusaciones y verdades a medias donde los compinches de Lucio localizan la estatuilla arrebatándola con malas maneras, momento a partir del cual todo se acelera hasta llegar al caos y la confusión entre malhechores, policía, Pío, Lucio y la estatuilla; será la determinación de Lucio lo que finalmente arrojará algo de luz a la situación y sus benefactores entre los cuales el señor Rivera (Pedro Porcel), Doña Lola (Ana María Custodio) o el señor Aguilar (Fernando Rey) en una entretenida comedia donde la acción y los constantes cambios de escenario dan especial dinamismo a una brillante trama urdida desde el guión de Pío Ballesteros y Jaime García Herranz.
avanti
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8
29 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buddy, Buddy (Aquí un amigo) es una película guionizada y dirigida por Billy Wilder en 1981 siendo copartícipe en el guión I.A.L. Diamond basado en la obra de Francis Veber. De nuevo Wilder, de nuevo la comedia, de nuevo el entretenimiento de la mano de una historia de supervivencia en la que dos personajes tratan de hacer realidad sus objetivos: eliminar a un indeseable asegurándose un apacible retiro y rescatar a la esposa de las garras de un visionario sexual, o lo que es lo mismo las desventuras de Victor y Trabucco.

Tras la coincidencia de nuestros dos personajes en una escena cotidiana impregnada por cierta acción indeleble en una gasolinera cualquiera, de cualquier carretera, nuestros protagonistas se reencuentran llevados por la casualidad en el hotel donde se alojan por diferentes motivos: el lugar perfecto para un trabajillo de Trabucco (Walter Matthau) y el menos idóneo para Victor Clooney (Jack Lemmon) quien provoca algunos problemas acompañados por innumerables torpezas y actos fallidos nada saludables, o eso debería pensar la asistenta del hotel (Bette Raya) acostumbrada a ver de todo, como a Victor en extrañas circunstancias debido a las malas babas que se gasta el del 'apacible retiro'.

Después de poner en peligro el futuro dorado de Trabucco en su último trabajo de precisión, este accede ( forzado por la situación) en ayudar al desesperado Victor que no se da por vencido en poder recuperar a su querida esposa Celia (Paula Prentiss) en un acto de persuasión desesperada. Tras algunos incidentes insalvables contacta finalmente con su amada en el convencimiento que le hace un gran favor rescatándola del antro de pervertidos sexuales que ocupan tan peculiar clínica a cargo del doctor Hugo Zuckerbrot (Klaus Kinski) recreado por Wilder con varios casos de tan peculiares pacientes.

La conmovedora y esperanzadora pregunta que Victor tenía preparada no recibió la respuesta deseada de Celia haciéndole retomar la decisión de quitarse del medio de forma algo torpe. En el arte de complicar más la situación Wilder prepara un gran final coral en el que interviene gran parte del elenco en la comedia de la confusión y del caos entrando en escena tras las rocambolescas situaciones en las que ambos se necesitan para culminar la acción de ‘limpieza’ que afectaría a un tal Gambola (Fil Formicola) un encargo que Trabucco ha de completar con la inestimable ayuda de Victor su nuevo amigo… a pesar de todo.

Una vez más el trío Wilder-Matthau-Lemmon, llenan nuestras cinéfilas vidas de pura comedia, en la que se pone en juego las realidades de dos actores maravillosamente complementarios en las manos de Billy quien de nuevo y por última vez, pudo llevar a cabo una realización encantadoramente entrañable y rabiosamente entretenida con la intervención además de un amplio reparto entre los cuales el capitán Hubris (Dana Elcar), el indiscreto botones Eddie (Miles Chapin) o la irascible paciente (Frances Bay). Háganse un favor: desde el primer fotograma de Curvas peligrosas (1934) hasta el último de Aquí un amigo, vale el tiempo que le deseen dedicar al gran legado cinematográfico de Billy Wilder.
avanti
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7
26 de julio de 2020
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Mona Lisa smile (La sonrisa de Mona Lisa) es una película dirigida por Mike Newell en 2003 sobre el guión de Lawrence Konner y Mark Rosenthal, música de Rachel Portman y fotografía de Anastas N. Michos. Aunque el mundo de la enseñanza es un tema recurrente en el cine tratado desde múltiples perspectivas y géneros, el realizador nos ofrece en esta ocasión el perfil de una profesora llena de ilusión por enseñar, por transmitir todo el conocimiento del saber desde su campo educativo: la historia del arte.

Es tanta la convicción de Katherine Ann Watson (Julia Roberts) que se muestra segura para cambiar las cosas en una institución tradicionalmente conservadora, donde la intransigencia inicial y el programa educativo en cuanto al arte se refiere no pasa de la estricta programación redactada, revisada y aprobada por una dirección académica cuyo principal objetivo es preservar los valores tradicionalistas del lugar, así lo manifiesta en sus numerosos escritos para la revista de la institución Betty Warren (Kirsten Dunst).

