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Chile Chile · Santiago
Críticas de KRIVO
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Críticas 75
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
20 de abril de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenísimo spaghetti-western de Tonino Valerii, es más serio de lo habitual en este sub-género, alejado de las frivolidades de guión que caracterizan a estas producciones, pero, como trasfondo, con similar tono de sibilina crítica al origen del sistema de sociedad de Estados Unidos en el Viejo Oeste. Con esa dicotomía ambigua que es la relación entre el orden-la ley-poder del dinero, por una parte, y el uso de las armas-violencia institucionalizada, por la otra.

El director hace un buen retrato, con pinceladas acertadas, del cuadro social y económico en el pueblo de Clifton y el desdén de la “gente de bien y civilizada” hacia los desdichados que trabajan como mano de obra barata en míseros oficios y expuestos al desprecio y a los vejámenes de los poderosos, no obstante éstos tienen sus propias miserias de tipo ético-moral, para llegar a ocupar el status que tienen en la comunidad.
Observamos el vínculo entre mentor y discípulo, a través de una especie de decálogo del pistolero efectivo y ganador para sobrevivir en el Salvaje Oeste.

Lee van Cleef, una vez más, llena la pantalla con sus intervenciones, en posesión plena de su papel, con su oficio y carisma característicos. Compone un personaje del todo interesante (el experimentado y efectivo Talby), que nos muestra una evolución inquietante. Sólo decir que al final resulta no ser lo que insinuaba en un comienzo, cuando lo vemos como ese maestro bien inspirado (aunque duro en su “metodología” de enseñanza). Se pueden entender esos cambios en su conducta y actitudes, porque conoce muy bien las fechorías de los "respetables" que controlan el pueblo. Y tiene cuentas que saldar ahí. Al final, él es un pistolero frío, pragmático, imperturbable, certero, amoral, chantajista y que sólo se mueve por sus objetivos. Y si alguien los dificulta cruzándose en su camino, no le tiembla la mano y será eliminado.

Se podría pensar que su co-protagonista, Giuliano Gemma, palidece a su lado. Pero no. Éste va ganando aplomo y carácter con el correr del metraje como el joven aprendiz Scott, con un desvalido pasado, hijo de padre desconocido y de una mujer que trabajaba en el burdel de la localidad. Su mayor pretensión es transformarse en un eficaz pistolero y así ganarse el respeto de sus vecinos del pueblo, que “trapean” con él. Se le ve menos sonriente y acrobático que en sus películas de “Ringo” (aunque algunas maniobras muestra), pero convincente en lo que quiere transmitir. Aunque creemos que su transformación de un joven pusilánime y castigado en el veloz y letal pistolero que llega a ser, es muy rápida, se requería mayor gradualidad. El antes y el después se nos antoja algo brusco. El casi andrajoso Scott del principio, que se come sus buenas golpizas, después se lo ve hasta vestido con prestancia y actitudes matonescas, altaneras y revanchistas hacia quienes antes lo humillaban. Quizás el director no quiere ocupar demasiado tiempo (alargar la cinta) en describir el cambio. Aunque el joven ya había tenido las primeras instrucciones en el uso del revólver y las diversas características de esas armas, en un vínculo casi filial, con su primer tutor, el ex-sheriff Murph (un buen Walter Rilla). De modo que ya algo sabía en lo técnico y en velocidad para desenfundar. Sólo le faltaba dejar de lado su apocamiento y sus escrúpulos para convertirse en un pistolero de temer, con la necesaria dosis de seguridad y descaro, propia de su mentor Talby.
La sorpresa vendrá en la parte final, con las lecciones muy bien aprendidas por el discípulo y la vuelta de mano.

Es una película muy entretenida, gran ambientación, correctos secundarios, de buen ritmo y estupenda banda sonora de Riz Ortolani, marcando las pautas de cada escena y los personajes principales. Vemos un destacado montaje y puesta en escena, de imágenes “limpias”, buenos encuadres y panorámicas (de tipo western clásico) y diálogos asertivos, algunos punzantes y salpicados de humor negro. Buenos tiroteos y un duelo final para entrar en la galería top-ten de los duelos spaghetti.
Muy recomendable.

Me gustó bastante más que “Mi nombre es ninguno” del mismo director.

