Al final, la guerra termina, pero no llega la paz sino la victoria.

Después de tanto sufrimiento y tanta carestía, la familia protagonista se encuentra sin trabajo, con un futuro duro e incierto. El padre posiblemente acabará fusilado o en la cárcel por haber dirigido la cooperativa, la hija quedará marcada por haber quedado embarazada fuera del matrimonio católico, el hijo no podrá terminar la carrera y deberá mantener a los suyos empezando desde cero.

¿Su delito? En realidad, ninguno. Ellos lo único que hicieron fue sobrevivir en un entorno que no eligieron, no les motivaba ninguna ideología en concreto, pero ahora el nuevo orden les castiga implícita y explícitamente. Y, mientras tanto, otros iguales que ellos reciben premios por haber tenido la ocasión de escapar a la zona nacional y decirse enemigos de la República.

La muerte de Benigni a manos de un soldado nazi, a falta de un día para que lleguen los aliados, es uno de los momentos que más destacaría. Algunos dirán que es un recurso gratuito para dar pena, pero en realidad es un elemento muy necesario. Si Guido hubiera sobrevivido junto a su mujer y su hijo, entonces la película hubiera sido un cuento de hadas y no tendría tanto peso.

Además, ese guiño a su hijo escondido, ese "todo va bien" en la antesala de la muerte, resume a la perfección lo que ha sido la película.

En el final de la primera temporada, el pobre y amargado comisario logra atrapar al asesino en serie, para descubrir minutos después que, antes de ir a por el tipo al que no logró matar, el criminal ya se había cargado a su novia. Antes de los títulos de crédito, un asesino desquiciado sonríe invadido por la sensación del deber cumplido, mientras el comisario se retuerce de dolor ante el cadáver de la mujer de la que estaba perdidamente enamorado.

En el final de la segunda temporada, la pareja formada por el poli buenazo y la forense latina se reconcilia en los primeros minutos del capítulo. Poco les dura, pues al final ella es capturada por el villano y él muere para salvarla, matando al malo y desangrándose después delante de ella, quien, atada de pies y manos, sólo puede rogarle sin éxito que no se muera.

La serie terminó con el desenlace antes nombrado, con una escena final en el que el fallecido policía está a punto de ser sometido a la autopsia por una de sus compañeras, mientras todos los demás miembros de la brigada deambulan por el edificio llorando o poniendo cara de velatorio mientras suena una bonita música de fondo. Muy apropiado.

William Travis muere como tenía que morir: de un disparo en la cabeza al inicio de la batalla (lejos queda esa exagerada muerte que tenía en la película de 1960, donde sable en mano va matando en duelo singular a todo mejicano que le ataca, luego recibe un -traicionero- disparo en el pecho y, antes de fenecer, coge su sable y lo rompe). Es normal que se haya respetado su muerte real porque es la que menos dudas comporta y tampoco daña la imagen heróica de los hombres que defendieron El Álamo.

Otro cantar son las muertes de Bowie y Crockett. Ambas fueron casi santificadas en la cinta de Wayne. En 1960, Bowie quedaba herido en una pierna al caerse de un tejado al derrumbarse éste de un cañozazo (así se justificaba su presencia en la enfermería en el asalto) y cuando los soldados mejicanos entraban en su cuarto, él les disparaba con dos pistolas y, luego, degollaba a otro con su cuchillo antes de ser ensartado por segunda vez (en la primera, su fiel esclavo negro paró las bayonetas con su cuerpo); en cuanto a Crockett, al ver todo perdido, corría con una antorcha para hacer explotar la armería y, aunque un mejicano le clavaba una lanza en el pecho, se rehacía y acaba cumpliendo su objetivo. Como es natural, todo inventado.

Bowie estaba en la enfermería porque se consumía a causa de la tuberculosis (o el tifus) y no está muy claro si murió antes o durante el asalto (y, en ese caso, no se sabe cómo murió, si fue asesinado simplemente o se defendió). El remake es muy realista en el sentido de que nos lo muestra como lo que fue, un hombre que dejó la primera línea porque estaba enfermo y que no murió acompañado por su fiel esclavo (su fiel esclavo tomó las de villadiego con los que aceptaron la oferta mejicana de irse sin peligro para su vida). Ahora bien, dado que no se sabe cómo murió, se opta por una versión menos bestia de la que se dio en la original: Travis está apto para defenderse y lo hace, disparando dos pistolones contra la marea de mejicanos que entran, aunque después es cosido a bayonetazos antes de poder coger su famoso cuchillo.

Respecto a David Crockett, se sabe que acabó en manos mejicanas (unos dicen que fue capturado, otros que se entregó) y fue ejecutado al poco (afirmándose que llegó a suplicar por su vida negando tener que ver con los tejanos). Aquí el remake opta por ofrecer una imagen heróica del personaje, desechando la rendición y decantándose por la captura (algo por otro lado sin nada que objetar, ambas opciones son igual de posibles) y escenificando una muerte en la que Santa Anna le pide que se humille y él responde con el sarcasmo típico del héroe americano (en eso ya se les ve la patita demasiado).