Se trata de un film ambientado en la posguerra civil española. Elena (Maribel Verdú), da vida a un personaje, mujer y madre de “rojos” en busca y captura, que se afana en sortear los múltiples obstáculos que encuentra a diario, en una sociedad rebosante de hipocresía y de odio sin límites. Su esposo vive enclaustrado en un refugio excavado en una de las habitaciones de su casa, mientras su hija, la mayor, se ha fugado a Portugal con su novio, un anarquista objetivo de la policía. Verdú consigue dotar a su personaje de una credibilidad digna de elogio. Javier Cámara, sin embargo, no consigue transmitir la desesperación del suyo, entre otras cosas, porque le falta tiempo (pocas veces una figura con tantas posibilidades ha sido tan pobremente explotada). Lo mismo se puede decir de Raúl Arévalo, cuyo personaje se debate entre la vida militar, repleta de rencor y lascividad, y la religiosa, con idénticos tintes. La película atesora muchos errores; a veces es demasiado lenta, y a veces demasiado rápida, principalmente en su desenlace, al que se le puede sacar mucho más jugo. Sin embargo, me parece una buena opción de cine español, a pesar de haber podido dar muchísimo más de sí. Mi nota: 6 ptos.