Ojo, que la versión subtitulada en español y comercializada en DVD (la que yo personalmente tengo) tiene unos 20 minutos menos de metraje que la versión doblada al español y que circula en youtube, de 1 h. 49 m. aprox. Afortunadamente descubrí esta versión larga en youtube. Y que nos muestra la trama más completa, que también le da sentido a ciertas escenas y detalles, que no aparecen en la variante corta.
KRIVO
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9
15 de abril de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante, controvertido y sobrecogedor western de Sergio Corbucci. Se enmarca en un contexto histórico y puede afirmarse que se basa libremente en hechos reales ocurridos en 1898, localidad de Snow Hill , Estado de Utah, EEUU. Allí, el crudo invierno y las ventiscas hicieron que los lugareños tuvieran que robar ganado para sobrevivir, y fueran considerados por las autoridades, como sujetos fuera de la ley, y, por ende, bandidos. La ley local autorizaba el pago por su captura, apareciendo así despiadados caza-recompensas que mataban impunemente.

Posterior a los hechos, un manto de silencio cayó sobre estas masacres, convirtiéndose en una especie de ignominiosa leyenda, durante muchos años, hasta que empezó a ser condenada públicamente. De ahí el nombre de la película, “El gran silencio”. Yo así lo interpreto, más que por el apodo de uno de los protagonistas.

Corbucci tuvo la audacia (por no llamarla valentía) de rescatar este episodio de la historia de EEUU y ficcionarlo como cine. Transgrede los convencionalismos habituales de los western italianos (y con mayor razón, de los western estadounidenses), comenzando desde las locaciones, con esos bellos parajes exteriores (con una nieve asfixiante y opresiva para personas y caballos) y la lúgubre ambientación en interiores (un microcosmos casi surrealista). Todo este paisaje blanco y gélido me hizo apreciar casi como una "zona de confort" los entornos tradicionales del western, esa geografía desértica, polvorienta, de extensas llanuras, a veces montañosa, con ríos y esteros y la calidez de un sol brillante.
En la cinta se nos muestra que mientras el Gobierno central prepara una amnistía para regularizar la caótica situación del poblado y decide enviar un nuevo sheriff, los caciques locales hacen la vista gorda e incluso con intereses creados, se amparan en una legalidad dudosa (que incluye matar en defensa propia), e incentivan a estos sanguinarios cazadores de recompensa para que procedan, "limpien" el lugar y se repartan el "botin” humano. No sólo capturan, sino prefieren matar a sus víctimas ("menos problemas" dicen). Pero llega un pistolero enigmático que los pondrá en jaque y tiene sus propios motivos para enfrentarlos.

Magníficas actuaciones, casi de todos, con un Kinski pletórico en su salsa, hasta el apodo que tiene le viene como anillo al dedo ( "Loco" en la versión en español, "Tigrero" en la original italiana), pero ahora con momentos de contención, lo que eleva el resultado global de su trabajo. Construye un personaje cínico, de la peor calaña y de un comportamiento impredeciblemente brutal.
Trintignant está espléndido como el rápido y letal pistolero mudo ("Silencio"). Todo lo expresa con la mirada y su habilidad suprema con aquella moderna pistola que posee (una Mauser C96 semiautomática), y cuando quiere dejar vivo a algún rival, es especialista en dispararle a sus pulgares, para que así no puedan volver a gatillar. Además, el actor francés se luce en un aspecto en el que se manejaba bien, por sus papeles en otro tipo de cine (no olvidemos que ya había protagonizado la famosa "Un hombre y una mujer"). Me refiero a la delicada escena erótica con la sensual Vonetta McGee, tratándola sin la tosquedad de los rudos cobwoys, sino casi como un gentleman sin palabras. Ella es una joven viuda que busca venganza y pide ayuda a este misterioso caza-recompensas, descubriendo humanidad en él. En este vínculo amoroso interracial y la forma de expresarlo, observamos otro punto destacado del director con el cual también rompe con los moldes tradicionales del género.

"El otro Sergio" nos entrega una notable película, seria y cruda, amarga, pesimista, casi contracultural, sin las gotas de humor tan propias de los spaghetti-western usuales (excepto alguna escena del sheriff, un correcto Frank Wolff ).
Se puede interpretar ideológicamente como una punzante crítica al origen del modelo de sociedad de Estados Unidos y su hipocresía general, con esa dicotomía ambigua entre el orden-ley-poder del dinero, por un lado, y el uso de las armas-violencia institucionalizada, por el otro. Algo que, por lo demás, ha marcado toda su historia como nación, desde el principio. Sabemos que, en su trasfondo, eso es el cine del Lejano y Salvaje Oeste "Made in USA", especialmente los clásicos, al margen de su calidad y épica. La creación y perpetuación del mito fundacional de una nación. Un paradigma no exento de idealización.
En spoiler un revelador detalle al respecto.