El interesante planteamiento de las múltiples historias entrecruzadas se nos presenta con la suficiente consistencia interpretativa de personajes reprimidos, inseguros, vengativos, acomplejados y liberados entre otros muchos tipos, tantos como estudiantes puedan existir en un campus o fuera de él, como el caso de la señora Warren domesticada en el tradicionalismo y las costumbres sociales de la época donde impera el elemento principal del matrimonio y la procreación, o eso es lo que a cualquier precio quiere para su hija Betty recurriendo a cualquier artimaña para conseguirlo convirtiéndola en su prolongación ideológica y emocional.

A lo largo de la narración el enfrentamiento entre lo tradicional inamovible y la visión abierta del arte y su desapego al tradicionalismo académico entre Betty y la profesora Katherine chocan constantemente, una por intransigente, la otra por querer liberar a sus estudiantes de la encorsetada visión que sobre el arte tienen valorando por sí mismas el alcance emocional fuera de toda programación, situación que lleva a la reflexión a un grupo de estudiantes entre las cuales la liberada Giselle Levy (Maggie Gyllenhaal), la insegura Connie Baker (Ginnifer Goodwin) o la conformista Joan Brandwyn (Julia Stiles).

La sucesión de los acontecimientos no libra de consecuencias a otros personajes afines a nuestra protagonista entre los cuales la recatada profesora Nancy Abbey (Marcia Gay Harden) o el mentiroso emocional el profesor Bill Dumbar (Dominic Wet) donde se pone en valor la fidelidad, la sinceridad, incluso el arrebato como consecuencia de injusticias, inesperadas propuestas, o traiciones por medio del burdo engaño que solo puede llevar a una meta. Se trata pues de un conjunto de situaciones que sumado al de los estudiantes genera la espiral perfecta para desatar los acontecimientos que remueven las entrañas los deseos reprimidos de unos personajes que teniendo el arte como elemento unificador consiguen liberar su visión de la vida como en su día lo tuvieron Soutine, Jackson Pollock o Vincent Van Gogh paradigmas que para la profesora Ann representan la liberación del arte, el pensamiento creativo y la libertad de elección.
avanti
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8
24 de julio de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Freud (Freud, pasión secreta) es una película dirigida por John Huston en 1962. Con la punzante música de Jerry Goldsmith el realizador hace un brillante acercamiento a Freud (Montgomery Clift) su pensamiento y posicionamiento sobre temas profundamente enraizados en la psicología como el inconsciente, la histeria, el acercamiento a la neurología, la teoría sexual de la seducción y su relación con la neurosis, el origen del nervio vago, el nervio acústico, el complejo de Edipo y como no podía ser de otra manera el psicoanálisis entre otros temas afines con la mirada puesta en (entre otras premisas) el conocimiento del yo.

El narrador (John Huston en la versión original, Arsenio Corsellas en el doblaje al castellano) nos pone en situación repasando la relación de la especie humana con el universo remitiéndonos con brevedad a Voperino, Darwin o Freud para quien uno de sus propósitos fue el inconsciente del hombre y de cómo logró que entrara la luz.

En su larga y en ocasiones difícil relación con los doctores Meynert (Eric Portman), Charcot (Fernand Ledoux) y Breuer (Larry Parks), Freud tiene la ocasión de evolucionar en sus diferentes campos de investigación como el de la histeria ocupando buena parte del film, frente a los posicionamientos de sus colegas, intransigentes en algún caso.

Huston, utilizando con profusión, entre otros, los medios, primeros planos o los acertados ángulos en el cuadro junto a la destacada fotografía de Douglas Siocombe y el absoluto dominio del claroscuro, añade fundado dramatismo a los personajes implicados, así las cosas, el guión de Wolfgang Reinhardt y Charles A. Kaufman, nos describe desde las convincentes interpretaciones el posicionamiento de los doctores Meynert, Charcot y Breuer frente a las teorías de Freud. Y el particular caso de la paciente Cecily Koertner (Susannah York) destacado hilo conductor en la película presentando síntomas y trastornos de la afectividad y crisis nerviosa aterrorizada por un sueño recurrente no resuelto o ignorado.

La película nos ofrece además la representación de varios los pacientes sintomáticos que llevan hasta la histeria las emociones junto las diferentes patologías asociadas para lo que el realizador recurre a los diferentes flashback ilustrando así los casos mostrados. Estamos pues ante una película profundamente dramática y muy cercana a la realidad por medio de la excelente narrativa que John Huston aplica a lo largo de este sobrio y enriquecedor metraje.
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