¿La música? Otra pieza brillante del maestro Morricone, aunque ahora melódicamente más intimista, menos fanfarria y más introspección melancólica, con toques de tensión e inquietud, acorde con la temática, escenas y carácter de la película.

¿Y el final? Un golpe al hígado. Feroz. Atípico y políticamente incorrecto en este sub-género. Sin concesiones. Ver spoiler.
Ojo: Corbucci filmó otro final alternativo completamente diferente, para eludir la censura de la época y complacer a los productores.
Al respecto me permito citar al crítico de cine Brad Weismann, (Anotaciones CTEQ, Junio, 2018):
"Darryl F. Zanuck (de Fox) lo odiaba. Después de que el magistral productor estadounidense proyectara el spaghetti western anticapitalista e implacablemente pesimista Il grande silenzio ( El gran silencio, Sergio Corbucci, 1968), se negó a estrenarlo en Estados Unidos o Inglaterra. Los distribuidores asiáticos y del norte de África exigieron, y obtuvieron, un final “feliz” alternativo para agregar a sus copias. Estados Unidos no pudo ver la película hasta que apareció en DVD en 2001."

En resumen, con un correcto y absorbente guión para una historia descomunal con momentos de hiperrealismo, es una película formidable y diferente, casi nihilista. Creo que seguirá valorándose con el tiempo.

Fortaleza: la historia rupturista, la subversión de códigos y los dos personajes protagónicos.
Debilidad: algunos deslices en el montaje.
FONDO = Nota 10
FORMA = Nota 8
PROMEDIO = 9
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
KRIVO
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10
31 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin entrar a describir una película ya de sobra conocida, sólo quiero enfatizar en que esta cinta del maestro John Ford es simplemente magistral. Tal vez es su mejor obra y uno de los mejores westerns de la historia del cine. Una trama redonda, una puesta en escena que hace escuela, y unas actuaciones sublimes de los cuatro protagónicos (Steward, Wayne, Marvin y Miles), y también muy buenos secundarios. Fotografía, musicalización, escenografía, todo está a gran altura, dentro de un clima de melancolía y que nos deja pensativos, al terminar la función, con ese magnífico final.
Para no reiterar aspectos que ya se han expresado profusamente en estas mismas páginas, quisiera centrarme en lo siguiente: Tiene varios aspectos tan destacables como paradójicos (y que constituyen sus grandes méritos). Es un western cuya acción y diálogos transcurren en la inmensa mayoría del metraje, en interiores, por lo tanto, ausencia total de los típicos paisajes del desierto en el Lejano Oeste. Presenta pocos tiroteos, peleas y sangre. No tiene casi persecuciones a caballo. No hay asaltos al tren llenos de balaceras o al banco de turno. No hay pieles rojas ni caballería. El que hace de sherif (alguacil) es un personaje timorato y ridículo, tal vez la única falencia de Ford, de insistir en ese tipo de personajes que pretenden entregar hilaridad. El principal protagonista es un hombre que casi no sabe disparar, aborrece la violencia (insólito en un western) e incluso realiza labores domésticas en la cocina. Y pese a todo lo anterior (que podría ser un handicap a priori para una cinta del Far West), Ford construye una tremenda película. Entonces ¿Cómo lo consigue? Pues, narrando con talento y oficio una sólida historia, con personajes bien delineados psicológicamente, giros imprevistos en la trama y diálogos bien urdidos. Grandes frases (la leyenda sobre la realidad), simbolismos (cactus v/s rosas), triunfos (personaje de Steward) y derrotas (Wayne), tiene muchas aristas interesantes y más de una lectura.
Nos muestra una aguda observación, como contexto general, sobre la historia de EEUU y su evolución como nación, que todos sabemos se logró sobre ciertos pilares básicos: el individualismo, el capitalismo y la importancia del dinero, la democracia liberal, la ley y el orden, el rol de la educación, la libertad de expresión, la importancia de los medios de transporte mecánico-industriales en un país tan extenso (empezando con el ferrocarril, que lo cambió todo), el uso de las armas y el tema de fondo de la justicia. En la película quedan clarísimas las dicotomías: el progreso v/s la tradición, la modernidad que viene del pujante Este v/s las viejas claves del Oeste.

Un 10 sin discusión.
KRIVO
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5
1 de marzo de 2023
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Al ver esta ambiciosa producción coreana, cómo no recordar la mítica y magnífica "Infierno en la Torre", con ese reparto colosal encabezado por el tándem McQueen - Newman. Pero ésta, por mucho que el cine coreano ha progresado, muestra notorias deficiencias.
No voy a centrarme en la comparación con el clásico imperecedero del '74, ya que aquel gana por paliza. Más bien, indicaré los yerros e imperfecciones que observo en esta cinta oriental, que, aun con buenas intenciones, grandes efectos digitales y todo, no logra construir un producto satisfactorio.
Uno de sus principales problemas es el guión. Un guión atropellado y difuso, en el que se traslapan las sub-tramas de manera poco fluida. No se sabe bien si es cine-catástrofe propiamente tal o una tragicomedia. Demora más de media hora en presentar una trama central con claridad y coherencia. Hay mucha confusión, especialmente al inicio. Incluso los momentos supuestamente dramáticos, no están bien logrados, ni tampoco los instantes supuestamente cómicos.
Otra de sus falencias serias son las actuaciones. Sobreactuaciones para decirlo claro. Exageración facial y gestual en la gran mayoría de sus intérpretes, lo que por momentos llega a incomodar o, al menos, resta credibilidad.
Y finalmente, otro punto con reparos: el uso de la cámara nerviosa en un montaje de vértigo, lo que genera un clima de acción permanente, pero plagado de escenas caóticas.
Lo rescatable: los efectos especiales. Claro, están a la altura de estos tiempos, pero tampoco es algo tan meritorio, son efectos por computador usuales en el cine de acción actual. Y en todo caso, no salvan la calidad general de una película que algo entretiene. Y nada más. Luego la olvidaremos.
KRIVO
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8
19 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico irrepetible del cine-catástrofe, probablemente la mejor y más recordada película de ese sub-género, que he vuelto a ver, después de décadas, ahora con mis hijos.
Más allá de lo evidente, es decir, la entretención, la espectacularidad visual, la tensión y el drama, (con un reparto coral y efectos especiales sobresalientes para su época), está el trasfondo. Muy interesante y no exento de polémica.
No es que no se deban construir edificios de gran altura. Seguramente lo seguirán haciendo. El punto es la calidad de los materiales y no ahorrar en ellos, por razones de mezquindad económica, sacrificando la seguridad y, en rigor, la vida de las personas. Avaricia tan propia de la cultura capitalista (el homo economicus) y, por qué no, reflejo de la ruindad de la naturaleza humana.
"Infierno en la Torre" (así conocida en Sudamérica), deja bien claro este contexto al filo de la denuncia. Tiene un buen ritmo, el cual no decae, pese a su duración. Se toma el tiempo necesario para presentar a los personajes y la problemática de fondo en cuanto al origen del incendio. Desde el comienzo nos muestran y se comprenden de inmediato, las causas del futuro desastre, vinculadas a errores humanos y/o codiciosas motivaciones. Magníficos diálogos al respecto, serios y realistas, dan cuenta de un sólido guión, especialmente en lo referido al tema central.
Pese a ocupar tiempo en la introducción de la trama principal y paralelamente las secundarias, el primer chispazo eléctrico llega rápido. Después el brote ígneo surgirá en el piso 81 y, a partir de ahí, los hechos se aceleran y ya estamos de lleno inmersos en el clima de tensión, que nos envolverá durante toda la película. Muy buen recurso hacer que el espectador vea/sepa lo que los personajes no ven/no saben.

Apreciamos las reservas y advertencias del arquitecto (un destacado Paul Newman), quien desde el inicio se ve "acosado" por sus subordinados con informes de problemas o detalles técnicos en el flamante rascacielos, que, supuestamente, no sólo es la torre más alta el mundo, sino además, la más segura. La soberbia, cierto desdén y la preocupación por la fiesta de inauguración y su imagen frente a los conspicuos invitados, del constructor y dueño del rascacielos (un correctísimo William Holden), el cinismo y falta de escrúpulos de su yerno contratista (un formidable Richard Chamberlain), quien conoce datos oscuros del magnate de su suegro.
Vemos también a un jefe de seguridad sorprendido y rápidamente sobrepasado por los hechos (un buen O.J. Simpson).
A los 42 minutos de película hace su imponente entrada en escena un solvente y siempre carismático Steve McQueen, como un dinámico jefe de los bomberos, que toma el control de la situación con autoridad y credibilidad.

La historia principal se completa con las típicas sub-tramas de personajes secundarios, bien planteadas e interpretadas, algunos despiertan simpatías (caso Fred Astaire y Jennifer Jones), todo aderezado por una buena banda sonora de John Williams, con el sello característico de sus registros.
KRIVO
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